¿Cuáles son los requerimientos de fuerza en el voleibol?
Publicado 6 de abril de 2021, 13:28
Mg. Pablo Añon
Preparación física VoleyRespondió 8 de abril de 2021, 13:19
El Voleibol es un deporte de características intermitentes que requiere de sus jugadores realizar esfuerzos de corta duración de muy alta intensidad seguidos de períodos de recuperación incompletos y de baja intensidad. Al mismo tiempo se requiere una demanda considerable del sistema neuromuscular durante los saltos (bloqueo y remate) y desplazamientos defensivos de corta distancia que se producen en reiteradas ocasiones durante un partido, lo que presupone una capacidad y potencia de los sistemas anaeróbicos aláctico de producción de energía, así como también deben de ser capaces de recuperarse rápidamente en los cortos períodos de recuperación intra juego. Como resultado de esto, los jugadores de voleibol requieren de un alto desarrollo de la velocidad, la agilidad, de la potencia muscular de miembros superiores e inferiores, fuerza explosiva, resistencia al sprint, resistencia a la fuerza explosiva y potencia aeróbica.
En un partido de cinco sets de duración, un jugador de elite está realizando entre 250 a 300 acciones de muy alta intensidad, de esas acciones arriba del 50% corresponden a diferentes tipos de saltos, un 30% son sprints de corta distancia y un 12 a 15% acciones de defensa del balón (Hasegawa, y cols 2002). Los saltos implican la mayoría de los eventos de potencia durante el juego y estos varían en función del puesto. Rocha y Barbanti (2007) estudiaron 12 partidos de la superliga brasilera femenina y reportaron que las armadoras realizan unos 20 saltos por set, las puntas 15 saltos por set, las centrales 18 saltos por set. Además en un estudio reciente de time motion analisys de Shepard J et al (2007) en Siv et al (2010), demostraron que durante un rally de 12 segundos de promedio, el armador y los atacantes realizaron un mínimo de un salto. Además, los jugadores en zona de ataque realizaron hasta cuatro saltos de bloqueo y tres saltos de ataque. Por set de juego, los armadores realizaron 11 a 21 saltos, los centrales realizado 2 a 15 saltos de ataque y 3-19 de bloqueo. Al igual que los centrales, los puntas realizaron de 1 a 15 saltos de ataque y 1 a 13 saltos de bloqueo.
El tiempo de duración de los partidos oscila entre 1h a 1h45´ dependiendo del nivel del encuentro con promedios de duración entre 20´a 25´por set (VanHeest J, 2002). En relación a la duración de los puntos el 81% del tiempo de los puntos tienen una duración no mayor a los 10” (el 50% entre 0 a 5” y el 31% entre 6 y 10”), mientras que el 84% de los tiempos de pausa oscilan entre 11” y 30”. El 25,5% del tiempo total corresponde a acciones de juego y el 74,5% restante a las pausas. Lo que nos da una relación trabajo pausa 1:3 (Esper A, 2003). Al menos unas 50 o más repeticiones de acciones de entre 5 a 10 segundos.
En un estudio reciente Mroczek D et al (2014) realizado con jugadores de elite polacos, se revelo que la media de la distancia total recorrida por el jugador durante un partido de tres sets fue de 1.221 ± 327 m y de 1,757 ± 462 m en un partido de cuatro sets. La distancia recorrida en el primer set fue de 423 ± 123 m y fue 14 m más largo que la distancia en el segundo set (409 ± 119 m). Para el tercer y cuarto set se incrementa la distancia de 433 ± 108 m en el tercero set y 446 ± 118 m en el cuarto. Durate una secuencia de juego simple, los jugadores centrales recorren una distancia de 10.43 ± 1.16 m, mientras que los defensores 10.71 ± 0.24 m. la mayor distancia fuer recorrida por el armador 12.1 ± 0.38 m. Los puntas recorrieron una distancia de 10.36 ± 0.16 m. Mientras que el líbero fue el segundo que más distancia recorrió 11.7 ± 0.3 m.
Teniendo presente la duración del encuentro, la relación trabajo pausa (1:3) y la cantidad de acciones por partido, nos permite sugerir que el deporte presenta desde el punto de vista energético, la predominancia del sistema ATP-Pcr (90%) y en menor parte la glicólisis anaeróbica (10%), como resultado de la participación de sistema anaeróbico de suministro de energía. El sistema aeróbico, participa fundamentalmente en la recuperación de la Pcr durante los periodos de reposo intra punto e intra juego, permitiendo repetir esfuerzos de alta intensidad, en breves periodos de tiempo, acelerando la recuperación.
El salto vertical es, probablemente, uno de los más relevantes test que se utilizan el voleibol para evaluar la potencia de los jugadores, debido a que resulta crucial en el desarrollo del juego (ataque y bloqueo). En lo que a categorías menores se refiere, es poco frecuente encontrar estudios, realizados con deportistas de nivel de selección nacional que detallen las características del salto vertical de este tipo de población y con la misma metodología empleada, ya que muchos trabajo reportan el salto vertical evaluado mediante el test de Sargent. Sin embargo se intentara reportar valores de referencia obtenidos de la literatura, para poder contrastar con los valores obtenidos en este trabajo.
