ENTRENAMIENTO POR MEDIO DE VIBRACIONES MECÁNICAS.
Publicado 25 de julio de 2013, 8:21
El entrenamiento por medio de vibraciones mecánicas, se basa en la
producción artificial de un CEA. Podríamos decir que es similar a la
pliometría, pero con la ventaja de poder controlar mucho más las cargas. Se
basa en el reflejo tónico vibratorio, por el cual, un músculo aumenta la
tensión de la contracción cuando se somete a una vibración (inestabilidad)
(Matthews, 1966; Eklund, 1966). Y principalmente se utiliza para trabajo de
reactividad muscular, trabajo de fibrás rápidas y trabajo del reflejo
miotático.
En las últimas décadas han aparecido una serie de dispositivos en el mercado que reproducen las variaciones de la fuerza de la gravedad por medio de la aplicación de vibraciones mecánicas. Este sistema de entrenamiento parece provocar efectos similares al entrenamiento con ciclos de estiramientoacortamiento aunque de una forma mucho más controlada que además garantiza la integridad del aparato locomotor. El método de vibraciones por todo el cuerpo (WBV; Whole-body vibration) se basa en la respuesta neuromuscular a los estímulos vibratorios de forma que se activan la fibras Ia aferentes que están conexionadas a las alfamotoneuronas (Rothmuller y Cafarelli, 1995). Así, el tejido muscular se ve sometido a una modificación de su longitud en un período muy breve de tiempo. Este rápido estiramiento favorece la estimulación del reflejo miotático, potenciando así la activación muscular.
El entrenamiento vibratorio se ha venido utilizando de forma aislada en modalidades deportivas que se caracterizan por una elevada explosividad (boxeo, saltos, velocidad, voleibol, etc...), tratando de aprovechar las ventajas que ofrece el reflejo vibratorio. Este reflejo fue descrito por Matthews (1966) y Eklund y Hagbarth (1966), quienes comprobaron que la tensión muscular se incrementaba cuando el músculo era sometido a una vibración, a lo que le dieron el nombre de Reflejo Tónico Vibratorio. Más recientemente autores como Rohmert et al (1989), Issurin et al (1994), Weber (1997) y Bosco (1998) observan que la aplicación de cargas mediante vibraciones (30-44 Hz) permite un incremento de la fuerza explosiva tanto del miembro inferior como superior, mientras que Issurin y Tenenbaum (1994), Armstrong et al (1987) y Bosco (1998) comprueban el mismo efecto sobre la fuerza máxima cuando se aplican cargas con el mismo rango de frecuencia.
Efectos sobre el sistema endocrino
Uno de los estudios que más sorpresa ha causado en los últimos años es el de Bosco et al (2000) indicando la respuesta hormonal como posible causa de las mejoras tan espectaculares en cuanto a fuerza explosiva encontradas en la mayoría de estudios. Estos autores encontraron un aumento de la GH de más de un 400% con respecto a los niveles basales. Además la concentración de testosterona aumentó significativamente y la de cortisol disminuyó, por lo que se establece un entorno idóneo para el anabolismo, al aumentar la relación T/C. Sin embargo, los citados grandes aumentos en la concentración de GH se producen de manera similar o superior después de realizar un trabajo intenso con sobrecargas. Nindl et al (2000) encontraron después de realizar 6 series de 10 RM (con dos minutos de descanso) en el ejercicio de sentadilla, unos aumentos de 1,47 a 25 ng/l (hombres) y de 4 a 25,4 ng/l (mujeres) Lo mismo ocurre con la testosterona, como observó William J. Kraemer en sus numerosos estudios sobre el tema (Kraemer et al, 1990,1991, 1992). Sin embargo, es la disminución de la concentración de cortisol la que más dudas plantea, haciéndose necesaria la realización de más estudios sobre la respuesta hormonal a la aplicación de vibraciones.
Efectos sobre el sistema neuromuscular. Influencia en la fuerza máxima dinámica, en la potencia y el salto vertical.
Bosco et al (1999), sometió a 12 boxeadores de élite a 5 series de 60 segs (1’ desc.) de vibraciones con una mancuerna (modelo Galileo 2000; Novotec, Pforzheim, Alemania) a una frecuencia de 30 Hz. y una amplitud de 6 mm.
Según los autores, este entrenamiento era similar a un mes de entrenamiento realizando 50 repeticiones, 3 sesiones por semana, con una carga del 5% del peso corporal. Como consecuencia de esta única sesión de entrenamiento se encontró un aumento de la potencia de los flexores del codo sometidos a vibración además de un aumento de la señal EMGrms normalizada durante el tratamiento. Aunque en este estudio se empleó como control la extremidad contraria, falta por saber si el aumento de la potencia registrado se mantuvo en los días posteriores, ya que dicho aumento pudo deberse a un mayor calentamiento y circulación en la zona y no a una adaptación neural.
