El impacto de la inactividad sobre la salud muscular en el envejecimiento: proteínas y ejercicio como contramedidas
Publicado 23 de abril de 2020, 12:34
El año pasado, Stuart M. Phillips de la McMaster University (Canadá) elaboró una gran revisión junto a otros autores, que bien puede reflotarse hoy con este tema de la cuarentena mundial a causa del COVID-19 respecto a la pérdida de actividad física y sus consecuencias en la salud y fitness muscular.
Las declinaciones en la fuerza y la función muscular con la edad - sarcopenia - contribuyen a una variedad de resultados negativos incluyendo un mayor riesgo de: caídas, fracturas, hospitalización, y movilidad reducida en personas mayores de edad. Las estimaciones de la pérdida de músculo en base a la población después de la edad de 60 años muestran una pérdida de 1% por año, mientras la pérdida de fuerza es más rápida en 3% por año. Sin embargo, estas tasas no son lineales, ya que turnos periódicos de actividad física reducida y desuso muscular aceleran transitoriamente la pérdida de músculo y la disminución en la fuerza y la potencia muscular.
El desuso del músculo completo episódico puede ser debido a un reposo en cama relacionado a una enfermedad o el desuso del músculo local como resultado de la inmovilización/cirugía del miembro. Alternativamente, el desuso del músculo relativo ocurre durante la inactividad debido a la enfermedad y la convalecencia asociada que producen las marcadas reducciones en los pasos diarios (caminata), a menudo llamado reducción del paso (SR). Mientras es una forma 'más moderada' de desuso, puede tener un impacto adverso similar en la salud del músculo esquelético. Las consecuencias fisiológicas de la inactividad incluso de corta duración, modeladas por SR, muestran pérdidas en la masa muscular y fuerza, así como una sensibilidad a la insulina alterada y un aumento en la inflamación sistémica. Aunque aparentemente benigno comparado con el reposo en cama, la inactividad periódica ocurre probablemente, los autores de esta revisión postulan, más frecuentemente con el avance de la edad debido a una enfermedad, disminución de la salud mental y disminución de la movilidad. Dada que la recuperación de la inactividad en los adultos mayores de edad es lenta o posiblemente incompleta, los autores suponen que períodos acumulados de inactividad contribuyen a la sarcopenia. La actividad periódica, aún en pequeñas cantidades, y la suplementación de proteínas pueden servir como estrategia eficaz para compensar la pérdida de masa muscular con el envejecimiento, específicamente durante los períodos de inactividad. El objetivo de esta revisión fue examinar la reciente literatura que abarca la SR, como modelo de inactividad, y para explorar la capacidad de nutrición e intervenciones de ejercicio para mitigar los cambios fisiológicos adversos como resultado de la SR.
CONCLUSIÓN
Aunque sería considerado un estímulo significativamente menos catabólico que el reposo en cama, la SR como modelo de actividad reducida resulta en marcadas alteraciones negativas sobre la salud del músculo esquelético en los adultos más jóvenes y en los mayores de edad. Los períodos de SR pueden ocurrir en frecuencias mayores comparado con una descarga completa y con, los autores especulan, consecuencias poco valoradas. En las personas más jóvenes, tales períodos no pueden ser tan deletéreos como en las personas de mayor edad puesto que, aún dado el número pequeño de observaciones, parece ser que las personas mayores de edad tienen una dificultad de recuperarse completamente de la SR o del desuso. Los autores proponen que los efectos periódicos del desuso del músculo y de la SR y las consecuencias negativas acumulativas, deben ser considerados dirigiéndose la salud a largo plazo de los individuos que envejecen.