Entrevista

Publicado 24 de agosto de 2013, 2:02

En Junio de 2013, La Red de Actividad Física y Desarrollo Humano, del Ministerio de Desarrollo Social, que dirige el profesor Mario Lopez, me realizó una entrevista que presento a los lectores de G-SE. Me parece adecuada tal presentación porque esa entrevista sintetiza una personal interpretación de la educación del cuerpo. Dado que, precisamente, G- SE está iniciando una sección de Educación Corporal, la entrevista puede ser de utilidad a los lectores. Me resta señalar que, al hablar de una interpretación, quiero decir exactamente eso. Que es una interpretación que dista de la verdad, pero la busca. Es de esperar, sirva para la reflexión crítica y el análisis. La palabra, aun la palabra escrita no es un lugar de apropiación de la verdad, sino un sitio de interrogación.

Referencias

PER: Preguntas entrevistador REDAFyDH

RTAMG: Respuestas Mariano Giraldes

Presentación espontánea: Soy Mariano Giraldes, egresé hace 50 años del Instituto Nacional de Educación Física General Manuel Belgrano de San Fernando. Por lo tanto, ya no estoy familiarizado con algunos aspectos de lo que fui. Ni siquiera estoy ya de
acuerdo con ellos.

Lo digo como para relativizar ciertos datos biográficos. Existe, sin embargo, un núcleo
duro
de principios que he intentado mantener a toda costa. A prueba de
crisis y vicisitudes, diría yo. De todas maneras advierto que no siempre se consigue sostenerlos; ni son los mismos para todos: no existe una única manera de ser hombre; dado que el hombre es, el proyecto que concibe para sí.

De mi vida como maestro me queda una única certeza: no me curé nunca de la enfermedad de enseñar. He estado enseñando durante todo este tiempo. Durante el cual, esa categoría tan académica,certificada por el diploma de “Profesor de Educación Física”, la he ido cambiando por una denominación que prefiero: la de “maestro del cuerpo”. De manera que soy un profesor de educación física titulado, ahora maestro por elección, que ha pasado cincuenta años enseñando distintos saberes que tienen que ver con la educación.Y con la cultura de lo corporal.

PER ¿Cómo se relaciona el cuerpo con las transformaciones de las sociedades tradicionales, modernas y posmodernas?

RTAMG Un enfoque podría consistir, sin duda, en hablar de sociedades tradicionales, sociedades modernas y sociedades de la modernidad tardía o posmodernidad. Prefiero, sin embargo, hablar de sociedades de productores y sociedades de consumidores. Las relaciones que las personas tejían con sus cuerpos en las sociedades de productores era una, y las que tejen en las sociedades de consumidores es otra, totalmente diferente. En este sentido, lo más importante era que en las primeras, el cuerpo estaba marcado por las instituciones llamadas disciplinarias que concebían, de una determinada manera, ajena a los sujetos, esa vinculación. Era muy difícil escapar a esa presión social e institucional. Hoy, la presión puede seguir existiendo. Pero es de otro orden y origen. En principio, en las sociedades de la modernidad tardía, es decir, en las sociedades de
consumidores, las presiones vienen más por el lado del mercado, de los medios y de
los grupos de poder económico y político. El mandato consiste en transformarse en una especie de Dorian Grey de las sociedades posmodernas: siempre, joven, siempre flaco, siempre bello…Sí, es muy probable que las conminaciones a la belleza, a la juventud eterna y a la delgadez no sean otra cosa más que una novedosa forma de control sobre los cuerpos.

PER
Ante esta conjetura, ¿Le parece que sería conveniente enfrentar un cambio de denominación, tal vez “Educación Corporal”?

