Blog Entrevista Ciencia y práctica: sus protagonistas. Dr. Jose Enrique Campillo

Publicado 19 de febrero de 2013, 13:08

Blog Entrevista  Ciencia y práctica: sus protagonistas. Dr. Jose Enrique Campillo

Iniciamos con esta un nuevo formato de entrada de Blog que se añaden a los destinados a aspectos de entrenamiento.

Se trata de entrevistar a algunos de los investigadores y especialistas más importantes a nivel internacional para, de esta manera, evidenciar la inexistencia de diferenciación entre teoría, investigación y práctica.

Estamos seguros que serán de interés y que los especialistas que irán apareciendo no dejarán indiferente a nadie.


José Enrique Campillo Álvarez es Doctor y Catedrático de Fisiología en el Departamento de Fisiología de la Universidad de Extremadura (España). Tal como él se autodefine es médico especialista en nutrición y alimentación. Miembro de varias sociedades científicas españolas y de la European Association for the Study of Diabetes, es Premio Nacional de Investigación en 1989, concedido por la Sociedad Española de Diabetes.´

Sus inquietudes investigadoras se han centrado en diversos aspectos relacionados con la diabetes, la nutrición humana y el ejercicio físico, y se han difundido a través de una amplia colección de publicaciones científicas en revistas especializadas, capítulos de libros, libros completos y numerosas conferencias y publicaciones divulgativas sobre temas relacionados con la nutrición, la diabetes y la evolución.

En los últimos años su interés fundamental radica en la Medicina Darwiniana y evolucionista -acerca de las enfermedades de la opulencia: Síndrome Metabólico y enfermedades asociadas- cuya premisa esencial es que la mayoría de las enfermedades son consecuencia de la incompatibilidad entre el diseño evolutivo de nuestro organismo y el uso inadecuado que hacemos de él. Fruto de estas inquietudes es el libro que publicó en el año 2004 sobre la evolución humana, la nutrición y la insulina resistencia, titulado El mono obeso, donde se expone esta teoría a la vez que nos orienta hacia una vida más saludable.

Permítanos hacerle algunas preguntas que nos preocupan a todos:

1) Al ritmo que las sociedades occidentales están “involucionando” -fisiológicamente hablando- por la cultura y estilo de vida opulente y sedentario, ¿cree usted que la obesidad como enfermedad/epidemia será posible frenarla a tiempo?

La tasa de prevalencia de la obesidad es creciente. No solo en los países desarrollados; lo es más en las sociedades emergentes como India y China.

Desde que terminó la última glaciación hace 15000 años y comenzaron a desarrollarse la agricultura, la ganadería, la artesanía y las poblaciones, la humanidad ha seguido (con algunos altibajos) un camino hacia una mejor alimentación y un menor esfuerzo físico. Esto se ha acrecentado en los últimos cincuenta años y las tendencias culturales, sociales y lúdicas indican que seguiremos por ese camino. En el futuro habrá más sedentarismo y más hiperalimentación. En esto la situación de los niños es dramática: no juegan y están todo el día comiendo.

2) Sabemos de la relación existe entre la expansión paralela de la obesidad y la diabetes tipo II en estas sociedades. ¿Podemos actualmente hablar de epidemia mundial de “Diabesidad” en estos países y continentes?

Obesidad y diabetes tipo 2 van juntas. Es muy difícil encontrar un diabético tipo 2 sin sobrepeso. A muchos diabéticos se les normaliza su tolerancia a la glucosa si adelgazan y desarrollan un programa de ejercicio físico diario.

La tasa de obesidad y diabetes van en paralelo. Se calcula que para el año 2030 habrá más de 300 millones de diabéticos en el mundo.

Para la prevención y el tratamiento de la diabetes es esencial un programa de ejercicio físico diario.

3) En su opinión, ¿qué características básicas debe poseer el ejercicio físico realizado con el propósito de ayudar a paliar la obesidad?

El ejercicio físico por si solo y realizado a la intensidad y duración que recomiendan los organismos oficiales es incapaz de reducir la obesidad, aunque es un buen acompañamiento de otras medidas como los planes alimenticios y/o la cirugía.

