APLICACIÓN DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA EL DISEÑO DE PROGRAMAS DE ENTRENAMIENTO

Publicado 5 de junio de 2013, 12:13

APLICACIÓN DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA EL DISEÑO DE PROGRAMAS DE ENTRENAMIENTO

Si hace unos pocos años algún visionario del ejercicio físico nos hubiera anticipado que en el futuro las decisiones sobre el diseño de programas de entrenamiento para la salud las iba a poder ejecutar un procesador mediante algún tipo de aplicación informática “inteligente” hubiéramos parpadeado con perplejidad, incluso habríamos dado argumentos en contra tratando de desacreditar dicha “imposible” realidad. Sin embargo, actualmente ya puede ser una realidad emergente, cuyas dimensiones pueden hacer que en los anales de la historia se recuerde como el origen de la revolución industrial del ejercicio físico (quién sabe). Lo verdaderamente importante no es que esto vaya a suceder, sino que con ello mejoremos como colectivo profesional y como verdaderos promotores y prescriptores de salud en una sociedad enferma por un estilo de vida cada vez más sedentario y unos hábitos alimenticios cada vez más insaludables.

Sabemos que cualquier ejercicio físico es un conjunto de movimientos corporales que sirven de formato o medio para que el resto de componentes de la dosis de ejercicio puedan manifestarse. También sabemos que para que estos movimientos tengan un cometido dentro de todo un proceso deben ser seleccionados atendiendo a una serie de procesos emanados desde entidades o fases superiores (Planificación, Programación, Periodización, y Prescripción), que finalmente catalicen el resultado final, que nos es otro que suministrar la dosis de ejercicio justa y necesaria. Pero lo cierto es que, constantemente, cada vez que tenemos que enfrentarnos al desafío de diseñar un programa de entrenamiento para la mejora o mantenimiento de la salud, y entendiendo como tal al “proyecto ordenado de operaciones y actividades, en forma de estímulos (dosis) que guardan un vínculo de interdependencia para lograr un objetivo” [1], nos encontramos ante un panorama complejo a la vez que jerarquizado e interrelacionado. Y es que los procesos que se llevan a cabo respecto del diseño de dicho programa de entrenamiento se basan en intentar definir adecuadamente los objetivos, determinar y controlar de forma pre-activa las variables que pueden condicionar dicho proceso de diseño (valoración), determinar herramientas y recursos para el desarrollo y control del programa y sus efectos, establecer las fases y su temporalización, definir las variables que definen el programa y concretarlas finalmente en forma de ejercicios para su desarrollo en unidades de entrenamiento …casi nada. Por tanto, y sin temor a equivocarnos, la correcta toma de decisiones en todo este proceso es crucial, y la misma estará basada en multitud de variables que no siempre son oportunamente dimensionadas por el técnico a la hora de diseñar programas de entrenamiento.

Para tratar de ilustrar este abrumador escenario, tomaremos como ejemplos algunas de esas decisiones clave que cualquier técnico tiene que saber afrontar a la hora de proponerse diseñar programas de entrenamiento. Situándonos para ello en la fase de Programación y Periodización del programa, entendiendo como Periodización el aspecto de la programación dedicado a secuenciar y temporalizar las actividades que constituyen el ciclo de entrenamiento, en periodos particulares de tiempo, con objetivos y contenidos bien determinados [2, 3], debemos contestar al menos las siguientes preguntas:


¿Qué duración estimada otorgamos a cada uno de los periodos con distinta orientación fisiológica (metabólica, estructural, neural) que constituyen la Programación y por qué?

¿Qué orden y secuencia damos en el tiempo a cada uno de los periodos con distinta orientación fisiológica que constituyen la Programación y por qué?

¿Cómo definimos o concretamos cada una de las variables o componentes de la dosis que definen las distintas orientaciones fisiológicas (frecuencia, volumen, intensidad, densidad) y que constituyen cada periodo de la Programación?

¿Cómo secuencializamos dichos periodos de tiempo según los objetivos y nivel de experiencia de la persona?

Y más aún, ¿qué modelo de periodización elegimos y en base a qué criterios (nivel del sujeto, edad, etc.)? ¿Cómo plasmar en la práctica los modelos de periodización del constructo teórico-deportivo (no-periodizado, lineal, ondulante) en el contexto de la salud atendiendo a todas las variables anteriores?

