¿Aumenta la sensibilidad a la insulina con el entrenamiento?

Publicado 19 de marzo de 2021, 11:22

La glucemia es mantenida dentro de estrechos límites mediante la oposición a dos tipos de procesos: a los que incrementan la concentración de glucosa en el plasma y a los disminuyen la concentración de glucosa plasmática. En el estado de pos absorción de alimentos (es decir cuándo el intestino no contiene carbohidratos), la glucosa liberada por el hígado es balanceada con el consumo de glucosa por parte del sistema nervioso y otro tejidos periféricos, por ejemplo el músculo esquelético. Sin embargo, en el estado pos prandial (posterior al consumo de comidas cuando el intestino contiene carbohidratos), la glucosa ingresa a la sangre e interrumpe este balance, lo que ocasiona un incremento en la concentración de la glucosa plasmática. En este escenario, la glucemia retorna a su concentración normal gracias a la acción de la hormona pancreática insulina. Cuando el páncreas capta un aumento en la concentración de glucosa plasmática segrega insulina, la insulina promueve una menor liberación de glucosa por parte del hígado y un mayor consumo de glucosa por parte de los tejidos periféricos sensibles a la insulina. Aunque la disminución de la liberación de glucosa por parte del hígado es benéfica para disminuir la glucemia, el aumento del consumo de glucosa por parte de los tejidos periféricos es cuantitativamente más importante. El tejido más importante en el clearence de glucosa es el músculo esquelético, el cual produce entre el 65 al 90% del consumo de una carga de glucosa oral o intravenosa (Katz et al, ‘83).

El entrenamiento está asociado con una menor concentración de insulina en el estado de pos absorción de alimentos y a una respuesta atenuada de la insulina frente a una carga de glucosa intravenosa u oral (LeBlanc et al, ‘81). Debido a la predominancia del músculo esquelético en la disminución de la glucemia en el estado de pos absorción, se ha asumido que la mejora en la acción de la insulina se produce debido a cambios en el músculo esquelético.

Mondon et al ‘80, reportaron que el consumo muscular de glucosa a la misma concentración de insulina fue mayor en ratas entrenadas. Este hallazgo fue interpretado como una evidencia a favor de que el ejercicio induce adaptaciones que promueven un aumento de la sensibilidad del músculo hacia la insulina.

Actualmente la evidencia sugiere que la capacidad de transporte de glucosa estimulada por el ejercicio está directamente relacionada a un aumento en la concentración de las proteínas GLUT4.