De los “abdominales” a los “hipopresivos”: Análisis y reflexiones para profesionales del ejercicio.
Publicado 23 de febrero de 2015, 23:49
Juan Ramón Heredia
Guillermo Peña
Julián Aguilera
Manuel Martín
Victor Segarra
Instituto Internacional Ciencias Ejercicio Físico y Salud
Introducción
Nuestra institución ha intentado, desde su creación, no solo reunir a los más prestigiosos profesionales del ejercicio físico a nivel nacional e internacional (enlace a directiva), sino además mantener una línea coherente y rigurosa, alejada de intereses y discusiones. Pero también ha sido uno de nuestro principales objetivos acercar el rigor de la ciencia a los profesionales del ejercicio sirviendo de puente y acceso a la información más actual.
Es por ello que abordaremos en esta ocasión esta temática tan de actualidad, dado que es una de las cuestiones que más reclama atención por parte de alumnos y profesionales del ejercicio y que se relaciona con la irrupción del Método Hipopresivo® y su aplicación a los programas de ejercicio físico y salud.
Nos resulta particularmente sorprendente toda esta atención suscitada, por parte incluso de algunos profesionales del ámbito sanitario como médicos, fisioterapeutas o por parte de los propios Licenciados/Graduados en Ciencias de la Actividad Física, al punto que se deba invertir tanto tiempo en aclarar ciertas confusiones o lagunas en lugar de invertir dicho tiempo en revisar las importantes investigaciones que se realizan en el ámbito de la estabilidad raquídea, por ejemplo.
En la actualidad las técnicas hipopresivas se postulan como casi una “panacea” no solo para la incontinencia urinaria y disfunciones del suelo pélvico, sino parece que también para (Rial y Pinsach, 2013):
-Reducción perímetro cintura.
-Fortalecimiento abdominal.
-Mejora de la estabilidad raquídea.
-Mejora de la postura.
-Prevención todo tipo de hernias.
-Baronormalización de presiones intratorácica, abdominal y perineal.
-Aumento del metabolismo con regulación de factores metabólicos y oxidativos.
-Mejora de la circulación mediante aumento y regulación de los factores vascularizantes.
-Prevención de lesiones músculo-articulares.
-Aumento del rendimiento.
-Mejora de las prestaciones sexuales.
-Normalización de las tensiones musculares y tonificación abdominoperineal.
-Reducción tensión muscular postentrenamiento (Rial, Negreira, Álvarez-Sáez y García-Soidán, 2013)
Ciertamente estamos ante una propuesta que parece brindar una cantidad de beneficios tremendamente potentes y de relevancia para la salud, y que nos hace plantear si existe algún tipo de intervención mediante ejercicio que posea tantas “bondades” juntas. A su vez, también nos exige poner atención y reclamar de los profesionales del ejercicio un análisis de algunas de estas afirmaciones mediante las adecuadas evidencias científicas.
Algunos de los creadores y difusores del método hipopresivo han expuesto su opinión respecto del supuesto riesgo que pudiera conllevar la práctica de otras técnicas de “entrenamiento abdominal” diferentes de su propuesta. Esta estrategia comercial para contraponerse frente a cualquier práctica de entrenamiento diferente a su postulado debe estar rigurosamente apoyada en datos objetivos científicos.
Lo expuesto en el presente documento no intenta más que ser fiel reflejo de la realidad y dejamos constancia que creemos necesario que los representantes de dicho método puedan, con el tiempo y esfuerzo en el ámbito de la investigación, proporcionar bases más sólidas y rigurosas en torno a dicho método y su mayor o menor utilidad en alguno de los objetivos propuestos. Esperaremos que ello sea así y nos congratularemos enormemente de algo que resulta beneficio para todo el sector de las ciencias de la actividad física y el deporte.
¿Que referencias podemos encontrar respecto a los beneficios del método hipopresivo?
Antes de empezar este blog y pese a que ya realizamos esta labor en algunas ocasiones anteriores para otras publicaciones, se realizó una búsqueda en las bases de datos PubMed, Scopus, SportDiscus, ScienceDirect y Google Académico, utilizando los términos (en inglés y castellano) "hipopresivo" y su combinación con "ejercicio", "suelo pélvico", "estabilidad", "abdominal", "salud" y "rendimiento", sin encontrar más de seis referencias a artículos donde tan siquiera la mitad habían sido publicados en revistas indexadas en el JCR, pese a que si se encontraron una gran cantidad de documentos procedentes de fuentes secundarias y generales de información (documentos de opinión, artículos divulgativos, libros).
