En un programa preventivo de lesión de isquiotibiales ¿solo se debe hacer excéntricos?

Publicado 5 de mayo de 2021, 11:36

Entrenamiento excéntrico en la prevención de lesiones de isquiotibiales

En la literatura existe una gran número de aportes que analizan los factores de riesgo asociados a la lesión isquiotibial (Arnason, 2004;Brughelli, 2008; Croisier 2002 y 2008; Gabbe, 2005; Hagglund, 2006; Mendiguchia, 2012; Opar, 2013) en donde se destacan, entre otros, los déficit en las relaciones de fuerza concéntricas y excéntricas entre antagonistas (isquiotibiales/cuádriceps) y los déficit de fuerza excéntrica de los isquiotibiales, así como la influencia de la fatiga sobre la fuerza excéntrica de los isquiotibiales y su relación con el incremento del riesgo. Por lo que una de las primeras medidas preventivas propuestas para este grupo muscular es la aplicación de entrenamiento excéntrico de manera de generar un efecto protector sobre este para las mismas acciones que se reconocen como potencialmente riesgosas. 

El primer trabajo que determinó que la aplicación de entrenamiento excéntrico de baja carga y volumen como estrategia preventiva eficiente fue el de Arnason, Andersen, Holme, Engebretsen y Bahr (2004), que utilizaban el curl nórdico (figura 12) como ejercicio preventivo eficaz por encima de estrategias de flexibilidad en la reducción de la incidencia de lesiones de isquiotibiales. En este trabajo de Arnason et al. (2004), de los trabajos más citados en este campo, se planteó un entrenamiento incremental progresivo con este ejercicio por diez semanas comenzando con solo un estímulo semanal de 2*5 repeticiones en la semana uno y progresando hacia tres estímulos semanales de 3*12-10-8 repeticiones de las semanas cinco en adelante se logró una reducción del 57 % de lesiones de isquiotibiales en comparación con los equipos que no utilizaban este ejercicio.

Según el análisis de diferentes autores, es probable que la aplicación de entrenamiento excéntrico genere un daño muscular por estrés y que el músculo responda a este daño producido por las acciones excéntricas de baja carga y alta velocidad en los ángulos más abiertos, modificando el APT (Angulo de pico de Torque) a ángulos más abiertos. Se teoriza que esta adaptación se debe a un incremento el número de sarcómeros en series sin cambiar la longitud de la fibra (Brockett, 2004, Butterfield, 2005; Lynn, 1985/1998; Proske, 2005).

En este sentido recientemente el grupo de investigación de Timmins et al (2016 y 2016) encontró que la aplicación de entrenamiento excéntrico modifica la longitud del fascículo en especial de la porción larga del bíceps femoral, y en mayor medida con la inclusión del curl nórdico (Bourne, 2018), así como un incremento en la fuerza excéntrica medida con el dispositivo diseñado por este mismo grupo de investigación (Opar, 2013).


Respuestas

Ernesto Cifuentes Merenea

Ernesto Cifuentes Merenea

Respondió 7 de mayo de 2021, 13:41

Un reciente metaanálisis sugiere que la flexibilidad de los isquiotibiales no presenta ninguna relación significativa con la lesión de esta musculatura (Prior, 2009). Sólo un estudio realizado por Witvrouw et al (2003) con futbolistas belgas profesionales ha reportado una asociación significativa entre una menor flexibilidad medida en pretemporada y una mayor incidencia de lesiones de isquiotibiales durante la temporada regular (p < 0,05). Sin embargo, los métodos utilizados por estos autores para la medición de la flexibilidad han sido criticados por no ser lo suficientemente específicos como para diferenciar los resultados de la flexibilidad lumbo-pélvica (Bennel, 1999). Teniendo en cuenta este aspecto, la flexibilidad combinada de isquiotibiales y el complejo lumbo-pélvico también ha sido investigada como factor de riesgo, no encontrándose asociación alguna (Gabbett, 2006; Bennel, 1999). Del mismo modo, la elasticidad del sistema nervioso periférico tampoco mostró una asociación significativa con la lesión de la musculatura isquiotibial (Gabbett, 2006; Gabbett, 2005). 

La flexibilidad de otros grupos musculares del muslo, como es el caso del cuádriceps, puede tener más importancia que la propia de los isquiotibiales (Gabbett, 2006). Gabbe et al. (2006) encontraron una relación inversa entre el aumento de la flexibilidad del cuádriceps y la incidencia de lesiones en los isquiotibiales. Los atletas que consiguieron una flexión de rodilla mayor a 51o en la prueba de Thomas modificada eran menos propensos a sufrir una lesión de los isquiotibiales. En este mismo estudio, la limitación de flexibilidad de los flexores de cadera también supuso un riesgo significativo para la lesión de los isquiotibiales. Una posible explicación biomecánica a por qué la falta de flexibilidad de los flexores de cadera puede predisponer a los deportistas a padecer esta lesión es que la tensión de estos músculos crea una mayor energía potencial durante la extensión de cadera y la flexión de rodilla en la fase de "prebalanceo" durante la carrera, lo que generaría un aumento de la propulsión de la pierna hacia delante durante la fase de "balanceo" debido al retroceso pasivo de estos músculos, aumentando por tanto la carga excéntrica de los isquiotibiales durante la acción de desaceleración de la pierna (Gabbett, 2005).

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1888-75462013000100007