Dieta cetogénica e intensidad del ejercicio. Cuando la tasa metabólica del esfuerzo dirige la orquesta.

Publicado 16 de enero de 2020, 17:11

Dieta cetogénica e intensidad del ejercicio. Cuando la tasa metabólica del esfuerzo dirige la orquesta.

No hay dudas en cuanto al rol de los carbohidratos (CHO) y los lípidos en situación de ejercicio. Ambos nutrientes son los responsables primarios de aportar la energía de resíntesis de los ATP que se van consumiendo. Tampoco se cuestiona sobre las reservas que hay de unos y otros en el organismo ni los sitios donde ellas se encuentran. Así, la reserva de CHO es muy baja comparativamente a la de las grasas, de suerte de representar alrededor del 1% de las de ellas, siendo su localización prioritariamente en el tejido muscular.

El tema de la escases relativa de CHO respecto de las GR no solo es un problema cuantitativo, también representa una complicación a la hora de observar las responsabilidades que les pueden caber a estos nutrientes en función a la intensidad a la cual se reclame la resíntesis de ATP. En este aspecto, es conocido que la tasa metabólica que muestran los ácidos grasos (AG) al ser combustionados es la mitad de rápida de la que puede lograr la glucosa a máxima exigencia metabólica. Y esto tiene a su vez un costo asociadomuy elevado, porque la condición muscular que imponeuna glucólisis rápida se socia a elevada acidosis y, además, a la alta probabilidad de hacer vaciamiento glucogénico. Ambas situaciones acaban definitivamente con el rendimiento muscular al punto incluso de incapacitarlo en su función contráctil.

Las dietas bajas en CHO han crecido recientemente en popularidad entre las personas, habiendo al presente muchos trabajos que se encuentran publicados y que intentan dar claridad respecto de ciertas aseveraciones que se hacen sobre las virtudes que esta modalidad de estrategia dietaria tendría. Sobre esto último, la idea generalizada entre la gente común que asiste a prácticas normalmente de tipo aeróbicas, es que la reducción drástica o la privación misma de CHO en la alimentación ayuda a perder grasa corporal. Y esto es bajo esa premisa porque está el conocimiento que toda reducción en el aporte de CHO en nuestra alimentación estimula la combustión de grasas en forma significativa.

Respecto de lo anterior, la mayoría de los deportistas que se enrolan en estas prácticas nutricionales van detrás del mismo proyecto, perder GR en forma crecida durante la ejercitación física ya que al tener las reservas glucogénicas deprimidas por falta de la ingesta de CHO, se potencia la combustión de AG provenientes de las reservas de triglicéridos. Sin embargo y a pesar de los deseos, diferentes investigadores hacen aportes que van en dirección contraria a lo que se pretende. Tal el caso de lo documentado por McSwiney y colegas, quienes sostienen que el rendimiento físico y la capacidad de ejercicio pueden limitarse cuando el CHO endógeno es el combustible dominante y se lo reduce (McSwiney FT, et al. Keto-adaptation enhances exercise performance and body composition responses to training in endurance athletes. Metabolism. 2018).

Una de las dietas más seguidas últimamente es la denominada cetogénica (KD), caracterizada por ser alta en grasas y con muy bajo aporte de CHO. Ella puede estar representada hasta por alrededor de 75-80% de la ingesta de energía proveniente de GR, un 15% de proteínas (PRO) y el resto de CHO. Es sabido que después de varios días de reducción drástica de la ingesta de CHO pero manteniendo una dieta isocalórica, las reservas de glucosa se agotan y ya no logran sostener la oxidación de GR normal, algo solo posible a través del oxaloacetato en el ciclo de Krebs (Paoli A, Bianco A, Grimaldi KA. The ketogenic diet and sport: a possible marriage? Exerc Sport Sci Rev. 2015).

Una de las cuestiones de importancia al analizar las KD es que ellas han sido asociadas a un impacto en el equilibrio de la síntesis-proteólisis de proteínas musculares, viéndose que este puede estar regulado negativamente en quienes practican esta modalidad nutricional (McDaniel SS, Rensing NR, Thio LL, Yamada KA, Wong M. The ketogenic diet inhibits the mammalian target of rapamycin (mTOR) pathway. Epilepsia. 2011).

De considerarse muy especialmente es que la intensidad del ejercicio define la utilización del sustrato independientemente de factores como la dieta, la aptitud de rendimiento y la duración del ejercicio. Tan es así que es común que se propongan las dietas altas en grasas como las KD durante la fase preparatoria, de manera de estar distante del período competitivo. Y ello porque estaría comprometida obligadamente la intensidad del ejercicio con este tipo de alimentación que privilegia la combustión de GR pero afectando con ello la tasa metabólica que garantizan los CHO (Zajac P, et al. The effects of a ketogenic diet on exercise metabolism and physical performance in off-road cyclists. Nutrients. 2014). Y esto tiene su base en el conocimiento de que durante esfuerzos sostenidos de alta intensidad superiores al 65-70% VO2máx, normales durante las competencias, los CHO representan el sustrato primario en esos niveles de exigencia (Leckey J, et al. Altering fatty acid availability does not impair prolonged, continuous running to fatigue: evidence for carbohydrate dependence. J of Appl Physiol. 2016).

Abonando lo anterior, en un estudio reciente realizado por Burke y colegas los autores observaron que KD generó la disminución del rendimiento en marchistas de élite, lo que se evidenció al afectar la economía del ejercicio y la caída de la intensidad del esfuerzo. (Burke LM, et al. Low carbohydrate, high fat diet impairs exercise economy and negates the performance benefit from intensified training in elite race walkers. J Physiol. 2017).

Es justamente por ello que valorar la KD tiene su punto de análisis en lo que se esté eventualmente buscando en la persona y en el momento en que ello se pretende conquistar. Porque una visión metabólica de esta dieta para procurar objetivos de pérdida de tejido graso es válida en tanto y en cuanto ella no impacte negativamente, como se ha observado al afectar el rendimiento A intensidades por encima del 65% del VO2max., porque allí se compromete directamente la capacidad de rendimiento específica si ella depende de los CHO en forma prioritaria. Justamente en ciclistas de modalidad off-road se observó que el uso de un KD durante un período de entrenamiento de alto volumen pero de baja intensidad ello condujo a un aumento en la contribución de los ácidos grasos libres. Pero durante el ejercicio de máxima intensidad el metabolismo de las grasas fue inhibido por la glucólisis intensa (Zając A, et al. The effects of a ketogenic diet on exercise metabolism and physical performance in off-road cyclist. Nutrients. 2014). Y esta misma caída del rendimiento se apreció recientemente en dos pruebas muy reconocidas y utilizadas en laboratorio y campo, como es en el caso del Wingate test, en el que se apreció una potencia pico y media más baja. Y lo mismo sobre la distancia total menor recorrida en la prueba Yo-Yo de recuperación intermitente, comparativamente a su realización con una dieta alta en CHO (Wroble KA, et al. Low-carbohydrate, ketogenic diet impair anaerobic exercise performance in exercise trained women and men: a randomized-sequence crossover trial. J Sports Med Phys Fitness. 2018)

Reparando en lo documentado hasta acá, se puede ver a la KD que podría tener sus beneficios a ciertas intensidades bajas a moderadas (y en tanto y en cuanto sea isocalórica!), pero también representar una estrategia inadecuada para aquellas especialidades o exigencias de entrenamiento dominados por la alta intensidad y corta duración que dependen principalmente del sistema de energía glucolítica.

Para reflexionar…