Análisis de los Factores Socio-Deportivos y Ambientales que Intervienen en la Trayectoria de Futbolistas Juveniles

Rubén R Capetillo Velásquez1

Universidad de Valencia, España.

Artículo publicado en el journal PubliCE, Volumen 0 del año 1930.

Publicado 14 de mayo de 2008

Resumen

Conseguir posesionarse en la alta competencia futbolística no significa tan sólo sustentarse en la eficiencia del juego, capacidad física y/o sicológica, sino que esta transformación hacia formas superiores de excelencia deportiva requiere de un ambiente social, circunstancias que influyen en el desarrollo de éste durante su itinerario deportivo. Se ha realizado un análisis multidimensional en la trayectoria de dos grupos de futbolistas de diferente nivel de competencia con el fin de conocer los hechos que han intervenido durante el proceso o itinerario deportivo, desde sus inicios hasta la etapa juvenil, teniendo como objetivo el determinar los factores sociales, deportivos y ambientales que posiblemente hayan influido y marcado trayectorias deportivas diferentes. Los datos obtenidos se exponen a través de una estadística descriptiva, en Tablas de Distribución de frecuencias y Cálculo de porcentajes. Para el caso del análisis de relaciones entre variables y contrastes de diferencias, la información obtenida se reúne en Tablas de Contingencia. En cuanto a Resultados y Discusión, no se aprecian diferencias significativas entre futbolistas juveniles de División de Honor respecto de los de menor nivel de juego (nivel regional), en lo que dice relación a aspectos de la vida social. Sí existen estas diferencias a nivel deportivo y por tanto es posible bosquejar un perfil específico para los jugadores juveniles de División de Honor en lo referido a su trayectoria de formación deportiva. Los objetivos propuestos en este trabajo tienen directa relación con los aspectos o factores socio-deportivos y ambientales, es decir, se busca conocer la fuerza que ejercen y en que medida afecta a los dos grupos de la muestra durante su trayectoria deportiva.

Palabras clave: fútbol, ambiente, familia, rendimiento, formación

INTRODUCCION

Numerosos factores son los que influyen en el proceso de formación y desarrollo de un deportista. Bompa (1987), Platonov (1995) y Ruiz Pérez (1999), señalan que habrán de transcurrir desde sus inicios deportivos alrededor de 10 años de trabajo, para ver cristalizado en el jugador un rendimiento deportivo superior. Tanto la herencia que adquiere el niño cómo el medio en el que se desarrolla son vitales para su crecimiento, madurez y logro deportivo. Campos (1996), Ruiz Pérez (1987) y Bompa (1987) son concluyentes cuando afirman que el éxito deportivo del ser humano es el resultado de una compleja interacción entre los factores de carácter hereditario y lo ambiental.

El papel que adquiere la sociedad y su influencia sobre el deportista son trascendentales, una muestra de esto son las concluyentes afirmaciones de Martin, Carl y Lehnertz, (2001) éstos declaran que “el influjo del entorno social sobre la actividad de entrenamiento y competición es evidente y no necesita de fundamentación particular”.

La formación deportiva del niño está adquiriendo cada vez más importancia, un ejemplo de éste fenómeno lo señala el estudio de Richardson y Reilly, (2001) quienes sostienen que en estos últimos años se viene dando un mayor énfasis sobre el desarrollo del talento dentro del fútbol en el Reino Unido, todo esto debido a la afluencia de futbolistas internacionales y al espiral de sumas de dinero reflejadas en los honorarios y transferencia de los jugadores. Sin duda el fútbol se ha convertido en un fenómeno de masas en el que se aprecia una transformación de un mero pasatiempo a un negocio altamente lucrativo (Dosil, 2001).

Factores Socio-deportivo y Ambientales

El concepto de Ambiente o factores ambientales hace referencia a todo cuanto desde el exterior, de forma premeditada o incidental, pueda influir en el proceso de desarrollo de la persona. Sean estas estimulaciones afectivas, sociales, educativas, geográficas y ecológicas (Ruiz, 1987).

Las investigaciones reconocen actualmente el papel que juega la situación geográfica, el contexto social. López, Verneta y Morenilla (1996) afirman que “El rendimiento en el deporte está fuertemente codeterminado con la adaptación que depende del contexto…, también trascendentes y decisivos en la vida del adolescente”.

Carratalá, (1999) ratificando la idea anterior expone que el deportista que se somete al duro trabajo que lleva consigo el entrenamiento, debe tener unas condiciones de vida con un medio ambiente y un entorno geográfico favorable.

