Reflexión del Lic. Ignacio Costa: Construyendo un modelo de planificación “adecuado”

Publicado 7 de julio de 2016, 16:55

A continuación les presentamos un escrito del Lic. Ignacio Costa, en el que se reflexiona profundamente sobre la planificación del entrenamiento en el deporte y su adaptación a cada deportista.


Una parte de la teoría del entrenamiento, es la planificación deportiva. Esta, se consolidó a partir de los años 60, gracias principalmente al aporte de la experiencia de deportistas de alto nivel, especialmente de la URSS. (Issurin V.B. 2010).

Posteriormente el avance tecnológico y desarrollo en áreas como la fisiología del ejercicio, favorece su evolución; aunque poco se ha modificado en las últimas décadas. (Issurin V.B. 2010).

A su vez, los modelos de planificación del entrenamiento que se han popularizado, son aquellos que han resultado exitosos en diferentes situaciones, de alto rendimiento. A nadie le interesa seguir un modelo de un desconocido, si puede “adaptar”, el de un deportista/equipo que popular y que ha triunfado.

En este sentido, según John Kiely (2012), se observan en la literatura, dos falacias lógicas:

  • Suponer que las tendencias grupales promedio reflejan, con precisión las posibles respuestas individuales.
  • Suponer que los diseños famosos permiten lograr objetivos más altos, y que esto puede ser extrapolado a otros deportistas.

Podemos decir que los modelos de planificación del entrenamiento son propuestas teóricas de las que solo puede observarse su efectividad una vez aplicados a un caso en particular. (Costa I.A. 2013).

Es el respeto por la individualidad, lo que relativiza cualquier replicación y condiciona cualquier tipo de propuesta.

Entonces, más aún de atender a las demandas específicas del deporte, los calendarios de competencia del nivel en el que el sujeto/equipo se encuentre, las estrategias de recuperación que se tengan al alcance, y su obvia, relación con lo medios y métodos de entrenamiento; es el comprender al deportista holisticamente como un ser “bio-psico-social en situación”, lo debería determinar una planificación.

Los modelos de planificación populares hoy en día, son aquellos que surgen en lo que podemos denominar como “período científico del entrenamiento deportivo”. El cual inicia aproximadamente a mediados del siglo pasado (Costa I.A. 2013), y se engloban en dos grupos: los “clásicos”, que surgen primero; y los “modernos”, que son mucho más recientes.

Existen diferencias importantes entre ellos, que pueden generalizarse en la tabla 1:



Tabla 1. Resumen comparativo de los componentes de la carga y del efecto de los modelos de planificación clásicos y modernos del entrenamiento.


De los modelos clásicos a los modernos, se fue reduciendo la duración de las estructuras de la planificación (macro, meso/bloque y micro), lo que suele ser punto de controversias. (Matveev L.P. 2005). Pero esto se debe a los cambios en algunos de los aspectos condicionantes de la planificación, como la competición y la especialidad. Así, las actualizaciones en el reglamento, y un calendario de competencias más largo, con mayor frecuencia de eventos, sumado a la exigencia de mejores resultados; implica un buen nivel de forma deportiva, más sostenido en el tiempo, y con mayor especificidad.

Consecuentemente esto nos debe hacer considerar algo que poco se menciona en los modelos de planificación que se han difundido, y son las estrategias de recuperación que han requerido los deportistas.

Poco se informa de las horas de descanso, la nutrición, y los suplementos, o fármacos (legales), que se utilizaron para lograr el mejor rendimiento con un dado modelo de planificación. Lo cual obviamente relativiza su replicación en otras personas, más aún si la “propuesta exitosa” comprenden a deportistas de elite, y nuestro entrenado es un deportista recreativo, o incluso un sedentario queriendo ser una persona activa.

Pareciera entonces que estos modelos solo sirven como anécdota, más que como ejemplos a seguir.

No obstante pese a lo expuesto, se pueden rescatar puntos muy interesantes, más allá de la obvia necesidad de pautar en estructuras temporales, para el logro de objetivos concretos.

Incluso estos puntos pueden aplicarse tanto al entrenamiento para el fitness y salud, como para el deporte (de conjunto o individual) de rendimiento, o recreativo.

Pero antes de distinguir los puntos de relevancia para construir un modelo personalizado, o mejor dicho “adecuado” a nuestro deportista, debemos saber que, aunque se recomienda el uso de modelos clásicos en sujetos recreativos, y deportistas en formación (Campos Granell J. y Cervera V.R. (2001), no parece existir una base científica sólida que lo justifique. Mas bien, la fundamentación estaría dada por cierto sentido lógico de progresión y prudencia; que por tener demostrada mayor efectividad que otro modelo, o tener incluso un efecto preventivo real de lesiones, o del síndrome de sobre-entrenamiento.

Con el principio de individualidad como punto eje central de todo el proceso de planificación, debemos reconocer dos puntos que servirán de referencia:

  • La variación de entrenamiento es un parte crítica de la planificación a largo plazo, pero si la demanda adaptativa se distribuye demasiado, las ganancias pueden diluirse excesivamente. (Kiely J. 2012).
  • La repetición de una carga unidireccional, puede inducir mejoras rápidas en un rango limitado de objetivos, pero si este enfoque concentrado se prolonga indebidamente, la monotonía producirá efectos negativos. (Kiely J. 2012).

La propuesta de organigramas lógicos de Juan Manuel García Manso, podría considerarse como el andamiaje sobre el cual armar un modelo adecuado a nuestro deportista, ya que supone atender a ciertos aspectos de base, claves.

