​Sarcopenia en tiempos de COVID19. Fabricando medicamentos y “des-fabricando” músculo. Histórica tragedia

Publicado 11 de abril de 2021, 19:13

​Sarcopenia en tiempos de COVID19. Fabricando medicamentos y “des-fabricando” músculo. Histórica tragedia

Diversas normativas han sido definidas a medida se van conociendo las situaciones que pueden hacer a las personas más vulnerables a la infección por COVID19 (CV). Infelizmente varias de estas propuestas para controlar y hasta reducir el impacto altamente negativo que generaría en la población el virus, en no pocos casos han conducido al fracaso. Ni siquiera se ha ponderado que muchas de ellas potenciarían la fragilidad frente al CV, como lo son el confinamiento y el aislamiento social. Veamos algunas cuestiones al respecto.

Sin dudas que el aislamiento y el distanciamiento social fueron las medidas que probablemente mejor han sido definidas y propuestas para frenar la exposición y posible contagio al CV (Parmet WE, Sinha MS. Covid-19 — the law and limits of quarantine. N Engl J Med. 2020). Interesantemente esto ha implicado la reducción de la actividad física, de las diferentes formas de ejercitación corporal y también de una modificación de ciertos hábitos nutricionales que tienen la facultad de orientar al deterioro más o menos importante de la masa muscular (Breen L, et al. Two weeks of reduced activity decreases leg lean mass and induces “anabolic resistance” of myofibrillar protein synthesis in healthy elderly. J Clin Endocrinol Metab. 2013).

No deja de asombrar, por la contradicción de las propuestas de la propia medicina, que poblaciones muy vulnerables al CV como lo son aquellas que portan enfermedad cardiovascular (ECV), obesidad y/o diabetes, entre otras, así como las personas que transitan las edades geriátricas, sean reconocidas como las que merecen más atención por lo dicho, pero increíblemente se las confina y desatiende en lo imprescindible de mantener, su masa muscular. Allí, como tantas otras veces (por no decir siempre) una vez más la sarcopenia ha sido desconsiderada como un verdadero problema de salud individual y pública, patología esta que, valga tenerlo presente, forma parte de prácticamente todas las enfermedades anteriormente mencionadas. Debieran saberlo ese grupo de asesores que rodean a las autoridades de los diferentes países, porque sobra la información desde hace ya más de 3 décadas, que atender la reducción de la masa muscular bien puede ayudar a controlar, mejorar e incluso revertir algunas de las patologías mencionadas. Pero además, ella logra potenciar nuestro sistema inmunológico, nada para descuidar en tiempos de CV.

Podemos considerar que a lo anterior se le puede agregar una condición aun más compleja, como es el hecho de que muchos adultos mayores pueden terminar hospitalizados y entre estos, además, algunos finalizar en unidad de cuidados intensivos (UCI) y hasta asistidos por ventilación mecánica invasiva. En cualquiera de las condiciones mencionadas, la pérdida de masa muscular es muy elevada en muy poco tiempo, y para complicarla, nuevamente no hay una estrategia terapéutica que considere esto (Dirks ML, et al. One week of bed rest leads to substantial muscle atrophy and induces whole-body insulin resistance in the absence of skeletal muscle lipid accumulation. Diabetes. 2016). Así, el que tuvo la suerte de un “mal menor” como es el aislamiento pero no la hospitalización, no fue atendido en su tejido muscular para potenciar la prevención. Y el que logró salir airoso del CV luego del hospital, tampoco es asistido debidamente de su grave deterioro muscular, ni desde la propuesta de ejercitación ni desde la nutricional. La vulnerabilidad a pleno, siempre, y sin la debida atención integral, también.

En toda esta realidad, debe considerarse además que el confinamiento y el aislamiento social provocan un aumento de los niveles de estrés y ansiedad, lo que afecta a atrogenes y la fuerte producción de miostatina incrementando esto la pérdida de músculo (Allen DL, et al.. Acute daily psychological stress causes increased atrophic gene expression and myostatin-dependent muscle atrophy. Am J Phys Regul Integr Comp Phys. 2010). No faltan acá quienes para estimular esta vía catabólica e intentando que el paciente no les engorde, les mandan dieta hipocalórica y entonces…bingo. Lo lograron, ya se pusieron del lado del virus.

