Efectos a corto plazo del entrenamiento de sprints repetidos sobre la capacidad de salto vertical y la aptitud aeróbica en jugadores de vóleibol

Publicado 10 de octubre de 2022, 19:30

Efectos a corto plazo del entrenamiento de sprints repetidos sobre la capacidad de salto vertical y la aptitud aeróbica en jugadores de vóleibol

El vóleibol es un deporte de equipo que se caracteriza por series cortas de acciones de alta intensidad intercaladas con actividades de baja intensidad o recuperación pasiva. Las acciones de alta intensidad se basan en la capacidad neuromuscular de los jugadores para realizar habilidades técnicas de vóleibol (Ziv 2010). Por ejemplo, se ha demostrado previamente que los jugadores de vóleibol realizan un promedio de 30 saltos por set (Sheppard 2007). Además, los jugadores de vóleibol realizan al menos una acción de salto durante un peloteo de un total de ~45 peloteos por set (Moreno 2016). Dado que un partido de vóleibol puede tener hasta cinco sets, los jugadores experimentan un alto nivel de fatiga muscular (Ribeiro 2008). Por lo tanto, la capacidad de mantener las habilidades de vóleibol en condiciones de fatiga muscular juega un papel importante en los resultados del entrenamiento y en los partidos.

Los saltos con contramovimiento vertical se caracterizan por la utilización del ciclo de estiramiento-acortamiento (SSC) del músculo esquelético, en el que la energía cinética almacenada durante la fase excéntrica del movimiento se utiliza para mejorar la fase concéntrica (Komi 2000, Markovic 2010). El mismo fenómeno ocurre durante las acciones de sprint (Harrison 2004, Komi 2000), lo que puede explicar la relación positiva reportada previamente entre la altura del salto vertical con contramovimiento (CMJ) y los sprints de carrera máximos alcanzados durante distancias de 30-40 m (Alemdaroglu 2012, Lopez 2011, Shalfawi 2011). Estos datos correlativos están respaldados por estudios previos que mostraron que los métodos de entrenamiento basados en sprints (es decir, entrenamiento de sprints repetidos) aumentaron el rendimiento del CMJ (Attene 2015, Dello Iacono 2016). Sin embargo, hasta la fecha, no se ha investigado el impacto del RST sobre la capacidad de salto repetido (RVJA). Cabe señalar que las mejoras en un sólo salto vertical pueden no traducirse necesariamente en una mejora de la RVJA, como se requiere durante las sesiones de entrenamiento y los partidos de vóleibol (Sheppard 2008). Además, se ha encontrado previamente una relación negativa entre los cambios en la RVJA y la carga de entrenamiento interna percibida en una muestra de atletas universitarios de vóleibol de alto nivel durante 6 semanas en una pretemporada (Freitas-Junior 2020). Estos datos sugieren que los jugadores con mayor RVJA son capaces de afrontar mejor el entrenamiento externo y las cargas competitivas; por lo tanto, los entrenadores de la fuerza y del acondicionamiento físico deben apuntar a desarrollar el rendimiento de la RVJA de los jugadores.

El entrenamiento de sprint repetido (RST, por sus siglas en inglés) podría usarse para desarrollar la condición física de los jugadores (Attene 2015, Girard 2011, Dello Iacono 2016, Taylor 2015). El RST se caracteriza por sprints repetidos “máximos” (<10 seg) intercalados con períodos cortos de recuperación (<60 seg) (16), que se aproxima a la relación trabajo:pausa observada en los partidos de vóleibol (Moreno 2016, Mroczek 2014). Aunque el RST no involucra acciones específicas del vóleibol, parece ser un estímulo de entrenamiento interesante que podría implementarse durante la pretemporada para mejorar la capacidad neuromuscular, metabólica y aeróbica (Buchheit 2010). Está bien establecido que un mayor consumo máximo de oxígeno (VO2máx) juega un rol importante en la recuperación de las acciones repetidas de alta intensidad en deportes de naturaleza intermitente, lo que representa un factor clave para mantener el rendimiento de los esfuerzos de alta intensidad (Bishop 2004, Girard 2011). Además, se encontró que los jugadores que muestran un alto nivel de potencia aeróbica pueden afrontar mejor las cargas de entrenamiento (Milanez 2011).

Por lo tanto, recientemente Petrus Gantois, de la Universidad Federal de Paraíba (Brasil) llevó a cabo un estudio al respecto, cuyo objetivo fue evaluar el efecto del entrenamiento de sprint repetido (RST) sobre la capacidad de salto vertical y la potencia aeróbica en jugadores universitarios de vóleibol. Diecinueve jugadores de vóleibol masculino, con edades entre 18 y 24 años, fueron asignados aleatoriamente al grupo RST (RST; n = 10) y al grupo control (GC; n = 9). El RST incluyó 2-3 series de sprints máximos de 6x30 m, dos veces por semana, además de la rutina de entrenamiento habitual. El grupo de control realizó sólo las sesiones regulares de entrenamiento de vóleibol (es decir, principalmente ejercicios técnico-tácticos). Todos los jugadores realizaron una prueba máxima graduada en cinta rodante, salto con contramovimiento vertical (CMJ) y prueba de capacidad de salto vertical repetido (RVJA) antes y después de 6 semanas del programa de entrenamiento.

Las siguientes variables se determinaron a partir del RVJA: pico (RVJApico), promedio (RVJAprom y tasa de disminución (RVJADis). Un ANOVA de dos vías con medidas repetidas mostró un efecto de interacción en el CMJ (F(1,17) = 6.92; p = 0.018; η2 = 0.289), RVJApeak (F(1,17) = 4.92; p = 0.040; η2 = 0.225), consumo máximo de oxígeno (F(1,17) = 9.29; p = 0.007; η2 = 0.353) y velocidad máxima alcanzada en el test de cinta ergométrica (F(1,17) = 8.66; p = 0.009; η2 = 0.337), con mejoras significativas sólo en el grupo RST.

En conclusión, el RST, dos veces por semana, mejoró la RVJA y la potencia aeróbica en comparación con el entrenamiento técnico-táctico regular de vóleibol.