Confiabilidad de métodos para medir el gasto energético durante y después del ejercicio de fuerza

Publicado 20 de abril de 2020, 19:40

Confiabilidad de métodos para medir el gasto energético durante y después del ejercicio de fuerza

El entrenamiento de la fuerza (EF) es un modo recomendado de ejercicio para poblaciones que corren riesgo (es decir, ancianos), poblaciones generales y deportistas, donde se usa para mejorar la composición corporal así como también para mejorar características del rendimiento y de la salud (American College of Sports Medicine 2010; Baechle y Earle 2008). Para que el EF sea eficaz es importante determinar la carga interna del entrenamiento sobre los participantes usando métodos fisiológicos (por ejemplo, la frecuencia cardíaca, estimaciones del gasto energético (EE) o psicométricos (por ejemplo, valuaciones del esfuerzo percibido de la sesión) (Lambert y Borresen 2010; Baechle y Earle 2008). A la fecha, la estimación del EE en respuesta al EF ha demostrado ser un desafío, ya que la estimación del EE requiere: la vía de energía aeróbica, la vía de energía anaeróbica, y el EE de recuperación post-ejercicio (Scott 2011). No es posible estimar el EE con precisión durante y en respuesta al EF si los métodos sólo utilizan: el análisis del gas respiratorio y las mediciones de la frecuencia cardíaca asumiendo una relación lineal con el metabolismo aeróbico.Una medida separada de la vía anaeróbica es requerida a fin de tener una más 'completa' estimación del gasto energético total (TEE) (Magosso y cols. 2013).

La medición del EE en respuesta al ejercicio de resistencia es relativamente más fácil que el ejercicio de fuerza. Esto es principalmente debido a la relación lineal entre el consumo de O2 y la frecuencia cardíaca en estado estable, esta relación no está presente durante el ejercicio de fuerza (Scott 2011; Scott y cols. 2009). Ha habido interés renovado recientemente, en desarrollar métodos para estimar la carga interna del ejercicio de fuerza a través del uso de mediciones del EE que incluyen una estimación de la contribución de la vía de energía anaeróbica. La motivación para este interés se basó en la propuesta de que los métodos actuales que estiman la EE utilizando calorimetría indirecta son incompletos y pueden subestimar significativamente la EE durante el EF (Scott 2005; Scott 2006; Benito y cols. 2016).

La confiabilidad de estudios de nuevos métodos es importante porque ellos indican la reproductibilidad de los valores de testeo o medición en pruebas repetidas en los mismos individuos (Hopkins 2000a). La mejor confiabilidad implica una precisión superior de únicas mediciones y un mejor seguimiento de los cambios en las mediciones en los ambientes prácticos o de laboratorio.Recientemente, un estudio de Lyristakis P. de la University of Canberra (Australia) usa cálculos de confiabilidad para determinar la variación entre tres métodos de estimación de EE de ejercicios de fuerza. Específicamente, la estimación de la magnitud de las diferencias individuales (Hopkins 2000a) en respuesta al press de banco y a la sentadilla.Mientras que hay estudios que han usado calorimetría indirecta basada en laboratorios y otras tecnologías basadas en campo para estimar el EE durante el ejercicio de fuerza, pocos estudios tuvieron en cuenta la contribución de la vía de energía anaeróbica. Un método propuesto por Scott (2006) y adaptado por Magosso y cols. (2013) utiliza el lactato sanguíneo (BLa) en respuesta a un estímulo de EF y convierte esta medida en equivalentes de O2 que luego se pueden convertir en equivalentes calóricos. Ese estudio examinó la confiabilidad de tres métodos determinar el EE total (TEE) en respuesta a y durante el ejercicio de fuerza; un método de frecuencia cardíaca, el método de Scott, y el método de Magosso (Scott y cols. 2011a; Magosso y cols. 2013). Cálculos separados del EE anaeróbico (AnEE) dentro de los métodos de Scott y Magosso fueron también realizados para la determinación de la confiabilidad de las estimaciones del AnEE a través de múltiples días de testeo en respuesta al ejercicio de fuerza.

Diez varones (29.4±10.2 años) con ≥ dos meses de experiencia de entrenamiento de la fuerza (EF) realizaron tres sesiones de entrenamiento incorporando el press de banco y la sentadilla, dichas sesiones estaban separadas por 48 a 72 horas. El gasto energético total (TEE) se estimó usando un monitor de frecuencia cardíaca Suunto T6D, y dos métodos (nombrados ‘Scott’ y ‘Magosso’) usando mediciones de consumo de oxígeno y mediciones de lactato sanguíneo para determinar el gasto energético aeróbico y anaeróbico (AnEE).

Para el TEE, la confiabilidad relativa para los métodos de Scott y Magosso seguían siendo 'casi perfecta' por todos los días de evaluación para el press de banco y la sentadilla; con correlaciones entre clases (ICC) > 0.93 y TEM% debajo de 5.8%. El método de frecuencia cardíaca mostró una variabilidad moderada entre los días de evaluación para ambos ejercicios; el ICC yendo entre 0.66-0.92 con TEM% entre 18-37% durante el press de banco y 11-17% durante la sentadilla. La estimación del AnEE demostró que los métodos de Scott y Magosso tuvieron una confiabilidad relativa de 'fuerte a muy fuerte' para ambos ejercicios, sin embargo, se observó una confiabilidad absoluta baja. El EE promedio fue significativamente superior en los métodos de Scott y Magosso durante el press de banco >912kJ y la sentadilla >1170kJ, con el método de frecuencia cardíaca estimando 358kJ y 416kJ.

En base a los resultados de este estudio, los dos métodos de Scott y de Magosso son confiables para estimar el gasto energético en el EF. Actualmente, usando estos métodos para estimar el EE en el EF sobre una base diaria en el campo no es todavía factible, sin embargo, podrían usarse a distintos puntos de tiempo a lo largo de las fases de entrenamiento para examinar las adaptaciones del entrenamiento durante los programas de fitness de largo plazo.En contraste, el método de frecuencia cardíaca mostró una confiabilidad moderada a lo largo de los días de la evaluación, sin embargo, subestima significativamente el TEE y, por lo tanto, no debe usarse para estimar el EE en respuesta al ejercicio de fuerza.