​De organoquinas, proteínas, músculo y COVID19. Una mirada al después para comprender lo que debería ser quizás el antes

Publicado 30 de abril de 2021, 16:46

​De organoquinas, proteínas, músculo y COVID19. Una mirada al después para comprender lo que debería ser quizás el antes

Quienes me siguen en publicaciones, cursos, etc., saben cuanta importancia se le da a las organoquinas (denominadas genéricamente también citoquinas, interleuquinas, etc.) en el campo del rendimiento muscular y de la salud.

Una lucha que se precia ser de enorme ayuda es la que lleva a cabo el músculo produciendo mioquinas para defendernos frente a la generación de muchas otras citoquinas que provocan alta agresión al organismo, fabricadas por diferentes órganos.

La masa muscular está entre los primeros tejidos agredidos por COVID19, lo que ya se advierte y reconoce frente a la mialgia que aparece en los primeros días de la infección viral. Eso expresa lesión muscular, lo que también se le atribuye a la tormenta de citocinas, a la desnutrición muscular, y la inactividad física prolongada entre otros desencadenantes.

Es interesante recordar que quienes padecen diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, cáncer, etc., se muestran en la primera línea de vulnerabilidad frente al virus, presentando esas poblaciones además estados basales de desnutrición proteica e inflamación sistémica. Estas personas suelen manifestar cierto grado de atrofia muscular (sarcopenia), coincidente con lo que muestran la mayoría de los pacientes aquejados por COVID19. De hecho, es probable que los adultos mayores afectados por él muestren lesiones dramáticas en la estructura muscular, especialmente en las últimas etapas de la enfermedad (Jin M., Tong Q. Rhabdomyolysis as Potential Late Complication Associated with COVID-19. Emerg. Infect. Dis. 2020)

Las adipoquinas (aumentadas) y mioquinas (disminuidas) producidas por el tejido adiposo y el músculo sarcopénico estimulan la señalización de la inflamación y el estrés oxidativo que producen hipercatabolismo, especialmente en personas con edad avanzada y/o con trastornos metabólicos (Zhou L., et al.. Comment on ‘COVID-19: A major cause of cachexia and sarcopenia’ by Morley et al. J. Cachexia Sarcopenia Muscle. 2021).

Se cree que la desnutrición y la inflamación basal son efectores claves en el desarrollo de tormentas de citocinas en estos individuos cuando contraen COVID-19 (Ali A.M., Kunugi H. Approaches to nutritional screening in patients with Coronavirus Disease 2019 (COVID-19) Int. J. Environ. Res. Public Health. 2021). Pero también se sabe que el exceso de citocinas induce directamente daños en múltiples órganos, incluido el músculo esquelético, que sufre una transformación degenerativa y disminución de volumen (Welch C., et al. COVID-19 and Acute Sarcopenia. Aging Dis. 2020. Y si faltara algo, además ellas interfieren con las hormonas que promueven la integridad muscular, como la testosterona (Zhou L., et al.. Comment on ‘COVID-19: A major cause of cachexia and sarcopenia’ by Morley et al. J. Cachexia Sarcopenia Muscle. 2021).

En cuanto a las estrategias de ataque para quien es vulnerado por COVID19, ciertos medicamentos antivirales indicados (p. Ej., Hidroxicloroquina) y la dexametasona, provocan un importante daño muscular, con mayor insulto en pacientes inmóviles (Finsterer J., Scorza F. SARS-CoV-2 associated rhabdomyolysis in 32 patients. Turk. J. Med. Sci. 2021).

Para concluir y empezar a pensar en mejores estrategias que la de no hacer (o hacer mal!) para cuidar al organismo post COVD19, vale pensar en lo siguiente: los estudios de seguimiento actuales informan que los déficits musculares en pacientes con COVID-19 muestran similitudes con los observados en las pandemias anteriores causadas por coronavirus. Ello se asoció a una fuerza muscular reducida, con disnea y fatiga mientras realiza actividades de la vida diaria, incluso hasta 2-3 meses después del alta. La mala calidad de vida y la depresión eran comunes entre esos pacientes (Paneroni M., et al. Muscle Strength and Physical Performance in Patients Without Previous Disabilities Recovering From COVID-19 Pneumonia. Am. J. Phys. Med. Rehabil. 2021).

Finalizando, es para considerarse muy especialmente que los estudios metaanalíticos muestran un aumento de la fuerza muscular en adultos mayores frágiles que reciben un suplemento combinado de proteínas y vitamina D (100-1600 UI / día) (Gkekas N.K., et al. The effect of vitamin D plus protein supplementation on sarcopenia: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Maturitas. 2021), al tiempo que cuando la suplementación con proteínas se combina con el fortalecimiento muscular por ejercicio, acontece una mejora de la masa corporal magra completa, la masa apendicular, la fuerza de las piernas y la capacidad para caminar (Liao C.D.,. The Role of Muscle Mass Gain Following Protein Supplementation Plus Exercise Therapy in Older Adults with Sarcopenia and Frailty Risks: A Systematic Review and Meta-Regression Analysis of Randomized Trials. Nutrients. 2019). Quizás este sea un buen momento en el que más que pensar en el después se repare en el antes, especialmente cuando se sabe que la pobre masa muscular nunca se mostró como una buena fábrica de mioquinas con capacidad de defensa orgánica.

Para reflexionar…