Para empezar por alguna y quizás por ser la de menor calado, lo haremos por aquella que nos toca más de cerca. Es sorprendente que se encuentre expresado, de forma literal del libro “El método hipopresivo” (Rial y Pinsach, 2013):
“…con lo cual, se podría concluir coincidiendo con Moral et al. (2011) que la gimnasia hipopresiva puede ser una técnica a contemplar en la reeducación de los músculos del suelo pélvico” (p. 75).
Dicha referencia corresponde a un artículo publicado por nuestro grupo en la Revista PubliceStandard de la Plataforma Internacional de Ciencias del Ejercicio G-SE y en la que en ningún momento del mismo consideramos tal afirmación, por lo que entendemos ha podido ser una error en la interpretación del texto, dado que no nos sentimos capaces de exponer de una forma tan tajante afirmaciones en dicho sentido.
Igualmente en el mismo libro de referencia (Pinsach y Rial, 2013), se puede leer textualmente, respecto a las técnicas hipopresivas enfocadas a objetivos preventivos y reguladores:
“ Reducir el perímetro abdominal: Logrando una faja abdominal eficaz y tonificada que proporciona una funcional estabilización lumbo-pélvica”. (p. 63)
Entendemos inicialmente que se está definiendo un objetivo, lo que podría suponer que la realización de un adecuado programa de entrenamiento mediante estas técnicas implican el logro de los mismos algo que, cuanto menos es cuestionable.
Por otro lado no parecen existir a nuestro conocimiento estudios, como ha sido anteriormente expuesto, que puedan sostener tal afirmación en el sentido de establecer estar relaciones (tampoco se aportan en el texto original) puesto que en ningún caso se ha conseguido mostrar tal mejora a nivel experimental, como tampoco parece acertada la afirmación desde un punto de vista de planteamiento de una teoría o hipótesis, dado que el logro de “una faja abdominal eficaz y tonificada”, no garantiza una óptima ni funcional estabilización (Hibbs., Thompson, French, Wrigley & Spears, 2008; Vera-Garcia, Brown, Gray & McGill, 2006)
A este respecto se pueden encontrar algunas referencias en torno a esta “reducción del perímetro abdominal”, como la reiterada mención al estudio de Esparza (2007) donde se refleja una reducción del perímetro de la cintura del 6% (p=0,003), dicho artículo es referenciado en otra serie de publicaciones (Rial y Villanueva, 2011) pero sin que aparezcan los datos de dicha variable (reducción del perímetro de cintura).
Por otro lado hemos tenido algunas dificultades para acceder a este trabajo original, debido a que es una presentación o comunicación en un congreso. Sería importante poder revisar todo este trabajo debido a que, de encontrarse una reducción del perímetro de cintura podría atribuirse a distintas causas y relacionarse con un inadecuado control de algunas de las variables del mismo, que en cualquier caso supondría no atribuir esta teórica reducción a respuestas fisiológica alguna.
De igual manera se reporta en una publicación divulgativa de Pinsach et al (2012) (depositada en el web del Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física de Cataluña: http://www.coplefc.cat/files/mes%20arxius/Hipopresivos_un_cambio_de_paradigma%20(2).pdf) una referencia a un estudio de Caufriez (1996) donde se indican el logro de disminución del 8% de media en el perímetro abdominal. Sin embargo acudiendo al apartado de referencias bibligráficas en dicha publicación no encontramos el estudio al que se hace mención y referencia en el texto.
Por todo ello el valor relativo de dichas referencias debe ser tenido en consideración a la hora de establecer determinados dogmas y debemos permanecer atentos a otras referencias o estudios que se hayan realizado o vayan a realizar en dicho sentido.
Algunos de los creadores y desarrolladores del método justifican la necesidad de un cambio del paradigma en la aplicación de metodología para el entrenamiento de la musculatura abdominal, puesto que la realización de algunos de estos ejercicios pueden ser ineficaces y peligrosos para la musculatura del suelo pélvico.
Aunque habría que poner muy bien en contexto cada una de estas afirmaciones, se hace necesario de nuevo reflexionar en torno a lo alarmista de ciertas afirmaciones.
En un trabajo de Caufriez, Fernández, Devrous, Esparza y Shulmann (2007) se intenta analizar la incidencia de “abdominales clásicos” sobre el tono de base del tejido músculo-conjuntivo del suelo pélvico en un grupo de primíparas en el post-parto, mostrando una disminución del índice de rigidez y aumento de la capacidad de distensión de dicho tejido (Rial y Pinsach, 2013).
