Baloncesto de Formación: ¿Hacia la Especificidad del Entrenamiento?

Publicado 8 de febrero de 2018, 16:08

Baloncesto de Formación: ¿Hacia la Especificidad del Entrenamiento?

Por Dr. Pablo Alberto Esper Di Cesare (Argentina)

Investigadores de campo:

Matías Rico (Argentina), Jhonatan Elías Irribarra Polloni (Francia), Sebastián Vaiman (Argentina), Walter Marenoni (Argentina), Libni Morales Lorenzana (Maestría en Baloncesto, BUAP, México), Enrique Mayorga Barcenas (México), Franco Baccala (Argentina), Ramiro Gianetti (Argentina), Oscar Ramírez López (Chile), Gonzalo Rodríguez Costoza, Nahuel Lucero (Argentina), Harol Castro Pardo (Colombia), Fernando González (Argentina), Jorge Demarchi (ENEBA Rafaela, Argentina), Valentín Salvático (Argentina), Bruno De Franceschi (Argentina), Jonatan Morero (Argentina), Guillermo Kening (Argentina), Tomás Silveira (Argentina), Nicolás Schierano (Argentina), Franco Chiabotto (Argentina), José Nicolás Pennacino (Argentina), Cecilia Manera (Argentina), Abraham Batalla (España),

Para poder planificar el entrenamiento físico de jugadores de cualquier deporte son necesarios datos sobre la carga física que desarrolla el jugador en la competencia, tomada como el 100% para a partir de la misma planificar las mismas.

También, es muy importante poder conocer cuáles son las acciones motoras más importantes del juego, cuánto se realiza con balón y cuánto sin balón, conocer la especificidad de la carga discriminada por puestos, por categorías y por sexo.

Es por este motivo que llevamos adelante dos investigaciones para determinar la carga en divisiones formativas basadas en dos cualidades físicas diferentes: la resistencia aeróbica específica, para lo cual buscamos determinar la cantidad de metros recorridos por un jugador en un partido discriminado por puestos y, la fuerza muscular, cualidad física determinante del rendimiento en el básquet moderno, para lo cual buscamos determinar la cantidad y tipo de frenos, saltos y aceleraciones, con y sin balón, más su acción motora posterior que nos dará datos inéditos para la preparación física de divisiones formativas.

Desde hace mucho tiempo se discute acerca de cuáles son los mejores métodos para la preparación física o el desarrollo de las cualidades psicomotoras en los deportes que difieren en su estructura praxiológica de los deportes cíclicos y, en el baloncesto en particular.

Es abundante la bibliografía que podemos consultar sobre esta temática en libros, revistas especializadas, sitios web, así como son diferentes las posturas que se presentan en las distintas exposiciones de los autores, basadas en una filosofía de trabajo del entrenador en unos casos, en su conocimiento de la estructura del juego en otros, o de la postura que abrace con relación a las diferentes teorías del aprendizaje motor y del entrenamiento deportivo.

Es importante señalar que desde un tiempo a esta parte, los preparadores físicos han comenzado a crear una metodología de entrenamiento propia de los deportes acíclicos, dejando un poco de lado la influencia de los sistemas de entrenamiento provenientes de los deportes cíclicos como el atletismo y la natación. Pero, no podemos obviar, que la carga de entrenamiento con un tipo y otro de entrenamiento, no es el mismo en jugadores en formación que los jugadores de alto rendimiento de edades mayores.

Mauro Sánchez Sánchez (2007) (7), destacaque, “…en el diseño de la preparación física de un equipo de baloncesto es necesario conocer con detalle qué ocurre en la cancha de juego, qué acciones técnico-tácticas predominan, qué tiempos de participación se dan y con qué intensidad, qué tiempos hay de descanso, los tipos de contracción que predominan, cuáles son las concentraciones de lactato y las distancias recorridas; en su conjunto, todos estos datos ofrecen una información esencial para conocer los contenidos del entrenamiento y para programar el acondicionamiento físico del jugador de baloncesto…”, y ese fue el objetivo principal de la investigación que presentamos en este capítulo, disminuir la improvisación en la determinación de las cargas de entrenamiento a partir de tener datos concretos de lo que ocurre en la competencia.

