Entrenamiento de la fuerza de tren superior de alto volumen vs de alta intensidad sobre el rendimiento neuromuscular agudo y valuaciones del esfuerzo percibido

Publicado 21 de mayo de 2020, 16:16

Entrenamiento de la fuerza de tren superior de alto volumen vs de alta intensidad sobre el rendimiento neuromuscular agudo y valuaciones del esfuerzo percibido

Comparación de un entrenamiento de la fuerza de tren superior de alto volumen y de alta intensidad sobre el rendimiento neuromuscular agudo y valuaciones del esfuerzo percibido


La efectividad de programas tradicionales de entrenamiento de la fuerza para lograr una específica respuesta de entrenamiento fisiológica, neuromuscular y funcional (es decir, resistencia muscular, hipertrofia, fuerza máxima, o potencia) depende de la manipulación de las variables de carga del entrenamiento.

Las progresiones de la carga son generalmente realizadas registrando la carga levantada, el número total de repeticiones hechas, y el cálculo de la carga de volumen (movimientos × carga), e intensidad (carga de volumen ÷ movimientos) han sido usados para monitorear a los deportistas (Bishop 2008). La literatura recalca que el control y la cuantificación de la carga de entrenamiento es un paso vital para entender la fatiga neuromuscular y el estrés agudo metabólico y mecánico impuesto por el entrenamiento (Halson 2014). El proceso puede llevarse a cabo para intentar reducir el riesgo de lesión, enfermedad, y sobreentrenamiento no funcional, y puede permitir la identificación de los atletas que no están respondiendo al programa de entrenamiento (Halson 2014).

Las cargas externas de entrenamiento son medidas objetivas del trabajo realizado por el atleta durante el entrenamiento o la competición. Alternativamente, las cargas internas son accesibles a través del uso de mediciones del esfuerzo percibido (RPE). El monitoreo de la carga interna puede determinar el estímulo apropiado para las adaptaciones óptimas supervisando el estrés fisiológico, o el esfuerzo percibido de un atleta (Halson 2014). Tasas de calificaciones percibidas son también combinadas con otras variables como la duración de la sesión y la frecuencia cardíaca. Mientras el uso del monitoreo de la carga interna ha crecido en popularidad, pocos estudios han comparado la carga interna del entrenamiento de la fuerza de diferentes programas en una población homogénea (Egan 2006). Es más, algunos de los protocolos presentes en la literatura no representan un régimen de fuerza máximo que podría ser adoptado por atletas de élite (Gearhart 2002).

Aunque se consideran estándares de oro para medir variables asociadas con la fuerza y la potencia, instrumentos como la plataforma de fuerza y los transductores de posición lineal pueden ser difíciles de trabajar y están más allá del presupuesto de muchos profesionales de fuerza y acondicionamiento.. Alternativamente, tests de campo como los saltos verticales u horizontales (Da Silva 2014, Hollander 2008), lanzamientos de una medicine ball (MBT) (Simin 2017), push-ups ascendentes pliométricos (Wang 2017), y el levantamiento máximo (Hollander 2008), han sido demostrados de ser herramientas prácticas, fiables, y válidas para analizar la fatiga neuromuscular, y el curso de tiempo de la recuperación de post-entrenamiento.

Mucha de la literatura existente ha demostrado la fatiga neuromuscular significativa (observada por los decrementos en la fuerza isométrica y dinámica, fuerza pico, tasa de desarrollo de la fuerza, y potencia) luego de tanto un entrenamiento de la fuerza de alto volumen (AV) como de bajo volumen (AI). La cuantificación de la fatiga neuromuscular aguda inducida por distintas cargas de entrenamiento ayudaría a entender las adaptaciones crónicas observadas, que son el resultado de los programas de entrenamiento de la fuerza.Este mejor conocimiento podría aplicarse para la organización óptima de los programas de entrenamiento (Walker 2012). Las características específicas de la fatiga neuromuscular pueden asociarse con la aplicación de las cargas externas. A pesar de que esta cuantificación no siempre refleja directamente el estrés biológico impuesto, las mediciones de la carga interna se vuelven más relevantes durante el proceso de entrenamiento (Scott 2016). Bruno V.C. Da Silva de la Federal University of Triangulo Mineiro (Brasil) recientemente llevó a cabo un estudio a este respecto.

El objetivo de ese estudio fue comparar el rendimiento agudo del tren superior y las respuestas de la RPE al entrenamiento de AV y de AI. Debido a su mayor esfuerzo mecánico superior impuesto en el sistema neuromuscular, los autores del estudio suponen que el protocolo AV induciría una fatiga neuromuscular mayor, mientras que el protocolo de AI potencializaría el rendimiento. Similarmente, también fue supuesto que el protocolo de AV llevaría a una RPE mayor.

Dieciséis hombres jóvenes entrenados en fuerza (4 máximas repeticiones [MR] en press de banco = 105.8±15.9 kg) fueron divididos en dos grupos de ocho cada uno, que realizaron sesiones de entrenamiento con series de AI (3 series de 4MR con 180 segundos de pausa), y de AV (4 series de 12MR con 90 segundos de pausa). La RPE de la sesión se obtuvo 30 minutos post-sesión. El rendimiento del lanzamiento de la medicine-ball (MBT) fue medido en pre-, y post-10 minutos. La carga del volumen de entrenamiento (movimientos × carga),y la intensidad (volumen de carga ÷ movimientos) fueron calculadas.

El volumen de carga fue significativamente superior para AV (10890±1241 kg) que para el protocolo de AI (2718±413 kg) (p <0.001). La intensidad fue significativamente superior para AI (100.7±15.3 kg) que para AV (75.6±8.6 kg) (p = 0.002). El rendimiento del MBT fue significativamente reducido desde pre- a post- en AV (p <0.001; Δ = -11%), pero no en AI (p = 0.15; Δ = -5%). La RPE fue significativamente superior en post-AI (9.9±0.4) que en post-AV (8.9±0.8) (p = 0.01).

En conclusión, el protocolo de AV resultó en una reducción mayor en el rendimiento del test de MBT comparado al protocolo AI. Los practicantes deben ser conscientes que mayores volúmenes de ejercicios de presión sobre la parte superior del cuerpo conducen a una mayor fatiga neuromuscular y, por lo tanto, mayores reducciones agudas del rendimiento en comparación con menores volúmenes de ejercicio de alta intensidad. Por lo tanto, los atletas y los técnicos deben evitar volúmenes altos de ejercicios del tren superior cuando niveles altos de potencia neuromuscular son requeridos en el corto plazo. La RPE de la sesión también fue incapaz de monitorear la fatiga en hombres jóvenes entrenados en fuerza.