Por otra parte, Gutiérrez y García (2001) reconocen a la familia como el agente socializador que ejerce mayor influencia en la vida del deportista. García Ferrando, M.; Mestre, J. (2002) y Martin, Carl, y Lehnertz, (2001), coinciden en que los factores más significativos que condicionan al joven deportista son la familia y en particular los padres.

Campos (1996), reafirma éste concepto cuando expresa que la permanencia del atleta en el ambiente competitivo está supeditada en gran medida a la actitud positiva desde el seno familiar, que actúa como refuerzo siendo el factor de mayor peso para este reconocimiento familiar el que el padre haya practicado deporte.

En cuanto a la edad más indicada para iniciarse deportivamente no hay aún claridad ni está definida, éstas presentan divergencias por cuanto dependería en gran medida por el tipo de deporte a practicar, Marcos (1999) opina, “no hay manera de poner de acuerdo a médicos, entrenadores directivos y padres”. En el caso específico del fútbol, De Knop, (1993) estima que la edad en que se puede iniciar el niño es a los 6 años y posteriormente comenzar la competición a los 8 años. Por su parte Siff y Verjoshanski (2000) proponen los inicios para el fútbol entre los 5 y 6 años. En cambio Dosil y Deaño (2003) sugieren la iniciación en el fútbol a los 10 años.

La Iniciación deportiva debe entenderse como un proceso de enseñanza-aprendizaje, seguido por un individuo para la adquisición de la capacidad de ejecución práctica y conocimiento de un deporte (Hernández Moreno et al., 2001).

No es fácil predecir qué hará un joven talento de 8 años cuando tenga 18. Adriaanse (1998), declara que hay una enorme cantidad de factores que intervendrán en su desarrollo, como la educación, las lesiones, enfermedades, crecimiento, problemas sociales u otras expectativas más importantes en su vida que le puede ofrecer el tipo de ciudad en que se desarrolle. Dentro de todo este complejo e incierto futuro de un jugador, Campos (1996) agrega además que no debe olvidarse que el proceso de formación de un deportista de elite supone un periodo tan o más largo que el de una carrera académica especializada.

Los medios disponibles que poseen algunas instituciones, es otra de las razones que permitiría destacar a unos niños por encima de otros en las competiciones (Año, 1997), esto por disponer de mejores materiales, mejores técnicos e instalaciones, lo que proporcionaría un mejor rendimiento.

Disponer de ayudas y entornos especiales que permitan el desarrollo de las capacidades deportivas, según Campos (2004) requiere también del apoyo institucional, éste juega un papel decisivo.

Concluyendo, Richardson y Reilly (2001) son partícipes de la idea de que ciertas características del talento pueden ser innatas o sujetas al efecto del entrenamiento, pero el talento potencial no puede ser alimentado sin el apropiado ambiente y equipos de apoyo.

Los objetivos propuestos en este trabajo tienen directa relación con los aspectos o factores socio-deportivos y ambientales, es decir, se busca conocer la fuerza que ejercen y en que medida afectan a los dos grupos de la muestra durante su trayectoria deportiva, por lo que se pretende en esencia:

Determinar los factores sociales, deportivos y ambientales que definen sus trayectorias deportivas.

Analizar las diferencias existentes en función del nivel de juego alcanzado al final de su etapa formativa (Serie regional, Serie División de Honor).

Describir el perfil socio-deportivo de los jugadores de fútbol de categoría juvenil en la Comunidad Valenciana.

METODOS

Muestra

La elección de la muestra se realizó a través de Muestreo No Probabilístico - Opinático, eligiendo la categoría juvenil por las características particulares que posee el grupo de futbolistas en estas edades (17, 18, 19 años). Los deportistas se encuentran en la fase final de especialización lo que indica que pueden ofrecer índices de rendimiento real, producto de su completo itinerario deportivo.

La muestra quedó conformada por un total de 146 futbolistas federados juveniles de la Comunidad Valenciana. De ellos, 73 pertenecían a 4 equipos de la categoría de División de Honor, y los otros 73 jugadores a 7 equipos de la categoría 1ª Regional.

Procedimiento

La recolección de datos se realizó a través de un cuestionario administrado en forma anónima en los meses de diciembre-enero, en el transcurso de la temporada 2005-2006. Dicho cuestionario pretendía recoger los antecedentes y conocer los Factores Sociales-deportivos y ambientales que fueron influyendo en la formación y especialización futbolística desde la etapa de Iniciación Deportiva hasta la etapa Juvenil.

Para la elaboración de las respectivas preguntas y según los objetivos de la investigación se eligió y adaptó el cuestionario de Campos Granell (1996).