Es por ello que debemos alertar sobre el peligro que trae aparejado, un excesivo entrenamiento basado en edades de las divisiones U 13 y U15, solo bajo la metodología de los deportes acíclicos, olvidándose los valores que si representan los sistemas de entrenamiento de los deportes cíclicos, en las edades de cantera, en el desarrollo de sus cualidades motoras y físicas.

A medida que crece el desarrollo biológico y deportivo del joven, cada vez utilizaremos mayor cantidad de ejercitaciones del tipo acíclico sobre las de tipo general que son representadas por los sistemas cíclicos de entrenamiento.

En este punto consideramos importante destacar que uno de los aspectos más importantes del sistema de entrenamiento bajo metodología acíclica está dado porque respeta la especificidad del movimiento deportivo, por lo que se puede unir en un solo ejercicio la fijación del gesto técnico bajo la influencia de una carga de entrenamiento. Pero, no debemos olvidar, que jamás se debe buscar la realización de un ejercicio en condiciones de exigencia física si el gesto técnico utilizado como base del ejercicio no se encuentra automatizado correctamente, ya que, en caso contrario, se pueden producir fijaciones de técnicas incorrectas, que llevarán a la creación de una huella motora que luego será muy difícil corregir (1).

En la búsqueda de qué tipo de entrenamiento llevar a cabo con los jugadores de divisiones formativas, fue que llevamos adelante dos estudios de investigación destinados uno, a saber cuántos metros y de qué forma recorría un jugador en las diferentes divisiones de formativas, y el otro, para saber cuántos frenos, saltos y aceleraciones con y sin balón y su posterior acción motora, realizan los jugadores en partido, para tener una idea precisa de cuál era la carga de un jugador en un partido. Una vez conseguidos los datos se puede tener los totales para comenzar a planificar las cargas específicas de entrenamiento.

El primer estudio realizado se constituyó en el primero realizado en Argentina para jugadores de divisiones formativas ya que los expuestos anteriormente, en Congresos y revistas especializadas, correspondían a trabajos realizados sobre equipos de la Liga Nacional (Independiente de Pico) o con el Seleccionado Nacional.

Para poder saber con certeza de qué manera se distribuye el esfuerzo dentro de una cancha de baloncesto en los partidos, realizamos un seguimiento durante 55 partidos de las categorías U17 y U19, y de la misma cantidad de entrenamientos técnicos y tácticos.

De esta forma se trató de conocer con precisión la cantidadde metros que corre un jugador por puesto, de la forma que lo realiza, la cantidad de saltos que realiza por encuentro, las velocidades de los distintos desplazamientos.

Conocido el promedio alcanzado por las distintas categorías se puede inferir el tipo de entrenamiento que debe primar en nuestro equipo, ya que éste estará muy ligado al sistema de juego que emplee nuestro equipo y a la característica de nuestros jugadores. Por ejemplo si tenemos un equipo conformado con mayoría de jugadores livianos, rápidos, donde las características tácticas de juego serán de un gran despliegue físico, de transiciones rápidas hacia el ataque y la defensa, de contraataques electrizantes, nuestro entrenamiento se centrará en la mejora de estas capacidades.

En cambio, si nuestro equipo está compuesto por jugadores lentos y pesados, deberemos diseñar nuestro entrenamiento físico, pensando en características de juegos estáticos, de muy poco contraataque, pero de mucha fricción bajo las tablas.

Para conocer la cantidad de metros y la forma en qué lo realizó, se confeccionaron planillas que dividieron el campo de juego en ocho rectángulos iguales donde cada uno tiene siete metros por siete metros con cincuenta centímetros. Los seguimientos se realizaron puesto por puesto. El observador se colocó en un lugar alto que le permitiera poder observar claramente todo el campo de juego. Las acciones fueron grabadas en forma hablada, para luego volcarlas en una planilla para su posterior análisis. Así se pudo discernir el desarrollo de actividades realizadas por el jugador durante el encuentro. Presentamos los resultados obtenidos en la categoría U 15 (tabla 1) y en la categoría U 17 (tabla 2)

SEGUIMIENTO A JUGADORES POR PUESTOS EN CATEGORÍA U 15


Tabla 1. Distancia recorrida discriminada por forma de desplazamiento e intensidad de carrera U 15. Pablo Esper Di Cesare (2015)

SEGUIMIENTO A JUGADORES POR PUESTO CATEGORÍA U 17


Tabla 2. Distancia recorrida discriminada por forma de desplazamiento e intensidad de carrera U 17. Pablo Esper Di Cesare (2015)

Otros autores han realizado trabajos para determinar la distancia recorrida por jugadores de baloncesto, pero todas en divisiones mayores. Presentamos, a continuación, dos tablas con los datos.


