​Algunas cuestiones inherentes a la miostatina, la sarcopenia y el metabolismo energético

Publicado 1 de mayo de 2022, 21:13

​Algunas cuestiones inherentes a la miostatina, la sarcopenia y el metabolismo energético

Al presente demasiado hay publicado sobre la sarcopenia. Increíblemente, todavía no ha tomado su debida dimensión esta patología entre muchos profesionales vinculados a la salud y las ciencias del ejercicio. Arriesgo a decir que quizás por ello es que termina siendo más fácil pensar en medicamentos que en la masa muscular de las personas a la hora de atender enfermedades.

Uno de los equipos más importantes que se dedica al estudio de la sarcopenia es el Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas Mayores (EWGSOP2), los que definen a dicha enfermedad como un sindrome que comprende el deterioro de la fuerza muscular, la cantidad y la calidad del músculo así como su rendimiento ( Cruz-Jentoft A.J., et al. Sarcopenia: Revised European consensus on definition and diagnosis. Age Ageing. 2019). Entendida de esa forma, la sarcopenia acaba por probar claramente su impacto en la discapacidad y el riesgo de hospitalización, la calidad de vida y la mortalidad de las personas (Beaudart C., et al. Health Outcomes of Sarcopenia: A Systematic Review and Meta-Analysis. PLoS ONE. 2017).

Varios factores son responsables de desencadenar esta patología, entre los cuales se mencionan la actividad de ciertas citocinas (Rong Y.D., et al. Study on relationship between elderly sarcopenia and inflammatory cytokine IL-6, anti-inflammatory cytokine IL-10. BMC Geriatr. 2018), la disfunción mitocondrial y apoptosis (Hiona A., et al. Mitochondrial DNA mutations induce mitochondrial dysfunction, apoptosis and sarcopenia in skeletal muscle of mitochondrial DNA mutator mice. PLoS ONE. 2010), la inactividad muscular (Kortebein P., et al. Functional impact of 10 days of bed rest in healthy older adults. J. Gerontol. A Biol. Sci. Med. Sci. 2008), el estado nutricional ( Hai S., et al., Association between sarcopenia and nutritional status and physical activity among community-dwelling Chinese adults aged 60 years and older. Geriatr. Gerontol. Int. 2017) y varias enfermedades muy frecuentes en los tiempos que corren, como es el caso de la diabetes tipo 2 (Park S.W., et al. Excessive loss of skeletal muscle mass in older adults with type 2 diabetes. Diabetes Care. 2009).

Una preocupación manifiesta de los investigadores es poder hacer el diagnóstico precoz de la sarcopenia en función a su vínculo estrecho con el deterioro de la calidad de vida así como de la expectativa. En esta búsqueda, ciertos biomarcadores son al presente considerados muy atentamente, y entre ellos la miostatina está especialmente vista dado que es un regulador negativo del crecimiento muscular. Esta citoquina tiene la particularidad de manifestarse en varias situaciones, siendo el resultado final de ello la activación de vías catabólico-proteicas actuando, por ejemplo, sobre el sistema ubiquitin-proteasoma. De esta manera desencadena la degradación de proteínas musculares. El lugar de su máxima expresión es el músculo esquelético, pero también lo hace en el corazón y en la grasa corporal. En estos problemáticas, un corazón enfermo así como un tejido graso abundante manifiestan miostatina aumentada. En buen medida tales condiciones pueden expresar razones del por qué también en tales patologías hay normalmente reducción de la masa muscular, aun no siendo un factor causa-efecto.

Al presente se conocen varios desencadenantes de la activación o la inhibición de la miostatina, entre los que pueden señalarse a la citoquina TNF-α, hormonas como las tiroideas, los aminoácidos esenciales, el ejercicio y el estado nutricional (Drummond M.J., et al. Essential amino acids increase microRNA-499, -208b, and -23a and downregulate myostatin and myocyte enhancer factor 2C mRNA expression in human skeletal muscle. J. Nutr. 2009).

En un reciente estudio que se concretó sobre participantes sanos, obesos y metabólicamente enfermos, los investigadores dieron cuenta de una correlación significativamente negativa entre la masa muscular y la miostatina sérica, sugiriendo ello una cierta influencia del sindrome metabólico en el nivel de miostatina circulante (Carvalho L.P., et al. Myostatin and adipokines: The role of the metabolically unhealthy obese phenotype in muscle function and aerobic capacity in young adults. Cytokine. 2018).

Si bien en los inicios de la investigación de la miostatina y su potencial vínculo con la sarcopenia llevó a hipotetizar que ella aparecería aumentada en las poblaciones envejecidas, esa idea no es sostenida por todos los investigadores en sus trabajos. Así, estudios recientes no muestran correlación entre la miostatina sérica y la edad (Peng L.N., et al. Healthy community-living older men differ from women in associations between myostatin levels and skeletal muscle mass. J. Cachexia Sarcopenia Muscle. 2018). Sin embargo los hay como el de Delanaye y colegas que sí mostraron que la miostatina aumentaba con la edad (Delanaye P., et al. Myostatin and Insulin-Like Growth Factor 1 Are Biomarkers of Muscle Strength, Muscle Mass, and Mortality in Patients on Hemodialysis. J. Ren. Nutr. 2019). En verdad lo que se cree frente a estas contradicciones en las conclusiones, es que quizás la reducción de la masa muscular bien puede ser la responsable de una menor producción de miostatina en forma absoluta, pero no relativa. Es decir, una menor masa muscular podría producir menos miostatina, pero en relación justamente a tal disminución.

Considerando el ejercicio, los trabajos son coincidentes al apreciar que los picos de miostatina se observan una vez concluido el mismo, siendo su vuelta a nivel basal luego de transcurridas 24 horas. También un hallazgo interesante sobre esta citoquina es que el entrenamiento físico acaba mostrando una disminución en la producción de miostatina, apreciación opuesta a la que se observa con la disminución de la práctica y/o el abandono, donde ella se observa aumentada (Shad B.J., et al. One Week of Step Reduction Lowers Myofibrillar Protein Synthesis Rates in Young Men. Med. Sci. Sports Exerc. 2019).

Entre tantas situaciones que muestran un rol negativo de la activación de la miostatina con sus consecuencias, seguramente que aquella que se le reconoce como proteína inhibitoria de la Akt es de enorme relevancia. Esta molécula tienen una doble y muy relevante tarea homeostática: señaliza a los GLUT4 para mantener la glucemia en rangos saludables ante una hiperglucemia, pero también activa a la mTOR garantizando la síntesis de proteínas frente a un catabolismo importante de este macronutriente. Así entonces, la activación de la miostatina acabará por reducir tanto el anabolismo proteico como inhibiendo la sensibilidad insulina en su función normoglucemiante.

Como si fuera poco todo lo anterior, la miostatina inhibe a la AMPK, molécula reguladora esencial de la energética muscular y potenciadora de la biogénesis mitocondrial, la angiogénesis y la producción de Irisina. Pero además reduce la fosforilación de la acetil-CoA-Carboxilasa (ACC), limitando por ello la oxidación de grasas.