¿Cuáles son las diferencias sexuales en la longevidad?

Publicado 9 de abril de 2021, 12:28

Sebastián Del Rosso, PhD

Sebastián Del Rosso, PhD

Biología del Ejercicio

Respondió 9 de abril de 2021, 13:07

Las estadísticas oficiales muestran que las mujeres tienen, en promedio, una supervivencia substancialmente más prolongada que los hombres en todos los países del mundo (TABLA 2). Si bien los factores genéticos pueden explicar parte de las diferencias sexuales, las diferencias entre los sexos respecto de los roles sociales, el estilo de vida y el comportamiento son los factores principales y dominantes (Shephard, 2002). Desde una perspectiva biológica, las mujeres tienen una ventaja inherente, debido a que la presencia de dos cromosomas X en los tejidos de las mujeres permite que algunas células compensen las deficiencias biosintéticas de otros. Además, la selección celular en las mujeres procede de acuerdo a cuál de los cromosomas X está activo, permitiendo un desarrollo óptimo del organismo en términos de viabilidad celular y capacidad proliferativa (Smith, 1989). La extensión en la cual esta diferencia constitucional incorporada influencia el envejecimiento, la morbidez y la mortalidad parece depender del nivel de estrés al cual es expuesto cada individuo y por lo tanto de la necesidad de reparación de los diferentes tejidos. Esto podría tener repercusiones en relación con la capacidad funcional para realizar ejercicios y en la respuesta adaptativa de los adultos mayores al ejercicio.

LongevidadSegunSexo

Como puede observarse en la TABLA 2, las diferencias sexuales en la expectativa de vida al momento del nacimiento se encuentran en el rango de 5.9 a 8.2 años en diferentes naciones desarrolladas; no obstante, es importante señalar que el estilo de vida y otros factores ambientales modulan cualquier efecto subyacente de la constitución, ya que la discrepancia sexual se ha incrementado substancialmente en casi todos los países en los últimos dos tercios del Siglo 20. El incremento en la expectativa de vida durante el siglo XX ha sido mucho mayor en las mujeres que en los hombres (Seely, 1990; United Nation, 1988), por lo tanto una gran fracción de la población de ancianos y una fracción aun mayor de aquellos individuos muy ancianos son mujeres. Hasta la actualidad, las mujeres sufrían de menos muertes prematuras por cáncer de pulmón e infarto de miocardio, lo que releja tanto la acción protectora de los estrógenos contra las enfermedades cardiovasculares como la diferencia histórica en el consumo de cigarrillos entre hombres y mujeres. Antes de la menopausia, el riesgo de muerte súbita durante una serie de actividad física vigorosa es diez veces mayor en los hombres que en las mujeres (Romo, 1972). Por otra parte, el contenido de grasa corporal es substancialmente mayor en las mujeres que en los hombres y esto tiene diversas consecuencias adversas para la salud y la longevidad: (i) cambia la vía del metabolismo del estradiol, incrementando la formación de productos carcinógenos (Fishman, 1975), (ii) reduce la unión del estradiol a sus receptores, particularmente luego de la menopausia (Kramer, 1996; Key, 1988), y (iii) incrementa la potencial conversión de estrógenos en carcinógenos más potentes (Siiteri, 1987). Por lo tanto, las mujeres son más vulnerables a la muerte prematura por cáncer de mamas o cáncer del aparato reproductor.