Tengo “flato”, ¿qué puedo hacer?

Publicado 18 de marzo de 2014, 15:15

Tengo “flato”, ¿qué puedo hacer?

Autores: Fernando Mata (IICEFS)

Raúl Domínguez

Seguro que alguno de nosotros o de nuestros deportistas recuerda haber sufrido una extraña molestia abdominal durante la práctica de ejercicio, lo que comúnmente se conoce como “flato”, "stitch or side ache" (en inglés), y de forma más técnica como Dolor Abdominal Transitorio (DAT). Pero... ¿qué es, por qué sucede y cómo podemos prevenirlo?

La literatura que ha estudiado esta temática en profundidad define el DAT de distinta manera según el autor de referencia. Por ejemplo, según Morton et al. (2003) el dolor abdominal transitorio es un dolor agudo principalmente punzante, cuando es grave, y manifestado en forma de calambre, dolor o tirantez, cuando es menos intenso. No está localizado, pero característicamente aparece en la parte lateral del área central del abdomen, aunque también puede asociarse con dolor en el hombro, constituyendo un factor que puede limitar el rendimiento deportivo (Morton y Callister, 2002). Por su parte, Eichner (2006) lo explica como una molestia agua, localizada, con dolor agudo y transitorio que se produce durante el ejercicio, con mayor frecuencia en los corredores o nadadores y también en los participantes en deportes de equipo y con menos frecuencia en ciclistas.

Uno de los estudios de Morton y Calister (2000) muestra datos interesantes sobre la incidencia de DAT según determinados deportes (natación 75%; carrere 69 %; jinetes 62%; aeróbic 52%; baloncesto 47%; ciclismo 32%). A partir de estos datos y los derivados de otros estudios parece ser que el DAT se asocia con frecuencia a aquellos deportes en los que predominan los movimientos repetitivos del torso, sobre todo en aquellos que implican traslación vertical -como la carrera- (Ayán, 2010).

Teorías explicativas del DAT

Tradicionalmente en el pasado se propusieron dos mecanismos desencadenantes que trataban de explicar la etiología del dolor abdominal transitorio. Por un lado, la teoría de la isquemia diafragmática (Capps y Coleman, 1922), y por otro el estrés por tensión ligamentosa subdiafragmática (Sinclair, 1951). Sin embargo, existen evidencias más actuales que hacen pensar que el origen podría no ser diafragmático, al encontrarse con una mayor prevalencia en jinetes de caballo que presentan una baja demanda respiratoria, así como por la ausencia de cambios ergoespirométricos observados durante episodios de sintomatología (Morton y Callister, 1999). Más recientemente, Ayán (2010) en una magnifica revisión, enumera las hipótesis conocidas que intentan explicar este fenómeno y que se recogen de la literatura especializada:

1.Tipologia del deportista. Cifosis, hipertonicidad muscular en la musculatura de la cadena cinética responsable de la estabilidad vertebral y de la movilidad de la cadera. Según Ayán (2010), se observa que deportistas con una marcada actitud postural cifótica son claramente más susceptibles de padecer DAT, mientras que la presencia de cifosis más lordosis, parece incrementar la percepción de dolor provocado por éste. Parece existir alguna relación entre la columna vertebral, la ortostática corporal y el DAT. Igualmente parece existir una relación inversa entre la edad y su padecimiento, de forma que a mayor edad menor riesgo de padecerlo, posiblemente debido a la adaptación y mejora de la aptitud física por la mayor frecuencia de entrenamiento.

2. Isquemia diafragmática (hoy día rechazada).

3. Calambre muscular (hoy día rechazada).

4. Estado postprandial.

5. Tensión ligamentosa subdiafragmática

6. Irritación peritoneal.

7. Sobrecarga diafragmática.

De todas las teorías explicativas, parece existir cierto consenso en apoyar la hipótesis del estado postprandial, es decir, la influencia de la ingesta de sólidos o líquidos antes o durante la práctica deportiva, siendo las bebidas hipertónicas con altas concentraciones de carbohidratos las que con mayor probabilidad pueden desencadenar DAT. Esto puede deberse a que estas bebidas ralentizan el vaciado gástrico, lo que produce un aumento de la masa gástrica, y lo que conllevaría un aumento de la tensión que soportan los ligamentos viscerales. Por otro lado, esto mismo podría generar un incremento de la concentración de gases provocando un aumento en la distensión gástrica, y por lo tanto, un incremento en la presión a nivel peritoneal. Ambos sucesos pueden dan lugar a episodios de DAT, y constituyen la base sobre la que se edifican las causas que con mayor probabilidad pueden explicar el origen del punto o flato, el aumento de tensión en los ligamentos que soportan las vísceras y la irritación peritoneal.