Una vez puesto a prueba y visto los resultados de la primera aplicación quedó definitivamente conformado por 52 preguntas, de las cuales, 6 estaban relacionadas con datos personales del jugador; 7 eran preguntas abiertas totalmente; 4 preguntas parcialmente abiertas; 11 eran preguntas cerradas de respuesta alternativa dicotómica, y 24 consistían en preguntas cerradas de respuesta alternativa múltiple.

Análisis Estadísticos

La tabulación de datos obtenidos por la aplicación del cuestionario se expone a través de una estadística descriptiva, presentando los antecedentes en Tablas de Distribución de frecuencias y Cálculo de porcentajes en las ocasiones que así lo requerían.

Para el caso del análisis de relaciones entre variables y contrastes de diferencias, la información obtenida se reúne en Tablas de Contingencia aplicando la prueba de Chi cuadrado como medida de significación estadística. Para este efecto el tratamiento estadístico de los datos se realizó utilizando el paquete informático SPSS 11.5. En todos los casos, se ha considerado un intervalo de confianza donde la significación estadística se corresponde con valores de p iguales menores a 0.05 (p≤0.05).

RESULTADOS

Característica Social de los Jugadores

Referente a la edad que poseen los deportistas (tabla 1; figura 1), en ambas categorías predominan jugadores nacidos en el año 1987, (50,3%) y diminuye la participación a un 37,9% y 11,7% para los nacidos en los años 1988 y 1989 respectivamente.


Tabla 1.Edad de los jugadores en función de la Liga de Juego.


Figura 1. Año de Nacimiento – Jugadores Ligas Juveniles.


Tabla 2. Nivel de estudios de los jugadores en función de la Liga de Juego.


Figura 2. Nivel Educacional – Jugadores Ligas Juveniles.

El nivel y porcentaje de futbolistas (tabla 2; figura 2) demuestra que un 81% son alumnos que continúan en el proceso de formación educativa, de los cuales, el 49,6% se encuentra en el nivel de Bachillerato. Es interesante resaltar que un 16,9% de los jugadores de nivel Regional y un 21,2 % de nivel División de Honor se encuentran cursando estudios universitarios.


Tabla 3. Notas escolares de los jugadores según Liga de Juego.


Figura 3. Notas últimos dos años – Jugadores Ligas Juveniles.

Otra variable ligada a la anterior es la capacidad de rendimiento académico evidenciada, que si bien no presentan diferencias significativas entre grupos, los datos indican que ambos colectivos en los dos últimos años ha obtenido rendimientos muy similares (tabla 3; figura 3). El 85% y 83% de los jugadores pertenecientes a las categorías Regional y de División de honor respectivamente, declaran haber conseguido calificaciones escolares entre suficientes y buenas.


Tabla 4. Clase social subjetiva según grupo de Liga de Juego.


Figura 4. Clase social subjetiva – Jugadores Ligas Juveniles.

Se evidencia una distribución bastante equivalente al momento de auto situarse subjetivamente en una clase social determinada (tabla 4; figura 4). En referencia a esta variable sociodemográfica, el 91% del total de jugadores encuestados se encasillan en la clase media.

Dimensión Iniciación Deportiva

Al comparar ambas muestras, éstas solo revelaron diferencias significativas en la variable Puesto de Iniciación en el fútbol, no así en cuanto a Edad de Iniciación, Institución de inicio y grado de influencia que ejercían los agentes significativos como la figura del padre, entrenador o círculo de amistades.


Tabla 5. Factores que participan en la Iniciación Deportiva de los jugadores.

Dimensión Familiar

De las variables estudiadas respecto de la Dimensión familiar, tan sólo la referida al Círculo de amistades que frecuentaban los jugadores juveniles de fútbol durante su trayectoria deportiva mostró diferencias significativas.


Tabla 6. Factores que participan en la Dimensión Familiar de los jugadores.

Dimensión Trayectoria Deportiva e Institucional

Al explorar la variable sesiones de entrenamiento semanal que realizan los jugadores, tan solo en la etapa Alevín no se presentan diferencias estadísticamente significativas, sin embargo a partir de la etapa infantil hasta la etapa Juvenil, existen dichas diferencias.


Tabla 7. Unidades de entrenamiento semanal.


Tabla 8. Pertenencia a clubes durante trayectoria deportiva.