Si analizamos el artículo, podemos encontrar como la población de estudio realizan dos sesiones de “gimnasia abdominal clásica” (solo este concepto ya merecería una más profunda explicación) de 45 minutos durante 6 semanas. El tipo de ejercicios que realizaban se basaban en ejercicios dinámicos con gran brazo de palanca en base a movimientos de flexión de cadera (tal como puede observase en las fotografías extraídas de dicho artículo original).
En primer lugar resulta llamativo el hecho de considerar “ejercicios abdominales” (clásicos o no) a aquellos que fundamentalmente estimulan a los flexores coxo-femorales y que además generan un alto estrés compresivo a nivel raquídeo (Polga et al., 2004; Wilke et al. 1999; Keller et al., 2005; Axler & McGill,1997). Seguramente este tipo de estímulos pueden no ser adecuados no solo para el tejido conjuntivo del suelo pélvico, sino mucho menos para la salud e integridad del raquis. Además en dicho estudio original se puede leer, como los autores plantean el hecho de que el objetivo de ejercicios donde se flexionan las caderas movilizando los miembros inferiores son un estímulo orientado a la potenciación de la “musculatura abdominal inferior”, algo a todas luces cuestionable con la información científica disponible en la actualidad.
Pero aún reclama más atención el hecho de que el estímulo haya sido controlado y definido como “ejercicios abdominales clásicos durante 45 minutos”. Encontramos una clara deficiencia en cuanto a dicha variable y su definición y control. Al menos no quedó reflejada en el estudio y resulta fundamental para poder establecer adecuadamente los efectos en función del mismo.
De esta manera y sin entrar a cuestionar más cuestiones, seguimos observando como las referencias aportadas tanto en valor científico como en contenido, al menos nos conduce a la necesidad un cierta contención y prudencia frente a afirmaciones rotundas en este sentido.
En relación a un trabajo referenciado dentro del método hipopresivo (Galindo y Espinoza, 2009) que parece según lo afirmado (Rial y Pinsach, 2013) puede marcar una interesante línea de estudio futura, llama la atención no solo en cuanto a las tremendas limitaciones del estudio, donde incluso se les proporciona un “programa de higiene de columna” a todos los participantes de dicho estudio, sino que se encuentran cosas como:
“Grupo de gimnasia abdominal hipopresiva (n = 10) recibió ejercicios de respiración, relajación y fortalecimiento en diferentes posiciones, basándose en el principio de la estabilización lumbar” (p.13).
Además de la necesidad de conocer cuáles son esos principios de “estabilización lumbar” aplicados en relación a este grupo, así como algo más de detalle de las diferentes posiciones desarrolladas, no parece que ello haya sido obstáculo para dar valor a este estudio respecto a los resultados obtenidos.
De igual manera, en dicho artículo, en el apartado de discusión se puede leer:
“El protocolo que diseñamos para este grupo de tratamiento constó de ejercicios de ritmo lento, respiración libre y mantenimiento de posturas basados en el cierre del arco costal” (p.17).
Resultan llamativas estas descripciones de la técnicas utilizadas en este estudio y que no hayan sido criticadas y si se haya dado validez a los resultados del mismo, máxime cuando no se ciñen a los principios técnicos establecidos por los creadores y desarrolladores del método (Rial y Pinsach, 2013).
Sin embargo esto mismo si ha sido realizado en algunas publicaciones de los creadores y desarrolladores del método (Rial y Pinsach, 2013) con otros estudios como los de Stüpp et al. (2011) a los cuales se les ha criticado la no utilización de las técnicas correctas.
En cualquier caso dejamos para la reflexión dicho hecho relacionado con que el estudio de Galindo y Espinosa (2009) si se encontraran diferencias significativas y en el resto de publicaciones no fuese así, como el reseñar dicho hecho haciendo mención a una crítica hacia dichos trabajos por los “errores e incorrectas interpretaciones” de los mismos para justificar tales falta de resultados (Rial y Pinsach, 2013).
También los hipopresivos se postulan como un método útil y adecuado para la mejora de la estabilidad raquídea, la prevención o tratamiento de las alteraciones del raquis y la mejora postural.