Tabla 3. Promedio de la distancia total recorrida por partido (tomado de Barbero Álvarez 2001. 8)


Tabla 4. Distancia recorrida según Mauro Sánchez Sánchez (2007)

Bárbero Álvarez, J. C. (2001) (8) además, realiza un análisis de los metros recorridos por posición y discriminado por intensidad.


(Tomado de Barbero Álvarez 2001). (8)

A partir del conocimiento de la forma en que recorre el jugador de las categorías U 15 y U 17, se podrá inferir el tipo de entrenamiento a realizar, tomando en cuenta la forma en que el jugador según su puesto realiza el esfuerzo, y la cantidad de saltos que realiza por partido.

Es muy importante saber estos valores para poder planificar el entrenamiento, teniendo siempre como objetivo principal, el lograr, en estas edades, la especificidad del entrenamiento del basquetbolista.

Estos datos serán de gran utilidad para el preparador físico de formativas ya que los resultados de la investigación que presentamos le dan un parámetro de cuántos metros recorre un jugador de categorías de formación, discriminado por puestos, lo cual le servirá luego para planificar las cargas de entrenamiento.

A continuación presentaremos los datos obtenidos en la segunda investigación que denominamos "Cuantificación de cargas específicas en baloncesto de divisiones formativas", para la cual tuvimos la colaboración inestimable de números entrenadores y profesionales de España, Francia, Argentina, Colombia, Chile y México, lo cual permitió observar la extraordinaria cantidad de 693 partidos de hombres y 495 partidos de mujeres, un total de 1188 partidos, lo cual es una muestra estadística inédita para un estudio de este tipo. Por otra parte tuvimos el acompañamiento de la cátedra de Preparación Física de la ENEBA Rafaela a cargo del profesor Jorge Demarchi y de la Maestría en Baloncesto de la BUAP de Puebla, México, que participó con sus alumnos como observadores activos de numerosos partidos como parte de su formación y aportaron datos inestimables para este trabajo.

En primer lugar, en este trabajo analizamos, a diferencia del presentado en forma precedente, desde mini a U 19, y discriminado por sexo. No se buscó comparar países debido a que las muestras eran diferentes, sino lo que se trató es de determinar el perfil de carga física, basada en la fuerza, de los jugadores y jugadoras de divisiones formativas (tabla 5)


Tabla 5. Datos totales de partidos observados discriminados por categoría y sexo. Pablo Esper Di Cesare, 2017

A continuación analizaremos la cantidad y tipo de frenos que se dan en un partido, incorporando además, y esto es totalmente inédito, en qué dirección el jugador/a sale luego del freno, con o sin balón, lo que nos da una radiografía de lo que ocurre en el juego y que servirá para determinar las cargas de entrenamiento, resultados que presentamos en la Tabla 6.

Sabemos que los frenos son una forma de expresión de la fuerza como capacidad especial relacionada con el gesto técnico. Así como tenemos manifestaciones generales y preparatorias de la fuerza que se presentan en otros capítulos, es el freno una manifestación especial de la fuerza, que tiene un gran componente reactivo y que es base de muchos de los gestos técnicos motores del deporte.

Ese freno, que normalmente es el final de una desaceleración, implica un alto nivel de fuerza general para poder transformar en freno la energía de traslación horizontal que trae el jugador. El freno va acompañado por un descenso del centro de gravedad, que lleva a flexiones de rodilla cercanas a los 90° a 100°, por lo cual para poder realizarlas se necesita un nivel importante de fuerza general de la cadena compuesta por glúteos, bíceps femorales, cuádriceps, y tríceps sural entre otros.

