El entrenamiento de CORE STABILITY y la especificidad
Publicado 22 de diciembre de 2013, 16:36
Con motivos de la publicación de un interesante trabajo (que ya conocimos con motivo de nuestra visita al Laboratorio de Biomecánica que dirige el Dr. Francisco J. Vera en la Universidad Miguel Hernández de Elche) nos ha parecido oportuno (al tiempo que lo ponemos a disposición en la biblioteca multimedia) realizar algunas reflexiones entorno al concepto del core stability, sus posibilidades (muchas de ellas con un suficiente grado de evidencia cuando son desarrolladas de manera adecuada y otras quizás algo malinterpretadas) y algunas consideraciones en relación a la metodología para la intervención en su entrenamiento (para ello nos viene bastante bien el utilizar el artículo anteriormente comentado). (pinchar aquí para acceder al artículo)
Ni que decir tiene que el grupo del Dr. Vera en la UMH es una referencia obligada respecto a la investigación de la biomecánica del raquis (aunque también en todo lo relacionado con la salud y la prevención de lesiones) y que la visita a su laboratorio nos permitió comprobar la gran cantidad de recursos (su dotación es extraordinaria a todos los niveles y con una excelente organización interdisciplinar entre las diversas áreas que comprenden el Centro de Investigación del Deporte). En el trabajo que se acompaña al presente documento (1) se puede observar como se han utilizado para el estudio de la respuesta cinemática del tronco mecanismos tipo “sudden load” valorando dicha respuesta cinemática con un sistema de análisis de movimiento 3D T10 Vicon. Igualmente se ha valorado el control postural del tronco mediante el paradigma del asiento inestable y la fuerza y resistencia muscular mediante dinamómetro isocinético. Todo ello deja constancia no solo de los impresionantes medios disponibles sino del gran esfuerzo y trabajo de investigación que desarrolla este grupo.
El Dr. F.J Vera nos explica el funcionamiento del programa de valoración del control postural del tronco mediante el paradigma del asiento inestable (puede observarse al Profesor Guillermo Peña probándolo).
De la estabilidad y la fuerza del core a la especificidad para el entrenamiento.
El entrenamiento del denominado “core” (un término aceptado y cuyo origen y definición exigiría un meticuloso análisis, pues desde dicha definición surgen los primeros errores en la dimensión y planteamientos entorno al mismo) ha emergido con fuerza y reclamado el interés de los especialistas en ejercicio físico orientado a la mejora de estabilidad del tronco o central (2,3,4)
Respecto a este mismo término “estabilidad” suele utilizarse, mostrando cierta confusión, en ocasiones incluso de forma indistintas con otros conceptos como el de “equilibrio”.
Al hablar de equilibrio se refiere, en el ámbito del movimiento humano, al mantenimiento de la postura. Desde el análisis de la física el equilibrio guarda relación con las fuerzas que actúan sobre una estructura y se determina mediante dos condiciones: respecto al movimiento lineal (todas las fuerzas que actúan sobre dicho cuerpo se deben anular entre sí) y respecto al movimiento angular (todos los momentos de fuerza que actúan sobre dicho cuerpo deben sumar cero). De esta forma se puede concluir que el equilibrio es un estado absoluto. Por otro lado la estabilidad puede ser definida como la capacidad de un cuerpo de mantener el equilibrio, es decir evitar ser desequilibrado, es por tanto un concepto relativo, que puede ser modificado en un rango amplio desde muy inestable hasta muy estable (5).
El concepto de estabilidad del tronco, por tanto, hace referencia a la capacidad del cuerpo para mantener o recuperar una posición o trayectoria del tronco cuando este es sometido a fuerzas externas o internas (6). Por todo ello, cuando se utiliza el término estabilidad raquídea o del core se está haciendo referencia a la estabilidad del raquis lumbar ( complejo lumbo-pélvico) en su conjunto, ya que no se puede hablar sobre la mejora de la “estabilidad” de un músculo, sino sobre su capacidad de activación o contracción para otorgar estabilidad al sistema. Sin embargo, cuando se utiliza el término fuerza central o del core, se está haciendo referencia a la capacidad de un músculo o grupo de músculos para estabilizar el raquis a través de la fuerza contráctil y la presión intra-abdominal (7). La fuerza del core es pues sólo un componente integrador y necesario de la estabilidad raquídea o del core, y por tanto relacionado con ésta. De este modo, podemos sugerir que la fuerza central, comandada por el sistema activo y modulada por el sistema neural, es un requisito y una necesidad para la estabilidad del core, y que la estabilidad raquídea o del core es la capacidad de respuesta que presenta el sistema raquídeo de resistir en su zona de seguridad o neutra ante las demandas de movimiento segmentario y ante cualquier perturbación externa (prevista o inesperada) del centro de gravedad de nuestro cuerpo.
El objetivo último del entrenamiento de la estabilidad central en el ámbito de la salud y la rehabilitación es ayudar a prevenir lesiones y conseguir que el sujeto con dolor lumbar pueda realizar todas las actividades de la vida cotidiana sin dolor, mientras que en el ámbito deportivo el objetivo es permitir que el deportista mejore una técnica que pueda influir en el rendimiento (8). En este sentido Willardson (11) sugiere que la mejora de la estabilidad central o raquídea proporcionará una base más segura, la cual permitirá una mayor producción y transferencia de fuerza hacia las extremidades superiores e inferiores. Incluso, se ha sugerido que un déficit de fuerza y estabilidad central podría generar una técnica ineficiente y predisponer a lesionarse al deportista (9).