El análisis de ambos grupos de nivel deportivo exhibió diferencias significativas entre ellos. Un 27,8% de los jugadores de nivel Regional dicen haber pertenecido sólo a un club durante toda su trayectoria y un 6,8% al grupo de nivel División de Honor. En cuanto a los datos de pertenencia a 2 ó 3 clubes, se presentan pequeñas diferencias, 59,7% para el nivel Regional y un 57,5% para los de División de Honor. Por su parte, un 35,6% de jugadores de nivel División de Honor dicen haber jugado en cuatro o más equipos y tan solo el 12,5% del grupo de nivel Regional declara haberlo hecho en este número de clubes.


Tabla 9. Disponibilidad de medios deportivos para entrenar.

Exceptuando la categoría Infantil, todas las otras categorías involucradas en el estudio presentan diferencias significativas en cuanto a la disponibilidad y calidad de Medios que poseían los jugadores para realizar sus entrenamientos.


Tabla 10. Mejoría del nivel de juego e incidencias del estudio.

En cuanto al grado de mejoría en el nivel de juego durante los dos últimos años de entrenamientos, los resultados revelan que un 98,6% del grupo División de Honor consideran haber mejorado frente a un 82,2% de futbolistas de nivel Regional.

La razón de mejoría en el nivel de juego correspondería, según los deportistas encuestados de División de Honor, a la cantidad de horas y calidad de los entrenamientos (67,3%), razones diferentes a las que recurre el grupo de Nivel Regional, quienes aducen su mejoría en el juego a más años de experiencia y mejor capacidad física (61,5%).

Referente a si los estudios afectaron la práctica deportiva, las respuestas obtenidas de ambos grupos, arrojaron diferencias estadísticamente significativas.

Al 55,7% del grupo de División de Honor y al 9,6% del nivel 1ª Regional les influyó negativamente.

Por otra parte un 50,7% de futbolistas de nivel Regional dice que el efecto de los estudios es positivo, llegando a un 20% en los deportistas de nivel División de Honor.


Tabla 11. Apoyo institucional y expectativas de éxito deportivo.

El 72,6% de jugadores de Nivel de Honor reconoce recibir beca en dinero por parte del club, mientras el apoyo económico para los futbolistas de nivel Regional corresponde al 2,7%.

Respecto de las posibilidades de acceder a jugar alguna vez en primera división del fútbol profesional. Un 80% de los jugadores de Nivel de Honor continúa manteniendo esperanzas de alcanzar el objetivo, en tanto esta cifra disminuye a 43% para el caso de los futbolistas de nivel Regional.

Un 55% de jugadores juveniles de División de Honor mantienen las expectativas de cumplir los objetivos planteados, en cambio la cifra corresponde a un 29% para los futbolistas de nivel Regional.

DISCUSION

Característica Social de los Jugadores

A partir del análisis de los datos obtenidos y tomando la muestra sin distinción de grupo es posible pretender describir un perfil socio-deportivo en función de las variables consideradas en el estudio.

Se obtiene una distribución bastante parecida para ambos conjuntos de deportistas al momento de auto situarse subjetivamente en una clase social determinada. En referencia de esta variable sociodemográfica, el 91% del total de jugadores encuestados se encasillan en las clases media y media alta. Un estudio de Roffe (2003) sobre futbolistas obtiene valores similares, revelando que “ya no es la clase baja la que más alimenta este deporte, sino que puede distinguirse como mayoría los de la clase media”.

Respecto de la edad que poseen los deportistas, la información recogida señala que en ambas categorías predominan jugadores nacidos en los años 1987 y 1988, lo que indicaría que la competición y búsqueda de rendimiento y éxito inmediato obliga a estructurar los equipos con jóvenes que se encuentran próximo al límite permitido para dicha categoría (88,3%). No se puede despreciar el 13.9% de chavales nacidos el año 1989 y que se encuentran jugando en División de Honor, lo que significaría que este pequeño grupo de futbolistas a pesar de su menor edad, cuentan con potencialidades por desarrollar e inmejorables posibilidades a futuro debido a que aún le quedarían 2 temporadas más para perfeccionar sus habilidades en el mayor nivel de competición futbolística española, en cuanto categoría juvenil se refiere.

El nivel y porcentaje de futbolistas que son estudiantes nos aporta una idea más del perfil que presenta la muestra en su conjunto. Los datos demuestran que un 92% son alumnos continúan en el proceso de formación educativa, de los cuales, el 49% se encuentra en el nivel de Bachillerato. Es interesante resaltar que un 16,9% de los jugadores de nivel Regional y un 21,2 % de nivel División de Honor se encuentran cursando estudios universitarios, exponiendo a este último grupo ante un apremio y reto a superar, puesto que el 55,7% de éstos deportistas encuentran que el cursar estudios les está afectando negativamente en el desarrollo de su vida deportiva. Esta limitante pasa a ser reveladora de una problemática real de los futbolistas juveniles que se encuentran aspirando a una instancia superior como sería el jugar a un nivel profesional. Deja en evidencia la incompatibilidad que podría existir en la relación estudios – entrenamientos. La determinación de continuar trabajando a “dos bandas” se explicaría por la incertidumbre que ostenta acceder al fútbol profesional. Como señala Adriaanse (1998), del club Ajax Holandés, “los estudios son más importantes que el fútbol ya que no se puede garantizar a ningún jugador que vaya a llegar a ser futbolista profesional”.

