​Consumo de Alcohol y Obesidad: ¿Mito o Realidad? Parte 1

Publicado 31 de julio de 2017, 15:36

​Consumo de Alcohol y Obesidad: ¿Mito o Realidad?  Parte 1

La relación entre el consumo de alcohol y el peso corporal sigue siendo un enigma para los profesionales de las ciencias de la salud y en específico para los nutricionistas.

Este es un problema importante, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de alcohol contribuye con más de 200 enfermedades y lesiones, incluyendo la cirrosis hepática y algunos tipos de cáncer. También hace que las personas sean más susceptibles y menos adherentes al tratamiento de enfermedades infecciosas como el VIH y la tuberculosis, y es, además, el principal factor de riesgo de muerte en adolescentes (1).

En promedio, en el mundo cada persona de 15 años o mayor bebe anualmente cerca de 6,2 litros de alcohol puro. Pero menos de la mitad de la población (38,3%) bebe alcohol, lo cual implica que aquellos que lo beben en promedio consumen 17 litros de puro alcohol por año.

El informe de dicha organización también señala que un mayor porcentaje de hombres que mujeres mueren por causas relacionadas con el alcohol - 7,6 % de los hombres y 4% de las mujeres -, aunque hay evidencia de que las mujeres pueden ser más vulnerables a los efectos nocivos del alcohol en comparación con los hombres. Los autores señalan también que existe preocupación por el aumento constante en el consumo de alcohol entre las mujeres.

  • Los países con las tasas más altas de consumo de alcohol per cápita y anuales en las Américas son: Granada (12,5 litros), Saint Lucia (10,4), Canadá (10,2), Chile (9,6), Argentina (9,3), Estados Unidos (9,2), México ocupa el décimo lugar con un consumo de 7.2 litros per cápita.
  • Los países de las Américas con el consumo per cápita más bajo son: El Salvador (3,2 litros por año), Guatemala (3,8), Honduras (4), Jamaica (4,9), Nicaragua (5) y Cuba (5,2).

Conceptos a comprender

Una bebida alcohólica estándar contiene entre 12 y 15 gramos de alcohol. Para la OMS un consumo excesivo es cuando una mujer ingiere más de 40 gramos y el hombre, 60 gramos. Se considera un problema de salud cuando se ingieren más de 50 gramos en el caso de las mujeres y 70 gramos en el caso de los hombres.

Es importante señalar que el consumo de más de 60 gramos de alcohol también produce daños a la salud y es hoy uno de los principales factores de morbilidad, discapacidad y mortalidad.

Basado en el hecho de que 1 gramo de alcohol proporciona 7,1 kcal (29 kJ) y estudios que demuestran que la energía consumida como alcohol es aditivo a la de otras fuentes dietéticas (5), la ingesta energética con el consumo de alcohol puede ciertamente romper el equilibrio energético y, en última instancia, aumento de peso. Sin embargo, una clara asociación de causa y efecto entre la ingesta de alcohol y el aumento de peso no es aun totalmente claro.

El papel de la energía del alcohol en relación a el control del peso corporal se ha estudiado mediante tres enfoques diferentes: epidemiología (consumo de alcohol y peso corporal), investigaciones psicofisiológicas (regulación del alcohol y del apetito) y estudios metabólicos (efectos del consumo de alcohol en el gasto energético y la oxidación del sustrato) (2-3).

Enfoque Epidemiológico

La evidencia epidemiológica no muestra una relación clara entre la ingesta diaria de alcohol y el peso corporal. Sin embargo, la mayoría de los estudios informan que la gente no compensa la energía del alcohol disminuyendo la ingesta de energía del alimento del nonalcohol. Excepto en los alcohólicos, la energía del alcohol se agrega generalmente a la consumición total de la energía del alimento. Por lo tanto, los bebedores moderados de alcohol tienden a consumir más energía que los no bebedores.

Se han realizado varios estudios experimentales para buscar el efecto a corto plazo de la ingesta de alcohol en el comportamiento alimentario y el control del apetito (3-5). Una revisión reciente resumió un número de estos estudios, mostrando que el alcohol ingerido antes de una comida ha demostrado tener un efecto neutro sobre la ingesta, tal parece no tener ningún efecto en el apetito, o para aumentar el apetito (5).

Los hallazgos de los grandes estudios transversales, así como, los estudios de cohortes con largos períodos de seguimiento fueron contradictorios. Los resultados de ensayos experimentales a corto plazo tampoco mostraron una tendencia clara. Los resultados globales no confirman de manera concluyente una asociación positiva entre el consumo de alcohol y el aumento de peso. Sin embargo, se han reportado hallazgos positivos entre la ingesta de alcohol y el aumento de peso, principalmente a partir de estudios con datos sobre niveles más altos de consumo de alcohol (4).

