DÍA MUNDIAL DE LA ACTIVIDAD FÍSICA

Publicado 6 de abril de 2016, 17:52

Mg. Oscar Oswaldo Escobar Montoya. Coordinador RAPEFPAF "Red Antioqueña de Pedagogía del Ejercicio Físico y Promoción de Actividad Física".

Introducción

Indudablemente los seres humanos actuamos acorde a los contextos históricos y culturales en los que vivimos. En este sentido, tenemos que reconocer que los habitantes de los países occidentales hemos estado inmersos en sociedades donde el proceso de enfermedad ha recibido una mayor atención que el proceso de salud. En consecuencia, las personas no se preocupan por estar bien sino hasta que presentan factores de riesgo o alguna enfermedad establecida; momento en el que la gran mayoría de las personas se interesan por empezar a realizar alguna forma de ejercitación corporal.

De allí que la promoción de las actividades físicas y la planificación sistemática del ejercicio físico hayan sido impulsada principalmente por profesionales y especialistas del estudio de la enfermedad. Es por ello, que las recomendaciones sobre la realización de actividades físicas tienen como idea principal la prevención de la enfermedad, especialmente las crónicas degenerativas no transmisibles. En razón de lo señalado, hoy los programas de promoción de las actividades físicas tienen como principal propósito reducir el sedentarismo de la población.

Así pues, hoy es necesario tener presente que la razón de ser de las intervenciones de promoción de actividad física y planificación sistemática del ejercicio físico es el “bien estar bien”, teniendo presente que bien estar es la relación armoniosa, agradable, del individuo consigo mismo y estar bien es una relación de empatía, exitosa, placentera entre los seres humanos, la naturaleza de la cual forman parte y todo lo que integra sus ecosistemas. Por lo anterior, es necesario vislumbrar nuevas perspectivas respecto a la relación existente entre estas formas de intervención y el “bien estar bien”.

Recomendaciones de ejercitación corporal

En cuanto a los infantes y los adolescentes, ha sido establecido que los chic@s deben ejecutar todos los días 60 minutos o más de actividades físicas de intensidad entre moderada y vigorosa que sean divertidas y desarrolladas apropiadamente (Strong, W. B., Manila, R. M., Blimkie, C., Daniels, S. R., Dishman, R. K., Gutin, B., Hergenroeder, A. C., Must, A., Nixon, P. A., Pivarnik, J. M., Rowland, T., Trost, S. and Trudeau, F. 2005). Éstas deben incluir esfuerzos de resistencia aeróbica, actividades físicas apropiadas para fortalecer los músculos y ganar masa ósea (DHHS, 2008).

¿Realizan los niños de las ciudades la cantidad de actividad física recomendada para promover la salud y la condición física?

Según la novena edición del ACSM's Guidelines for Exercise Testing and Prescription publicada en febrero de 2013, la prevalencia de la recomendación (acumular 60 minutos o más de actividad física por día de intensidad entre moderada y vigorosa) fue del 42% en los niños de edades comprendidas entre 6 y 11 años y en adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y los 19 años fue de sólo el 8%.

No obstante, Trost, S. G. et al. (2013, p. 470-474) determinaron en una muestra racial y étnicamente diversa de escolares de primaria del centro de la ciudad de Philadelphia que menos de uno de cada cuatro niños en edad escolar acumuló la recomendación de 60 minutos o más de actividad física de intensidad entre moderada y vigorosa todos los días. Estos resultados ponen de relieve la necesidad de programas efectivos y sostenibles para promover la actividad física en la población infantil urbana.

Respecto a los adultos, el departamento de servicios humanos y salud de los Estados Unidos de América, en su guía de actividad física para los americanos (DHHS, 2008), indica que los adultos y ancianos que no logren realizar 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa a la semana o en su defecto una combinación equivalente de actividad física aeróbica de intensidad entre moderada y vigorosa sólo obtienen algunos beneficios asociados a la práctica de actividad física, por lo que beben intentar realizar entre 150 y 300 minutos de actividad física de intensidad moderada o entre 75 y 150 minutos de intensidad vigorosa a la semana para obtener beneficios sustanciales o ejecutar más de 300 minutos de actividad física de intensidad moderada o más de 150 minutos de intensidad vigorosa a la semana para alcanzar beneficios adicionales. Asimismo, recomiendan que los adultos realicen 2 o más veces por semana ejercicios de fuerza resistencia de baja intensidad. Además, los adultos mayores deben hacer 3 o más días a la semana actividades físicas de equilibrio (Bushman, B., 2011).

El incremento a pasos pequeños siempre es apropiado cuando no se tiene un buen nivel de condición física. Además, es a menudo contraproducente incluir progresiones demasiado rápidas, ya que para muchos de los participantes él no ser capaces de adaptarse a la nueva exigencia, es una de las principales causa de desmotivación y abandono de los programas. En consecuencia, se debe recomendar que:

-Las personas inactivas pasen a ser mínimamente activas.

-Las personas mínimamente activas se tornen regularmente activas.

-Las personas regularmente activas pasen a ser muy activas.

-Las personas muy activas mantengan ese nivel de actividad física.

Desde este punto de vista, las personas deben tener tiempo para el ocio, con miras a que las comunidades y los individuos de todas las edades en todas las sociedades, desarrollen un modo y estilo de vida óptimo. Ante esta postura, el ocio debe ser entendiendo como las acciones en las que actuamos con plena autonomía para elegir lo que deseamos hacer, en las que encontramos placer y disfrute, pero además en las que se satisfacen las necesidades personales y colectivas. De esta manera, la pedagogía del ejercicio físico debe pretender formar a la población para que haya una adecuada direccionalidad de los hábitos de vida hacia lo salutogénico y no hacia lo patogénico.

Perspectiva que invita a promocionar una vida activa, tanto por parte de las familias como por parte de las instituciones educativas y demás organizaciones relacionadas con este campo de la formación humana, con el propósito de consolidar a las actividades físicas y al ejercicio físico como hábitos de vida que pretenden incrementar o mantener el bienestar y disminuir la incidencia y la prevalencia de las enfermedades.

Por tal motivo, el diseño de los programas de ejercicios físicos deben integrar todas las dimensiones del ser humano mediante una aproximación a la pedagogía del ejercicio físico que contemple la triple vertiente de lo conceptual (conocimientos sobre la relación ejercicio físico y bien – estar – bien), lo procedimental (experiencias significativas sobre ejercicio físico) y lo actitudinal (actitudes positivas hacia ejercicio físico).

Bibliografía

ACSM’s, (2013). Guidelines for exercise testing and prescription (ninth edition). USA: Lippincott Williams and Wilkins.

Bushman, B. (2011). ACSM’s Complete guide to fitness and health. Champaign, IL: Human Kinetics.

Strong, W. B., Manila, R. M., Blimkie, C., Daniels, S. R., Dishman, R. K., Gutin, B., Hergenroeder, A. C., Must, A., Nixon, P. A., Pivarnik, J. M., Rowland, T., Trost, S. and Trudeau, F. (2005) Evidence based physical activity for school-age youth. The Journal of Pediatrics, Vol. 146 (Issue 6), 732-737.

Trost, S. G., Mccoy, T. A., Vander Veur, S. S., Mallya, G., Duffy, M. L. and Foster, G. D. (2013). Physical Activity Patterns of Inner-City Elementary Schoolchildren. Medicine & science in sports & exercise, Vol. 45 (3), 470–474.

Cibergrafía

The U.S. Department of Health and Human Services (2008). health. gov. U.S.A. 2008 Physical Activity Guidelines for Americans. Recuperado de http://www.health.gov/paguidelines/.