Dimensión Iniciación Deportiva

Los datos dejan en evidencia que la mayoría de los jugadores se inician de forma temprana. Más concretamente, el 71,5% de los jugadores manifiestan haberse iniciado en el fútbol a edades comprendidas entre los 5 y los 8 años de edad.

Esta iniciación temprana parece ser un elemento coincidente con el proceso seguido en otros deportes, como constató Carratalá (1997) en el caso del Judo, la mayoría parecía iniciarse entre los cuatro y ocho años de edad.

Por otro lado, sugerente es que un 46,6% de futbolistas de división de Honor se hallan iniciado entre los 5 y 6 años, lo que coincide con las edades propuestas por Siff y Verjoshanski (2000) y De Knop, (1993). Roffé (2003), descubre también cifras parecidas, el 50% de los jugadores de la selección argentina sub 16 de fútbol dicen haberse iniciado a los 5 años.

El principal referente institucional donde se efectúa la iniciación deportiva es la Federación de fútbol de la Comunidad Valenciana, más de la mitad (54,1%) de los futbolistas especifican haberse inscrito e iniciado en clubes federados, por sobre el colegio y la institución municipal.

En relación al puesto de juego que prefirieron al momento de iniciarse en el fútbol, se revelaron diferencias estadísticamente significativas entre grupos. Lo que admitiría la idea de que los pequeños jugadores eligieron posiciones específicas de juego en función de un mayor o menor nivel de habilidad deportiva.

Un 48,8% de los futbolistas de División de Honor optaron en sus comienzos por jugar en la zona media del campo y un porcentaje bastante menor (14%) como defensas. A cambio, los pequeños deportistas de nivel Regional se inclinaron por iniciarse en la zona defensiva (50%) y tan solo un 16,7% de éstos en la zona media. Es posible deducir que los entrenadores estratégicamente ubican jugadores de mayor habilidad futbolística en el área que transita con más frecuencia el balón y que por tanto requiere de un continuo contacto con ella, en desmedro de los menos hábiles que serían ubicados en zonas defensivas donde se requiere menor grado de destreza técnica y el desempeño motriz queda restringido a despejar el balón de dicha zona. La posibilidad de mayor contacto con el balón y poseer habilidad sería una de las razones para lograr llegar a un nivel superior de competitividad, como dice Luhtanen (2005), “Los jugadores jóvenes técnicamente más dotados son capaces de aprender más destrezas y más rápidamente que los jugadores ordinarios”.

Por su parte, las preferencias tienden a igualarse a la hora de preferir iniciarse como delantero (24% y 28%) para los de nivel Regional y nivel División de Honor, respectivamente.

Dimensión Familiar

Los resultados obtenidos sobre la variable actitud familiar, no discriminaron ni diferenciaron a los grupos de nivel de juego, sin embargo los datos confirman los resultados de estudios similares.

Al considerar la muestra total, un 89,7% de futbolistas reconocen que la actitud familiar ha sido muy positiva y favorable. Valor muy cercano al encontrado por Campos (1996) en su tesis doctoral con atletas juveniles españoles, (82%).

Si bien no se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre grupos en cuanto a la práctica deportiva que habrían realizado los padres, considerando la muestra conjunta el 81,2% de los jugadores declara que su padre ha practicado fútbol u otra modalidad deportiva, mientras que para el caso de la madre no deja de llamar la atención que dicho porcentaje sea de un 33,6%. El respaldo del entorno familiar durante la trayectoria de un futbolista en formación, resulta trascendental para el desarrollo deportivo competitivo. Refuerzan esta idea García Ferrando, M.; Mestre, J. (2002) y Martin, Carl, y Lehnertz, (2001) al reconocer que los factores mas significativos y que condicionan al joven deportista son la familia y en particular los padres.

Otro agente importante para los jóvenes, es el círculo de amistades que estos frecuentan, (Ruiz Pérez, 1987; García et al., 2003). Al examinar los datos obtenidos, éstos presentaron diferencias estadísticamente significativas. Por su parte los jugadores de nivel Regional evidencian un mayor círculo de amistades ligados al deporte, a cambio, los futbolistas de División de Honor dicen tener en menor porcentaje solo amigos deportistas (27,4%) y un dato no menor es que un 15,1% manifieste tener amigos sin ninguna relación con el deporte.