RTAMG
En una entrevista de este tipo, uno cae en la tentación de comenzar definiendo qué es la educación física. Me parece que la educación física hoy no “es”, sino que, “está siendo”. Está siendo construida en los centenares de miles de lugares de la Argentina y en otras partes del mundo, en los cuales la disciplina trata de encontrar la mejor
forma de ayudar a que las personas construyan una relación con su cuerpo, lo
más lúcida y crítica posible, en el marco de la escuela. Porque la educación
física, tal como la concebimos es lo que se hace en la escuela. Aunque sus
principios se hayan extendido a otros campos.De manera que la educación física “está siendo”. Por otra parte, ha sido siempre una disciplina, particularmente reacia a dejarse definir. Primero se constituyó como materia escolar, y ahora se la considera una disciplina académica, con arrestos de convertirse en ciencia. Tiene que ver con esa
especial selección de saberes del cuerpo, reconocidos como significativos por
la sociedad y la cultura, que justifican ser transmitidos por el sistema educativo.

¿A qué me refiero cuando hablo de una relación inteligente y crítica con el
cuerpo?
Estoy significando que cada uno debería poder echar una mirada sobre la cultura corporal de su época, lo más incisiva posible. Y con la mayor sospecha de que sea capaz. Porque no todo lo que ofrece la cultura toma partido decidido por la el bienestar y el desarrollo de cada sujeto. Una nueva cultura, por novedosa que sea, no tiene por qué ser mejor que una anterior: puede perfectamente ser peor. Por ejemplo, podemos conducir una práctica corporal cualquiera, que esté de acuerdo hasta cierto punto con las demandas sociales, sin alentar por eso un narcisismo competitivo, cuyo resultado es la exclusión del otro. Por estos argumentos y otros cuantos mi respuesta es que sí: que deberíamos alejarnos de ciertos discursos fundacionales, de ciertas verdades que ya no significan y, entre otras cosas, que merecen renovarse, comenzar a llamar a nuestra disciplina Educación Corporal.
Señalando desde el mismo nombre nuestra preocupación por el cuerpo. Y por una
concepción del mismo que incluye lo estrictamente orgánico- funcional, pero la
supera, dado que el cuerpo es mucho más que su organismo. La biología no es un destino.

PER Entonces,¿Estamos ante un nuevo modelo?

RTAMG En lo nuestro, le tengo, un poco de miedo a la palabra modelo. Al menos, a la de un modelo que valga para todos los contextos. Precisamente porque creo en una formación de los maestros del cuerpo tan profunda, como para permitirles inaugurar sus propios modelos en cada cambiante situación. Con una base epistemológica,
ética y política que sirva de sustento a toda intervención. Doy un ejemplo: Uno de los mejores sistemas educativos del mundo es el finlandés. El cambio de sistema les llevó
40 años, hoy las escuelas son gratuitas e iguales para toda la sociedad.
Incluyen no solo la enseñanza sino también el material didáctico, el transporte y el comedor. Los maestros tienen un gran prestigio y es muy difícil entrar en la carrera docente por el gran número de aspirantes. Pero lo que más asombra es que no existen órganos de control. El gobierno confía en los profesores y éstos en los alumnos, sin controlarlos. Es un sistema basado en la confianza. La misma confianza que ostentan los ciudadanos que comprenden que los cambios, por lo general, no se hacen de un día para otro. Y menos en los sistemas educativos.

Más que de un modelo prefiero hablar de apasionantes desafíos que debemos enfrentar. Por ejemplo, la búsqueda de nuevos sentidos. En lo nuestro, en nuestra disciplina, siempre se dijo que la educación física tenía que tener sentido y significado. Se relacionó esas dos palabras –sentido y significado- como si fuesen una única dimensión de comprensión. Sería bueno poder diferenciarlas. Significado es algo que
encuentra una persona cuando le puede otorgar un sentido a lo que es y hace. La educación física va a tener sentido para todos sus actores, cuando ellos puedan encontrarle sentido, que logran identificar, a lo que hacen en sus clases. Básicamente lo lograrán, si ellas coinciden con sus deseos y representaciones. Tengo la impresión de que en muchas clases actuales, los chicos se pasan toda la hora esperando que pase algo que sea significativo para ellos.