…Pero esta odisea no acabaría aquí, sino que una vez resueltas esas preguntas y definidos los valores específicos de cada variable de primer nivel (frecuencia, volumen, intensidad, densidad para cada periodo con su orientación específica) tenemos que inexorablemente progresar al siguiente nivel de concreción que nos permita culminar en la fase de Prescripción. En esta última fase nos enfrentamos fundamentalmente a dos nuevos retos, por un lado lidiar con todas las decisiones relacionadas con la selección de los ejercicios, y paralelamente, con la metodología apropiada para ello (organización y progresión metodológica). Algunas de las preguntas que en esta nueva y definitiva fase tenemos que saber responder como prescriptores de ejercicio son las siguientes:

¿Qué relación y número de ejercicios debemos asignar a cada hemisferio o región corporal según el objetivo, necesidades, nivel/experiencia del sujeto y el tiempo disponible de entrenamiento por sesión y por qué?

¿Qué selección y relación/ratio de ejercicios podemos otorgar para cada acción motriz (empuje, tracción, combinaciones) y plano de movimiento, según determinadas características y necesidades del sujeto relacionadas con las AVDL?

¿Qué orden de realización de los ejercicios en la sesión debemos hacer y por qué?

¿En qué condiciona las AVDL y determinadas patologías para la selección de los ejercicios de los
sujetos?

¿En qué condiciona los recursos disponibles según el escenario de entrenamiento para la selección de los ejercicios?

¿En qué medida influye el objetivo adaptativo pretendido y el nivel de experiencia del sujeto para la selección de los ejercicios?

¿Qué tipo de progresión metodológica de los ejercicios y en base a qué criterios (tiempo disponible, nivel del sujeto, objetivo adaptativo, etc.)?

Indudablemente la contestación a cada una de estas preguntas -y muchas otras- relativas a cada una de las distintas fases del proceso de diseño de programas de entrenamiento en el contexto de la salud requerirá un análisis profundo e individualizado del sujeto (que ineludiblemente deberá ir precedido de la correspondiente fase de valoración pre-activa o diagnóstica, y que a su vez tendrá que estar correctamente diseñada y protocolizada). Ante esta situación el técnico prescriptor de ejercicio deberá posicionarse con algún tipo de “estrategia” para la correcta gestión de la toma de decisiones. Una posible estrategia, bajo nuestro punto de vista, es mediante el desarrollo algorítmico de propuestas basadas en las evidencias científicas más actuales, procedentes todas ellas de las distintas áreas de estudio e investigación que nutren las ciencias del ejercicio físico. Así, recordamos que un algoritmo es un conjunto preestablecido, ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema (en este caso cualquiera de las preguntas anteriores respecto de la Programación, Periodización y Prescripción), y que son representadas gráficamente mediante diagramas de flujo. Este nuevo paradigma o estrategia sería por sí misma una novedad aplicada correctamente al ámbito del acondicionamiento físico saludable (Fitness), y para ello sería necesario que se cumplieran al menos dos premisas fundamentales:

1) Desarrollo de dichos algoritmos bien definidos (y fundamentados en el conocimiento científico actual) que den respuesta a la multitud de decisiones a tomar durante todo el proceso que supone diseñar programas de entrenamiento (desde la fase de Planificación hasta la fase de Prescripción).


2) Contar con la herramienta o recurso tecnológico que procese toda esta información preestablecida algorítmicamente de forma instantánea, inequívoca e inteligible. Para esto último creemos que puede resultar inmensamente útil el uso de la tecnología basada en la “inteligencia artificial” que ya viene aplicándose con éxito en otros ámbitos, convirtiéndose en el aliado indisoluble del prescriptor de ejercicio [4].

Esta tecnología de última generación podría ser algún tipo de aplicación o programa informático que pudiera analizar toda la información de entrada de la forma más eficaz y ágil posible. Asimismo, sobre la base algorítmica preestablecida y la tecnología informática desarrollada podríamos completar las respuestas programadas a medida que el sistema integrase mayor número de inputs y evolucionase en todos los sentidos (incluso en la validación del los propios algoritmos). Nosotros desde el IICEFS queremos apostar por el futuro, porque el futuro es hoy.

Guillermo Peña y Juan Ramon Heredia

Bibliografía.

1.http://g-se.com/es/salud-y-fitness/blog/revision-de-conceptos-y-procesos-para-el-diseno-de-programas-de-entrenamiento-para-la-salud

2. González-Badillo JJ, Gorostiaga E. Fundamentos del entrenamiento de la fuerza. Aplicación al alto rendimiento deportivo. Barcelona: Inde; 1995.

3. Vanconselos, Raposo A. Planificación y Organización del entrenamiento deportivo. Barcelona: Paidotribo, 2000.

4. http://g-se.com/es/salud-y-fitness/iicefs/blog/inteligencia-artificial-aplicada-a-la-prescripcion-del-ejercicio-seria-posible