Dimensión Trayectoria Deportiva e Institucional

Al explorar la variable sesiones de entrenamiento semanal durante la etapa Infantil, se manifiesta diferencias estadísticamente significativas. Estas se presentan al advertir que la mayoría de los jugadores de nivel Regional (63,4%) entrenaban 1 o 2 veces por semana mientras que los pertenecientes a la División de honor alcanzaban un sorprendente 70% de frecuencia de entrenamiento de 3 ó 4 sesiones por semana. Los datos se diferencian de lo propuesto por Martin, Carl y Lehnertz (2001) y Hahn (1988) quienes sugieren una frecuencia de 2 -3 unidades de entrenamiento por semana.

Los posteriores resultados en serie Cadete, no hacen otra cosa que confirmar estas diferencias. Aunque el grupo de nivel Regional se incrementa a un 75,3% de 3 o 4 sesiones de entrenamiento y baja a un 23,3% la frecuencia de 1 ó 2 veces por semana, son los de nivel División de Honor los que varían en mayor proporción y marcan contrastes, al descubrirse que un 93% de los jugadores entrenaban 3 o 4 veces y sólo un bajísimo 2,9% mantenían entrenamientos 1 ó 2 veces semanales. Estos datos concuerdan con Torrijo (2004), quien expone que los Cadetes de la escuela de fútbol del Valencia Club de Fútbol, mantienen una frecuencia de cuatro sesiones de 90 minutos semanales de entrenamiento.

Se vuelven a apreciar y son concluyentes las diferencias cuando los jugadores de ambos grupos alcanzan la categoría Juvenil. Los datos ponen de manifiesto que un 73% de los jugadores de División de Honor entrenan 5 o más veces por semana., en cambio las sesiones con frecuencia 3 ó 4 veces por semana sería lo habitual para los futbolistas de nivel Regional (97%).

Esto demuestra y revela que la frecuencia semanal de práctica futbolística a un factor que marca claras diferencias en los rendimientos deportivos según se escala hacia categorías superiores en cuanto a edad se refiere.

La inquietud por conocer qué decisiones toma el jugador durante su trayectoria futbolística en cuanto a la cantidad de clubes que elige o prefiere pertenecer, era otra de las variables a estudiar.

Los resultados de ambas divisiones demostraron diferencias significativas entre ellos. Un 27,8% de los jugadores que actualmente juegan en la liga de nivel Regional dicen haber pertenecido sólo a un club durante toda su trayectoria, cifra que disminuye a 6,8% en el grupo nivel División de Honor, es decir el porcentaje más bajo de preferencias se encuentra precisamente en esta alternativa de respuesta. Ahora bien, la mayor concentración de datos se consolida en la pertenencia a 2 ó 3 clubes, ambos grupos con pequeñas diferencias (59,7% para el nivel Regional y un 57,5% para los de División de Honor). Por otro lado, un 35,6% de jugadores de nivel División de Honor dicen haber jugado en cuatro o más equipos y tan solo el 12,5% del grupo de nivel Regional declara haberlo hecho en este número de clubes.

Estos datos insinúan, que a partir de dos equipos hasta llegar a pertenecer a 4 ó más, lo que en gran porcentaje ocurrió con los jugadores de División de Honor (93,1%), supondría una riqueza de ambientes y contextos distintos. Como apunta Ruiz Pérez (1987), la consideración de lo ambiental reúne todo tipo de estimulaciones: afectivas, sociales, educativas, geográficas ecológicas, que van afectando a la persona. Campos (1996) confirma estos conceptos cuando dice que “los logros deportivos son el resultado de una interacción entre factores de carácter hereditario y otros debidos a influencias del medio exterior o ambiental”.

La gama mayor de interacción social que tendrían lo jugadores de División de Honor durante toda su etapa formativa, estaría acrecentando su bagaje cultural y deportivo producto de estar recibiendo diversos tipos de influencias al interrelacionarse “con otros” entrenadores, dirigentes, campos deportivos, público, por nombrar algunos agentes socio-deportivos, esto impulsado por el cambio de realidades y circunstancias que significa jugar en distintos clubes.

