Blog Entrevista Ciencia y práctica: sus protagonistas. Dr. Francisco J. Vera

Publicado 26 de febrero de 2013, 16:41

Blog Entrevista Ciencia y práctica: sus protagonistas. Dr. Francisco J. Vera

Es para el IICEFS un honor haber contado, en un reciente evento formativo, con la presencia de uno de los más reputados investigadores sobre biomecánica y columna vertebral.

El Dr. Francisco José Vera lleva más de 15 años investigando sobre distintas cuestiones relacionadas con la estabilidad raquídea, incluyendo aspectos sobre el acondicionamiento de la musculatura del core desde la perspectiva de la salud. Tiene numerosas publicaciones científicas al respecto, y algunas de ellas en colaboración de investigadores de la talla del profesor Stuart M. McGill. Además, colabora y dirige distintos proyectos de investigación sobre esta temática tan de actualidad desde el Centro de Investigación del Deporte de la Universidad Miguel Hernández de Elche (España), y su capacidad de trabajo y liderazgo está sobradamente reconocida por quienes le conocemos y admiramos.

Permítanos que le hagamos unas breves preguntas que puedan ayudar a esclarecer ciertos dilemas que muchos especialistas del ámbito de las ciencias del deporte y la salud tenemos al respecto:

1) ¿Qué sabemos hoy que no supiéramos hace unos años respecto del entrenamiento del core?

En los últimos años se han desarrollado numerosos estudios científicos sobre la eficacia y seguridad de ejercicios y materiales para el acondicionamiento de los músculos del tronco y la mejora de la estabilidad del raquis. La mayoría de estos estudios han utilizado la electromiografía para conocer el nivel de activación muscular y los patrones de coactivación generados durante la ejecución de los ejercicios y el uso de los materiales y aparatos. Asimismo, estudios mecánicos han analizado el estrés ejercido sobre la columna lumbar durante la realización de muchas de estas tareas, lo que nos ha aportado información sobre los riesgos que conlleva la realización de diversos ejercicios o el uso de algunos materiales.

2) ¿Cuál considera usted que es el mayor error metodológico o de intervención que realizan los técnicos/entrenadores actualmente a la hora de diseñar y prescribir programas de entrenamiento para la mejora de la estabilidad central o del core?

En mi opinión, uno de los errores principales es diseñar los programas de ejercicios de estabilización del raquis sin realizar una valoración inicial de los participantes, y por tanto, sin atender a las características individuales de los deportistas. Aunque los tests de campo existentes actualmente para valorar la estabilidad del raquis y la pelvis presentan ciertas limitaciones, es necesario realizar medidas iniciales que nos permitan la cuantificación del entrenamiento. De lo contrario, el entrenamiento de la musculatura del core se convertirá en la mera aplicación de una serie de “tablas” o “recetas” de ejercicios, que los usuarios de los centros deportivos se pasarán de unos a otros.

Además, en mi opinión, otro error importante que se ha extendido en algunos ámbitos profesionales es centrar los programas de estabilización del tronco en el acondicionamiento de la musculatura profunda del abdomen mediante la realización de maniobras como el hundimiento abdominal (“abdominal hollowing” ). Estudios biomecánicos han demostrado que todos los músculos del core son importantes y participan coordinadamente para garantizar la estabilidad del tronco, por lo que no parece conveniente centrar el entrenamiento en uno o varios músculos.

3) ¿Podemos, con los conocimientos científicos actuales, acotar una determinada dosis-respuesta de alguno de los componentes del entrenamiento para mejorar la estabilidad central en sujetos asintomáticos?

Los métodos de entrenamiento utilizados para el acondicionamiento de los músculos de las extremidades pueden utilizarse también para la mejora de la fuerza, la potencia o la resistencia de los músculos de la zona central. Además, como he comentado anteriormente, existe una gran cantidad de información en la literatura científica sobre la eficacia y seguridad de los ejercicios de estabilización raquídea. Sin embargo, carecemos de un cuerpo de estudios experimentales suficiente para determinar bajo criterios científicos muchas de las características de los programas de entrenamiento de la zona central, como por ejemplo, la intensidad, el volumen o la frecuencia de entrenamiento. En este sentido, uno de los retos principales de nuestro grupo de investigación es realizar estudios longitudinales que nos proporcionen criterios para establecer las diferentes características de la carga del entrenamiento del core. Algunos de los estudios que hemos realizado hasta el momento están relacionados con el efecto de la velocidad de la ejecución o la frecuencia del entrenamiento sobre diversas cualidades de la musculatura del tronco, pero todavía existe mucho trabajo por delante.

4) En general, ¿Cuántos ejercicios y con qué características se pueden proponer para el mismo objetivo de la pregunta anterior?

Los ejercicios de estabilización se basan, principalmente, en retar la capacidad del sistema neuromuscular para estabilizar la zona central y mantener la columna en posición neutra. Para ello, en algunos ejercicios, como los puentes o planchas (“bridges”) y el perro de muestra (“bird-dog”), los deportistas deben mantener las estructuras de la zona central del cuerpo estables ante la fuerza de la gravedad y/o el movimiento de las extremidades. Asimismo, generalmente se realizan ejercicios sobre superficies inestables (bosu, fitball, etc.) para incrementar la dificultad de estos ejercicios de estabilización.