Esper A (2002), reporta una media de 34,8cm en el CMJ de 88 jugadoras de división de honor, mientras que los 20 mejores registros fueron de un promedio de 39,02cm. Por su parte Añon P 2005 (datos no publicados) presenta datos de la selección mayor femenina (n:25), encontrándose valores de Abalakov: 37,02 +-3,83; CMJ: 32,34 +-3,34; Sj: 27,63. Las jugadoras de la categoría sub 18 presentaron valores (Añon P 2010 datos in publicar) de Abalakov: 40,52 +-4,72; CMJ: 35,21 +-4,02; SJ: 32,14 +-4,26. La selección menor (n:20) presento valores de Abalakov: 40,93 +- 4,5 cm; CMJ: 34,64 +- 3,08cm; SJ:30,32 +- 3,06 cm.
Los jugadores de vóley presentan mayores valores de salto CMJ y de DJ con respecto a otros deportes de equipo como futbol, hándbol y basquetbol. Kollias et al, reportaron que los jugadores de vóley presentaron mayores valores de cmj (35cm vs 30 cm, 29, 30cm respectivamente), altura del Dj de 60cm (27.7cm vs 22.1cm, 17.4cm, 19.7cm respectivamente), un menor tiempo de contacto en el dj de 60 cm (455ms vs 525.4ms, 515.3ms, 510.5ms), una mayor fuerza máxima en el cmj (3.63 N.kg vs, 3.50 N.kg, 3.48 N.kg. 3.45 N.kg) una mayor potencia máxima en el cmj (29.3 W.kg, 26.6 W.kg, 24.5 W.kg, 27.6 W.kg).
En la siguiente tabla se pueden observar valores de fuerza, CMJ y lanzamiento de jugadores profesionales (Marques et al, 2009) (tabla4).
Las necesidades de fuerza en el vóley se dirigen hacia dos aspectos principales, la prevención de lesiones por sobre uso (sobre todo en hombros y rodillas) y la mejora en la performance del salto vertical y la rapidez en el desplazamiento corto.
Respecto a la primera, las lesiones más frecuentes en los hombros y rodillas se dan por sobreuso sumado a falta de estabilidad y un gesto técnico inadecuado. Durante el ataque hay dos aspectos que deberíamos analizar la acción en el salto, sobre todo la caída y el impacto de la pelota.
Las fuerzas verticales durante la caída, están entre 2000 a 2500 N. Pero estas dependen del tipo de caída. Caídas más suaves atenúan el pico de fuerza, minimizando el riesgo de lesión (Resser y Bahr, 2003). Además caídas más largas con más proyección horizontal generan mayores picos de fuerza (7 veces el peso corporal vs 3.5 veces el peso corporal) (Marquez et al, 2009). En condiciones normales los picos de fuerza vertical tienen un rango de 62.8 N/kg a 127.7 N/kg.
Por otro lado los hombros de los jugadores deben soportar altas velocidades angulares y torques durante el ataque y el saque en salto, se estima que un jugador profesional realiza unos 40000 ataques por año. Kugler y cols (1996), reportaron que el impacto de la pelota se produce en una posición de anteversión entre 170°-140° con una rotación neutral. La velocidad de la mano es de aproximadamente 13.1 m∙s-1, acelerando la pelota a una velocidad por arriba de los 120km/h, al mismo tiempo durante el ataque, se deben realizar rápidos ajustes y reaccionar a cambios en la posición, dirección, velocidad y rotación de la pelota involucrando un estrés sobre los músculos estabilizadores del hombro. El movimiento de remate suele desglosarse en tres fases: armado, aceleración y desaceleración. La fase de armado termina aproximadamente a 90 ° de abducción con rotación máxima de la articulación escapulo humeral. Durante esta fase, el infraespinoso y redondo menor actúan conjuntamente en la rotación externa del húmero, mientras que el romboides participa en la máxima retracción de la escapula que se da en este momento. En la siguiente fase (aceleración), la actividad del infraespinoso declina mientras que el redondo menor permanece activo. Esta fase se caracteriza por una importante rotación interna, extensión y aducción horizontal del hombro hasta el punto de contacto con el balón. Cuándo se hace contacto con balón, comienza la tercera fase (fase de desaceleración). En esta fase se requiere una fuerte contracción muscular excéntrica para mantener la congruencia de la articulación escapulo-humeral.
Esto implica una alta actividad de los músculos del manguito rotador, del serrato anterior, bíceps braquial, deltoides y del dorsal ancho, junto con los estabilizadores de la escapula que permiten disipar las fuerzas suavemente contrayéndose excéntricamente (Roquito et al 1998).
Reeser J y cols 2010, compararon las características cinemáticas y dinámicas de cuatro tipos diferentes de ataque y al mismo tiempo las compararon con patrones de movimiento del lanzamiento del beisbol y del saque de tenis. Las fuerzas del hombro oscilan entre 330 a 412 N y del codo 222 a 312N dependiendo del tipo de ataque y/o saque.
Respecto a la performance física se basa en la buena relación que existe entre los niveles de fuerza y RFD y el CMJ en jugadoras y jugadores de elite (Copic et al 2014, Newton et al 1999).