Carnitina

Publicado 18 de diciembre de 2014, 19:54

La carnitina (L-3-hydroxy trimethyl aminobutanoate)es un compuesto natural sintetizado a partir de aminoácidos esenciales por el organismo o que se ingiere en la dieta normal a través de carnes rojas y productos lácteos (Orer & Guzel, 2014). Existen básicamente dos formas de carnitina: la L-Carnitina y la D-Carnitina (Williams, 2002), siendo la L-Carnitina su forma biológica activa (Owen & Sunram-Lea, 2011). Gran cantidad de la L-Carnitina se sintetiza a partir de lisina y metionina, las vitaminas C, B3 y B6 y el hierro, por lo que la deficiencia de cualquiera de dichos nutrientes conduce a una deficiencia de la misma y, a su vez, perjudica la producción de energía y favorece al aumento del tejido adiposo.

Su función más extendida entre la comunidad deportiva es la de facilitar la entrada de los ácidos grasos a la mitocondria, es decir, aquella relacionada con la oxidación de grasas (para más información sobre este aspecto concreto ver revisión de Stephens, Constantin-Teodosiu, & Greenhaff, 2007). Concretamente, la carnitina está involucrada en el transporte de los ácidos grasos de cadena larga desde el citoplasma hacia el interior de la mitocondria y actúa como buffer del aumento de acetyl-CoA durante el ejercicio moderado-intenso (ver Figura 1).

Figura 1. Representación esquemática del papel de la carnitina en el transporte de ácidos grasos a la mitocondria.

Sin embargo, la carnitina tiene otras funciones importantes como la protección de membranas celulares (Hernandez, 2010) y puede mejorar la función cognitiva y actuar como neuro-protector (Owen & Sunram-Lea, 2011).

El 95% del total de la carnitina se encuentra en el músculo esquelético y en el miocardio, razón por la cual se ha asociado con asiduidad a la mejora del rendimiento deportivo (Burke et al., 2009; Orer & Guzel, 2014). En este sentido, son bastantes los trabajos que han propuesto a la L-Carnitina como una ayuda ergogénica que reduce el consumo de oxígeno, aumenta velocidad máxima, reduce la frecuencia cardiaca o ahorra glucógeno a través de un aumento de la oxidación de grasas (Jeukendrup & Randell, 2011; Orer & Guzel, 2014). Por ejemplo, en 1989, Gorostiaga, Maurer, y Eclache mostraron como 2 g/día de L-Carnitina durante 28 días reducían significativamente el RER en una prueba de 45 min al 66% del VO2max, efecto interpretado como un aumento de la utilización de lípidos por el músculo durante el ejercicio submáximo.

A pesar de ello, estudios bien diseñados han demostrado que ni la ingesta oral o intravenosa de carnitina durante 2 semanas a 3 meses cambia la concentración muscular de la misma y, por tanto, no afecta a la utilización de energía (Burke et al., 2009; Jeukendrup & Randell, 2011; Spriet, Perry, & Talanian, 2008). Tampoco es útil en la pérdida de peso, cuando se utiliza como “quemador de grasas” (Spriet, Perry, & Talanian, 2008).

A pesar de las conclusiones de investigadores tan importantes como Burke, Jeukendrup o Spriet, recientes trabajos como el de Orer & Guzel (2014) han seguido investigando el efecto agudo de 3-4 g de carnitina sobre el ejercicio, en este caso en un esfuerzo incremental (aumento de 1 km/h cada 3 min), encontrando que la carnitina reducía la concentración de lactato, RPE y FC ante una misma velocidad dada (en comparación con el placebo) (ver Figura 2).

Figura 2. Respuesta del lactato en función de la velocidad. P-3 y P-4 = Grupos placebo; LK-3 y LK-4 = Grupos L-Carnitina 3 y 4 g.

Estos resultados, por ejemplo, contrastan con los resultados y las conclusiones obtenidas en el pasado por Colombani et al. (1996) con distinto protocolo. Además, existen evidencias de que la ingesta conjunta de grandes cantidades carbohidratos (con el consiguiente aumento de insulina) y carnitina podría aumentar ligeramente la concentración de carnitina en el músculo y mejorar la oxidación de grasas (Burke et al., 2009; Jeukendrup & Randell, 2011; Spriet et al., 2008). Por ejemplo, (Wall et al., 2011) mostraron como 80 g de CHO (carbohidratos) + 2 g de carnitina durante 24 semanas provocaban un ahorro de glucógeno al ejercitarse al 50% del VO2. Aunque la estrategia utilizada para conseguir esto sería poco práctica, al tener que ingerir grandes cantidades de CHO y durante mucho tiempo, si sería aplicable en atletas con grandes necesidades de CHO al día.

En resumen, es lógico, teniendo en cuenta los datos disponibles, ser cautos en cuanto a los efectos de la carnitina en el rendimiento deportivo o la oxidación de grasas ya que la mayor parte de los trabajos hasta el momento apuntan a una falta de efecto sobre estos aspectos. Sería necesaria su combinación con CHO en altas cantidades durante bastante tiempo para ver efectos significativos. Sin embargo, la carnitina puede ser útil para otros propósitos como el tratamiento de ciertas patologías (e.g. Dinicolantonio et al., 2014), la reducción del estrés oxidativo durante el ejercicio (e.g. Li, Wang, Luan, Kang, & Wang, 2012) o la recuperación post-ejercicio en entrenamientos de fuerza (efectos sobre marcadores bioquímicos del metabolismo de las purinas, formación de radicales libres, creatin-kinasa y dolor muscular; ver Ho et al., 2010).

AUTOR

Carlos Sanchis

umbralanaerobico.es

CAPACITACIONES DE NUESTRA INSTITUCIÓN

Curso de Preparación Física Integral en Running y Trail Running

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Colombani, P., Wenk, C., Kunz, I., Krähenbühl, S., Kuhnt, M., Arnold, M., … Langhans, W. (1996). Effects of L-carnitine supplementation on physical performance and energy metabolism of endurance-trained athletes: a double-blind crossover field study. European Journal of Applied Physiology and Occupational Physiology, 73(5), 434–439.

Dinicolantonio, J. J., Niazi, A. K., McCarty, M. F., Lavie, C. J., Liberopoulos, E., & O’Keefe, J. H. (2014). L-carnitine for the treatment of acute myocardial infarction. Reviews in Cardiovascular Medicine, 15(1), 52–62.

Gorostiaga, E. M., Maurer, C. A., & Eclache, J. P. (1989). Decrease in respiratory quotient during exercise following L-carnitine supplementation. International Journal of Sports Medicine, 10(3), 169–174. doi:10.1055/s-2007-1024895

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Wall, B. T., Stephens, F. B., Constantin-Teodosiu, D., Marimuthu, K., Macdonald, I. A., & Greenhaff, P. L. (2011). Chronic oral ingestion of L-carnitine and carbohydrate increases muscle carnitine content and alters muscle fuel metabolism during exercise in humans: the dual role of muscle carnitine in exercise metabolism. The Journal of Physiology, jphysiol.2010.201343. doi:10.1113/jphysiol.2010.201343

Williams, M. H. (2002). Nutrición para la salud, la condición física y el deporte. Editorial Paidotribo.