También hay estudios interesantes donde se muestra como la incorrecta hidratación puede dar lugar a la aparición de DAT. Por ejemplo, el estudio de Pfeiffer (2012) muestra como a lo largo de una prueba de carrera de 161 km. –dividida en 6 etapas- se observó que el 41% de los sujetos que fueron analizados sufrieron dolor abdominal transitorio, encontrando que la tasa de hidratación de éstos fue significativamente inferior con respecto a los que no sufrieron episodios dolorosos (5,9 ml/kg/h. versus 10,9 ml/kg/h.).

Medidas preventivas del DAT

Frente a todas estas evidencias se proponen una serie de medidas o estrategias que ayuden a disminuir la incidencia de la aparición del dolor abdominal transitorio o al menos para alivio de sus síntomas (Ayán, 2010; Morton et al., 2005):

·Evitar la ingesta de sólidos o líquidos 1-2 horas antes de la práctica de ejercicio físico y evitar las bebidas ricas en hidratos de carbono y alta osmolaridad.

·Asegurar una correcta ingesta de fluidos que evite la deshidratación, pero que en ningún caso exceda las pérdidas ocasionadas por el sudor.

·“Ensayar” la ingesta de fluidos siempre fuera del día de la competición y la elección de bebidas “no sintomáticas”.

·Modificar el patrón respiratorio: el efectuar inspiraciones profundas o emplear la respiración abdominal son maniobras que pueden reducir la intensidad de los síntomas del DAT, una vez que se ha manifestado.

·Movilización de la zona abdominal: ciertas estrategias tales como estirar la zona afectada, realizar flexiones profundas del tronco, aplicar presión manual sobre la zona, o tratar de incrementar la tensión de la musculatura abdominal, parecen ser las soluciones más eficaces empleadas por los deportistas cuando el DAT se presenta.

·Manipulación torácica y espinal: en aquellos casos en los que se sospeche que tanto la alteración de la ortostática postural como la excesiva tonicidad muscular pueden causar DAT, un abordaje fisioterapéutico, basado en técnicas de manipulación torácica y de movilización y estiramiento de la musculatura vertebral y abdominal (especialmente psoas-iliaco y del cuadrado lumbar), podrían reducir significativamente el impacto que esta dolencia tiene en el deportista.

·Trabajar de forma compensatoria la musculatura anterior y posterior del tronco, el control escapular, y el core.

Bibliografía.

1. Ayán, C. (2010). Dolor abdominal transitorio vinculado al ejercicio: causas y soluciones. Revista
Andaluza de Medicina del Deporte,
3 (3), 103-109.

2. Capps, J. y Coleman, G. (1922). Experimental observations on the localisation of pain sense in the parietal and diaphragmatic peritoneum. Archives of Internal Medicine, 30 (6), 778-779.

3. Desmond, C. y Roberts, S. (2004). Exercise-related abdominal pain as a manifestation of the median arcuate ligament syndrome. Scandinavian Journal of Gastroenterology,39 (12), 1310-1313.

4. Eichner, E.R. (2006). Stitch in the side: causes, workup, and solutions. Current Sports Medicine Reports, 5 (6), 289-292.

5. Morton, D. (2003). Exercise-related transient abdominal pain. British Journal of Sports Medicine, 37 (4), 287-288.

6. Morton, D.P. y Callister, R. (1999a). Electromyography and spirometry measurements during “stitch”. Committee World Congress on Sport Sciences: book of abstracts, Sydeny, octubre. ACT: Sports Medicine Australia.

7. Morton, D.P. y Callister, R. (2000). Characteristics and etiology of exercise-related transient abdominal pain. Medicine in Science Sports and Exercise, 32, 432-438.

8. Morton, D.P. y Callister, R. (2006). Spirometry measurements during an episode of exercise-related transient abdominal pain. International Journal of Sports and Physiology and Performance, 1 (4), 336-346.

9. Morton, D.P. y Callister, R. (2002). Factors influencing exercise-related transient abdominal pain. Medicine in Science Sports and Exercise, 34, 745-749.

10. Morton, D.P. y Callister, R. (2010). Influence of posture and body type on the experience of exercise-related transient abdominal pain. Journal of Science in Medicine and Sports, 13 (5), 485-488.

11. Pfeiffer, B., Stellingwerff, T., Hodgson, A.B. y col. (2012). Nutritional intake and gastrointestinal problems during competitive endurance events. Medicine in Science Sports and Exercise, 44 (2), 344-351.

12. Sinclair, J.D. (1951). Stitch: the side pain of athletes. New Zealand Medical Journal, 50, 607-612.