Evaluacion de la postura estática. Síndromes cruzados.

Publicado 24 de enero de 2013, 23:54

Evaluacion de la postura estática. Síndromes cruzados.

Continuando con la batería de evaluaciones factibles de realizar a nuestros entrenados, vamos a desarrollar la de la postura estática, más precisamente nos vamos a centrar en el síndrome de disfunción inferior que se caracteriza por un inclinación pélvica anterior que pone en tensión a músculos y tejido conectivo asociados al complejo lumbopelvico/cadera y que, por consiguiente, va a influir en la dinámica de este.

Los músculos, en base a su comportamiento y acción, se suelen dividir en tónico-posturales y fásicos (Weckerle, 1989; Mora, 1989; Reichardt, 1992; Norris, 1996; García y Barrios, 2000). Los primeros están constituidos por fibras cortas, dispuestas oblicuamente con referencia al eje longitudinal del músculo (Martín, 1996).

La musculatura tónica está formada mayoritariamente por fibras de contracción lenta. Tiene función de sostén, se activan de forma automáticamente y al contener mayor cantidad de tejido conjuntivo, tienden al acortamiento (Cos y Cos, 1999; García y Barrios, 2000). Los músculos posturales son activos en bipedestación, aunque su actividad se reduce al mínimo cuando existe una alineación correcta de los segmentos corporales.

La musculatura fásica está formada mayoritariamente por fibras de contracción rápida. Se trata de una musculatura activada, fundamentalmente, de forma voluntaria con una función dinámica (Cos y Cos, 1999). Estos músculos con su función predominantemente motriz, lo hace reduciendo su fuerza (García y Barrios, 2000).

La musculatura tónica o estática, ante una inactividad prolongada, va a tener tendencia a la hipertonía y acortamiento, mientras que la musculatura fásica, por el contrario, tenderá hacia la hipotonía o laxitud (Cos y Cos, 1999).


Tabla 1. Principales músculos tónicos y fásicos.

Están repartidos en el conjunto de la musculatura tanto axial como periférica. Con el fin de asegurar la parte activa del control postural deben oponerse a la acción de la gravedad sobre los segmentos de extremidad superpuestos. Su distribución se explica fácilmente a partir de la noción de proyección del centro de gravedad y de cinemática articular. Desde un punto de vista biomecánico, se oponen a nivel de cada articulación, al momento del centro de gravedad de los segmentos corporales subyacentes. Ejercen de este modo estas fuerzas, ya sea de forma pasiva por la intervención de su componente viscoelástico, o de forma activa mediante su reclutamiento automático.

Estos músculos están agrupados con frecuencia como antagonistas emparejados y parecen estar afectados por la Ley de Sherrington de inhibición recíproca. Así, si un músculo postural como el psoas iliaco se acorta por sobreuso, no sólo limitará mecánicamente el alcance de los movimientos de su antagonista el glúteo mayor, sino que también inhibirá neurológicamente su acción.

A nivel axial, los músculos extensores del raquis poseen una actividad antigravitatoria predominante en los niveles cervical y dorsal. A nivel del raquis lumbar y de la cadera, el centro de gravedad se proyecta por detrás de la coxofemoral y cerca de las vértebras lumbares. La actividad antigravitatoria se pone en juego gracias a los músculos del plano anterior, en particular, del psoasiliaco.

En el caso de las extremidades inferiores, la proyección del centro de gravedad por delante del centro de rotación de las rodillas permite el mantenimiento de la posición de pie gracias a la puesta en tensión de los elementos capsuloligamentosos posteriores y de la musculatura isquiotibial. La activación del cuadriceps permite asegurar el bloqueo de la rodilla a partir del momento en que esta se aparta de la posición de extensión. A nivel del tobillo, la proyección del centro de gravedad pasa un poco por delante del eje de la tibiotarsiana, haciendo intervenir una activación predominante del tríceps sural en el control del bloqueo del pie en el suelo.

En base a esto, podemos afirmar que la pelvis es el eje central de la postura y el movimiento corporal. Localizada en un punto estratégico entre la columna y los miembros inferiores, cuando se mueve, lo hace con respecto al tronco a nivel de la articulación lumbosacra, o bien,se mueve en relación a los miembros inferiores a nivel de la articulación coxofemoral.

