Influencia del entrenamiento de fuerza en la condición física de personas mayores, con obesidad y con sarcopenia
Publicado 10 de enero de 2018, 8:38
Los participantes fueron adultos mayores físicamente inactivos y obesos (65 años, IMC 30 kg/m2), sin enfermedades graves. Se dividieron en un grupo con sarcopenia (SAR, n = 28) y un grupo con no o prearcopenia (NSAR, n = 20). La sarcopenia se evaluó utilizando la batería Short Physical Performance Battery (SPPB), la fuerza en hand-grip y el índice de masa muscular esquelética (IMS).
Los participantes desarrollaron un entrenamiento progresivo de fureza, que se llevó a cabo en máquinas (Cybex EAGLE, SANIMED Nordicline). Antes de que se les permitiera comenzar con el entrenamiento, tenían que pasar un examen médico, en particular un control del sistema cardiovascular. El entrenamiento duró 16 semanas con 2 sesiones de 60 minutos por semana. Estudios anteriores mostraron aumentos en la hipertrofia muscular en adultos ancianos y/u obesos después de sólo 4 meses de entrenamiento. Las condiciones del entrenamiento de resistencia (p. ej., duración, frecuencia, intensidad) fueron adoptadas a partir de las recomendaciones del American College of Sports Medicine para ancianos, adultos sanos y adultos con diabetes tipo 2. Durante las primeras 3 semanas, los participantes entrenaron al 60% de la fuerza máxima y realizaron 2 series de 12 a 15 repeticiones para cada grupo muscular. Durante las semanas 4 a 16, los participantes aumentaron gradualmente la intensidad al 80% al 85% de la fuerza máxima y realizaron 3 series de 8 a 12 repeticiones. Los puntos clave para la progresión de las cargas fueron generados por las recomendaciones de Westcott y Baechle. Recomendaron aumentar los pesos en un 5% o menos (dependiendo del grupo muscular) para las personas mayores sanas. Una sesión consistió en un calentamiento durante 10 minutos en un ergómetro de bicicleta. Luego siguió el entrenamiento principal, que contenía 7 ejercicios para los principales grupos musculares en general (knee extensors, elbow flexors and chest muscles, hip adductors and abductors, abdominal muscles, back muscles). Para la vuelta a la calma, los participantes realizaron unos 5 minutos de trabajo con un cicloergómetro.
Los participantes clasificados con sarcopénica fueron capaces de aumentar su rendimiento inicial en todos los parámetros de condición física, es decir, la fuerza de agarre manual, la velocidad de marcha, el Short Physical Performance Battery y la puntuación en el Physical Performance Test modificado. En las dos últimas pruebas, pudieron alcanzar los valores del rendimiento de referencia del grupo NSAR. En contraste, no se encontraron cambios en la masa muscular después del entrenamiento. La Short Physical Performance Battery se utiliza a menudo en adultos mayores que viven en la comunidad para predecir el riesgo de pérdida de la capacidad de vivir independientemente y también se identifica como una medida estándar para la investigación y la práctica clínica. Estudios previos mostraron que los adultos mayores con las puntuaciones más bajas en la Short Physical Performance Battery tuvieron mayor probabilidad de experimentar discapacidad en la vida diaria en comparación con aquellos con las puntuaciones más altas. Ambos grupos incluso pudieron aumentar sus puntuaciones después del entrenamiento. Nuestros participantes pudieron aumentar su puntuación en 0.95 (grupo NSAR) y en 1.17 (grupo SAR).
La velocidad de la marcha también es una herramienta de evaluación importante cuando se examina a los adultos mayores. Abellan van Kan y colaboradores encontraron que la velocidad de marcha a un ritmo usual es un factor de riesgo consistente para la discapacidad, deterioro cognitivo, institucionalización, caídas y/o mortalidad. Además, especificaron que los adultos mayores que caminan más rápido de 1.0 m/s generalmente tienen un menor riesgo de enfermedad y una mejor tasa de supervivencia. Además, consideraron que el punto de corte podría ser de 0,8 m/s para el riesgo de resultados adversos cuando se usa un ciclo de 4 m de duración. Nuestros participantes caminaron más de 1 m/s incluso antes del entrenamiento. Pero los miembros del grupo SAR pudieron aumentar su velocidad de marcha después del entrenamiento en un 5% o 0,5 m/s. El grupo NSAR mantuvo su velocidad de marcha constante a un alto nivel después del entrenamiento y aumentó su velocidad de marcha en un 2,8%.
En conclusión, los participantes de ambos grupos pudieron aumentar su rendimiento en varios parámetros después del entrenamiento de fuerza. El grupo SAR fue parcialmente capaz de alcanzar la condición inicial del grupo NSAR. Por lo tanto, estos resultados mostraron que las personas mayores con obesidad y con sarcopénica, también podrían desarrollar mejoras sustanciales debido al entrenamiento de fuerza. Estas mejoras en la función muscular pueden ayudarles a tener una vida con independencia funcional y pueden reducir el riesgo de discapacidad y caídas.
Referencias:
Stoever, K., Heber, A., Eichberg, S., & Brixius, K. (2018). Influences of resistance training on physical function in older, obese men and women with sarcopenia. Journal of geriatric physical therapy, 41(1), 20-27.
Van Kan, G. A., Rolland, Y., Andrieu, S., Bauer, J., Beauchet, O., Bonnefoy, M., ... & Nourhashemi, F. (2009). Gait speed at usual pace as a predictor of adverse outcomes in community-dwelling older people an International Academy on Nutrition and Aging (IANA) Task Force. The journal of nutrition, health & aging, 13(10), 881-889.