Así tendríamos como guía los siguientes puntos:

  • Conocer los presupuestos básicos de la modalidad deportiva a entrenar, o las tareas de la vida diaria del sujeto en el caso del fitness. (demandas de la actividad y especificidad).
  • Determinar los parámetros de evaluación de estos presupuestos básicos.
  • Conocer la importancia (predominancia) de cada uno de ellos.
  • Determinar los métodos, tareas y medios para su desarrollo.
  • Organizar las cargas en función del efecto residual.

Para adecuarnos a la respuesta real, del sujeto podríamos conjugar lo anterior con la planificación por objetivos. Pensando en metas claras y realistas para cada momento (cosa que en la práctica no suele ser tan común).

Nos supeditados entonces a objetivos específicos que esperaremos lograr en diferentes momentos. Los cuales se pronosticarán según el análisis estadístico de los resultados anteriores (Ortiz Cervera V. 1996), y la necesaria evaluación del estado actual del sujeto.

Lo interesante es que solo pasaremos al siguiente objetivo, si hemos logrado alcanzar el del momento en que nos encontramos; por lo que esto nos obligará a reajustar y hacer los cambios que sean necesarios para ello. (Ortiz Cervera V. 1996). Es decir que la duración de las estructuras, ya no será un tiempo fijo pensado antes del proceso de entrenamiento, si no que fluctuará según sea la performance del sujeto.

Propondremos entonces en cada estructura (micro, macro/bloque, macro), objetivos de tres ordenes diferentes:

  • Los planificados para los test y competiciones en cada momento, (esto último en el caso de deportistas de rendimiento), serán los de primer orden.
  • Los que se relacionan con los componentes de la magnitud de la carga del entrenamiento (duración, volumen, intensidad, pausas, densidad de cada momento), serán lo de segundo orden.
  • Las adaptaciones biológicas determinantes del rendimiento pretendido, serán las de tercer orden.

(Ortiz Cervera V. 1996).

El valor de esta propuesta, es el hecho de contar con metas claras en forma escalonada; lo que, a demás de ser motivante, permite en un corto período de tiempo detectar errores y hacer correcciones, flexibilizando los entrenamientos según se cumplan con los objetivos mínimos. (Ortiz Cervera V. 1996).

Como dificultad, veremos que si bien la definición de los objetivos de primer y segundo orden será relativamente sencilla, pues hay muchas “recetas” sobre esto; definir los de tercer orden en la particularidad de nuestro entrenado, e incluso articularlo coherentemente con los otros objetivos, pueden resultarnos mucho más complejo.

Pero obviamente esto aún sigue respondiendo a planteos mecanicistas, que no comprenden completamente a la complejidad del proceso de entrenamiento de una “persona”. Por ello es interesante adosar la base de lo que lo que Francisco Seiru-Lo Vargas, propone en su modelo, más allá de tratarse de un planteo para deportes de conjunto.

Se considerará entonces, el valor de las cualidades coordinativas y cogntivas, en el desarrollo de las condicionales, dado que todas aparecen simultáneamente, durante la ejecución de cualquier acción deportiva. (Seirul-Lo Vargas F. 1998).

Estimulando al entrenado al auto-aprendizaje, mediante la interpretación que puede hacer de lo vivido para desarrollar nuevas habilidades (Seirul-Lo Vargas F. 1998), físico-motrices, psicológicas y sociales en relación a la actividad física/deporte.

Entonces los intereses del sujeto y sus tiempos, se suman como determinantes del ritmo del proceso, y del pasaje de una estructura, a la siguiente. Toma relevancia también, la comunicación y el comportamiento socio-afectivo; no solo entre compañeros, si no, entre el entrenado y el entrenador (Seirul-Lo Vargas F. 2004).

Como cierre, podemos decir un modelo de planificación “adecuado”, será tan único como nuestro entrenado, el cual debe ser comprendido holisticamente.

Que tal como sostiene John Kiely, la desviación del plan original es deseable y debe buscarse. Incluso el mismo planteo debe ser hecho para facilitar esto, en vez de suprimirlo; y que la recolección sistémica y revisión de datos pertinentes son un componente crucial del proceso de entrenamiento y condicionan el manejo de plan.(Kiely J. 2012). (ver figura 1).


Figura 1. Fuentes de información para la toma de decisiones y dirección del entrenamiento. (tomado de Kiely J. 2012).


AUTOR DEL TEXTO

Ignacio Costa


REFERENCIAS

  1. Campos Granell J. y Cervera V.R. (2001). Teoría y planificación del entrenamiento deportivo. Barcelona: Editorial Paidotribo.
  2. Costa I.A. (2013). Los modelos de planificación del entrenamiento deportivo del siglo XX. Revista Electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte. Vol. 6, nº 22, Septiembre. Disponible en: http://www.researchgate.net/publication/256445249_Los_modelos_de_planificacin_del_entrenamiento_deportivo_del_siglo_XX
  3. Issurin V.B. (2010). New horizons for the methodology and physiology of training periodization. Sports Med. 40(3): 189-206.
  4. Kiely J. (2012). Periodization paradigms in the 21st century: Evidence-led or tradition-driven? IJSPP. 7, 242-250.
  5. Matveev L.P. (2005). El proceso del entrenamiento deportivo. Buenos Aires: Editorial Stadiun.
  6. Seirul-lo Vargas F. (1998). Planificación a largo plazo en los deportes colectivos. Curso sobre entrenamiento deportivo en la infancia y la adolescencia. Escuela Canaria del Deporte. Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias.
  7. Seirul-Lo Vargas F. (2004). Estructura socio-afectiva (Configuradora del concepto de equipo). Barcelona: INEFC.