Fatiga neuromuscular aguda
Publicado 21 de julio de 2015, 21:45
Todo deportista o practicante de ejercicio físico de manera vigorosa y habitual, ha experimentado aquella sensación de aturdimiento o rigidez muscular durante o después de una sesión de ejercicio la cual le suponía una gran carga de trabajo para él, ya sea ésta última a través de un entrenamiento de fuerza tradicional o de resistencia (corta, media o larga duración). En esta ocasión haremos mención al concepto de fatiga neuromuscular aguda, ya que el concepto de fatiga es enormemente amplio.
La fatiga es un fenómeno complejo del que aún no se conoce y entienden todas sus causas y su desarrollo debido a su proceso multifactorial y sistémico. Para comprender un poco su etiología, atendiendo a las limitaciones que anteriormente mencionábamos, e ilustrar ese fenómeno multifactorial, Gómez-Campos (2009) y colaboradores nos presentan la figura 1.
Figura 1 - Posibles causas sugeridas de la fatiga (Gómez Campos et al., 2009)
Muchos autores diferencian entre dos tipos de fatiga, la central y la periférica. Ésta última es la que estamos intentando definir, ya que en gran multitud de bibliografía se puede citar ha ésta como neuromuscular o periférica. La revisión de Gómez-Campos y colaboradores define que "la Fatiga Periférica resulta de las alteraciones de la homeostasis en el músculo esquelético (Ascensao, et.al 2003), debido a una falla o limitación de uno o más procesos en la unidad motora (nervios periféricos, ligaciones neuromusculares o fibras musculares) (Edwards, 1981). Así, como consecuencia de la disminución del pH cistólico, se produce un aumento de la capacidad del retículo sarcoplasmático para retener el Ca+, reduciendo la estimulación del proceso contráctil". Es decir que, la consecuencia de distintos procesos que se dan a nivel sistémico, dan como resultado el deterioro de la función neuromuscular.
Recordamos que la intención de este término es definir el concepto de fatiga neuromuscular aguda. Términos como overreaching funcional o no funcional, sobreentrenamiento o incluso el DOMS (popularmente conocidas como "agujetas") tienen que ver claramente con la fatiga, tanto central como periférica, pero están relacionados con periodos más largos de tiempo y no serán tratados.
La fatiga muscular, depende del tipo, duración e intensidad del ejercicio, del tipo de fibra muscular reclutada, del nivel de entrenamiento del sujeto y de las condiciones ambientales de realización del ejercicio (Davis, Fitts, 2001; Enoka, Stuart, 1992; Fitts, Metzger, 1988; Robert, Smith, 1989; citados en Gómez-Campos et al). Una de las distintas razones que se comentan dentro de la comunidad científica que puede inducir fatiga es la “Hipótesis de la depleción de glucógeno” de Snyder (1988), donde dependiendo de la duración e intensidad del ejercicio hay una utilización de diversos sistemas energéticos para poder abastecer las necesidades del deportista utilizando distintos sustratos, entre ellos el glucógeno muscular y hepático, generando a la larga una disminución en su disponibilidad y por ende causar fatiga.
También se ha teorizado como posible causa de fatiga, y tal vez la que más se cita, el acumulo de lactato inducido por el ejercicio de una intensidad elevada, donde se obtiene energía por vías comúnmente mencionadas anaeróbicas (aunque dicha nomenclatura puede no ser la forma más adecuada de nombrarla), dando un aumento de la concentración de iones H+ que ocasiona la disminución del pH, factor que está asociado a la inhibición de la enzima PKF (fosfofrutoquinasa) y reducción en la Glucólisis (Rossi, Tirapegui, 1999; citados en Gómez-Campos et al) pudiendo desencadenar la acidez dentro de la célula y deterioras su funcionamiento.
Figura 2 - Factores relacionados a la fatiga (adaptado de Rossi 1999, extraído de Gómez-Campos).
