EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO VIBRATORIO PARA LA SALUD
Publicado 18 de septiembre de 2013, 8:09
Valorar los efectos que cualquier modalidad de entrenamiento pueda tener para los distintos componentes de la salud es una tarea a veces compleja por varios motivos. El primero es que cualquier modalidad es dependiente de variables concretas que definen la “dosis” específica de ejercicio suministrada y que a su vez posibilitan multitud de variantes por la combinación de las mismas, con lo cual generalizar que tal o cual modalidad de entrenamiento per se produce (siempre) estos o aquellos efectos es una osada y descontextualizada afirmación si no viene suficientemente matizada. Por otro lado, cuando se analiza la producción científica de una temática concreta, como es el entrenamiento o estimulación vibratoria de cuerpo entero (WBV), nos percatamos inmediatamente que existen resultados variados (incluso divergentes en ocasiones) y por tanto no concluyentes, con lo cual aún es más difícil acotar los “verdaderos” -o al menos potenciales- efectos de la modalidad de entrenamiento estudiada. Pero si bien se dan evidentes disparidades en cuanto a los resultados derivados de los distintos estudios publicados, debemos entender que las mismas pueden atribuirse a la diversidad e inconsistencia de los protocolos de intervención y diseños de estudio utilizados, características de la muestra y equipamientos utilizados para aplicar el estímulo vibratorio y valorar los resultados, todo lo cual hace muy difícil poder comparar estudios entre sí y por tanto alcanzar determinado nivel de consenso.
Aunque los parámetros influyentes en el efecto previsto del entrenamiento (carga interna) y sus combinaciones posibles sean múltiples, el efecto del entrenamiento vibratorio es altamente específico a la manipulación de estas variables que determinan la carga externa o dosis vibratoria [1]. Considerando pues las combinaciones posibles entre cada uno de los parámetros o componentes fundamentales que definen el estímulo vibratorio (y que a continuación presentaremos) podrían teóricamente surgir una gran variedad de protocolos con distintos fines, tanto terapéuticos, como de mejora del rendimiento neuromuscular o de la salud y calidad de vida [1]. El problema radica en que todavía es pronto, y esto es un mal endémico común a muchas de las nuevas “tendencias” de entrenamiento, para establecer la dosis vibratoria óptima (mejor relación dosis-respuesta) para cada tipo de población y objetivo, especialmente en lo que a intensidad del estímulo vibratorio, duración de la exposición y frecuencia de entrenamiento se refiere: ¿cuál es el protocolo de entrenamiento más efectivo para cada objetivo? Del mismo modo también faltan criterios de progresión de dicha dosis para cada uno de los componentes constituyentes de la misma, aspecto del cual somos muy conscientes desde el IICEFS y trabajamos intensamente en exponer propuestas para ello.
Componentes de la dosis del estímulo vibratorio.
A la hora de reproducir el estímulo mecánico vibratorio con el fin de llevar a la práctica un programa de entrenamiento la mayoría de investigadores coinciden en señalar la evidente especificad de los efectos que provoca debido a la multitud de variables que intervienen y las adaptaciones que pueden provocar, como ya ha sido comentado. Así, los parámetros o componentes que definen la carga externa o dosis vibratoria son ciertamente particulares de esta modalidad de ejercicio, debido fundamentalmente a que es mediante la manipulación del propio dispositivo generador de vibraciones como se establece una gran parte del nivel de carga o dosis (concretamente la intensidad del estímulo vibratorio). No obstante, es importante señalar también que la transmisión y amortiguación de la vibración es un fenómeno complejo, dependiente de múltiples factores propios del individuo, como son las variaciones de la postura corporal, las medidas antropométricas y características biomecánicas, la distribución de la masa corporal, el nivel de activación muscular, o la geometría y complianza articular [2, 3] y que pueden facilitar o perjudicar la transmisión del estímulo [4, 5, 6, 7].
A continuación presentamos breve e individualmente los componentes o variables fundamentales que definen el producto final de la dosis vibratoria:
• FRECUENCIA (Herzios):Ciclos (número de oscilaciones) por segundo.
• AMPLITUD (mm.): Recorrido o distancia máxima desde la posición de equilibrio (desde el eje central hasta el punto más alto). El valor o amplitud “pico-pico” es el desplazamiento total que recorre la plataforma desde el punto más bajo al más alto de todo el recorrido.
• MAGNITUD DE ACELERACIÓN: Determinada por la interacción de la frecuencia vibratoria y la amplitud, y expresada en unidades de aceleración (m/s2 o “g”). amax= Amplitud · (2π· frecuencia)2 [8, 9].
Así, las variables mecánicas que determinan la intensidad del estímulo vibratorio son la frecuencia y la amplitud [6, 10], y por tanto, la aceleración derivada de la combinación de las mismas.
• DURACIÓN: Tiempo de exposición al estímulo vibratorio (minutos y/o segundos), y número de exposiciones o series. El sumatorio total de exposiciones representa el volumen de trabajo total por sesión.
• DENSIDAD (intra-sesión): Relación entre la duración del tiempo de exposición al estímulo vibratorio y la longitud (duración) de la pausa de recuperación o descanso entre exposiciones.
