Core training ¿es tan importante?: análisis y revisión de conceptos y evidencia entorno al entrenamiento de la estabilidad raquídea.
Publicado 13 de marzo de 2014, 11:58
En los últimos años ha emergido con fuerza una tendencia relacionada con potenciar el entrenamiento del denominado “core” como forma, bien de obtener un mayor rendimiento o como factor determinante de la prevención de lesiones.
A este respecto, considerando las aportaciones de numerosos y relevantes grupos de investigación (habiendo tenido la oportunidad desde el IICEFS de haber contado con la participación de alguno de ellos), creemos de interés abordar esta cuestión y realizar de igual manera, algunos análisis y planteamientos que puedan servir de ayuda a quienes pudieran estar interesados en profundizar en esta temática.
* Agradecemos enormemente la colaboración y participación durante estos meses con el grupo de investigación del Dr. F.J. Vera y, para más inri, haber tenido la oportunidad de revisar algunas de sus publicaciones de próxima aparición y que vendrán a aportar más luz entorno a toda esta temática. La labor de investigadores como los de este grupo debe ser reconocido y valorado por el importante trabajo que hay detrás y la enorme repercusión de sus resultados para lograr una prescripción de ejercicio más segura y eficaz.
Pero…¿qué es eso del “core”?
Tradicionalmente todo lo concerniente al entrenamiento de esta región del tronco y caderas se ha recogido bajo el paraguas del “entrenamiento lumbo-abdominal”, relacionando los objetivos y estímulos con la musculatura relacionada con dicha región. A medida que los años pasaron no solo asistimos a una evolución en las propuestas (posiblemente al tiempo que se iba profundizando en el conocimiento sobre aspectos anatómicos, biomecánicos, neurofisiológicos, etc.) sino también a la necesidad de ampliar el concepto desde el cual se fundamentaban y desarrollaban estas propuestas. No parecía tener mucho sentido relacionar todo cuanto se orientaba a la mejora funcional en la capacidad de estabilizar y movilizar la región lumbopélvica, no solo con unos determinados músculos (que no eran los únicos ni más relevantes) sino mucho menos relacionarlo todo con el componente activo o muscular, ya que los planteamientos y el desarrollo de las propuestas exigían un análisis más profundo y pormenorizado.
La aparición del concepto de “core” podría venir a servir para lograr definir e integrar toda esta información entorno a dicho concepto y todo cuanto él implica.
Si acudimos a los tratados anatómicos es imposible encontrar el término asociado a una estructura y esto es debido a que dicho término posee una concepción y enfoque más basado en la “funcionalidad”, tal como veremos más adelante. De igual manera y es algo que también reclama cierta dosis de reflexión, no es sencillo encontrar una definición consensuada y plenamente aceptada a nivel de las distintas áreas de conocimiento científico, lo cual podría ser parte del motivo de la posible ambigüedad y falta de unanimidad entorno a este concepto pese a lo difundido y aceptado del mismo, especialmente en el ámbito del ejercicio físico, la salud y el fitness.
El “core” no es un concepto puramente anatómico, sino que es un concepto más bien funcional que englobaría aquellas estructuras musculares, osteo-ligamentosas y de control neural relacionadas con la región dorso-lumbar, pelvis y caderas, cuya participación conjunta permite un adecuado y óptimo control de la estabilidad y de la función movilizadora en tareas o movimientos de miembros superiores, inferiores, de tipo combinado o secuencial (1, 2)
Vemos que entorno al concepto de core se maneja otro término que también está adquiriendo una gran relevancia y reclamando la atención (aplicándose en el contexto del desarrollo de programas de entrenamiento dirigidos a mejorar tal condición en distintos núcleos articulares muchas veces con limitada dosis de acierto, pero esto es otra cuestión que sobrepasa el objetivo del presente blog), nos estamos refiriendo al concepto de “estabilidad”.
Como decimos la utilización del termino “estabilidad” es utilizado en ocasiones con un resultado, en cuanto a posible confusión y ambiguiedad, bastante parecido al comentado anteriormente respecto al concepto de core.
La estabilidad puede ser definida como la capacidad de un cuerpo o estructura de mantener el equilibrio, es decir evitar ser desequilibrado, es por tanto un concepto relativo, que puede ser modificado en un rango amplio desde muy inestable hasta muy estable (3). Como vemos, los conceptos de estabilidad y equilibrio guardan una estrecha relación que exigirá cierta claridad de conceptos a fin de utilizar de forma indiscriminada e inadecuada los mismos en los diversos contextos de aplicación.
Desde el análisis de la física el equilibrio guarda relación con las fuerzas que actúan sobre una estructura y se determina mediante dos condiciones: respecto al movimiento lineal (todas las fuerzas que actúan sobre dicho cuerpo se deben anular entre sí) y respecto al movimiento angular (todos los momentos de fuerza que actúan sobre dicho cuerpo deben sumar cero). De esta forma se puede concluir que el equilibrio es un estado absoluto (3).
Por otro lado la estabilidad no es un concepto meramente estático , aunque este haya reclamado mayor atención por parte de la investigación biomecánica, sino que actualmente se investiga de forma importante respecto a la estabilidad dinámica, es decir entorno a la capacidad mantener una trayectoria ante una perturbación, de esta forma cuanto menos se aleje de la trayectoria deseada o más rápido recupere la misma se podrá establecer una mayor o menor capacidad de estabilización dinámica
A este respecto, recientemente nuestros compañeros de Physical (los Profesores Mauricio Moyano y Matías Sampietro con todo su equipo) han publicado una interesante entrada cuya lectura recomendamos desde aquí .