El mismo grupo de autores realizó un estudio similar con 6 jugadoras de voleibol altamente entrenadas que fueron sometidas a 10 series de 60 segs con 1 min de descanso (parámetros: plataforma de vibración horizontal Galileo a 26 Hz y 10mm, manteniendo una flexión de rodillas a 100º), empleando también una extremidad como control de forma que sólo una pierna es sometida a vibración. Tras la sesión, se encontró un aumento de la fuerza, velocidad y potencia medias en el ejercicio de prensa de piernas con 70, 90, 110 y 130 kgs en la pierna sometida a vibración (Bosco et al, 1999b). Según los autores, este entrenamiento de sólo 10 minutos, equivale a un estímulo de entrenamiento consistente en realizar 150 repeticiones en el ejercicio de prensa de piernas o de media sentadilla con una carga de 3 veces el peso corporal dos veces por semana durante 5 semanas. Sin embargo, no aportan los datos que les ha permitido establecer esta sorprendente equivalencia. Similares protocolos de trabajo fueron empleados en un posterior estudio (10 series de 60 segundos con 1 min de descanso entre cada serie y 6 min de descanso después de las 5 primeras series) a 14 jóvenes deportistas de equipo (volumen de trabajo habitual: 3 sesiones de entrenamiento semanal) aunque en esta ocasión se empleó una plataforma de vibración vertical (NEMES) con una frecuencia de 26 Hz y una amplitud de 4 mm. Se detectó un aumento, después de ser sometidos a vibración, en el salto con contramovimiento y en la potencia aplicada en la prensa de piernas con una carga equivalente al 70% de 1RM.
Por otro lado, se redujo la amplitud de la señal EMGrms, lo que según los autores indica una mejora en la eficiencia neuromuscular, al requerirse una menor actividad muscular para aplicar incluso una mayor potencia mecánica (Bosco, 2000). Lieberman e Issurin (1997) comprobaron el efecto de levantar una carga del 60%, 70%, 90% y 100% de 1RM realizando una flexión dinámica de codo con o sin la aplicación de una vibración (44 Hz y 0,6-3 mm). Para ello estudiaron a 41 deportistas de diferentes niveles (Olímpico, Nacional, Junior y Amateur), encontrando un aumento de la 1RM y una disminución de la percepción subjetiva del esfuerzo cuando se realizó el ejercicio con la aplicación de vibraciones. Además, en el grupo de mayor nivel (8 deportistas olímpicos) los efectos fueron superiores.
Los mecanismos de acción de este método a largo plazo han sido relativamente poco investigados hasta la fecha, aunque recientemente se han publicado varios trabajos al respecto. Torvinen et al (2002), estudiaron los efectos de 4 meses de entrenamiento con un protocolo de 4 sers de 60”, alternando distintos movimientos. La frecuencia de estimulación osciló entre 25 y 40 Hz y la amplitud de 2 mm. Después del periodo de entrenamiento se registró un aumento de un 8,5% en CMJ y un 3,5% en la fuerza isométrico. Sin embargo, no se constató una mejora del equilibrio postural. Probablemente el escaso tiempo de estimulación sea la causa de unas mejoras tan escasas en comparación con otros estudios.
Por otro lado, el primer estudio comparado con un entrenamiento de fuerza clásico (10-20RM) es el realizado por Delecluse et al (2003). Después de 12 semanas de entrenamiento la fuerza del tren inferior aumento en igual medida que el programa de entrenamiento clásico, y sólo en el grupo que entrenó con vibraciones aumentó el salto con contramovimiento un 7,6%. En este estudio se empleó además como novedad un grupo placebo que era sometido a una vibración ineficaz; este grupo no obtuvo mejoras de ningún tipo.
Otro estudio fue el de Bosco (2001) realizado en futbolistas profesionales durante la fase de pretemporada (n= 17; 21-34 años). Se realizó 1 mes de entreno (5 sesiones semanales) con 5 sers de 60” con 60” de pausa; SQ 90º; 30 Hz; 5 mm (3,6g; equivale a DJ60). Se encontró un aumento significativo en CMJ, RJ15, RJ5 y test “seat and reach” (12 cms mejora). Sin embargo, este estudio no incluyó grupo control por lo que las mejoras pudieron deberse a otros factores no relacionados con la aplicación de vibraciones.
También en la tercera edad se han realizado aplicaciones de este método. Runge et al (2000) encontraron un aumento significativo promedio de un 18% en el test de levantarse de la silla, después de 2 meses de entrenamiento (3 días por semana; 3 series de 2 minutos) en un grupo mixto de sujetos de 67 años de media. El test de levantarse de la silla consiste en elevarse 5 veces de una silla tan rápido como sea posible sin emplear los brazos de ayuda, por lo tanto es un indicador de la potencia del tren inferior (trabajo realizado por unidad de tiempo) Los autores indican su larga experiencia con el método de entrenamiento como tratamiento en una clínica geriátrica y la exclusión de pacientes con lesiones agudas de la columna y extremidades inferiores así como en la trombosis y urolitiasis aguda.
Por otro lado, una de las grandes aplicaciones de este método es la prevención y rehabilitación de osteoporosis. El equipo de Clinton Rubin de la Universidad Estatal de Nueva York, es el que mayores aportaciones ha realizado en este campo. En una serie de interesantes estudios han encontrado que las vibraciones de alta frecuencia y baja magnitud provocan un efecto anabólico en el tejido óseo de ovejas (Rubin et al, 2001a) y ratas (Rubin et al, 2001b; también por Flieger et al (1998))
Referencia
TOUS, J. (2007). Entrenamiento de la fuerza en los deportes colectivos. Máster profesional en alto rendimiento en deportes de equipo. Mastercede. Barcelona.