Así se hace referencia en Rial y Pinsach (2013) a una “hipótesis complementaria del método hipopresivo sobre la reequilibración tónica de los grandes grupos musculares esqueléticos” a un estudio de Caufriez (1999) donde se analizó los efectos de los hipopresivos sobre la estática global de la columna y la fuerza isométrica de los extensores del tronco mediante el test de Biering-Sorensen, mostrando evidencias significativas de mejora en el grupo experimental para el test de flexión de columna y en el test de Biering-Sorensen.
A este respecto sería interesante constatar de nuevo las dificultades para acceder a este trabajo. En el libro mencionado la referencia aportada no aparece en la bibliografía. De igual manera se encuentra que por un lado no se puede inferir una mejora de la fuerza de los extensores del tronco medidas mediante esa prueba puesto que su mejora indica un mejor rendimiento en la misma, dependiente de la resistencia de dicha musculatura además de otra como la de los extensores de la cadera y que se verá afectada de manera importante por otras variables como la antropometría.
En este mismo sentido, en una reciente comunicación a un Congreso (NSCA) se presentaron algunos trabajos destacando el realizado por Humanes, Rial y Chulvi (2014), denominado “Does hypopresssive technique and pilates increases the activity of the stabilizing core muscles?”, en los que se valoró mediante electromiografía (Emg) la actividad de algunos músculos de la pared antero-lateral del abdomen, en concreto el recto abdominal y el oblicuo interno, donde cabe seguir con el análisis anterior:
-La estabilidad no se debería inferir a partir de este tipo de evaluaciones, como tampoco se puede limitar la capacidad estabilizadora a una mayor o menor actividad de dicha musculatura, siendo además la misma dependiente del contexto, sin mencionar que en algún momento de la presentación se cuestionó la incorrecta colocación de los electrodos en dicho estudio.
-La maniobra de “abdominal hollowing” es utilizada de forma indistinta en Pilates o en otros medios o formas de entrenamiento y con distintos objetivos. De hecho en la actualidad, la utilización de tal maniobra es cuestionada en la aplicación de muchos de los ejercicios de pilates y también como la forma más adecuada de garantizar una optima estabilidad (Grenier & McGill, 2007; Vera, Elvira, Brown, McGill, 2007; McGill, 2007).
-Igualmente se expone en el trabajo que tal maniobra como las técnicas hipopresivas son utilizadas para activar la musculatura abdominal profunda (transverso y oblicuo interno), cuando podemos leer literalmente en Rial y Pinsach (2013):
“Un ejercicio hipopresivo provoca una contracción refleja de la faja abdominal y del suelo pélvico. No se logrará una contracción refleja si se inicia con una contracción voluntaria del transverso como describe textualmente (Selene et al.,2009)”
Es, cuanto menos algo confuso, el encontrar este tipo de contradicciones, que se repiten en otros documentos y de nuevo, no es posible encontrar la referencia en el apartado de bibliografía para poder profundizar en ella.
También desde el método hipopresivo (Rial y Pinsach, 2013) se indica una relación entre incontinencia urinaria de esfuerzo y ejercicio físico, estableciendo una causalidad en base a un aumento de la presión abdominal. Como bien exponen Cabanas y Chapinal (2014) se debe considerar que una correlación no implica causalidad y que deberán contemplarse otras variables a este respecto, lo cual implicaría ser algo más cauteloso y especialmente menos alarmista con respecto a ciertas afirmaciones en este sentido.
De igual manera, cabría también cuestionar el hecho de utilizar una maniobra teóricamente “hipopresiva” como forma de mejora ante una situación ineludible como es el hecho de la existencia de cambios en la presión intra-abdominal durante cualquier actividad diaria lo cual, dicho sea de paso no resta potencial valor a esta técnica, pero si plantea las enormes limitaciones respecto a algunos de los beneficios que parecen atribuírsele.
En distintas publicaciones (Rial y Pinsach, 2012) pueden encontrarse afirmaciones como:
“La relajación tónica del diafragma (Hodges, Heijnen y Gandevia, 2001) consigue la disminución de la presión torácica y abdominal (Caufriez, Fernández, Guignel, Heimann, 2007)”
Tras revisar la referencia expuesta en primer lugar (los trabajos de Hodges son brillantes en toda esta temática) nos cuesta encontrar un nexo adecuado para su utilización en este contexto. El estudio mencionado planteaba como hipótesis el valorar si la activación postural del diafragma cambia cuando aumenta la demanda respiratoria con hipercapnia y la perturbación postural producida por el movimiento de las extremidades sigue siendo el mismo, así como determinar si el transverso abdominal (TVA) respondió de la misma manera a la hipercapnia, y si existe un efecto sobre la presión intra-abdominal. En cualquier caso la detallada lectura de la investigación no posee ni en sus orígenes, ni en su desarrollo aspectos que puedan sostener una afirmación relacionada con un teórico efecto fisiológico relacionado con una situación de apnea espiradora sostenida sobre determinadas pautas posturales como es el caso de estas técnicas y contextualizadas en relación a determinados objetivos como los indicados.