Claro que, inmediatamente hay que señalar que los alumnos no siempre pueden, en soledad, construir un mundo significante. Requieren de la presencia y la intermediación de los padres, los maestros, la cultura. Los actores centrales a los que me refiero no son solo los alumnos. Sino, los maestros del cuerpo, las instituciones, los medios y la cultura toda. Dado que toda la sociedad está involucrada en el acto educativo. Un dicho africano que reza: “Detrás de la educación de un niño está toda la aldea”, nos ejemplifica el concepto. No obstante, a los efectos limitados de estas reflexiones, analizaré a las instituciones, a los maestros del cuerpo y a los alumnos. Los tres tenemos que encontrar en la educación física sentidos identificados. Si pensamos en las instituciones en general, a todo el mundo le queda claro, que no suelen creer en la educación física, pese a que ella ha mejorado bastante.
Esa creencia institucional, como buena creencia, es difícil de abandonar. Ese es uno de los grandes cambios en el que debemos empeñarnos. Más grave resulta la evidencia de que los mismos profesores no creemos en los profundísimos valores educativos de lo que hacemos, con la cual enfrentamos allí otro inmenso desafío: mejorar el concepto que tenemos de nosotros mismos y de aquello que transmitimos. Dejar de estar tan preocupados por lo que somos y pensar más en lo que hacemos. En buena medida somos lo que hacemos.

Después están los alumnos cuyas representaciones, expectativas, necesidades y deseos dependen mucho de la clase social, del género, de la etnia, de la moda, de la historia que los historió. Una intervención puede ser muy poco eficaz si se ignoran estos vínculos con la historia personal y la cultura. Por lo tanto, la relación que ellos quieren tejer con su cuerpo suele ser distinta a lo que en general la educación física les ofrece, al seguir un planteo muy tradicional o estar a cargo de profesores “control remoto” . Que parecen suponer que con que los chicos estén contentos y entretenidos, alcanza. O, lo que es peor, se transforman, con toda buena intención, en árbitros del juego y las buenas costumbres de sus alumnos, pero no hay espacio para una verdadera transmisión de saberes corporales. (La siguiente afirmación puede sonar un poco truculenta, pero la realidad puede serlo aún más: la falta de saber en los niños y adolescentes puede significar la muerte. Como en el caso del alcoholismo, las drogas, los trastornos alimenticios, la desnutrición y los embarazos en la niñez y adolescencia). A esos saberes me refiero.

PER ¿Qué otros desafíos debemos enfrentar como maestros del cuerpo?

RTAMG A partir de 1960, cambia el imaginario social que se teje en torno al cuerpo. Desde luego, París del 68 implicó también una cantidad de cambios. El cuerpo, el eterno olvidado, se transformó en el centro de estudios y reflexiones. A partir de esos años se produjo un cambio fundamental, se diversificó la manera en que las personas realizaban sus prácticas corporales, aumentó en número y la calidad de las propuestas, que cambiaban día a día. El cuerpo se transformó en el más bello objeto de consumo y nace la industria del fitness. El mercado es invadido por entrenadores, especialistas, gurúes, deportistas, físico culturistas y técnicos que se dedican a la enseñanza. El profesor de educación física que había sido formado para trabajar casi exclusivamente en el marco escolar, descubre un mundo de prácticas corporales que ha crecido significativamente y en el que puede encontrar cabida. Pero no tiene la
formación adecuada: su lógica pedagógica choca con la lógica del mercado. Corre entonces a tomar cursos de gimnasia aeróbica, Yoga, Pilates, entrenador personal o gimnasias alternativas, preocupado porque piensa que sus saberes son insuficientes para colocarse en un mercado muy competitivo, en el que él mismo debe transformarse en un producto deseable. Esa realidad lo angustia y lo lleva a admitir que en el mundo actual, más que de una lucha de clases, se trata de una lucha de plazas.