• EJERCICIO: Determinado por la postura o posición corporal (números de apoyos, base de sustentación y ángulo de flexión articular). La posición adoptada sobre la plataforma determina en gran medida la musculatura que soporta la mayor parte de la vibración (aceleración transmitida) y la activación muscular producida.
Algunos otros parámetros o variables de la dosis que pueden conjugarse con los anteriores e influir en la orientación de los efectos del entrenamiento son los que aparecen en la siguiente figura:
Efectos crónicos del entrenamiento vibratorio para la salud.
Recogiendo algunos de los estudios más representativos de la literatura, y que hacen referencia a los efectos crónicos o adaptaciones generadas en el organismo con interesantes aplicaciones y virtudes para la salud de la población, podemos destacar los presentados en la tabla siguiente:
Si bien es cierto, como hemos comentado en la introducción, que no todas las investigaciones presentan los mismos resultados y que hacen falta más y mejores estudios a largo plazo que ratifiquen estos posibles beneficios, sí que empieza a reconocerse el potencial de esta modalidad de entrenamiento para muchos de estos objetivos. Igualmente, tenemos que remarcar que aunque existen actualmente distintas líneas de investigación abiertas sobre el efecto que la aplicación del entrenamiento vibratorio pueda tener sobre el control de determinados síntomas de algunas enfermedades y problemas de salud (dolor lumbar, osteoartritis, fibromialgia, Parkinson, diabetes, etc.), aún falta un largo camino científico por recorrer que esclarezca si verdaderamente puede ser una opción útil para el tratamiento de estas patologías per se o de forma combinada con otras terapias físicas. Nos gustaría recordar también que sobre los efectos que el entrenamiento vibratorio pueda tener sobre la prevención y tratamiento de la osteoporosis hicimos en su momento un blog donde el lector puede encontrar más información al respecto (osteoporosis y entrenamiento vibratorio).
Conclusiones finales.
1. La estimulación vibratoria constituye una modalidad de entrenamiento razonablemente eficaz y segura para distintos objetivos.
2. Los principales factores que deben considerarse para garantizar la seguridad y eficacia durante un entrenamiento vibratorio incluyen: frecuencia vibratoria, amplitud, duración de exposición, densidad, y posición del cuerpo.
3. Considerando todas las posibles combinaciones de cada uno de los componentes que definen el estímulo/dosis vibratoria podrían utilizarse una gran variedad de protocolos con fines tanto terapéuticos y de rehabilitación, como para la mejora del rendimiento neuromuscular o de la salud.
4. La relación dosis-respuesta de este tipo de estímulos está aún pendiente de ser establecida para cualquiera de esos objetivos y cohortes de población, en especial a lo que intensidad y volumen mínimo y óptimo se refiere.
5. El entrenamiento vibratorio debe ser entendido como una modalidad que complemente al entrenamiento tradicional de fuerza en sujetos sanos, siendo particularmente útil y eficaz en personas con algún tipo de limitación física que no puedan realizar otros entrenamientos con medios convencionales.
Guillermo Peña
Juan R. Heredia
Víctor Segarra
Bibliografía.
1. Guillermo Peña García-Orea, Juan Ramón Heredia Elvar, Marzo Edir Da Silva Grigoletto y Belén Feriche. (2013) Efecto de la Vibración Mecánica de Cuerpo Entero (WBV) Sobre la Transmisión de la Aceleración al Raquis Lumbar. PubliCE Standard.
2. Cook, DP, Mileva, KN, James, DC, Zaidell, LN, Goss, VG, and Bowtell, JL. (2009). Triaxial modulation of the acceleration induced in the lower extremity during whole-body vibration training: a pilot. J Strength Cond Res 23(x): 000–000.
3. Lafortune, MA, Lake, MJ, and Henning, EM. (1996). Differential shock transmission response of the human body to impact severity and lower limb posture. J Biomech. 29: 1531–1537.
4. Matsumoto, Y., Griffin, MJ. (1998). Dynamic response of the standing human body exposed to vertical vibration: Influence of posture and vibration magnitude. J Sound Vibrat, 210:85–107.
5. Wakeling J.M., Nigg, B.M.; Rozitis AI. (2002). Muscle activity damps the soft tissue resonance that occurs in response to pulsed and continuous vibrations. J Appl Physiol, 93:1093–1103.
6. Kiiski, J.; Heinonen, A.; Järvinen, T.; Kannus, P., & Sievänen, H. (2008). Transmission of Vertical Whole Body Vibration to the Human Body. Journal of bone and mineral research, 23, .
7. Abercromby, A. F. J., Amonette, W.E., Layne, C.S., Mcfarlin, B.K., Hinman, M.R. y Paloski, W.H.(2007). Vibration exposure and biodynamic responses during whole-body vibration training. Med Sci Sports Exerc, 39 (10), 1794-1800.
8. Cordo, P., Gurfinkel, V.S., Bevan, L. y Ker, G.K. (1995). Propioceptive consequences of tendon vibration during movement. J. Neurophysiol, 74, 1675-1688.
9. Luo, J, McNamara, B y Moran, K (2005). The use of vibration training to enhance muscle strength and power. Sports Med, 35 (1), 23 – 41.
10. Cardinale, M. y Bosco, C. (2003). The use of vibration as an exercise intervention. Exerc Sports Sci Rev, 31, 3-7.