No son los del Grupo de División de Honor quienes subjetivamente poseían en la etapa Alevín (11-12 años) mejor disponibilidad y calidad de medios para entrenar, como sería lógico suponer al encuestar jugadores que pertenecen al fútbol base de equipos profesionales. Algo más de un tercio de la muestra (34,3 %) de éstos jugadores los encontraban deficientes o muy deficientes y el 65,7% aceptables o muy buenos, no así los futbolistas de nivel Regional, quienes para estas últimas alternativas las preferencias alcanzan un 87,5%.

La tendencia se mantiene en la etapa infantil aunque no presentan diferencias entre ambos grupos de nivel de Juego. Pero cuando se asciende a la categoría superior, es decir Cadetes, los dos grupos vuelven a presentar diferencias significativas a favor de los jóvenes de División de Honor. Los Medios que subjetivamente tenían para entrenar éstos últimos serían aceptables o muy buenos en un 97%, manteniendo casi la misma opinión de la etapa alevín los del grupo Regional, 88.1%.

Esto nos indica que a la edad de 15 -16 años la disponibilidad y calidad de los Medios son una variable fundamental para los futbolistas ya que “sienten” que esto va influyendo en sus entrenamientos. Sánchez Bañuelos en García et al. (2003), lo reconoce como Entorno de rendimiento, especificando que es elemental dotar equipamiento e infraestructura adecuada.

Cuando se analizan las respuestas para el momento actual, vale decir la etapa juvenil, las diferencias también son significativas y la tendencia anterior se acentúa aún más, ya que el 85,9% de los jugadores de División de Honor dicen estar entrenando con Medios muy buenos, en cambio la opinión difiere bastante para el caso de los futbolistas de liga Regional puesto que ante esta misma pregunta los resultados bajan a un 50,7%.

En cuanto al grado de mejoría en el nivel de juego durante los dos últimos años de entrenamientos, los resultados revelan que un altísimo porcentaje de los jugadores (98,6%) del grupo División de Honor consideran haber mejorado frente a un 82,2% de futbolistas de nivel Regional. Aunque las discrepancias no son amplias queda de manifiesto que ambos grupos tienen la sensación de mejoría. Ahora bien, ésta apreciación habría que interpretarla en función del contexto deportivo que ocupa cada muestra. Es posible explicarla si se considera que la División de honor se encuentra más próxima al ámbito del fútbol profesional lo que supone variables diferentes a las de una categoría de menor nivel de juego como la Regional, más distante del mundo futbolístico profesional pero no por eso vedada a la sensación de mejora en sus jugadores.

Las variables que responderían a lo expresado en el párrafo anterior, es decir, este subjetivo mejoramiento del juego correspondería, según los deportistas encuestados de División de Honor, a la cantidad de horas y calidad de los entrenamientos (67,3%), razones diferentes a las que recurre el grupo de Nivel Regional, quienes aducen su mejoría en el juego a más años de experiencia y mejor capacidad física (61,5%). Estos argumentos concuerdan con el hecho de que efectivamente son los deportistas de División de Honor los que realizan 5 ó más sesiones de entrenamientos semanales bajo aventajadas condiciones en cuanto a infraestructura, implementación deportiva y capacidad del entrenador.

A medida que el atleta va ascendiendo en la jerarquía deportiva, producto de un mejor y más alto rendimiento, más penetra en la vida de la institución, reflejadas en planificación de entrenamiento y competición, contratos, becas o ayudas económicas (Campos, 1996), (García et al., 2003). Las afirmaciones anteriores se ratifican al comparar los grupos de muestra en cuanto ayuda económica o beca se refiere. El 72,6% de jugadores de Nivel de Honor reconoce recibir beca en dinero por parte del club, mientras el apoyo económico prácticamente no existe (2,7%) con los futbolistas de nivel Regional.

Las cifra recibidas fluctúan entre 0 y 500 euros mensuales (67%), y entre 1001 y 2000 euros para el 24% de futbolistas de División de Honor, incentivo en dinero que tendría como objetivo mantener a jugadores con mayores proyecciones futbolísticas, lo que en futuro próximo supondría al club una rentabilidad mayor al momento de ingresar al fútbol profesional.

La sensación que tienen al final de su etapa juvenil, “la etapa de concreción del talento” (Campos, 2004), es distinta en ambos grupos respecto de las posibilidades de acceder o llegar a jugar alguna vez en primera división del fútbol profesional. Un significativo 80% de los jugadores de Nivel de Honor continúa manteniendo esperanzas de alcanzar el objetivo, en tanto esta cifra disminuye casi a la mitad, 43% para el caso de los futbolistas de nivel Regional. Todo esto resulta lógico si se piensa que la división de Honor es la categoría de mayor nivel de competición del fútbol español juvenil y de acuerdo a Seiru.lo (1999) una etapa y fase de adaptación al alto rendimiento, “cuando pasan del equipo B y pueden optar a jugar en Segunda división”.