Debemos tener en cuenta que no existe un único ejercicio adecuado para acondicionar todos los músculos que participan en la estabilización de la zona central. Generalmente se recomienda la realización de una batería de ejercicios que deben activar y acondicionar todos los grupos musculares del tronco, es decir, flexores, extensores, inclinadores y rotadores. No obstante, es posible que durante un periodo de tiempo determinado, en ciertos deportes y para ciertas personas, sea adecuado incrementar el trabajo de un grupo muscular, aunque esta decisión debe estar fundamentada en la valoración realizada previamente mediante tests de campo o laboratorio.

5) ¿Hasta qué punto podemos suponer que el correcto abordaje de entrenamiento de la estabilidad central o del core podría beneficiar en algún marcador el rendimiento motor de los deportistas?

Es complejo metodológicamente encontrar evidencias directas de la mejora del rendimiento de los deportistas a través del desarrollo de la estabilidad de la zona central, no obstante, los principales autores de la literatura científica internacional sugieren que es posible optimizar el rendimiento a través del desarrollo de la parte central de las cadenas cinéticas implicadas en las acciones deportivas. Así, las estructuras de la parte central participan en la generación y transferencia de energía desde la parte central hacia las extremidades en acciones como el chut, un lanzamiento o la carrera. Además, debido a la masa y la posición del tronco respecto al suelo, un buen control de sus movimientos y posturas es un factor determinante para la estabilidad postural y el equilibrio corporal de gimnastas, patinadores, etc.

6) ¿Qué test (o batería) de campo considera usted actualmente más válido y fiable para valorar la resistencia de los músculos del tronco en el ámbito de la actividad física y deporte?

En la actualidad, para medir adecuadamente la resistencia de los músculos del tronco es necesario utilizar varias pruebas. Así, por ejemplo, podríamos utilizar el “Biering-Sorensen test”para medir la resistencia de los extensores, el test de puente lateral (“side bridge test”) para medir la resistencia de los inclinadores laterales, y el test de flexo-rotación del tronco (“flexion-rotation trunk test”) para medir la resistencia de los flexores y rotadores del tronco. Debemos tener en consideración que estas pruebas de campo necesitan de un periodo de práctica y familiarización suficiente para garantizar la fiabilidad de las medidas y controlar el efecto de aprendizaje. Generalmente, se recomienda realizar los tests al menos en dos ocasiones antes de obtener la medida real. Nuestro grupo de investigación está realizando varios trabajos de investigación con el objeto de reducir el número de pruebas y el periodo de familiarización, lo que mejoraría la eficiencia de este tipo de valoraciones.

7) ¿Considera a la maniobra de hundir el abdomen (“abdominal hollowing”), que se preconiza realizar en algunas modalidades como el Pilates, la más apropiada para otorgar estabilidad al raquis (tronco)?

Aunque los datos obtenidos por O´Sullivan y colaboradores en 1998 indican que esta maniobra podría ser adecuada para el acondicionamiento de la musculatura profunda del abdomen en pacientes con atrofia o disfunción de esta musculatura, y de este modo contribuir a la mejorar de la estabilidad del raquis, no existen evidencias suficientes que indiquen que la realización de esta maniobra (u otras similares que activen principalmente los músculos profundos del abdomen, en detrimento de los más superficiales) sea la forma más adecuada de favorecer la estabilidad del raquis y la pelvis. De hecho, varios estudios biomecánicos han demostrado que la coactivación de todos los músculos del tronco mediante la maniobra conocida como “abdominal brace” (similar a una maniobra de Valsalva) podría ser más eficaz para estabilizar el raquis en numerosas situaciones.

8) Por favor, denos un breve adelanto o algunos datos preliminares sobre el análisis y desarrollo de tests para la valoración de la estabilidad raquídea sobre los que usted viene investigando desde hace unos años.

Nuestro grupo de investigación está inmerso en varios estudios relacionados con la evaluación de la estabilidad del tronco. Por un lado, hemos desarrollado metodologías de laboratorio para el estudio de diversas variables que han sido relacionadas con la estabilidad del core: la respuesta ante perturbaciones aplicadas en diferentes direcciones y sentidos, el control de la estabilidad postural y de la estabilidad dinámica del tronco sobre asientos inestables, así como la fuerza y resistencia de los músculos del tronco. Por otro lado, hemos analizados la validez y fiabilidad de diversos test de campo de resistencia muscular. Actualmente estamos inmersos en el estudio de las características de algunos de los tests de campo más utilizados para la valoración de la estabilidad de la zona central, como por ejemplo, el test de descenso de miembros inferiores (“double-leg lowering test”), el test de Sahrmann (“Sahrmann core stability test”) o el test de Kibler y colaboradores en apoyo monopodal (“three-plane core strength test”). Aunque todavía no tenemos datos suficientes para hacer un análisis adecuado de estas pruebas, los datos preliminares sugieren que algunas de ellas pueden tener limitaciones importantes.

Le agradecemos enormemente sus aportaciones para acercar la Ciencia a la práctica del ejercicio.

Juan Ramón Heredia/Guillermo Peña/Victor Segarra

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