Por otra parte, son pocas las veces que el freno es un fin en sí mismo (como el freno para lanzar), sino que, la mayoría de la veces es el inicio de un cambio de dirección y/o de velocidad, para lo cual se necesita un importante nivel de fuerza para pasar de una posición casi estática, a desarrollar aceleraciones.

Es interesante analizar que no existen grandes diferencias entre la cantidad de frenos que realizan hombres y mujeres y que en algunos se repite una tendencia en todas las categorías, como ser que a un freno de pie izquierdo, el movimiento siguiente que más se realiza es hacia la derecha (muy relacionado con los cambios de dirección). Lo mismo ocurre cuando el freno es de pierna derecha, la salida más utilizada es hacia la izquierda.

Por otro lado, al ser el freno como decíamos anteriormente una manifestación de la fuerza especial, el conocer la cantidad total de frenos que realiza un/a jugador/a por partido, nos permite tener una idea cabal de la máxima prestación para, a partir de esto, poder planificar las cargas de entrenamiento.

También este estudio nos permitió conocer con gran precisión las diferencias del tipo y cantidad de frenos entre los jugadores perimetrales y los internos, debidos a características de espacio a disposición y de gestos técnicos específicos por puesto. En el caso del freno a dos piernas, muy utilizado en el juego de pantallas y en los lanzamientos en suspensión, es interesante ver como la dirección posterior más utilizada es un movimiento hacia adelante.


Tabla 6. Datos totales de frenos discriminados por tipo, categoría, puesto y sexo. Pablo Esper Di Cesare, 2017

Con relación a los saltos, existen diferentes estudios como el de Alberto Lorenzo Calvo (2001) (3), que señala: “…otro dato que puede sernos de utilidad es conocer el número de saltos que realiza un jugador durante un partido. Pero no sólo conocer cuántos sino también es un dato importante conocer si han sido deficientes, en qué y para qué ha sido empleado el salto…”. Los datos que presenta el autor, recogidos de básquetbol profesional no de formativas son: bases, 25 saltos por partido; aleros, 71 saltos por partido y; pivots, 100 saltos por partido.

Es interesante ver que es estos datos presentados en el XXV Curso de Entrenador Superior de Baloncesto de la F.E.B. en Málaga en 2001, no se aclara el tipo de salto, cantidad de partidos observados, y sin son con o sin balón.

En diferentes trabajos de análisis de los parámetros de juego se pudo observar que existe una media de 40 saltos por encuentro (4), mostrándose diferencias entre los distintos puestos (media de 41 para guardias y escoltas, y 49 para pívots). Esto probablemente atribuido a su mayor rol en el rebote ofensivo y defensivo (5).


Tabla tomada de Janeira M. A, Maia, J. (1998).

Parece fundamental el estudio en competición y la evaluación de esta capacidad en el jugador de baloncesto. En este sentido, información como la altura de salto, la potencia desarrollada en saltos sucesivos, la velocidad de los mismos etc., pueden ser considerados buenos indicadores del rendimiento de esta capacidad en el baloncesto moderno (Benito y Calderón, 2008). Algunos trabajos han centrado la atención en valorar el número de saltos que realizan los jugadores durante los partidos (Cañizares y Sampedro, 1993; Colli y Faina, 1985; Rodríguez, Alarcón y Cárdenas, 2003).

Según San Román et. Col. (2010) (4), en esta línea, Gradowska (1972) estableció una media de 46 saltos por partido en jugadores profesionales polacos. Resultados similares obtuvieron Araujo (1982) y Janeira y Maia (1998) en jugadores profesionales portugueses con 41 y 44 saltos de media respectivamente. McInnes et al. (1995) observaron que en un partido de baloncesto de alto nivel se dan 46 ± 12 saltos, contabilizando una media de un salto cada 52 s.

En recientes estudios, Abdelkrim et al. (2007) (6), en jugadores internacionales sub-19 establecieron una media de 44 saltos por jugador en un partido, suponiendo un 2.1% del tiempo total. Concretamente, observaron una media de 41 para bases y escoltas y 49 para pívots, posiblemente por las demandas específicas del juego de este grupo de jugadores.

