Dietas hiperproteicas: ¿son eficientes y seguras a largo plazo?

Publicado 12 de febrero de 2013, 20:31

Dietas hiperproteicas: ¿son eficientes y seguras a largo plazo?

Muy de moda actualmente, las dietas hiperproteicas (bajas en carbohidratos y usualmente altas en grasas) son ampliamente usadas por muchos especialistas de la Nutrición, y también por muchas personas que las realizan sin supervisión profesional, con fines de adelgazamiento.

Por definición, una dieta hiperproteica es aquella en la cual la ingesta de proteína supera las recomendaciones diarias establecidas. Actualmente se acepta que el consumo de 0,8 g/kg/día de proteínas es suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales del adulto sano que no realiza un plan de entrenamiento exigente.

Si bien las personas que las realizan usualmente ven mayores efectos en el corto plazo, no hay evidencia concluyente de que sean más efectivas que otros tipos de dietas y que esa pérdida de peso se sostenga de mejor manera a largo plazo; incluso algunos estudios postulan efectos adversos para la salud, pero esto puede estar muy relacionado al estado de salud de los individuos.

Según diferentes estudios, este tipo de dietas altas en proteínas y grasas, y bajas en carbohidratos, frutas, verduras y fibra, pueden ocasionar alteraciones en el metabolismo hidroelectrolítico y ácido-base, en el metabolismo óseo (por la elevada carga ácida de los alimentos proteicos), en la función renal (en personas con problemas renales previos) y en la función endócrina. Y por otro lado, tener en cuenta la procedencia de las proteínas, ya que se asocia el consumo elevado de carnes rojas con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares, de diabetes tipo 2, y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon, esófago y estómago.

En relación a su uso en tratamientos adelgazantes, merece la pena hacer ciertas aclaraciones. Según la OMS: “Las dietas ricas en carbohidratos desempeñan un papel central en el control del sobrepeso y de la obesidad”. La segunda aclaración procede de las últimas Guías Dietéticas de Estados Unidos: “Existen evidencias sólidas y consistentes que señalan que cuando se controla la ingesta calórica, la proporción de macronutrientes de la dieta no está relacionada con la pérdida de peso”. Y las últimas pro­vienen del consenso de la FESNAD-SEEDO (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética – Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) : “En el tratamiento de la obesidad no se recomienda inducir cambios en la proporción de proteínas de la dieta (grado de recomendación A)”, y “las dietas con mayor contenido de hidratos de carbono complejos (≥50% del aporte energético total, aproximadamente) se asocian con índices de masa corporal más bajos en adultos sanos”.

Un aspecto que no se ha tenido muy en cuenta en años anteriores, pero que ha ganado relevancia en los últimos tiempos, es la composición del peso perdido. Las dietas altas en proteínas parecen ser más eficientes en este aspecto, ya que provocan una menor pérdida de masa magra cuando se llevan a cabo dietas con déficit energético.

En conclusión, no es recomendado este tipo de dietas en personas con enfermedades renales, hepáticas, niveles de acido úrico elevados, y es necesario un riguroso control profesional para su uso en personas con sobrepeso u obesidad con fines de adelgazamiento. Los aspectos claves de cualquier dieta para bajar de peso son el generar un déficit energético (balance energético negativo) y que los sujetos demuestren una elevada adherencia hacia el plan de alimentación.


Ailén Dietrich.
Lic. en Nutrición

Adrián Barale.
Prof. en Educación Física
Lic. en Nutrición
Editor Sección de Nutrición Deportiva
Coordinador académico y docente del Curso a Distancia de Nutrición Deportiva

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