AJUSTES NUTRICIONALES EN “PERSONAS MAYORES”.

Publicado 29 de enero de 2015, 15:21

AJUSTES NUTRICIONALES EN “PERSONAS MAYORES”.

En entradas anteriores de blog definimos el proceso de “envejecimiento saludable” “ENVEJECIMIENTO “ACTIVO”. PAPEL DE LA ACTIVIDAD FÍSICA, definido por la OMS como “un proceso de optimización de las oportunidades de salud, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”, y analizamos las principales adaptaciones biológicas asociadas a este proceso; si bien es importante conocer estos aspectos teóricos para fundamentar la prescripción de ejercicio “ideal” en estas poblaciones, también es fundamental valorar los posibles ajustes nutricionales necesarios, “la nutrición y el ejercicio adecuados son esenciales para el mantenimiento de un envejecimiento saludable” (Walqvist y Savige, 2000).

Llegar a los 60-65 años no implica la necesidad de realizar cambios bruscos en la alimentación, igual que en otras etapas es importante hacer una dieta equilibrada acorde a las necesidades propias del individuo es un objetivo prioritario.



Partimos de la consigna de que la alimentación es una conducta elemental del ser humano resultado de un aprendizaje que empieza en el nacimiento, continúa en las diferentes etapas de la vida y sufre modificaciones a lo largo del tiempo por lo tanto es básico conocer los cambios en la conducta alimentaria de los ancianos; ya que no constituyen un grupo homogéneo cada uno de ellos tiene su historia y necesidades personales que provocan que el consumo de nutrientes pueden ser tan variables como en edades más jóvenes. Sin embargo debemos tener en cuenta que se producen modificaciones homogéneas en algunos órganos importantes, además de algunos cambios sensoriales que van a justificar la necesidad de realizar algunos ajustes nutricionales comúnes.



  • Cambios sensoriales. Son muy frecuentes los cambios en el gusto, olfato, oído, etc., debido fundamentalmente a la atrofia de las papilas gustativas, (proceso que comienza alrededor de los 50 años) la sensibilidad por el dulce o el salado cambia lo que lleva, en muchos casos, al consumo de alimentos fuertemente sazonados o azucarados. (Chauhan 1989).
  • Adaptaciones en el tubo digestivo. El proceso de digestión puede verse condicionado por la probable caída de dientes que desencadenan problemas masticatorios y la disminución en la producción de saliva y jugos de ácidos gástricos. En el colón se produce una disminución de la motilidad y una tendencia a la atonía, ocasionando cambios en el ritmo deposicional y estreñemiento. A nivel de esfínter anal hay disminución de la elasticidad de las fibras lo cual puede derivar en incontinencia fecal (Gac, 2000). 

  • Adaptaciones en el Hígado y Páncreas. Se produce una disminución del peso global del hígado produciendo modificaciones en el metabolismo de las proteínas y las grasas, también disminuirá la excreción de sales biliares que condicionan el proceso de digestivo. Gran parte del tejido del Pancreático será sustituido por tejido fibroso y adiposo condicionando la producción de la hormona insulina.
  • Adaptaciones en el riñones y vías urinarias La cantidad de sangre que llega a los riñones disminuye considerablemente también su capacidad de filtración, en varones es frecuente la hipertrofia de la próstata que en ocasiones puede provocar dificultad para orinar.


Estas y otras adaptaciones hacen que no deban ser consumidos determinados alimentos, y que pueda ser de gran ayuda conocer los requerimientos y recomendaciones nutricionales, que después de años de estudios, se consideran recomendables para esta población; a continuación señalamos las principales recomendaciones de las RDA norteamericanas y las Reference Nutrients Intake for the European Community. Bruselas 1993).


Requerimientos Macronutrientes

Aunque se presupone una disminución de los requerimientos energéticos con la edad, este dato no está claramente documentado, encontrando controversia en la bibliografía específica, especialmente ahora que la actividad es mayor en las personas de edad avanzada. Para el cálculo de los requerimientos energéticos se debe tener en cuenta que es necesario mantener un balance energético equilibrado en función de la actividad física y del gasto energético basal; varios autores señalan que el requerimiento energético para individuos sanos de la tercera edad debe ser equivalente a 1.5 veces el metabolismo basal.


El consumo de proteínas del anciano no debe ser menor al del adulto joven debemos asegurar el aporte adecuado sobre todo en los portadores de enfermedades crónicas y en los ancianos que viven solos. La recomendación es la habitual 0,75 g/kg de peso/día. Los estados carenciales en proteínas pueden causar graves trastornos que pueden empeorar o alterar el estado de salud de los ancianos.

No existen recomendaciones especiales para los carbohidratos se recomienda aportar en forma de carbohidratos del 55-60% del valor calórico total de la dieta. Se aconsejan dietas con alto contenido en carbohidratos complejos y fibra (cereales integrales y verdura).

Como en todas las edades, aquellos alimentos que aportan ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva y vegetales en general) son fundamentales para asegurar el aporte de vitaminas liposolubles, el aporte de grasas no debe ser inferior al 30% del total de kcal.


Requerimientos Micronutrientes

Los ancianos constituyen un grupo de riesgo en cuanto a las deficiencias de vitaminas con más frecuencia son las de piridoxina, cobalamina, ácido fólico, tiamina, vitaminas C, D y E, zinc y hierro. Para prevenir las deficiencias específicas de vitaminas un complemento vitamínico puede ser útil.

Es importante asegurar las cantidades adecuadas de minerales en general y en especial de hierro y calcio; el aporte de calcio parece clave en la prevención de la osteoporosis. Se recomiendan 800 mg/día años y también la relación calcio/fósforo en la dieta. Las recomendaciones establecen una relación 1/1 y por tanto un total de fósforo de 800mg/día. La deficiencia de hierro es el origen de las anemias en los ancianos (Manore et al, 1989), por ello no hay una recomendación de hierro suplementario, se recomienda una cantidad de 10mg/día. El hierro que mejor se absorbe es el que está en los tejidos animales, y el que peor el de los tejidos vegetales. Este motivo es el que lleva a recomendar la ingesta de una cantidad mínima diaria de alimentos (carne, huevos o pescado) que aseguren el aporte de hierro en una forma fácilmente accesible.

También encontramos con frecuencia problemas hidroelectrolíticos, su aparición está relacionada con la falta de la percepción de sed, la disminución de la capacidad renal para concentrar la orina y la reabsorción de sodio. Los requerimientos mínimos de líquidos son de 1.25 litros diarios.

La fibra es otro elemento muy importante en la dieta para evitar los problemas de estreñimiento anteriormente comentados, aunque no existe acuerdo acerca de la cantidad de fibra recomendable en estas poblaciones la mayoría de autores consideran un consumo razonable de 20 a 25 gramos diarios.


Estos y otros apartados serán tratados en profundidad en el próximo taller:

Taller de Actividad Física en Personas Mayores. Proceso Biológico de Envejecimiento, Evaluación de la Condición Física y Prescripción de Ejercicio


Referencias bibilograficas citadas o consultadas

Gutiérrez-Robledo LM. Nutrition and the aging process. Nutr Rev 1997;55:s74-6.Castillo, M. J.; Ortega, F. B.; Ruiz, J. Improvement of physical fitness as anti-aging intervention]. Med. Clin. (Barc). 124 (4): 146-55, 2005.


Ribaya JD, Russell RM, Sahyoun N. Vitamin B6 requirements of elderly men and women. J Nutr 1991;121:1062-74.

Meléndez, A. (2000). Actividades físicas para mayores. Ed. GYMNOS. Madrid.