Existen diferentes estudios biomecánicos y epidemiológicos que relacionan el déficit de control neuromuscular del tronco en diferentes direcciones con lesiones a nivel lumbar y de los miembros inferiores en distintas poblaciones (6,10). De igual manera es sugerido que el desarrollo de la estabilidad del core puede ayudar a mejorar el rendimiento deportivo ya que este es el centro de las cadenas cinéticas que participan en numerosas acciones deportivas, facilitando la transmisión de las fuerzas generadas por los miembros inferiores hacia los miembros superiores y viceversa (aunque sobre este último aspecto debemos considerar la falta de cierto grado de evidencia y limitaciones para relacionar el entrenamiento del core y la mejora en el rendimiento).
En torno a estos conceptos básicos surgen distintas estrategias según su aplicación a los diversos ámbitos, pero es necesario dimensionar adecuadamente el valor de los conceptos y las posibilidades de intervención sobre los mismos en el contexto específico de aplicación.
Asistimos junto al Dr. F.J Vera y el Profesor Casto a una prueba de "sudden load" para valorar la respuesta cinemática del tronco.
A este respecto, el estudio mencionado (1) (aplicado al deporte de alto rendimiento –nivel Nacional e Internacional-) aporta interesantes conclusiones y reflexiones para el especialista en la preparación de deportistas.
Por un lado si bien es necesario garantizar adecuados niveles de fuerza y resistencia de la musculatura del core, parece que las mismas son parte importante pero no los elementos clave (quizás algo más la segunda en el ámbito de la salud) que garanticen una óptima capacidad de estabilización y control del tronco. Por otro lado, la necesidad de contextualizar las demandas de estabilidad (12), analizando los resultados donde se muestra la ausencia de diferencias entre los judocas al analizar la respuesta involuntaria del tronco ante las cargas súbitas, parece interesante garantizar que dichos patrones son adecuados en todos los sujetos (los mismos pueden verse alterados en población con algias, dolor o alteraciones lumbares), que existe la posibilidad de garantizar una adecuada estabilidad en todos los planos (evitando posibles déficits en este sentido) y sobre ésta progresar en el control del tronco en condiciones dinámicas y donde el control voluntario ante perturbaciones variadas y súbitas es clave garantizando adecuados patrones de control en función de la información disponible y los distintos condicionantes biomecánicos.
Estas consideraciones pueden servir para garantizar óptimas propuestas de intervención y progresión con vistas al entrenamiento pese a las importantes limitaciones existentes para poder valorar y determinar las cargas óptimas a este respecto, aspecto este que centra en la actualidad una importante atención por partes de grupos de investigación tan relevantes.
Juan Ramón Heredia
Guillermo Peña
Referencias bibliográficas
1. Casto Juan‐Recio, C., Barbado, D., Lopez‐Valenciano, A., López‐Plaza, D., Montero‐Carretero, C., & Vera‐Garcia, F.J. Condición muscular y estabilidad del tronco en judocas de nivel nacional e internacional. RAMA. Volumen 8(2), 451465. Julio-Diciembre 2013
2. Borghuis, J.; Hof, A.L. and Lemmink, K. (2008).The Importance of Sensory-Motor Control in Providing Core Stability. Implications for Measurement and Training.
3. Kibler, W.B., Press, J., Sciascia, A. (2006): The role of core stability ina Athelic function. Sport Med. 36(3): 189-198
4. Reed CA, Ford KR, Myer GD, Hewett TE. (2012). The effects of isolated and integrated 'corestability' training on athletic performance measures: a systematic review. Sports Med. 42(8):697-706
5. López Elvira JL. (2008) En Izquierdo (coord.) Biomecánica y bases neuromusculares de la actividad física y el deporte. Editorial Médica Paranamerica.
6. Zazulak BT, Hewett TE, Reeves NP, et al. The effects of core proprioception on knee injury: a prospective biomechanical- epidemiological study. Am J Sports Med 2007; 35 (3): 368-73
7. Faries, M., & Greenwood, M. (2007). Core training: stabilizing the confusion. Strength and Conditioning Journal, 29(2), 10-25.
8. Hibbs, A., Thompson, K., French, D., Wrigley, A., & Spears, I. (2008). Optimizing performance by improving core stability and core strength. Sports Medicine, 38(12), 996-1008
9. Jeffreys, I (2002). Developing a progressive core stability program. Strength Cond J. 24 (5): 65-6
10. Cholewicki,J., Simons, A., & Radebold, A. (2000). Effects of external trunk loads on lumbar spine stability. Journal of Biomechanics. 33, 1377-1385.
11. Willardson, J. M. (2007). Core stability training: applications to sports conditioning kiprograms. Journal of Strength and Conditioning Research, 21, 979-985.
12. Reeves, N.P., Narendra, K.S., & Cholewicki, J. (2007). Spine stability: The six blind men and the elephant. Clinical Biomechanics, 21(5), 266‐274