En este mismo ámbito de la alimentación, no menos difícil y perjudicial se presenta la situación pandémica que se atraviesa, porque también se sabe que hay influencias emocionales que afectan diferentes vías tanto psicológicas como emocionales y fisiológicas (Gibson EL. Emotional influences on food choice: sensory, physiological and psychological pathways. Physiol Behav. 2006). Así entonces, lo dulce le quita espacio a las proteínas y el final de todo esto ya lo conocemos, porque los sarcómeros no se construyen con postres.

Sin dudas que de las contradicciones más grandes que ha mostrado a los diferentes gobiernos frente al CV está la decisión de fomentar el sedentarismo contrariando a todas las expresiones de las diferentes instituciones vinculadas a la salud en ese mensaje. Para el caso puntual la OMS, equivocada por cierto en infinita cantidad de indicaciones pero aceptada y multiplicada por la mayoría de las entidades médicas cuando sugiere de al menos dedicarle 150 minutos por semana al ejercicio aeróbico, más 2 días de fuerza, nunca resultó más fácil vulnerarla como propuesta. Así, medidas como el cierre de gimnasios y de centros recreativos parecen estar operando a favor del CV. En esos lugares no solo se fomenta y jerarquiza el estado de salud y calidad de vida, sino que además allí se acciona controlando y hasta revirtiendo patologías para las cuales la misma medicina indica ejercicios para atenderlas. No estaría de más también, a esta altura, que se recuerde y ubicara a estas patologías en la estadística que las define como las que hoy dominan en el mundo, alguna de las cuales ya es pandemia y otras se están también subiendo al mismo podio. Y tener presente que justamente ellas advierten además del tremendo riesgo de sus portadores frente al CV.

Resulta de interés recordar acá que aun pensando que la “tercera edad” está más debilitada frente al CV, debe tenerse presente que en plena segunda ola de infección viral en Sudamérica, ella está mostrando a las poblaciones más jóvenes con alta fragilidad frente al virus. Y aquí cabe recordar que la afectación del tejido muscular, especialmente de las piernas, le cabe también a esta franja etaria por restricción de actividad muscular (Abadi A, et al. Limb immobilization induces a coordinate down-regulation of mitochondrial and other metabolic pathways in men and women. PLoS One. 2009). En este punto, un muy reciente trabajo de Kilroe y colegas mostró que se puede perder hasta un 1,7% del volumen muscular después de tan solo 2 días de inmovilización, observándose pérdidas mayores (5,5% del volumen muscular) después de 7 días (Kilroe SP, et al. Temporal muscle-specific disuse atrophy during one week of leg immobilization. Med Sci Sports Exerc. 2020).

Hace ya una década, en una investigación concretada por English y Paddon-Jones, ellos advierten algo que para estos tiempos se aprecia como una aseveración a tener especialmente en cuenta. Los autores afirman que en determinadas instancias es posible entrar en un modelo de sarcopenia gestada por períodos de crisis metabólica, en donde se acelera la pérdida de músculo por inactividad con afectación del equilibrio proteostático, con dominancia catabólica sobre el anabolismo proteico. Esto es visible fácilmente en períodos de reposo prolongado en cama u hospitalización (English KL, Paddon-Jones D. Protecting muscle mass and function in older adults during bed rest. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2010).

Una última consideración acá, y muy lejos de ser la última, es el hecho de que se ha demostrado recientemente que personas que padecían CV y la evolución de la infección los llevó a una UCI durante alrededor de 12 días, la pérdida de tejido muscular durante esas instancias de inactividad los condujo a un deterioro progresivo de masa y función muscular, la que incluso después de 6 meses no logró recuperarse (Zhou F, Yu T, Du R, Fan G, Liu Y, Liu Z, et al. Clinical course and risk factors for mortality of adult inpatients with COVID-19 in Wuhan, China: a retrospective cohort study. Lancet. 2020).

Todo parece indicar que se falla tanto en las instancias del confinamiento como en la fase posterior. Siguen ausentes las verdaderas políticas de salud pública, apostando a escuchar demasiado a los que pretenden arremeter desde afuera al CV pero que desconsideran lo que el propio organismo tiene en buena parte para defenderse. Se gasta inmensa cantidad de dinero en atacar al virus, pero algo tan económico como la ejercitación corporal que nos repleta de beneficios y, muy especialmente de protección, ni siquiera entra en el terreno del más simple de los análisis de los que afirman saber. Porque en verdad en esta parte, es solo atender al músculo, lo demás lo hace él.

Para reflexionar…