El producto final de la glucólisis. Una lectura a revisar para salir de la confusión instalada
Publicado 6 de junio de 2022, 14:59
Hace ya 10 años publicaba un artículo en el cual cuestionaba los términos aeróbico y anaeróbico (Roig JL. Aeróbico-Anaeróbico. Dos términos para erradicar del vocabulario asociado al ejercicio. https://jorgeroig.info, 2012). Sin el ánimo acá de retornar sobre aquel análisis, sí lo haré en este artículo sobre el mismo macronutriente, la glucosa, pero esta vez poniendo un punto central bajo análisis, el que refiere al producto final glucolítico. Y es aquí donde los dos trabajos se aproximan, porque ambos involucran reacciones metabólicas cuyo producto final ha sido muy estudiado pero no debidamente interpretado.
El punto central del análisis es el producto final glucolítico, ya que se ha afirmado que si había oxígeno la glucólisis terminaba en piruvato (PV) (o ácido pirúvico-AP-, según la fuente y el error instalado en ella) o bien en lactato-LA- (o ácido láctico -AL-para no pocos multiplicadores de la bioquímica energética del ejercicio).
Con el propósito de aclarar que la responsable de la formación de LA (en verdad de ácido láctico para aquel momento de la investigación) era la privación de oxígeno (O2), una variable excelente para intentar echar algo de luz en las interpretaciones respecto de la glucólisis y su producto final es la presión parcial de oxígeno intracelular (PO2). Esta mostró una fosforilación oxidativa limitada de O2 a valores de ≈0,5 Torr, condición definida como disoxia (Connett R., et al. Defining hypoxia: a systems view of VO2, glycolysis, energetics, and intracellular PO2. J. Appl. Physiol. 1990). No pocos trabajos mostraron también una salida de LA en forma importante con valores de hasta 5 Torr, lo que evidentemente mostraba que allí había O2 suficiente y a pesar de ello el LA se generaba y salía del músculo.
A inicios de este siglo, Brooks propuso que el LA se producía todo el tiempo en células y tejidos completamente oxigenados, independientemente de la PO2 que se midiera (Brooks G. A. Intra-and extra-cellular lactate shuttles. Med. Sci. Sports. Exerc. 2000).
Otro punto de alto valor para interpretar el compuesto final glucolítico está representado por la acción de dos enzimas de esta reacción, la LDH y la PDH. La primera de estas lleva la reacción de PV a LT, en tanto que la segunda favorece la conversión de PV a acetil CoA, paso previo para el ingreso al ciclo de Krebs. Analizando la constante de equilibrio, que expresa la relación entre reactivos (PV) y productos (LA para el caso) de la reacción química, la misma está muy favorecida hacia el LA en un orden de (1,62 × 10 11 M −1 ) (Lambeth M. J., Kushmerick M. J.. A computational model for glycogenolysis in skeletal muscle. Ann. Biomed. Eng. 2002). Y esta es una observación central para comprender justamente por qué es siempre más rápida la formación de LA respecto de PV. Se puede simplificar lo expresado diciendo que la LDH es muchísimo más rápida para transformar el PV en LA de lo que lo es la PDH para formar acetil CoA. De acuerdo a lo anterior, es posible comprender que cada vez que la glucólisis está activa, sea cual fuere la PO2 celular, el LA se estará formando en una proporción mucho mayor que el PV. Y algo más para considerar es la cantidad que pueda producirse y acumularse de este metabolito, porque el incremento en la concentración de LA puede presentarse alterada por condiciones como la misma PO2, la tasa metabólica glucolítica, la cantidad y calidad de mitocondrias presentes, y la concentración local de transportadores de lactato (MCT), entre otros factores.
Una cuestión que también ha llevado a la confusión en cuanto a la producción y concentración de LA es su destino al formarse, ya que este tiene la opción de salir de la célula muscular a la sangre pero también la de incorporarse a la mitocondria para oxidarse. De esta manera, podría pensarse equivocadamente que su producción es baja pero en verdad lo que pasa es su doble destino. Para ingresar a la mitocondria el LA se convierte en PV y luego seguirá las reacciones normales que involucran a este metabolito para resintetizar ATP en la referida organela. Y acá vale considerar además otro punto central, como es el de la cantidad de mitocondrias que el músculo posea. Y esto porque si la actividad glucolítica aumenta, aun con alta presencia de O2 , si la red mitocondrial celular es insuficiente para captar el PV que se va formando, el incremento de LA es una consecuencia inevitable sobre la de PV (Pellerin L., Magistretti P. J. Sweet sixteen for ANLS. J. Cereb. Blood Flow Metab. 32 2011).
En síntesis de lo anterior, puede afirmarse que si la actividad de la LDH aumenta y/o la función mitocondrial disminuye de tal manera que se favorece la intensidad de la glucólisis sobre la oxidación, lo esperable será un desequilibrio entre la producción de LA y la oxidación de PV, lo que resultará en una elevación de la concentración de LA así como la de su salida a sangre y su notable aumento en esta.
Es evidente, al estado actual del conocimiento, que el tema del incremento de la concentración de LA no necesariamente es un déficit de O2, porque el aumento en el pool mitocondrial ha documentado que para el mismo nivel de esfuerzo su valor final medido disminuye. Pero también, que la formación de este es siempre superior a la de PV toda vez que la enzima responsable de la reacción, la LDH, es mucho más rápida que la PDH y por ello se forma siempre más LA que PV. De esta manera, seguir argumentando que esfuerzos donde la intensidad de los mismos es igual o inferior al VO2max y por arriba del umbral de LA, zona definida antiguamente como de alto componente anaeróbico, no solo es un error desde la analítica metabólica energética en cuanto a lo que realmente acontece, también acaba por asociar entrenamientos a procesos que no se dan y por lo tanto los objetivos buscados no se compadecen con los deseables de conquistar.