¿Cuál es el desafío? Que debe despedagogizar su mirada sin perder su identidad de maestro del cuerpo. Su hábitat habitual que era la escuela se ha ampliado. En ese mundo de prácticas corporales cambiantes, los códigos son otros. La cultura las legaliza sin pedir autorización. En ese contexto manipulado por los medios, por el mercado, por las empresas… ¿cómo hacer una propuesta que involucre a cada sujeto en un proyecto personal, que signifique autonomía, reflexión, saber, acción corporal, emancipación? Resulta imposible arriesgar una respuesta en este espacio. En todo caso pienso que la educación del cuerpo merece que pensemos un espacio contra
cultural.
Que claramente apuntará a resistir en los márgenes de lo establecido, de lo hegemónico.

ER ¿Qué significa para usted esa búsqueda de re-significación que es una de las preocupaciones de la REDAFyDH?

RTAMG En una anterior pregunta tuya, diferencié entre sentido y significado. Profundizando un poco más, pienso que la búsqueda de sentido es advertido por las ciencias humanas y sociales, como una necesidad imperiosa de los integrantes de las “sociedades líquidas”. Hace treinta y cinco o cuarenta años atrás, ya Víktor Frankl escribió “El hombre en búsqueda de sentido”, señalando sus preocupaciones en ese tema. Hoy, esas búsquedas se han profundizado muchísimo. Y se han profundizado porque vivimos en un mundo donde la única certeza es la falta de certezas. En consecuencia, el hombre actual vive en medio de una incertidumbre que lo lleva a interrogarse sobre el por qué y el para qué vive.

Punto clave: El deseo de sentido marca el acceso a si mismo del sujeto moderno. El sujeto entra en la órbita de la significación al comenzar a descifrarse a sí mismo.

Hombres de todas las épocas han tratado de encontrar respuestas a sus preguntas sobre la felicidad. La ciencia, con todos sus avances, no ha podido garantizar las vías de acceso a ella. Así, por ejemplo las neurociencias son interesantísimas. Sin embargo, no han podido resolver el padecimiento personal. A efectos de esta entrevista, aunque no porto recetarios, diría que podríamos pensar que las búsquedas de sentido, y en consecuencia, la aproximación a la muy esquiva felicidad, pasa por al menos intentar: 1) tener siempre algo qué hacer, 2) tener siempre alguien a quién
querer y que nos aprecie, dado es la mirada del otro la que otorga sentido a todo lo que hacemos y 3) tener siempre proyectos para seguir desarrollándonos, relacionándonos y aprendiendo. Y en tanto que maestros del cuerpo deberíamos seguir ofreciendo a nuestros alumnos, un mundo de prácticas corporales significantes. Es decir un mundo sometido a la interpretación, la explicación y al análisis.

PER Ante estas conjeturas, ¿Se puede seguir justificando una educación corporal tradicional?

RTAMG Me parece que estamos ante un tiempo bisagra, de cambios permanentes. Tiempo muy adecuado para pensar nuestras maneras de pensar la educación corporal. Como sostenía hace muy poco en otro espacio, me parece que pensar es pesar, pesar lo que vale. Lo que sucede es que pensar se ha convertido en un camino relativamente intransitable. Pareciera que hoy se rechaza todo lo que signifique pensamiento complejo. Se surfea en la superficie del saber, de la verdad y del conocimiento, probablemente por el esfuerzo que implica. Como en todas las épocas, hace falta reflexionar sobre el propio tiempo para hallar la mejor conjetura de aquello
que está ocurriendo en el mundo de la educación corporal. Se trata de encontrar
los mejores caminos hacia un futuro diferente. Pienso, tal como ya señalé, que nuestra
intervención debe llenarse de sentidos identificados. Resaltando que toda búsqueda de sentido significa una búsqueda de identidad. Los debates sobre la verdadera identidad de la Educación Física han sido muy habituales en los últimos años, dado que ella construyó su justificación en el universo simbólico de la modernidad. Por lo tanto la salud y la eficiencia física, con la ciencia como garante, eran prioritarios. Hoy, en la modernidad tardía, centrar todas las preocupaciones de la educación del cuerpo en la salud o el aprendizaje de destrezas y habilidades, siguiendo los paradigmas técnicos que se privilegiaban en décadas anteriores, parece de un reduccionismo insostenible. No se reniega de su importancia y seguirán estando presentes al transmitir las distintas prácticas corporales que ha elegido la cultura para que sean enseñadas por la escuela. (Tales como las distintas gimnasias, los juegos deportivos, las danzas, los deportes, las prácticas en la naturaleza y en el agua). El desafío, sin embargo, consiste en robustecer la educación del cuerpo como una imprescindible intervención educativa, destinada a colaborar en una transformación social. Ese es el gran salto de calidad que debiera comprometernos. Un salto que nos llevará a articular teoría, práctica y técnica sin endiosar desmedidamente a ninguna. Desde luego, que las siguientes preguntas surgen solas:

