¿Que hacer con el jugador que presenta dolor en nuestro rol de entrenadores?

Publicado 16 de abril de 2013, 20:16

¿Cuantas veces nos enfrentamos a la situación en la cual nuestros jugadores nos refieren que sufren de dolor al indicarles un ejercicio? ¿Es esta razón suficiente para detener la práctica e impedir su entrenamiento?

Lo primero a saber como entrenadores preparadores físicos es que el dolor es un síntoma que debe ser tratado y que para esto necesitamos referir oportunamente a un profesional medico para una mayor evaluación de las causas.

Tenemos que entender que la presencia de dolor no es propia del deporte. No es nuestro deporte el causante del dolor y no es normal sufrir de dolor como consecuencia de jugar al rugby. Podemos ser mejores que esto. Podemos elegir hacernos cargo de la parte que nos corresponde.

Entender que el dolor altera el movimiento generando compensaciones que en menor o mayor plazo derivan en mayor compromiso estructural y funcional en nuestros jugadores es condición. No pain-No gain (Algo así como sin dolor no hay triunfo) debería ser reescrita a No sacrifice- No gain (Sin sacrificio no hay triunfo). Cuando el día posterior a una practica exigente o a un partido sentimos cansancio y entumecimiento en los distintos músculos del cuerpo estamos hablando de sacrificio, pero si el dolor es a nivel articular, especifico o es persistente en el tiempo entonces requiere de otro tipo de atención del que nosotros como entrenadores podemos brindar.

Cual es el valor del entrenador en esta situación. Primero reduciendo la posibilidad de favorecer la aparición de patologías asociados a la practica (y no tanto a la competencia) deportiva. Nuestro objetivo en esta instancia será 0% de lesiones durante el entrenamiento. Para esto una adecuada y pensada planificación tanto el lo macro como en lo micro, con un manejo de progresiones y regresiones en las demandas físico- técnicas y la valoración de las pausas activas y pasivas es un requisito fundamental.

Por otro lado poder identificar tempranamente déficit o limitaciones en niveles básicos de movimiento con Herramientas como el Monitoreo de movimiento funcional u otras evaluaciones que considere necesarias nos permiten filtrar jugadores que presentan dolor al movimiento para referirlos oportunamente o enfrentar disfunciones no dolorosas que puedan favorecer la aparición de dolor a futuro. En esta instancia nuestros esfuerzos están dirigidos hacia la reducción de lesiones durante la competencia.

Por ultimo, en nuestros jugadores que están cursando un proceso doloroso, el poder entrenar alrededor del dolor con variantes ya sea en regresión de ejercicios o variación de los mismos es tomar en cuenta el valor verdadero de este síntoma como mensajero que clama por atención. Debemos ser lo suficientemente dinámicos y tender a la individualización de los entrenamientos en la medida de lo posible para poder seguir entrenando a nuestros jugadores que están cursando con un proceso doloroso y a pesar de esto siguen en competencia mientras nuestro equipo medico trata el origen del dolor. El trabajo en equipo en este punto es fundamental. Nuestro objetivo en esta instancia es poder mantener o seguir optimizando los niveles de rendimiento sin provocar dolor o mayor lesión.

Rehabilitar, reeducar, entrenar son todas partes de un mismo proceso cuyo centro es el jugador. Podemos ser mejores en este sentido, Podemos estrechar las brechas existentes.