Estudios metabólicos

La paradoja del aumento de la ingesta de energía inducida por el alcohol, sin una clara correlación entre la ingesta de alcohol y el peso corporal, ha llevado al curioso concepto de que la energía del alcohol tiene un valor biológico bajo (4-6). Esta hipótesis no ha sido confirmada por recientes investigaciones metabólicas sobre el efecto de la ingesta de alcohol sobre el gasto energético y la oxidación de sustratos en humanos. Varios estudios realizados utilizando calorímetros indirectos de cuerpo entero (7-9) demostraron claramente que la energía del etanol es utilizada eficientemente por el cuerpo y que la energía del alcohol cuenta.

La termogénesis inducida por etanol ha sido estudiada por varios grupos de investigadores; Se obtuvo un valor medio de 15% para la termogénesis inducida por etanol (8-10). Después de la ingestión de etanol, la estimulación del gasto energético inducido por el metabolismo del etanol representa el 15% de la energía del etanol; Por lo tanto, el 85% de la energía del etanol está disponible como energía metabolizable para otros procesos metabólicos. La termogénesis inducida por etanol es menor que la termogénesis inducida por proteínas (≈25%) y mayor que la termogénesis inducida por carbohidratos (≈8%) y termogénesis inducida por lípidos (≈3%).

Hay otra manera por la cual la ingesta de alcohol puede alterar la regulación del peso corporal. El etanol no se almacena en el cuerpo, pero se oxida en preferencia sobre otros combustibles. La adición de etanol a una dieta reduce la oxidación lipídica medida durante 24 h, mientras que la oxidación de carbohidratos y proteínas son mucho menos inhibidas (7).

Otros estudios confirman que la ingesta de alcohol reduce la oxidación de la grasa y favorece un balance positivo de grasa (9, 10). En resumen, los estudios metabólicos demuestran que la energía del etanol se utiliza con una eficacia comparable a la de una comida de carbohidratos + proteína y que reduce la oxidación de la grasa. No hay razón para afirmar que la energía del etanol no juega un papel en la regulación del balance energético.

1. Poli A, Marangoni F, Avogaro A, et al. Moderate alcohol use and health: a consensus document. Nutr Metab Cardiovasc Dis. 2013;23:487–504. doi: 10.1016/j.numecd.2013.02.007.

2. O’Keefe JH, Bhatti SK, Bajwa A, et al. Alcohol and cardiovascular health: the dose makes the poison…or the remedy. Mayo Clin Proc. 2014;89:382–93. doi: 10.1016/j.mayocp.2013.11.005.

3.•. Bendsen NT, Christensen R, Bartels EM, et al. Is beer consumption related to measures of abdominal and general obesity? A systematic review and meta-analysis. Nutr Rev. 2013;71:67–87. doi: 10.1111/j.1753-4887.2012.00548.x.

4. Sayon-Orea C, Martinez-Gonzalez MA, Bes-Rastrollo M. Alcohol consumption and body weight: a systematic review. Nutr Rev. 2011;69:419–31. doi: 10.1111/j.1753-4887.2011.00403.x.

5. Yeomans MR. Alcohol, appetite and energy balance: is alcohol intake a risk factor for obesity? Physiol Behav. 2010;100:82–9. doi: 10.1016/j.physbeh.2010.01.012.

6. Gruchow HW, Sobocinski KA, Barboriak J, et al. Alcohol consumption, nutrient intake and relative body weight among US adults. Am J Clin Nutr. 1985;42:289–95.

7. Bergmann MM, Schütze M, Steffen A, et al. The association of lifetime alcohol use with measures of abdominal and general adiposity in a large-scale European cohort. Eur J Clin Nutr. 2011;65:1079–87. doi: 10.1038/ejcn.2011.70.

8. Colditz GA, Giovannucci E, Rimm EB, et al. Alcohol intake in relation to diet and obesity in women and men. Am J Clin Nutr. 1991;54:49–55.

9. Liangpunsakul S. Relationship between alcohol intake and dietary pattern: Findings from NHANES III. World J Gastroenterol. 2010;16:4055–60. doi: 10.3748/wjg.v16.i32.4055.

10. Rohrer JE, Rohland BM, Denison A, et al. Frequency of alcohol use and obesity in community medicine patients. BMC Fam Pract. 2005;6:17. doi: 10.1186/1471-2296-6-17.