¿Nos vamos a animar los maestros del cuerpo a encarar ese cambio copernicano? ¿Podrán los institutos, escuelas y facultades en las que se forman los futuros maestros del cuerpo, encarar tamaña transformación?

Dependerá de si somos capaces de interpretarnos como verdaderos pensadores de una cultura de lo corporal. Si nos animamos, deberíamos empeñarnos en revisar nuestras prácticas para encontrar sus flaquezas y debilidades. Para luego corregirlas.

Prevalecen hoy las intervenciones basadas en el paradigma de la condición física y no aquellas destinadas a transmitir un saber sobre el cuerpo, tal como señalaba más arriba. Lo repito ahora, para resaltar que ese saber podría tener que ver con la posibilidad de que “demos testimonio “con nuestro propio cuerpo de aquello que enseñamos. La manera en que tratemos nuestro cuerpo, tiene resonancias casi diría que inevitables, en nuestros alumnos. Decir que la educación corporal debería rechazar ser nada más que una transmisora de técnicas, y resignificarse como poderosa posibilidad de transformación social, merece un breve análisis. Es que la educación es imprescindible en todo proyecto civilizatorio, pero no es la palanca para
cambiar de raíz la sociedad. Para eso hace falta que se asocien la educación, la salud y el trabajo. Uno de los problemas más graves de la Argentina es la fragmentación social. Existen tres clases sociales bien diferenciadas:

!. Los pobres estructurales y los que no tienen un plan social, pero de una u otra forma se auto sostienen.

2. La clase media que ostenta capacidad de planificar sus gastos.

3. La clase alta con sus altos niveles de consumo.

La tarea consiste no solo en achicar las diferencias entre esas clases, sino generar mecanismos de salida de los planes sociales al trabajo.

De manera que ¿A qué me refiero cuando hablo de transformación social? Es claro
que los maestros del cuerpo, no podemos actuar directamente para ayudar a solucionar esa deuda social, desafío en manos de la dirigencia política. Pero
desde nuestro rol si podemos asumir que educarse es proveerse de responsabilidad cívica. Significa que la educación corporal, tanto como las otras disciplinas escolares, debe colaborar en la formación de un ciudadano indispensable. Es advertir la relación que existe entre ética y conocimiento. Entre información y solidaridad. Entre el prójimo y el saber. Entendiendo que mi prójimo me constituye, sencillamente porque lo que me rodea me constituye. Concibiendo el saber cómo aquello que me capacita para dejar entrar al otro en mí. Recordando siempre que yo soy el prójimo para el otro. Aquello que le suceda me sucederá.

PER ¿De qué cuerpo sería posible hablar desde el punto de vista de la Educación?

RTAMG Pensemos, por un momento, en un cuerpo tatuado y perforado por piercings. Pensemos en otro, el que sufre trastornos alimenticios como la bulimia, la anorexia o, ahora, la vigorexia. Pensemos en un cuerpo impulsado al máximo rendimiento como resultado de una concepción del deporte como espectáculo y llevado a todos los excesos.(Excesos que serán prolijamente penalizados por las mismas organizaciones deportivas, si el atleta da positivo en el control antidoping). Pensemos ahora en otro cuerpo: en un cuerpo relacional. En un cuerpo que se deja intermediar por el otro. Un cuerpo sujeto de la educación que sabe,que piensa y que desea. Pensemos en un
cuerpo político, sujeto a manipulaciones, disciplinamientos y, a menudo, un cuerpo a través del cual, otros desean por él. Finalmente, pensemos en el cuerpo para la religión, sujeto a una represión de siglos. ¿Cuál de estas distintas concepciones del cuerpo tiene más que ver con lo educativo? Diría que a ese cuerpo relacional, ese cuerpo sujeto es al que dirijo mis preocupaciones cuando se trata de educación
corporal.

