El entrenamiento en inestabilidad: Mitos y realidades desde la ciencia (2ª parte)

Publicado 11 de febrero de 2013, 13:49

El entrenamiento en inestabilidad: Mitos y realidades desde la ciencia (2ª parte)

Guillermo Peña

Juan Ramón Heredia

Víctor Segarra

IICEFS

En la anterior entrada habíamos expuesto algunos de los beneficios que en el entrenamiento en inestabilidad podría proporcionar a la salud del raquis. Asimismo, habíamos comentado superficialmente algunas otras posibles aplicaciones que podían tener en el ámbito clínico y deportivo.

En esta segunda entrada queremos profundizar en las aplicaciones terapéuticas que el uso de medios desestabilizadores pueda tener para la prevención y rehabilitación de lesiones, especialmente aquellas relacionadas con el tren inferior, de donde disponemos de mayor producción científica. También pretendemos indagar sobre la posible aplicación de los mismos para la disminución de la incidencia y tratamiento del dolor lumbar, donde sin embargo existen muy pocos estudios que hayan utilizado estos medios para tal fin.

Sin duda la efectividad de los ejercicios realizados sobre equipamiento inestable (del tipo tablas de inestabilidad o discos hinchables) puede ayudar a reducir la prevalencia, por ejemplo, de lesiones del ligamento cruzado anterior [1, 2, 3, 4], cuyas virtudes son bien conocidas por los fisioterapeutas y especialistas rehabilitadores. A este respecto se postula que la exposición de las articulaciones a fuerzas potencialmente desestabilizadoras durante el entrenamiento puede ser un estímulo necesario para fomentar el desarrollo de patrones compensatorios neuromusculares efectivos [2], que pueden ayudar a prevenir lesiones en estas estructuras.

Igualmente, cuando ya se ha sufrido una lesión traumática sabemos que todos los receptores articulares y musculares (esos sensores encargados de dar respuesta efectiva en tiempo y modo para la estabilización refleja normal de la articulación) quedan afectados negativamente, lo que puede contribuir a que se reproduzcan las mismas lesiones. En este caso también el entrenamiento en inestabilidad puede ayudar a restablecer o recuperar la sensibilidad propioceptiva óptima de estos tejidos blandos encargados de estabilizar (p.e.: ligamentos, musculatura profunda). El mecanismo que explica la posible disminución del riesgo de lesión o recaída es la mayor y más rápida co-activación agonista-antagonista de la musculatura estabilizadora [5], que sin duda permitirá otorgar rápidamente rigidez articular y mejorar la estabilidad articular ante cualquier situación prevista o inesperada.

Por tanto, el uso de superficies desestabilizadoras puede proporcionar múltiples beneficios en el ámbito de la rehabilitación y prevención de lesiones de los miembros inferiores como ha quedado expuesto. Invitamos al lector a consultar las propuestas de ejercicios propioceptivos para los miembros inferiores presentados en la biblioteca multimedia.

Sobre los efectos del entrenamiento en inestabilidad para la prevención y tratamiento del dolor lumbar mediante la aplicación de medios desestabilizadores disponemos de escasos estudios científicos hasta el momento que hayan valorado dicho efecto. Pero tampoco el resto de las investigaciones hasta la fecha se han decantado a favor de ningún tipo o modalidad particular de ejercicio para el tratamiento del dolor lumbar, por lo que no hay un consenso unánime de cuál pueda ser el protocolo o modalidad de ejercicio más efectivo para este propósito. No obstante, y a la luz de las conclusiones publicadas en un reciente meta-análisis sobre la efectividad de los ejercicios de estabilización del core frente a otras prácticas generales de ejercicio para tratar el dolor lumbar crónico [12], sabemos que al menos a corto plazo parecen más efectivos los ejercicios de estabilización raquídea para disminuir el dolor lumbar y mejorar la capacidad funcional en sujetos con esta patología que otras modalidades de ejercicio menos específicas (ejercicios generales de fuerza, estiramientos, actividades aeróbicas), aunque la revista digital que lo ha publicado no tenga gran impacto científico.

Lo que sí sabemos es que en sujetos con algias lumbares se han podido comprobar distintos trastornos, como por ejemplo, retrasos del control motor anticipatorio de la musculatura profunda (transverso abdominal, oblicuos internos y multífidos)[6, 7], capacidad limitada para contraer conscientemente el transverso abdominal [8], o ausencia del fenómeno de flexión-relajación del tronco [8, 9, 10]. Pero como comentábamos, solo algunos pocos estudios han valorado hasta ahora la posibilidad de mejorar el estado en sujetos con dolor lumbar mediante el entrenamiento con dispositivos inestables.