En un artículo de Rial et al. (2011) se expone además de la estimulación propioceptiva debido a la situación postural global que ejerce la TH también realiza una importante acción respiratoria pues estimula los centros espiratorios del tronco cerebral (centro pneumotáxico y centro respiratorio bulbar ventral) e inhibe los inspiratorios (centro apnéustico y centro respiratorio bulbar dorsal). Esta respuesta pneumotáxica es debida al mantenimiento de la apnea espiratoria durante la ejecución de los ejercicios que provoca un estado cercano a la hipercapnia (presión de dióxido de carbono, PC02 >40 mmHg), (Hodges, Forster, Papanek, Dwinell y Hogan, 2002).
La referencia bibliográfica utilizada para sostener tal afirmación, tal como bien exponen Cabanas y Chapinal (2014) hace mención a un trabajo realizado en ratas respecto a la influencia del genoma en la respiración y por tanto de nuevo encontramos dificultades para sostener dicha hipótesis con la referencia utilizada respecto a la misma.
De esta forma y según Caufriez et al. (2010) los ejercicios hipopresivos, debido al mantenimiento de la apnea espiratoria duante los ejercicios, parecen estimular los centros espiratorios del tronco cerebral (centro neumotáxico y centro respiratorio bulbar ventral) e inhibir los inspiratorios (centro apnéustico y centro respiratorio bulbar dorsal) y provocando un estado cercano a la hipercapnia y la hipoxia. Dicho estado parece, según los autores y desarrolladores del método, que estimularía el centro neumotáxico, así como el centro bulbar ventral inhibiendo la contracción del diafragma y facilitando la relajación postura y activación de la musculatura de la pared abdominal y suelo pélvico.
Como también acertadamente analizan Cabanas y Chapinal (2014) es posible que este tipo de estímulos provoquen dicha situación de hipoxia e hipercapnia, pero esto lo que provocaría sería una activación de los centros inspiratorios para restaurar la respiración normal y por tanto un aumento del trabajo respiratorio del diafragma.
De igual manera, sin ningún interés en la polémica pero como forma de profundizar en una reflexión final, dejamos constancia de una llamativa situación que no debe pasar desapercibida para el profesional del ejercicio. Por un lado, de la controversia y discusión con el presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte y su comunicado oficial, con la oportuna respuesta por parte de los creadores y desarrolladores del método, y por otro que entre estos últimos haya surgido un enfrentamiento donde se llega a exponer, por parte del “creador” del método, algo tan llamativo como:
“Lamentablemente, desde hace unos meses, personas del mundo del fitness han visto en el método hipopresivo una manera de hacer negocio y lo presentan a través de un marketing agresivo, anunciando beneficios que no existen. Es más, según he podido saber a través de imágenes de internet y de comentarios realizados por los propios alumnos, utilizan de manera incorrecta algunos de los ejercicios del método, sin tener en cuenta sus esenciales detalles, y los dirigen a un público que no tiene la formación adecuada para recibirlos, lo cual puede incluso llegar a ser perjudicial para quien lo practica. Desgraciadamente, todo ello provoca un desprestigio del método hipopresivo y demuestra una absoluta falta de respeto hacia su creador, así como hacia las investigaciones médicas realizadas durante décadas” (extraido de web oficial –pinchar enlace -).
A la luz de todas estas
y algunas otras afirmaciones, sería necesario analizar si la posición y
situación de estas técnicas entre los profesionales del ejercicio físico y la
salud es el adecuado, planteándose la necesidad de que se procure un mayor análisis
de las afirmaciones y planteamientos que son secundados no solo por
profesionales, sino por entidades que representan a los mismo, al tiempo que
queda esperar a que la labor investigadora en torno a dicho método hipopresivo
siga su curso y pueda arrojar mayor claridad y concreción respecto a las
mismas, lo que insistimos será recogido con enorme interés y positividad.
Referencias bibliográficas
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Galindo, T. y Espinoza, A. (2009) Programa de ejercicio en lumbalgia mecánico postural. Revista Mexicana Medicina Física Rehabilitadora, 21, 11-19.
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