Siguiendo a San Román et. Col. (2010) (4), Narazaki, Berg, Stergiou y Chen (2008), evaluaron las demandas fisiológicas del baloncesto en jugadoras y jugadores de la NCAA II durante 20 min de juego, donde se simulaba el juego real con la presencia de entrenadores y árbitros. En dicho trabajo observaron que los jugadores realizaban sobre 16-17 saltos en los 20 min de tiempo contabilizado.

Los resultados obtenidos en nuestro estudio, los presentamos en la tabla 6 y, a diferencia de los nombrados anteriormente se analizan saltos con y sin balón, discriminados por tipo, categoría, puesto y sexo, además de determinar si fueron realizados con pierna derecha, izquierda o ambas. Estos datos, así como los de frenos y aceleraciones, además los puede relacionar con el tiempo de juego promedio de cada categoría, puesto y sexo. Es por ello que, como dijimos al inicio del capítulo, no existe ningún estudio de un nivel de análisis tan grande, dedicado a categorías formativas y con una muestra de partidos superior a los 1000 encuentros observados.


Tabla 7. Datos totales de saltos con y sin balón, discriminados por tipo, categoría, puesto y sexo. Pablo Esper Di Cesare, 2017

Podemos observar que en todos los casos, los saltos sin balón superan a los saltos con balón y que la cantidad total de saltos tiene un gran aumento a partir de la categoría U 15 y con ligeras variaciones, es similar en U 17 y U 19, siendo la categoría con mayor cantidad de saltos totales por partido estudiada la U 19 que en los perimetrales llega a realizar un promedio de 54,67 saltos por partido.

En muchas ocasiones los preparadores físicos de formativas utilizan datos provenientes del deporte profesional ante la inexistencia de estudios sobre estas divisionales, o utilizan su percepción personal o transfieren datos de otros deportes. Bien, ahora el preparador físico de formativas tiene finalmente, datos concretos sobre la realidad en la que se desempeña para programar las cargas de entrenamiento.

El baloncesto moderno está caracterizado por la rapidez en el juego, siendo cada vez más habitual un mayor número de ataques rápidos y contraataques. Por tanto, los jugadores necesitan unas altas demandas de velocidad, ya que en la mayoría de las acciones del juego se producen cambios de ritmo, aceleraciones, y situaciones de juego muy variables en las que los jugadores deberán reaccionar de manera rápida ante ciertos estímulos.

La capacidad de aceleración está íntimamente relacionada con la fuerza general y la potencia anaeróbica aláctica que posee el jugador que le permite realizar esfuerzos de la máxima capacidad de prestación en una mínima unidad de tiempo.

En este análisis que llevamos adelante de los partidos de divisiones formativas, a los efectos de determinar la carga específica del jugador de baloncesto, una de los gestos motores que elegimos para analizar fue la capacidad de aceleración, una capacidad que es compleja, ya que puede ser con o sin balón, y que, al ser el baloncesto un deporte acíclico, rara vez se hace en forma lineal como en otras disciplinas deportivas.

Luego de analizar las características que tiene la aceleración en el baloncesto decidimos dividir las aceleraciones en dos categorías: con y sin balón (que demuestran diferencias de acuerdo a la posición que el jugador ocupa en cancha), y al mismo tiempo, ambas, dividirlas en cortas (hasta 5 metros), medias (hasta 10 metros), largas (hasta 15 metros).

Podemos observar en la tabla 8, que el casi todos los casos, en ambos sexos, el perimetral realiza mayor cantidad de aceleraciones cortas sin balón que el interno, en tanto que este realiza mayor cantidad de aceleraciones largas que el perimetral, algo que se repite como tendencia en las aceleraciones medias sin balón. En cambio, cuando estas aceleraciones son con balón en todas las categorías y sexos investigados, el perimetral realiza mayor cantidad que el interno.

Es importante destacar que ahora podemos decir que un jugador de mini realiza un total de 36.09 aceleraciones por partido y que la mayor cantidad (8.09) son largas sin balón, en tanto que la jugadora de mini realiza un total de 29.23 aceleraciones siendo las cortas y las largas sin balón (7,67) las que más realiza.