Uno de los estudios más representativos es el de Marshall y Murphy (2006), donde 20 sujetos con dolor lumbar crónico no específico fueron sometidos a un programa de ejercicios de rehabilitación con pelota suiza durante 12 semanas de entrenamiento periodizado 3 veces por semana. Tras realizarles una completa y multidimensional evaluación consistente en la auto-percepción de dolor lumbar y bienestar mediante cuestionarios, la activación muscular anticipatoria del transverso abdominal y oblicuo interno mediante registro electromiográfico, el análisis electromiográfico del erector espinal durante el fenómeno de flexión-relajación del tronco, y valorar la resistencia isométrica extensora y resistencia dinámica flexora del tronco mediante test de campo entre otras pruebas, las conclusiones finales fueron que el uso de la pelota suiza como modalidad de rehabilitación tuvo éxito para la mejora de la capacidad funcional en pacientes con dolor lumbar crónico. Posteriormente, estos mismos autores (Marshall y Murphy , 2008) volvieron a aportar evidencias que apoyaban la eficacia de un programa de ejercicio supervisado de rehabilitación consistente en 12 semanas de ejercicios con pelota suiza para conseguir una mejora más rápida de la discapacidad funcional y de la respuesta a la flexión-relajación lumbar en sujetos con dolor lumbar crónico inespecífico.

No obstante, debemos ser cautos con los resultados no concluyentes de las pocas investigaciones dirigidas en este área, ya que aunque alguno de esos estudios apunten resultados positivos a favor de la utilización de los medios desestabilizadores para la mejora funcional de los sujetos con dolor lumbar, es decir, su tratamiento, los mismos estudios a veces son cuestionables en su diseño general (tamaño de la muestra, grupo control, método de evaluación y programa de ejercicios). Hace falta más investigaciones sobre esta temática antes de llegar a conclusiones definitivas, y hasta la fecha no queda demostrado que el uso de medios inestables pueda ser superior para el tratamiento o prevención de las disfunciones lumbares que el entrenamiento sin estos medios.

Referencias bibliográficas.

1.Caraffa, A., Cerulli, G., Projetti, M., Aisa, G., Rizzo, A. (1996). Prevention of anterior cruciate ligament injuries in soccer. A prospective controlled study of proprioceptive training. Knee Surg. Sports Traumatol. Arthrosc. 4(1): 19–21.

2.Myer, G.D., K.R. Ford, and T.E. Hewett (2004). Methodological approaches and rationale for training to prevent anterior cruciate ligament injuries in female athletes. Seand. J. Med. Sci. Sports 14:275-285.

3.Myklebust, G., L. Engebresten, I.H. Braekken, A. Skjolberg, O.E. Olsen, and R. Bahr. (2003). Prevention of anterior cruciate ligament injuries in female team handball players: A prospective treatment study over three seasons. Clin. J. Sport Med. 13:71-78.

4.Paterno, M.V., G.D. Myer, K.R. Ford, and T.E. Hewett. (2004). Neuromuscular training improves single-limb stability in young female athletes. J. Orthop. Sports Phys. Then 34:305-316.

5.Behm, D.G.; Drinkwater, E.J.; Willardson, J.M.; Cowley. P. (2010). The use of instability to train the core musculature review. Appl. Physiol. Nutr. Metab. Vol. 35.

6.Hodges PW, Richardson CA. (1996). Inefficient muscular stabilization of the lumbar spine associated with low back pain. Spine. 21(22):2640-2650.

7.Hodges PW, Richardson CA. (1998). Delayed postural contraction of transversus abdominis in low back pain associated with movement of the lower limb. J.Spinal Disord.11(1):46-56.

8.Marshall, PW. and Murphy, B.A. (2006). Evaluation of functional and neuromuscular changes after exercise rehabilitation for low back pain using a Swiss ball: A pilot study. J Manipul Physiol Therap 29: 550–560.

9.Sihvonen T, Partanen J, Hanninen O, Soimakallio S. (1991). Electric behavior of low back muscles during lumbar pelvic rhythm in low back pain patients and healthy controls. Arch Phys Med Rehabil;72:1080-7.

10.Neblett R, Mayer TG, Gatchel RJ, Keeley J, Proctor T, Anagnostis C. (2003). Quantifying the lumbar flexion-relaxation phenomenon: theory, normative data, and clinical applications. Spine;28:1435-46.

11.Marshall, P.W. and Murphy, B.A. (2008). Muscle activation changes after exercise rehabilitation for chronic low back pain. Arch Phys Med Rehabil. 89(7): p. 1305-13.

12.Xue-Qiang Wang, Jie-Jiao Zheng, Zhuo-Wei Yu, Xia Bi, Shu-Jie Lou, Jing Liu1, Bin Cai et al. (2012). A Meta-Analysis of Core Stability Exercise versus General Exercise for Chronic Low Back Pain. PLOS ONE www.plosone.org,7(12).