PER ¿Cómo debería ser la formación de un maestro del cuerpo retomando los conceptos de saber, poder y desear?

RTAMG Cuando hablamos de sujetos, me refiero entonces a aquel que sabe, que puede y que desea. Que es capaz de construirse un mundo significante, del que ya hablamos, en función de ese saber-poder-desear. O sea que le otorga sentido a las cosas que emprende, a sus acciones corporales por ejemplo, en función de que sabe, puede y desea. Es claro que el maestro tiene el poder de enseñar. Y sabe hacerlo porque para eso estudió. (También sabe que las relaciones entre saber y poder son muy íntimas). Además, por lo general desea enseñarle a todo el que se ponga por delante, sobre todo si es un niño. La pregunta que me parece fundamental es:

¿Acepta ese maestro que sus alumnos también sepan, puedan y deseen? ¿Los
acepta como
sujetos? Porque toda su estrategia didáctica va a estructurarse sobre la base de esa interpretación. Es que si desean, saben y pueden. Si pueden, saben y desean. Y si saben, pueden y desean. Con todo, no sostengo que serán los deseos de
los alumnos la base sobre la cual se construirán todas las clases. No obstante,
siempre van a estar considerados. Porque si yo como maestro reconozco que
sé-puedo y deseo, tengo que reconocer en el otro que también sabe, puede y desea.
Por eso insisto en preguntarme, ¿Podremos tolerar eso los maestros? ¿Podrán tolerarlo Las Escuelas y Facultades de Educación Física? ¿Podrán cambiar sus conceptos de sujetos y aceptar que el sujeto alumno también sabe, puede
y desea?

Punto clave: El sujeto se define como el sujeto de su deseo y este deseo es el deseo de devenir sujeto. El sujeto puede confirmar su existencia en tanto ser pensante. Es "el pienso luego existo". Pero también su ser ontológico puede estar dado por el deseo. Por el propio deseo. Puede desear, ante todo, realidad. Realidad de ser. Sería el "deseo, luego existo".

Ese es el interrogante y el desafío. Que comenzará a resolverse cuando se
acepte que la educación del cuerpo, como construcción cultural que es, puede y
debe ser moldeada por todos los sujetos que de ella participan. Queda claro que sugiero dar cabido a los deseos conscientes o inconscientes de nuestros alumnos. Que los seres humanos somos lo que son nuestros deseos. Pero dicho entre comillas y sin erigirnos en jueces, “pueden desear mal”. Cuando hay un otro que desea por ellos, por ejemplo. O cuando desean influenciados por el mercado o los medios sin darse cuenta que están siendo manipulados. O pueden estar seguros que saben y, sin embargo, necesitar revisar sus saberes. El mundo de las prácticas corporales atraviesa toda la cultura y puede transformarla en muy contradictoria, porque la información que circula lo es. Los ejemplos abundan: desde los mitos del deporte y el ejercicio a la alimentación. Desde los criterios de belleza y los modelos sociales a las cirugías estéticas en la adolescencia. Desde la violencia física y simbólica hacia los compañeros y las diferencias de género a la normatividad ética y el juego limpio, Desde el suponer que la Naturaleza es el lugar al cual van los biólogos buenos cuando
mueren, a no advertir del trato prostibulario a que la sometemos.

