¿En qué contextos del entrenamiento se puede medir la variabilidad de la FC?

La Variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) se puede medir antes, durante y después de entrenar, con diversos protocolos y finalidades.

La más frecuente y, posiblemente la más importante en el contexto del entrenamiento, es la evaluación antes de entrenamiento porque el resultado de esta evaluación puede ayudarnos a ajustar mejor la carga de entrenamiento programada para aquel día.

Ya durante el entrenamiento, si se respetan algunas presupuestos metodológicos, es posible evaluar la VFC en el calentamiento, durante el ejercicio constante y en la recuperación post-ejercicio, para verificar el estado del atleta y su respuesta a la carga del entrenamiento.

Después de entrenar, ya durante la recuperación hasta la sesión siguiente, se puede monitorizar el proceso de recuperación para confirmar las adaptaciones agudas y la capacidad de recuperación del atleta.

Obviamente no es obligatorio hacer todo esto para sacarle provecho a la información que la VFC nos aporta, pero sí es importante evaluar en qué momento de la temporada estamos y cuáles son los objetivos para seleccionar los momentos y los protocolos más adecuados para nuestra realidad diária. Además, recordando que la VFC no tiene valor en sí misma si no somos capaces de contextualizarla a lo largo del tiempo.