Diversas fuentes citan también el desequilibrio electrolítico y del "pool" de aminoácidos plasmáticos como causas de fatiga aguda, sobretodo en deportes de larga duración. La pérdida excesiva de agua en pruebas muy extensas o en ambientes altamente calurosos puede producir una disminución del volumen plasmático y una pérdida de iones que puede acabar en una alteración del potencial de membrana y de la transmisión de impulsos nerviosos (Roses y Javierre). Por otro lado, se sabe que el ejercicio físico provoca alteraciones en la composición de los aminoácidos plasmáticos. Los llamados aminoácidos de cadena ramificada juegan un papel importante a través de su oxidación para proporcionar energía en transcursos avanzados durante deportes de larga y muy larga duración, y es a raíz de ello que su concentración en plasma disminuye. Este hecho tiene dos importantes consecuencias (extraído de Roses y Javierre):
a) la oxidación de los aminoácidos ramificados conduce a la producción de amoniaco, un producto final del metabolismo que se sabe que es tóxico y está asociado a la fatiga y;
b) la razón entre los aminoácidos ramificados y otros aminoácidos se modificará. Este cambio conducirá a un aumento del transporte de otros AA, como por ejemplo, el triptófano, que es un conocido precursor de hormonas y péptidos en el sistema nervioso central. Este cambio en la captación de aminoácidos se cree que juega un papel en la neurotransmisión y la fatiga.
Hay multitud de evidencia práctica que indica que durante el ejercicio prolongado realizado a una intensidad constante, hay indicios de cambios en el sistema neuromuscular que podrían influir en la eficacia o el patrón con el que se activa el músculo. Para ejemplificar un poco los distintos procesos teóricos mencionados anteriormente hacemos mención a un estudio de Lepers y colaboradores (2002) los cuales definen la fatiga neuromuscular como cualquier reducción en la fuerza voluntaria máxima inducida por el ejercicio. Este grupo de investigadores evaluaron a nueve ciclistas bien entrenados durante 5h a una intensidad del 55% de su potencia aeróbica máxima, y encontraron que el torque durante la contracción voluntaria máxima (MVC) del músculo cuádriceps disminuyó progresivamente durante todo el ejercicio y fue un 18% menor al final del ejercicio en comparación con el valor preejercicio. El torque máximo, el tiempo de contracción, y el área total de respuesta mecánica disminuyeron significativamente después de la primera hora de ejercicio, sin embargo parámetros de control del componente neural (onda M y contracción voluntaria) se vieron más claramente alterados hacia el final del ejercicio. En otro trabajo del mismo autor, de características similares, se concluye de forma parecida "se encontró una reducción de la capacidad muscular de las piernas después del ciclismo prolongado que resultó de ambos mecanismos, una capacidad reducida del sistema neural y el fallo de los mecanismos contráctiles periféricos".
Para concluir solamente remarcar el carácter multifactorial y sistémico de la fatiga, donde poco a poco, a través de la fisiología del ejercicio se va conociendo mejor este fenómeno tan complejo.
AUTOR
BIBLIOGRAFÍA
Häkkinen K. (1993), Neuromuscular fatigue and recovery in male and female athletes during heavy resistance exercise. International Journal of Sports Medicine, 14(2):53-59.
Lepers R., Maffiuletti N. A., Rochette L., Brugniaux J., Millet G. Y. (2002). Neuromuscular fatigue during a long-duration cycling exercise. Journal of Applied Physiology Vol. 92 no. 4, 1487-1493.
Lepers R, Hausswirth C, Maffiuletti N, Brisswalter J, van Hoecke J. (2000). Evidence of neuromuscular fatigue after prolonged cycling exercise. Medicine & Science in Sports & Exercise. 32(11):1880-6
Gómez-Campos, R.; Cossio-Bolaños, M.A.; Brousett Minaya, M. y Hochmuller - Fogaca, R.T. (2009). Mecanismos implicados en la fatiga aguda. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte - vol. 10 - número 40
Rosés, J.M.; Javierre, C. (n.d.). Trabajo muscular y fatiga en el ejercicio físico. Obtenido el 17 de julio de 2015. Página web de Recupera-tion: www.recuperat-ion.com/es/downloads2/trabajo-muscular1.pdf