Por último pueden suponer que pueden. Por ejemplo, pueden suponer que lo pueden todo, con una típica omnipotencia juvenil. Clases sólidas, consistentes, que abandonen el triste fantasma costumbrista que indica que “si no duele no sirve”, pero que sean individualizadas e intensas, pueden resultar imprescindibles. Al menos para dos cosas: 1.Desconcertar a alumnos acostumbrados al facilismo escolar y a conseguir resultados sin hacer los esfuerzos necesarios. Iniciándolos así, desde el cuerpo, en el valor del esfuerzo para conseguir todo lo que vale la pena. Vale desear pero hace falta esforzarse para conseguir lo que se desea.

2.Introducirlos en los personales límites y posibilidades corporales. El cuerpo es un árbitro severo e incorruptible.

Esta breve enumeración alcanza para apreciar la invalorable intermediación del maestro del cuerpo y todo lo que depende de su pasión por enseñar. Aceptar a los alumnos como sujetos, con sus deseos, sueños, representaciones y fantasías no significa abandonarlos a crecer sin límites ni responsabilidades.

PER Repensando la educación física como herramienta de transformación social, ¿Cuáles son los desafíos ante la construcción del currículum de esa nueva educación?

RTAMG Para construir la educación del cuerpo como una verdadera herramienta de transformación social, aparte de lo que ya hablamos, se requiere analizar la educación desde tres palabras claves: ética, estética y política. Ellas deberían atravesar también todo lo referido a la transmisión de los saberes corporales. O sea, el impacto de nuestras enseñanzas no debería reducirse a lo orgánico funcional y nada más. Deberían, desde luego, tener una incidencia directa sobre esa dimensión de lo corporal; pero, además, la enseñanza debería estar atravesada por la ética, la estética y la política.

Precisando un poco más sobre ellas, elijo algo livianito: lo político comienza en toda situación en la cual la gente se pone en marcha. Su necesidad, su búsqueda, su desesperación, puede ser, al mismo tiempo, la de muchos otros. Si para esta entrevista se acepta esa aproximación, corresponde luego pensar su funcionamiento en la clase de educación física. La dimensión de lo político debería aparecer constantemente: ir a la escuela es una decisión política. En lo nuestro y como ejemplo, comienza cuando los alumnos se ponen en marcha en pro del desarrollo de un proyecto personal de gestión del propio cuerpo, que les dure toda la vida. Cuando tienen los saberes y las técnicas necesarias para ese proyecto, cuando han aprendido a hacer un uso inteligente de su cuerpo, cuando han aprendido a cuidar de sí
mismos, cuando tienen la mirada suficientemente aguzada como para resistir las
influencias de contextos sociales desfavorables. Cuando además la educación del
cuerpo los ayudó a construirse en dirección a ese ciudadano indispensable del que hablábamos, capaz de dejar entrar al otro, tratando de vivir en forma solidaria y responsable, se entra en la plena esfera de la política.

Que la educación corporal se piense a sí misma como decisiva en la educación estética, ofrece insospechadas posibilidades que deberían ser exploradas. Las escuelas pueden y deben, por ejemplo, ayudar a reconocer el profundo papel educativo de la percepción. Como parte de su desarrollo, se educa la mirada y, al hacerlo, favorecemos la interpretación y la especulación. Con lo cual las relaciones entre la educación corporal y la educación estética aparecen solas, sobre todo si
pensamos que en ambas, mejorar la capacidad de apreciar lo bello, lo raro, lo
contradictorio, lo chocante, es fundamental. En cuanto a la ética, nunca podremos
exagerar su importancia en sociedades en las que el derrumbe ético es asombroso. Entre otras cosas, esa falta de normatividad ética se manifiesta en la frecuencia con que se demanda el cumplimiento de la ley que me protege del otro, pero no se cumple con aquellas que protegen al otro de mí.

Los filósofos actuales coinciden en que los valores más importantes no han desaparecido. Han surgido otros nuevos, mientras los tradicionales siguen existiendo. Lo que sucede es que no hay una escala de ellos, aceptada por la mayoría. Debilitada la religión, denostada la tradición, sumergida la ciencia en sus propias crisis, nadie parece erigirse en el referente de esa escala. Es por eso que Foucault decía: Sin escala de valor no hay valores. Y sin represión no hay producción de sentido.

