Sarcopenia y Senescencia inmunológica. Resguardarse con masa muscular en tiempos de COVID19

Publicado 6 de mayo de 2021, 17:39

Sarcopenia y Senescencia inmunológica. Resguardarse con masa muscular en tiempos de COVID19

Es posible afirmar que desde el corriente siglo XXI la visión del músculo esquelético, como una estructura con función puramente locomotora, ha cambiado sensiblemente. Ello a partir de observarlo además como un órgano endocrino. También al presente a la masa muscular se la reconoce cada vez más como un tejido con propiedades inmunitarias reguladoras. De allí que su estudio en cuando a su cantidad y calidad funcional está siendo cada vez más considerado.

Al presente la sarcopenia es definida como la pérdida de la cantidad y de la calidad de la masa muscular. Este deterioro ha sido vinculado al envejecimiento y se encuadra como una verdadera enfermedad muscular. Resulta de interés aquí tener presente que la consideración de la pérdida de fuerza es el parámetro principal que define la sarcopenia, ya que ella es un predictor superior para prever resultados adversos (Cruz-Jentoft A.J., et al. Sarcopenia: revised European consensus on definition and diagnosis. Age Ageing. 2019).

Un dato de preocupación respecto de la evolución de la sarcopenia lo acaban de aportar Ethgen y colegas, quienes revelan las prevalencias esperables de esta en Europa, específicas por edad y sexo. Ellos, aplicando estimaciones interpoladas, advierten que el número de personas con sarcopenia aumentaría en Europa en el orden del 72,4% para el año 2045, lo que mostrará un dramático agravamiento de la calidad de vida (Ethgen O., et al. The future prevalence of sarcopenia in Europe: a claim for public health action. Calcif Tissue Int. 2017). Dicho deterioro sin dudas que tiene una doble afectación, la individual y la social-laboral.

Respecto del sistema inmune (SI), está ampliamente aceptado que el envejecimiento va acompañado de una remodelación negativa del mismo. Este proceso ha sido definido como inmunocenescencia, y se manifiesta con un compromiso inmunológico con disminución de la protección frente a agentes agresores. Sin embargo en este punto, hay evidencias de que la actividad física exigente en los adultos mayores genera un control de dicho deterioro del SI potenciándolo, lo que ha planteado el interrogante respecto de si en verdad la reducción de la actividad física no es clave en el deterioro del sistema inmunológico. Justamente hay documentación que muestra que la actividad física regular en adultos mayores se asocia con 1) niveles más bajos de citocinas fuertemente proinflamatorias como IL-6, TNFα, PCR, entre otras (Gleeson, M. , et al. The anti‐inflammatory effects of exercise: Mechanisms and implications for the prevention and treatment of disease. Nature Reviews Immunology 2011), pero también 2) mejor quimiotaxis de neutrófilos (Bartlett, D. , et al. Habitual physical activity is associated with the maintenance of neutrophil migratory dynamics in healthy older adults. Brain, Behavior, and Immunity, 2016), 3) citotoxicidad de células NK y 4) aumento de la proliferación de células T (Woods, J. A. , et al. Effects of 6 months of moderate aerobic exercise training on immune function in the elderly. Mechanisms of Ageing and Development, 1999), y 5) mejores respuestas de vacunación (Kohut, M. L. , et al. The exercise‐induced enhancement of influenza immunity is mediated in part by improvements in psychosocial factors in older adults. Brain, Behavior, and Immunity, 2005).

En un trabajo reciente de Afsali y colegas, los autores advierten que el músculo esquelético regula procesos inmunológicos así como la respuesta inflamatoria. Ellos documentan que los miocitos exhiben propiedades inmunobiológicas capaces de presentar antígenos. Así, estas células musculares regulan las respuestas inmunitarias tanto innatas como adaptativas y están esencialmente involucradas en los procesos fisiopatológicos de ciertas miopatías inflamatorias (Afzali A.M., Muntefering T., Wiendl H., Meuth S.G., Ruck T. Skeletal muscle cells actively shape (auto)immune responses. Autoimmun Rev. 2018). Es justamente por esto que se afirma que la sarcopenia y la senescencia inmunológica podrían estar vinculadas e interactuar a través del músculo esquelético. Así, el deterioro muscular por inactividad puede alterar gravemente dicha interacción, pudiendo explicar en buena medida varios resultados clínicos observados en los pacientes sarcopénicos.

Recientemente Giudice y Taylor han demostrado que las mioquinas como la IL-6, IL-7, IL-15 o LIF modulan positivamente el sistema inmunológico (Giudice J., Taylor J.M. Muscle as a paracrine and endocrine organ. Curr Opin Pharmacol. 2017). Y en este punto, justamente, se advierte que la IL-7 y la IL-15 están inversamente correlacionadas con la edad, lo que sugiere también un vínculo entre el músculo esquelético y la pérdida de función del sistema inmunológico con el envejecimiento (Duggal N.A., Pollock R.D., Lazarus N.R., Harridge S., Lord J.M. Major features of immunesenescence, including reduced thymic output, are ameliorated by high levels of physical activity in adulthood. Aging Cell. 2018).

Aun existiendo mucho más para documentar aquí, al menos lo expuesto da alguna razón para no desatender a la masa muscular en todas las edades y en ambos sexos, mucho más aun en las etapas avanzadas de la vida. Y a ello agregarle que para mantenerla o incrementarla no hay propuestas que excedan el entrenamiento de la fuerza junto a una dieta hiperproteica y aminoacídica.