Los encargados de impartir dichos movimientos, son músculos que nacen en el tronco y se insertan en la pelvis y músculos que nacen en la pelvis para insertarse en los miembros inferiores respectivamenete. Entonces, a la afirmación de que la pelvis es el eje central de la postura y el movimiento, deberíamos reforzarla anexándole de que desequilibrios musculares en ese nivel conducen a la anormalidad del movimiento, pérdida de la alineación postural y, finalmente, al cambio de la programación motora dentro del sistema nervioso central.

Dos son los movimientos de la pelvis que llevan a activar mecanismos de equilibración en las malas actitudes. Hacia arriba de esta, en el raquis lumbar, dorsal, cervical y escapulas, mientras que hacia abajo en cadera, rodilla y tobillo. Un equilibrio que busca estabilidad debe organizarse en principio, en función de la estabilización de la pelvis sobre las caderas. Estando la pelvis estabilizada, los segmentos supra y subyacentes se estabilizan en función de este equilibrio y de la posición en relación a la línea de gravedad.


Figura 1. Anteversión pélvica.

Los músculos que producen la anteversión pélvica son según Lapierre (1996): Sacrolumbar, Dorsal largo, Epiespinoso, Cuadrado lumbar, Psoas Ilíaco, Sartorio, Pectíneo, Aductor menor y mediano, Recto anterior cuádriceps y Tensor de la fascia lata.La mayoría de esta musculatura es tónica, por ende, el acortamiento de estos músculos determina un desplazamiento anterior de la pelvis que acentúa la lordosis lumbar (Calais-Germain y Lamotte, 1995).

Por el contrario, los músculos retroversores son: Recto anterior del abdomen, Oblicuo mayor, Oblicuo menor, Transverso abdomen, Glúteos (mayor especialmente), Aductor mayory Cuadrado crural (accesorio). En su mayoría son musculos fásicos que tienden al debilitamiento.

Janda (1996), estudió estas reacciones de la musculatura esquelética, encontrando un fenómeno de desequilibrio muscular al que denomino síndrome cruzado. Plantea varios de estos, nosotros nos vamos a detener en el que se da en la pelvis y que describimos en el párrafo anterior, que llama síndrome cruzado inferiory, el que se da a nivel de cintura escapular, síndrome cruzado superior.

Si analizamos el síndrome cruzado inferior más profundamente, encontramos que los músculos erectores espinales están frecuentemente tensos e hipertónicos, mientras los abdominales están laxos. Los músculos flexores de la cadera tensos, mientras el glúteo mayor se vuelve débil. Este patrón de reclutamiento alterado y producción de fuerza del glúteo mayor lleva a su compensación y substitución por parte de sus sinergistas (isquiotibiopernoeos) y estabilizadores (erector espinal) lo cual puede llevar a lesiones musculares de los isquiotibioperoneos y dolor de espalda baja. Los músculos aductores tensos están frecuentemente en relación con debilidad de los glúteos medianos y menor, esto puede llevar a un aumento de tensión en el pubis, entre otras tantas alteraciones biomecánicas como fuera aportado en entradas anteriores.

Al referirnos al síndrome cruzado superior, hacemos alusión a que los músculos del cuello, espalda media y superior, y cintura escapular muestran la configuración: Tensión en los músculos extensores del cuello, el trapecio superior y los elevadores de la escápula. Los grupos musculares opuestos, como los largo de cabeza y cuello más trapecio bajo, están frecuentemente laxos y necesitados de ser fortalecidos. En el hombro los músculos anteriores, tal es el caso de pectoral mayor, menor y deltoides (FA) se encuentran usualmente hipertónicos, mientras el infraespinoso, redondo menor, romboides y porción torácica del erector espinal están inhibidos. Estos desbalances musculares desembocan en el muy común patrón postural de los hombros adelantados y la cifosis incrementada, con una inclinación hacia adelante de la cabeza y pérdida de la lordosis cervical.

Como conclusión, estos desequilibrios musculares detectados, entre otros, por la evaluación estática, incrementan el riesgo de lesiones. Se recomienda para ir cerrando esta temática, realizar esta evaluación estática, la sentadilla de arranque y la sentadilla a una sola pierna, todas propuestas por la Academia Nacional de Medicina del Deporte (NASM), compartida en blogs anteriores, ya que entre todas nos darán información sobre el estado muscular y las compensaciones que se dan durante estos movimientos.