Que no todo da lo mismo, se erige así en una premisa fundamental al enseñar saberes del cuerpo. En tiempos en que se despenaliza todo, educar en valores es crucial. Un mundo de valores debería atravesar todas las clases. Pero no el mundo de valores del maestro sino que la tarea consiste en ayudar a que cada alumno pueda construir el suyo.

PER ¿Qué peso tiene la historia en la formación de estos maestros del cuerpo?

RTAMG No solo la historia nos crea a los maestros del cuerpo. También nosotros la creamos al observarla. Lo que significa que nuestra tarea es reescribirla. No es poco. Desde luego, la importancia de estudiar historia en un profesorado de Educación Física, puede caerle fatal a un estudiante joven que se está formando. Será tarea de sus maestros enseñarle que ignorar la historia casi irremediablemente va a llevarnos a ignorar el presente, cometiendo los mismos errores del pasado. No es esa la única línea argumental; pero tiene su importancia. Dado que abundamos en lo referido a
sentido y significado, es interesante señalar otra interpretación de la historia que me permite redondear la respuesta: al convertirse el mercado en la instancia dominante de la vida social, la educación misma ve alteradas las condiciones a las que debe enfrentar. Los maestros del cuerpo, la escuela misma, no están bien preparados para enfrentar lógicas mercantiles, sino para intimar con lógicas pedagógicas. Ese choque de lógicas se hace síntoma porque los maestros intentamos dar respuestas que alguna vez fueron exitosas, pero hoy fracasan porque las demandas son otras. Las estrategias de legitimación de nuestra disciplina están fracasando ¿Qué puede ayudarnos? Aprender de la historia. Por lo tanto, la historia de la educación corporal también puede ser comprendida como la historia de aquellos significados que fueron abandonados para permitir el surgir de otros nuevos. Sencillamente hay ciertas verdades que ya no significan y eso nos está costando entenderlo.

PER ¿Qué relación debe tener el maestro del cuerpo con la producción del
conocimiento en su área de trabajo?

RTAMG Es un interrogante que se las trae. Tiene que ver con el origen de nuestra disciplina. Por eso daré un rodeo para intentar responder. Comencemos con las siguientes preguntas: ¿Cómo se ha generado el conocimiento que sostiene la educación física y que consideramos válido? ¿Se generó a través de un
proceso de investigación? ¿O ha nacido sencillamente a través de una acumulación de prácticas corporales, de uso popular, que se sistematizaron de alguna manera, para ser propuestas en la escuela?

Otro interrogante inicial bien podría consistir en preguntarse si la Educación Física no fue simplemente un campo de aplicación de saberes generados en otros ámbitos. Por ejemplo, en el campo de la ciencia. Si fuese así, habría que concluir que fue la ciencia la que determinó el nacimiento de la educación física, en una encrucijada histórica en la que se tornó indispensable una educación corporal pensada para mejorar la salud, la eficiencia física y la moralidad ciudadana, corrompida por la vida en los conglomerados urbanos. Ese nacimiento se produjo alrededor de 1896. Si de producción de conocimiento en el propio campo disciplinar se trata y si hay alguna verdad en ese conocimiento, que debe ser buscada, hay que buscarla en nuestras propias prácticas, que merecen ser reflexionadas e investigadas para desarrollar una teoría de la práctica, de valor en contextos muy diversos. Suelo repetir que debemos dejar de tocar de oído en instrumentos prestados. Y comenzar a tocar por música en instrumentos propios. No se puede ser maestro del cuerpo si no se tiene una dosis grande de esperanza en el valor de la educación y confianza en el ser humano. Sin embargo, tener esperanzas en los tiempos actuales, puede no ser ya la expectativa de que mañana las cosas estarán mejor, sino suponer que la realidad nos muestra matices tales como para suponer porvenir.

Mariano Giraldes

Profesor de Educación Física

Docente universitario



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