Dietas altas en proteínas

Publicado 16 de enero de 2019, 23:46

Dietas altas en proteínas

Alto porcentualmente, alto por kg/PC, o alto porque siempre fue demasiado bajo?

Si se buscara tan solo el origen de la afirmación de que un consumo elevado de proteínas (Pr) daña los riñones, mas de uno al menos se replantearía las implicancias que muchas veces tiene repetir ciertas máximas sin conocer la procedencia del postulado. Tal el caso de la ingesta proteica “exagerada”, la que podría decirse tiene sus principios en una investigación de hace 9 décadas concretada por Jackson y Moore en ratas a las que se le había extraído un riñón. (Jackson H., Moore O. The effect of high protein diets on the remaining kidney of rats, The J. Clin. Invest., Vol. 5, Nº3, 1928). En el siguiente link puede accederse al trabajo: (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC434720/pdf/jcinvest00516-0022.pdf).

Sus conclusiones son al menos para analizar, cuando expresan ”nuestra experiencia con una pequeña cantidad de ratas de las que se extrajo un riñón confirma los resultados de Moise y Smith, estando de acuerdo con que los animales más viejos son más propensos a daño renal, pero creemos que la susceptibilidad individual es un factor para determinar el grado de daño”. Al menos acá, es mejor entrar a considerar ciertas cuestiones al afirmar un vínculo pernicioso entre el consumo proteico elevado y su afectación renal. Pero hay bastante más para analizar y de buen interés al respecto, especialmente porque se concretaron en humanos y, para el caso, en practicantes sometidos a entrenamientos hipertróficos de la masa muscular.

Resulta importante en este tema definir lo que se expresa al decir “alta cantidad” de PR. Siguiendo a lo que sostiene textualmente Tipton,“la composición de la dieta se puede determinar como 1) la cantidad absoluta de la PR, 2) el porcentaje de la energía total (calorías) como PR y 3) la cantidad de PR ingerida por kg de peso corporal (Tipton KD. Efficacy and consequences of very-high-protein diets for athletes and exercisersProc Nutr Soc. 2011). En virtud a las posibles variaciones que se pueden dar, el autor sostiene que lo más conveniente es considerarlas por kg de peso corporal. Esto, porque definirlas como un porcentaje de las calorías totales a consumir bien puede conducir a un importante déficit proteico. Así, el mismo Tipton da un ejemplo clarificador sobre este punto al demostrar que si la dieta es hipocalórica (por ejemplo 1000Kcal), aunque el porcentaje de PR que se propone sea elevado (por caso 35%), ello puede implicar una cantidad muy baja, ya que el 35% de 1000Kcal es 350Kcal, lo que equivale al consumo de 87,5g de PR (hay 4Kcal por gramo de PR, porlo que 350Kcal ÷ 4 = 87,5g).

De acuerdo a lo que el autor muestra, está claro que en una persona de 75kg de peso corporal esto representaría algo tan bajo como 1,16g/kg/día, cantidades consideradas incluso insuficientes para muchos sedentarios.

En un trabajo reciente de Antonio y colegas, los autores mostraron que en un período de ocho semanas de entrenamiento de fuerza hipertrófico y de rutina dividida, asociado a un elevado consumo proteico con una carga de 3,4g/kg/d, ello produjo mejoras en la composición corporal, pero además en ese tiempo no tuvo efectos secundarios perjudiciales (Antonio J, et al. A high protein diet (3.4 g/kg/d) combined with a heavy resistance training program improves body composition in healthy trained men and women – a follow-up investigation, J Int Soc Sports Nutr 2015).

Más recientemente, También Antonio y su equipo de trabajo concretó una investigación pero ahora extendida en el tiempo, la que se prolongó a lo largo de un año con dieta hiperproteica y en donde el consumo de PR estuvo entre 2,51 y 3,33g/kg/d. Interesantemente, los autores no encontraron daños orgánicos de ningún tipo. Aquí los investigadores agregan además, literalmente, que en “el trabajo previo de nuestro laboratorio se ha demostrado que consumir una dieta alta en proteínas a corto plazo no tiene efectos dañinos en ninguna medida clínica (es decir, lípidos en sangre y un panel metabólico completo)” (Antonio J. et al. A High Protein Diet Has No Harmful Effects: A One-Year Crossover Study in Resistance-Trained Males. J Nutr Metab. 2016 ). De resaltar es que la PR extra consumida por los individuos en estos trabajos fue la PR de suero de leche en polvo, conocida como whey protein, esa a la que tanto la cuestionan especialmente el colectivo médico y de nutricionistas de nuestro país.

Otro dato de color que obliga nuevamente a poner seriamente sobre análisis al conteo calórico y a quienes aseguran que el exceso de calorías tiene su razón de ser en la acumulación de grasa corporal, es el que muestra este trabajo. Acá, el grupo de alto contenido proteico perdió más masa grasa en comparación con el grupo de proteína normal que era de 2,5g (la que ya de facto era alta según la RDA en más del doble!) a pesar del hecho de que consumieron en promedio ~ 400 kcal más por día durante el período de tratamiento.

Finalizando, debe también quedar en claro que el aumento del aporte de proteínas por sobre los valores habituales, sea cual fuere el objetivo, implicará una carga energética aumentada, tan solo por el hecho de que cada gramo de proteína extra sumará 4Kcal más a la carga nutricional. En todo caso, la estrategia es simple cuando no se quiere incrementar dicho aporte de energía. En este caso, la reducción de carbohidratos y/o de grasas en forma idéntica a lo que se incremente calóricamente en proteínas garantizará el mantenimiento de la masa muscular y no menos cierto, muy probablemente incrementará la pérdida de tejido graso, algo también suficientemente demostrado.