Como todo ser que emprende un proyecto de vida, también el futbolista desde sus inicios se forja idealmente metas, es por esto que al final del cuestionario se le preguntó sobre las expectativas que se habían fijado al inicio de su trayectoria deportiva. Quizás se deba a la situación aventajada en que se encuentran los jugadores juveniles de División de Honor, deportivamente hablando, que éstos mantengan altas expectativas y por ende se hallan en camino de concretarlas (55%) en cambio la cifra disminuye a un 29% en los futbolistas de nivel Regional.

Conclusiones

No se observa un Perfil específico socio- deportivo que caracterice al futbolista juvenil de alto nivel competitivo de aquellos jugadores que se encuentran a un nivel inferior de competición.

Sí es posible identificar y describir algunas características socio – deportivas, tomando la muestra en su conjunto. De acuerdo a los resultados se manifiesta:

Un ambiente familiar positivo y ligado a la práctica deportiva, especialmente la del padre deportista quien influye notablemente para que el joven permanezca en el medio competitivo.

Para que los futbolistas en formación alcancen un mejor desarrollo, la dotación de implementación, infraestructura y organización deportiva por parte de la Institución Federada y clubes de Fútbol se debe caracterizar por conservar condiciones de calidad.

El proceso de formación o el camino hacia el alto rendimiento presenta innumerables factores que ponen en riesgo el desarrollo formativo del futbolista, siendo algunas variables a considerar: la educación, lesiones, enfermedades, problemas sociales.

A partir de las diferencias significativas encontradas entre ambos grupos de muestra, es posible bosquejar un Perfil Específico para los Jugadores de División de Honor en lo referido a su trayectoria de Formación deportiva, a saber:

Los Jugadores de División de honor se inician futbolísticamente entre las edades de 5 y 6 años, eligiendo preferentemente empezar a jugar en la zona media del campo y durante su itinerario deportivo tienden a buscar amistades que no tienen relación con el deporte.

Tanto en la etapa Infantil como en la de Cadete, éstos mantienen una frecuencia de 3 ó 4 sesiones de entrenamiento semanal subiendo a 5 o más en la serie Juvenil, concediéndole una gran importancia a la calidad del entrenamiento en su mejoría de rendimiento deportivo.

Durante su trayectoria formativa los jugadores han pertenecido a cuatro ó más clubes y el tipo de medios disponibles para entrenar son calificados como aceptables o muy buenos a partir de la etapa Cadetes.

Los futbolistas de Serie de Honor reciben beca en dinero por parte del club y mantienen altas expectativas de llegar a jugar alguna vez en primera división del fútbol profesional.

Aplicaciones Prácticas

Actualmente, valorar sólo capacidades de carácter fisiológico y psicológico en la trayectoria de un deportista, no es suficiente para lograr desarrollar un óptimo rendimiento deportivo. El estudio del medio ambiente y los factores sociológicos deben ser considerados a la hora de planificar el Proceso de Formación Deportiva de un niño con talento futbolístico.

Es deseable que educadores físicos y entrenadores consideren los estudios del campo social deportivo, especialidad que en la actualidad no presenta abundantes publicaciones al respecto. Reconocer que estos factores socio-ambientales juegan un papel importante en el camino hacia el alto rendimiento es un paso fundamental para perfeccionar el Desarrollo del futuro deportista.

Lineamientos para Futuras Investigaciones

Nuevas investigaciones en otras zonas geográficas resultaría útil para comparar comportamientos socio-deportivos, con el fin de ir bosquejando la trayectoria deportiva de un futbolista en formación.

La ambición por tratar de revelar con solidez científica variables socio-deportivas y ambientales que consigan indicar un camino mejor para desarrollar el talento que tienen ciertos jugadores y con esto poder contribuir desde la perspectiva sociológica en la “producción” de un deportista de elite, parece ser motivo suficiente para seguir en la misma línea o senda investigativa.

Una de las limitaciones del presente trabajo se encuentra en la mínima inclusión de autores del mundo anglosajón, estudios que sin duda serían de un gran aporte por la rigurosidad investigativa.

Agradecimientos

A la persona se le reconoce por su honestidad y simpleza en su trato con los demás, gracias al Dr. José Campos Granell, profesor de la Universitat de Valencia.

Dirección para Envío de Correspondencia

Rubén Ricardo Capetillo Velásquez; Profesor de Educación Física, Magíster en educación, c/doctor en Educación Física y Deportes (U. Valencia), correo electrónico: rucave@alumni.uv.es

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