Otro punto a destacar es que un jugador perimetral U15 realiza casi la misma cantidad de aceleraciones con y sin balón (23.52 – 23.28), siendo las cortas con balón (8,72) y las cortas sin balón (12.92) las que realiza con mayor frecuencia. En tanto que, en la misma divisional, el interno varón duplica en las aceleraciones largas al perimetral (8.53 – 4.00).

Al programar el entrenamiento de tipo RSA, hoy podemos afirmar que la carga total de aceleraciones que realiza un jugador U15 son 46.80/44.13 para perimetral / interno; en U 17 son 58.64/ 39.88 para perimetral / interno y, para U 19, son 60.83/37.02 para perimetral / interno, por lo cual podemos señalar claramente que a partir de la categoría U17 hay una gran cantidad de metros recorridos sobre la base de aceleraciones entre los jugadores del perímetro y los internos, tanto con balón como sin balón.

Y esto es fundamental al individualizar la carga, carga que debe ser individualizada por posición y por sexo, para respetar dos de los principales principios científicos del entrenamiento deportivo: el de la individualidad biológica y el de la especificidad de la carga.


Tabla 8. Datos totales de aceleraciones con y sin balón, discriminados por tipo, categoría, puesto y sexo. Pablo Esper Di Cesare, 2017.

De esta forma concluimos, que en las divisionales donde disminuye el trabajo multilateral y general para la mejora y enriquecimiento del acervo motor, al momento de buscar un entrenamiento que se adapte a la especificidad del juego (desde el punto de vista físico se ponen en juego esfuerzos sub - máximos rápidos, cortos, repetidos en el tiempo y de gran calidad técnica), a la especificidad del rol de juego, y al sexo del deportista, este estudio se constituye como una fuente única de datos para el entrenador de divisiones formativas, ya que la mayoría de los estudios que se realizan siempre tienen como objeto de estudio el deporte profesional, donde están los mayores recursos económicos y, el lugar adonde los profesionales de la preparación física esperan llegar. Somos pocos los que decidimos poner nuestra mirada en el baloncesto de formativas, aquel que no tiene tanta prensa, pero que es la base de la formación de los jugadores de rendimiento de los equipos de alto rendimiento.

Esperamos que este estudio sea de utilidad por los preparadores físicos de cantera y que lo use, lo critique, lo modifique, pero no sean indiferente a semejante esfuerzo de tantos entrenadores involucrados en conseguir un dato que no existía; La especificidad de la carga en partidos de divisiones formativas.

BIBLIOGRAFÍA:

(1). Esper Di Cesare, Pablo A. (2001). “La influencia de las pedagogías en la iniciación al baloncesto”. Presentado en el 1º Congreso Ibérico de Baloncesto, en Cáceres, Extremadura, España.

(2). Esper Di Cesare, Pablo A. (1998). “Baloncesto Formativo”. Libro de edición digital publicado en www.basketjavier.com de España y en www.baloncestoformativo.com.arde Argentina.

(3). Lorenzo Calvo, Alberto (2001). “Preparación física aplicada”. XXV Curso de Entrenador Superior de Baloncesto de la F.E.B. Málaga, España.

(4). San Román J, Calleja J, Castellano J, Casamichana D.(2010). “Análisis de la capacidad de salto antes, durante y después de la competición en jugadores internacionales junior de baloncesto”. International Journal of Sport Science. 21(6), 311-321.

(5). Janeira M. A, Maia, J. (1998). “Game intensity in basketball. An interactionist view linking time-motion analysis, lactate concentration and heart rate”. Coaching and Sport Science journal, 3(2), 26-30.

(6). Ben Abdelkrim, N.; El Fazaa, S., & El Ati, J. (2007). “Time-motion analysis and physiological data of elite under-19-year-old basketball players during competition”. British Journal of Sports Medicine, 41(2), 69-75

(7). Sánchez Sánchez, Mauro (2007). “El acondicionamiento físico en el baloncesto”. Apunts Med Esport. 2007;42:99-107 - Vol. 42 Núm.154.

(8). Bárbero Álvarez, José Carlos (2001). “El análisis de los indicadores externos en los deportes de equipo: baloncesto”. Revista Digital www.efdeportes.com – Buenos Aires. Año 7 – N° 38. Julio 2001.