El ejercicio de fuerza agudo reduce la lipemia posprandial y el estrés oxidativo en hombres entrenados en fuerza
Publicado 27 de febrero de 2023, 13:26
La lipemia posprandial se describe comúnmente como la elevación de las concentraciones circulantes de triglicéridos (TAG) en respuesta al consumo de una comida rica en grasas (HFM) (Bloomer 2010, Freese 2014, Tolfrey 2014). La lipemia posprandial puede estar fuertemente relacionada con el desarrollo de enfermedad cardiovascular (ECV) (Hyson 2003, Tolfrey 2014) porque la mayoría de las personas pasan la mayor parte del día en un estado posprandial (Hyson 2003). El consumo de comidas ricas en carbohidratos y grasas puede provocar un estado de hiperglucemia e hiperlipidemia, lo que puede afectar negativamente las concentraciones circulantes de lipoproteínas de alta y baja densidad (Miller 2011). La hiperlipidemia también está relacionada con la ECV a través de una serie de mecanismos, incluida la disfunción endotelial (Bae 2001, Ramirez-Velez 2018), además de la inducción de inflamación crónica de bajo grado y estrés oxidativo (OS) (Fisher-Wellman 2010).
El estrés oxidativo se produce cuando las defensas antioxidantes celulares se ven superadas por especies reactivas de oxígeno y nitrógeno (RONS) (Kawamura 2018). La producción excesiva de RONS puede potencialmente dañar las bases de ácidos nucleicos, los lípidos y las proteínas, lo que puede poner en peligro la función celular y conducir al desarrollo de enfermedades crónicas (Guo 2017, Liguori 2018). Varios factores pueden afectar los niveles de OS después de una HFM, incluido el sexo, el tamaño de la comida y el ejercicio (Bloomer 2010 y 2013, Fisher-Wellman 2010). En promedio, las mujeres experimentan menos producción de OS y RONS después de la ingesta de una HFM en comparación con los hombres (Bloomer 2013). Con respecto al contenido de grasa, estudios previos descubrieron un OS significativamente mayor después de la ingesta de una comida que contenía 66 g de grasa en comparación con una comida que contenía 33 g de grasa (Bloomer 2010). Una sola sesión de ejercicio, ya sea aeróbico o anaeróbico, puede conducir a una interrupción aguda del entorno redox que da como resultado la producción de RONS que puede servir como desencadenante para regular al alza la actividad antioxidante endógena para proteger contra otras fuentes de OS (Fisher-Wellman 2010, Kawamura 2018).
Varios estudios informaron reducciones en la lipemia posprandial después de una serie aguda de ejercicios aeróbicos (Canale 2014, Clegg 2007, Gill 2001 y 2002, Herd 2001, Tsetsonis 1997) y de fuerza (Petitt 2003, Shannon 2005, Sheppard 2015, Zafeiridis 2007). Aunque se ha demostrado que el ejercicio de fuerza por sí sólo atenúa la lipemia posprandial (Sheppard 2005, Zafeiridis 2007), se necesita más atención en el área del ejercicio de fuerza agudo y del OS posprandial. Recientemente, Farinha y cols. (2018) informaron que la realización aguda de ejercicios de fuerza y carrera atenúa la lipemia posprandial; sin embargo, no está claro si el ejercicio de fuerza por sí sólo puede lograr resultados similares. Sin embargo, en base a los hallazgos de este estudio (Farinha 2018), parece que un protocolo de ejercicios de fuerza que involucre ejercicios de fuerza tanto para la parte superior del cuerpo como para la parte inferior del cuerpo puede ser eficaz para reducir la lipemia posprandial. Sin embargo, se necesitan más datos para comprobar esta sugerencia y determinar la eficacia de diferentes modos de ejercicio para mitigar la lipemia posprandial y el OS.
Recientemente, Matthew McAllister de la Texas State University (EEUU), llevó a cabo un estudio al respecto cuyo propósito fue determinar si el ejercicio de fuerza puede atenuar el OS posprandial y comparar los efectos del ejercicio de fuerza de intensidad moderada y alta a este respecto. Hasta donde se sabe, este estudio fue el primero en evaluar los efectos de una sesión aguda de ejercicios de fuerza sobre la lipemia posprandial y el OS. Los autores presumen que el ejercicio de fuerza de intensidad moderada y alta realizado la noche anterior al consumo de una HFM atenuaría la lipemia posprandial y el OS.
Nueve (n = 9) individuos moderadamente entrenados en fuerza completaron 3 condiciones de prueba en un orden aleatorio de la siguiente manera: (a) descanso (sin ejercicio), (b) intensidad moderada (3 series de 10 repeticiones al 68% de 1RM), y (c) ejercicio de fuerza de alta intensidad (4 series de 6 repeticiones al 85% de 1RM). Los ejercicios incluyeron sentadilla trasera con barra, press de banco, peso muerto con pierna extendida, tirones de polea alta, remo vertical y abdominales. Se ingirió una HFM 12 horas después de cada condición. Se recolectaron muestras de sangre inmediatamente antes, así como 2 y 4 horas después de la ingesta y se analizaron para el TAG, colesterol (CHOL), insulina, malondialdehído (MDA), nitrato/nitrito total (NOx), glutatión (GSH) y productos de proteína de oxidación avanzada (AOPP).
Al comparar los datos del área bajo la curva (AUC) de 4 horas entre las condiciones, los AOPP demostraron un AUC significativamente más bajo después de la condición de intensidad moderada en comparación con la condición de reposo. Además, el ejercicio de fuerza dio como resultado concentraciones plasmáticas de NOx significativamente más altas, así como concentraciones más bajas de TAG y CHOL después de la ingesta de una HFM. El ejercicio de fuerza también evitó una disminución del GSH inducida por la ingesta de una HFM.
Estos resultados demuestran que el ejercicio de fuerza agudo puede atenuar el OS posprandial.
Aplicaciones prácticas
Estos hallazgos brindan implicaciones para los beneficios para la salud cardiometabólica del ejercicio de fuerza agudo, concretamente por biomarcadores reducidos de lipemia y OS en respuesta a una comida rica en calorías. Tales hallazgos son aplicables a aquellos que buscan mejorar aspectos de la salud metabólica a través del ejercicio de fuerza. Estos datos son especialmente significativos porque la mayor parte del día se pasa en un estado posprandial (Hyson 2003). El trabajo futuro debe continuar explorando marcadores adicionales de la salud cardiometabólica que pueden mejorar en respuesta al entrenamiento de la fuerza.