El concepto de estabilidad del core, por tanto, hace referencia a la capacidad del cuerpo para mantener o recuperar una posición o trayectoria del tronco cuando este es sometido a fuerzas externas o internas. Por todo ello, cuando se utiliza el término estabilidad raquídea o del core se está haciendo referencia a la estabilidad del raquis lumbar ( complejo lumbo-pélvico) en su conjunto, ya que no se puede hablar sobre la mejora de la “estabilidad” de un músculo, sino sobre su capacidad de activación o contracción para otorgar estabilidad al sistema.
Sin embargo, en muchas ocasiones las propuestas no se plantean entorno a la mejora de la capacidad de estabilización del core (que recordemos está relacionada con la capacidad de los sistemas pasivo y activo controlada y modulada por el sistema de control neural) sino muchas veces a un mero entrenamiento de la capacidad muscular que, siendo un componente integrador y necesario de la estabilidad raquídea y, por tanto, relacionado con esta puede exigir cierta ampliación en algunos de los planteamientos (6).
La importancia que ha reclamado, en los últimos tiempos, el entrenamiento de la estabilidad del core puede ser excesiva o no, pero quizás era y puede ser necesaria atendiendo a la existencia de ciertas ambigüedades y falta de consenso y de igual manera al enorme avance de la investigación en dicho área de enorme relevancia, valor y aplicación al ámbito de la salud y el rendimiento deportivo.
Pero esto del “core” ¿funciona?: análisis respecto a la aplicación del entrenamiento del core en el contexto de la salud y el rendimiento deportivo.
El objetivo último del entrenamiento de la estabilidad del core en el ámbito de la salud y la rehabilitación es, tanto ayudar a la mejora de la funcionalidad, así como ayudar a prevenir lesiones y conseguir que el sujeto con dolor lumbar pueda realizar todas las actividades de la vida cotidiana sin dolor, mientras que en el ámbito deportivo el objetivo es permitir que el deportista mejore una técnica que pueda influir en el rendimiento (4). En este sentido Willardson (5) sugiere que la mejora de la estabilidad central o raquídea proporcionará una base más segura, la cual permitirá una mayor producción y transferencia de fuerza hacia las extremidades superiores e inferiores. Incluso, se ha sugerido que un déficit de fuerza y estabilidad central podría generar una técnica ineficiente y predisponer a lesionarse al deportista (7).
Existen diferentes estudios biomecánicos y epidemiológicos que relacionan el déficit de control neuromuscular del tronco, en distintas poblaciones, con lesiones a nivel lumbar y de los miembros inferiores en distintas poblaciones (8,9). De igual manera es sugerido que el desarrollo de la estabilidad del core puede ayudar a mejorar el rendimiento deportivo ya que este es el centro de las cadenas cinéticas que participan en numerosas acciones deportivas, facilitando la transmisión de las fuerzas generadas por los miembros inferiores hacia los miembros superiores y viceversa (10) (aunque sobre este último aspecto debemos considerar la falta de cierto grado de evidencia y limitaciones para relacionar el entrenamiento del core y la mejora en el rendimiento)
De esta manera la estabilidad del core puede concebirse como una capacidad entrenable pero considerando siempre cierto grado de especificidad (tanto en la condición individual como en los requerimientos específicos de las diferentes tareas relacionadas con, por ejemplo, su especialidad deportiva) (11) y relación con el objetivo pretendido, la necesidad de ciertos criterios de progresión y valoración (aspecto este último sobre el que existen bastantes limitaciones para operar desde un punto de vista de la práctica a nivel de campo).
Juan Ramón Heredia / Guillermo Peña
IICEFS
Referencias bibliográficas
1.Heredia JR, Peña G, Mata F, Da Silva M (coord.): Manual de teoría y práctica del entrenamiento para la salud. (in press)
2.Segarra, V., Heredia, J.R., Peña, G., Sampietro, M., Moyano, M., Mata, F., Isidro, F., Martín, F., Edir Da Silva Grigoletto, M.E. (2014) Core y sistema de control neuro-motor: mecanismos básicos para la estabilidad del raquis lumbar. Rev Bras Educ Fís Esporte, (São Paulo) 2014
3.López Elvira JL. (2008) En Izquierdo (coord.) Biomecánica y bases neuromusculares de la actividad física y el deporte. Editorial Médica Paranamerica.
4.Hibbs, A., Thompson, K., French, D., Wrigley, A., & Spears, I. (2008). Optimizing performance by improving core stability and core strength. Sports Medicine, 38(12), 996-1008
5.11. Willardson, J. M. (2007). Core stability training: applications to sports conditioning kiprograms. Journal of Strength and Conditioning Research, 21, 979-985.
6.Faries, M., & Greenwood, M. (2007). Core training: stabilizing the confusion. Strength and Conditioning Journal, 29(2), 10-25.
7.Jeffreys, I (2002). Developing a progressive core stability program. Strength Cond J. 24 (5): 65-6
8.Zazulak BT, Hewett TE, Reeves NP, et al. The effects of core proprioception on knee injury: a prospective biomechanical- epidemiological study. Am J Sports Med 2007; 35 (3): 368-73
9.Cholewicki,J., Simons, A., & Radebold, A. (2000). Effects of external trunk loads on lumbar spine stability. Journal of Biomechanics. 33, 1377-1385.
10.Kibler, W.B., Press, J., Sciascia, A. (2006): The role of core stability ina Athelic function. Sport Med. 36(3): 189-198
11.Casto Juan‐Recio, C., Barbado, D., Lopez‐Valenciano, A., López‐Plaza, D., Montero‐Carretero, C., & Vera‐Garcia, F.J. (2013) Condición muscular y estabilidad del tronco en judocas de nivel nacional e internacional. RAMA. Volumen 8(2), 451465.