Vejez, consumo de carne y deterioro muscular

Publicado 17 de agosto de 2015, 17:57

Vejez, consumo de carne y deterioro muscular

Cuando mirarle la ubre a la vaca es mucho mejor que mirarle el cuerpo

Jorge Roig (2015)

Sabemos suficiente al presente como para advertir los problemas a los que se enfrenta quien padece sarcopenia. Hace ya 13 años comenzaba con mis primeros escritos sobre esta condición (http://g-se.com/es/fisiologia-del-ejercicio/articulos/sarcopenia-algo-mas-que-la-disminucion-de-la-masa muscular-231) y muy honestamente veo aquello tan limitado y superado respecto de lo que hoy se conoce sobre las cuestiones que hacen a la disminución de la masa muscular por envejecimiento, que no puedo menos que alegrarme por lo mucho que he aprendido durante todo ese tiempo transcurrido.

Si bien las causas de la sarcopenia son multifactoriales, Cuthbertson sostiene que una de las cuestiones de mayor relevancia que conduce a la pérdida de tejido muscular tiene que ver con la progresiva limitación a incorporar al organismo las proteínas de la alimentación (Cuthbertson D. et al. Anabolic signaling deficits underlie amino acid resistance of wasting, aging muscle. FASEB J 2005). A esta condición se la ha dado en llamar resistencia anabólica, presentándose como un factor clave en la pérdida de masa muscular en las poblaciones en edad geriátrica.

Dado que la síntesis proteica depende del aporte de aminoácidos, la cantidad y la calidad de proteinas en la alimentación es decisiva para que el anabolismo se instale debidamente. En este aspecto dos factores más toman protagonismo: la velocidad con la que las proteinas de la alimentación se absorban y la edad de quien las consuma. Así, la procedencia de este nutriente puede definir suficientemente o no el balance entre la síntesis y la degradación proteica, pero también dependerá de que este turnover se desequilibre en una u otra dirección el hecho de estar en una edad adulta joven o ya en las etapas finales de la vida (Dangin M, et al. Influence of the protein digestion rate on protein turnover in young and elderly subjects. Jnutr 2002).

Diferentes estudios se han concretado a los fines de ver cómo los alimentos influyen en el control de la síntesis proteica. Que las personas de edad se observen con cierta resistencia anabólica es una gran preocupación debido a que, como se dijo, esto alteraría negativamente la relación entre la síntesis y la degradación proteica diaria que necesariamente acontece tan solo por vivir. En este punto, que el catabolismo proteico supere a la síntesis de proteínas conduce inevitablemente a la pérdida de tejido muscular y ello a la probabilidad de padecer patologías por esta condición de tener una progresiva pérdida músculo.

Dado que la leucina se reconoce como el más representativo de todos los aminoácidos en el proceso de síntesis proteica miofibrilar, Pennings ha investigado el aporte del mismo comiendo 135grs de carne vacuna, durante las 6hs posteriores a su consumo. Comparado con las concentraciones postprandiales de leucina luego de ingerir proteina de suero de leche, e incluso de caseina (cuya absorción es mucho más lenta respecto de la whey protein), los valores circulantes del mencionado aminoácido esencial son mucho menores posteriormente a comer carne respecto de las otras formas mencionadas. Analizado en el tiempo absortivo por ejemplo, la cantidad de leucina luego de la ingestión de carne vacuna fue de menos del 50% (234 mml/L) respecto de lo hallado cuando se consumió whey protein (>500mml/L) (Pennings B, et al. Whey protein stimulates postprandial muscle protein accretion more effectively than do casein and casein hydrolysate in older men. Am J Clin Nutr 2011). Esta puede ser una de las causas por las cuales la síntesis proteica se ve afectada cuantitativamente cuando se consumen alimentos como la carne vacuna en las personas de edad avanzada. Al respecto, de la comparación de carne vacuna entera o aportada en forma de carne picada, esta última se mostró mucho más rápida en elevar la leucina en sangre y, por ello, tener una capacidad mayor para anticipar la síntesis proteica. Visto de esta manera, todo parecería indicar que la forma en que se ingiera la carne (entera o picada) por las personas mayores puede mostrar respuestas diferentes y favorecer el control de la masa muscular. La realidad no es lo que muestran las conclusiones luego de evaluar la respuesta anabólica proteica muscular. Tanto la carne entera como picada no mostraron diferencias en la tasa de síntesis al final de 6hs postprandiales.

En función a lo anterior, es interesante considerar hasta dónde seguir apostando a la ingestión de carnes para garantizar el sostenimiento o incremento de la masa muscular es el camino correcto, al menos en ciertas poblaciones de ancianos. También analizar si quienes padecen patologías metabólicas como la resistencia a la insulina o la diabetes misma lograrían proteger su tejido muscular con estas formas de alimentación basadas en alimentos cárnicos, ya que estas poblaciones de sujetos padecen obligadamente resistencia anabólica. Finalmente, razonar si vale la pena seguir escuchando a ciertas voces posadas en una posición tan antojadiza como irresponsable respecto de la no incorporación de un apoyo nutricional basado en suplementos proteicos. Porque al momento la gente sigue consumiendo bastante carne de vaca y su vejez los muestra cada vez más sarcopénicos. Algo no anda bien en los “sabios mensajes” de muchos profesionales, esos que todavía continúan sostenidos por la llamada “hipótesis de Brenner” en cuanto al vínculo de las proteínas con el daño renal, y sobre donde Martin y colaboradores se han expresado, como ya he comentado en otro artículo, advirtiendo que “ella no puede ni debe ser aplicada a la población sin patología renal, dado que la evidencia científica citada por los autores se generó a partir de modelos animales y pacientes con enfermedad renal co-existente y no en sujetos sanos” (Martin W. et al. Dietary protein intake and renal function. Nutrition & Metabolism 2005).

Así las cosas, y a pesar de lo que se va conociendo sobre el deterioro muscular asociado a la deficitaria ingestión proteica, diariamente vemos a varios “expertos” de nuestro país vedar los suplementos proteicos en el deporte, objetarlos en apoyo de la salud, negarlos en la enfermedad y la lista sigue. Mientras tanto, nuestros deportistas cada vez se recuperan menos pero se entrenan, compiten y lesionan más, las personas están más sedentarias y peor alimentadas, y los viejos siguen afectados por su sindrome de fragilidad, con una alta dependencia a todo y a todos, en caída violenta su autoestima y con la masa muscular muy pobre y perdiéndose más detrás de cada ingesta de alimentos demasiadas veces mal indicados. Parece que aggiornarse profesionalmente cuesta, pero los costos los pagan otros.

Para reflexionar….