El organismo humano está diseñado por la evolución para un caminar y un trote energéticamente eficiente, lo que les permitía la caza en las sabanas africanas donde surgimos como especie. Una persona caminando gasta unas 0,7 kcal por kilo de peso y por kilómetro recorrido. Una obesa de 100 kg que camine cinco kilómetros consumirá 350 kcal; menos que un café con leche con un donut. Si trota esos cinco kilómetros el gasto se elevaría a 1 kcal por kilo de peso y por kilómetro recorrido; es decir, 500 kcal. Para que el ejercicio físico sea el elemento esencial del tratamiento de la obesidad debe realizarse a una intensidad y duración que son imposibles para la mayor parte de los obesos.

Pero el ejercicio es beneficioso para el tratamiento de la obesidad más allá del mero cómputo de calorías gastadas. Reduce la expresión de los genes ahorradores, proporciona un mejor fondo psicológico y reduce los problemas asociados a la obesidad como insulino resistencia, estado inflamatorio, estado oxidante, dislipemia y refuerza el aparato cardiovascular.

4) Parece que cada vez resulta más difícil conseguir perder peso graso a medida que avanzamos en las etapas etarias, ¿Nos volvemos con el paso de los años más “resistentes” a la pérdida de peso graso? ¿Por qué?

En esto nos diferenciamos de los automóviles. Un auto, cuanto más viejo es, más gasolina consume. Una persona cuanta más edad tiene menos energía consume tanto para mantenerse vivo (metabolismo basal en reposo), como para hacer ejercicio. Y a igualdad de edad, siempre la mujer consume menos energía que el hombre; cuestión de hormonas (es mejor auto). El problema es que también, cuanta más edad tenemos más comemos y más bebemos.

5) Según algunas evidencias científicas la ingesta de vit. C (ácido ascórbico) puede ayudar a incrementar la oxidación de las grasas durante la práctica de ejercicio físico submáximo, ¿por qué puede suceder esto? ¿Qué recomendación puede dar respecto de su ingesta (dosis, timing, etc.)? ¿En qué formato se debería suministrar (zumo natural, suplemento)?

Nuestra especie, como la de algunos simios, perdimos la capacidad de fabricar vitamina C a partir de la glucosa, como hacen el resto de los animales. Esto nos condenó a tener que depender de fuentes externas para conseguir este potente antioxidante. Hoy día aquellas personas que no se preocupen por consumir alimentos frescos (verduras, hortalizas, frutas) no adquieren toda la vitamina C que necesitan. Es de notar que la vitamina C también abunda en la carne y pescado crudos, esa es la razón por la que los esquimales no padecen escorbuto.

La vitamina es un potente dador de electrones en numerosas reacciones metabólicas y por ello una deficiencia de vitamina C reduce la capacidad del organismo para oxidar combustibles como las grasas. Esto, entro otras causas, es la razón de que numerosos estudios recientes señalen la relación inversa que existe entre niveles plasmáticos de vitamina C y masa grasa y obesidad.

En principio con una buena ingesta de vegetales frescos y zumos de frutas tendremos garantizado un aporte suficiente de vitamina C. Pero está demostrado que con dietas de menos de 1500 kcal/ día, es imposible lograr el aporte de vitamina solo con alimentos; en estos casos habrá que recurrir a la suplementación farmacológica. Medio gramo de vitamina C tres o cuatro veces a la semana sería suficiente. Más de esta dosis podría ocasionar problemas de cálculos a las personas predispuestas y, en cualquier caso, se eliminaría por la orina gran parte de la vitamina ingerida.

Muchísimas gracias profesor, le agradecemos su colaboración y aportaciones prácticas que arrojan luz a este problema social.


El Dr. José E. Campillo junto a algunos directivos del IICEFS (Profesores D. Felipe isidro, D. Fernando Mata y D. Juan Ramón Heredia) en el Congreso sobre Ciencias del Ejercicio realizado en la Universidad de Córdoba.