Entrenamiento de fuerza y obesidad
Publicado 31 de agosto de 2018, 11:29
En una entrada del blog del Dr Butragueño (link), se comentaba la importancia de aumentar la masa muscular en las personas con obesidad por la gran cantidad de beneficios que esto conlleva. Por otro lado, tenemos que tener en cuenta que ante personas con obesidad sedentarias, nos encontramos con un sistema fisiológico, biológico y psicológico muy complejo, donde influyen gran cantidad de variables.
Ya se conoce que la obesidad influye en la capacidad contráctil del músculo (1), en su capacidad para producir fuerza, potencia y su facilidad para alcanzar la fatiga.
Pero no solo eso, se ha demostrado que el músculo de la persona obesa tiene una peor capacidad para la hipertrofia. Esto se debe entre otras cosas a una posible síntesis proteica alterada (2).
¿Qué proponemos entonces? Basar nuestra intervención en la mejora de la funcionalidad. Esto quiere decir, aplicar un entrenamiento de fuerza no centrado únicamente en las posibles ganancias de hipertrofia, sino en la transferencia que este pueda tener a la mejora de su vida diaria, y en cómo la persona con obesidad se desenvuelve en las actividades de la vida cotidiana. En muchas ocasiones, explicamos que se debería realizar un planteamiento centrado en habilidades cognitivas, mediante entrenamientos visuales, control motor, distracciones o perturbaciones ligeras, gestión del estrés mecánico, etc. Y por otro lado, incluir ejercicio de trabajo de control abdominal, habilidades de movimiento, control postural, fuerza, etc.
Con esto no queremos decir que el entrenamiento de hipertrofia no sea útil, todo lo contrario. Ya se comentaron todos los beneficios que reporta, por lo que cualquier hipertrofia es bienvenida, sobre todo en programas de pérdida de peso que suelen fallar en ese punto. Sin embargo, remarcamos que debemos centrar nuestros esfuerzos en mejorar la funcionalidad y la fuerza del sujeto, porque una cosa es que la persona con obesidad tenga deteriorada la capacidad de producir fuerza o potencia, y otra muy diferente es que no pueda conseguir adaptaciones con el entrenamiento de fuerza y mejorar su función.
Tenemos que empezar a abordar el entrenamiento de fuerza desde una perspectiva más global y no tener una visión cerrada de que el entrenamiento de fuerza se basa únicamente en las máquinas de un gimnasio.
- Entrenamiento de fuerza puede ser mejorar la movilidad de la persona con sobrepeso y obesidad, si con esa mayor amplitud de movimiento la persona es capaz de aplicar más fuerza o de mejor manera.
- Entrenamiento de fuerza puede ser incluso cualquier actividad normal como andar y subir escalones, si tenemos en cuenta la gran carga que estos soportan, la cual incluso puede provocar adaptaciones a nivel de fuerza. Si queréis hacer la prueba de ir un solo día con un chaleco lastrado de 20 kg.
- Entrenamiento de fuerza puede ser sin ir más lejos entrenamiento de la ‘’fuerza de voluntad’’. Tenemos que tener en cuenta en primer lugar a la persona y no pecar de pensar que el entrenamiento de fuerza es lo más importante y que el sujeto tiene que empezar a entrenar fuerza desde el minuto uno. Si conseguimos que el sujeto se levante de la silla y se mueva algo cuando antes no lo hacía ya es entrenamiento de la fuerza y estamos dando un gran paso.
Complementando lo anterior, también es muy importante la perspectiva psicológica del obeso. La gran mayoría no son personas que disfruten de ir al gimnasio y rodearse de personas que no solo están mucho más en forma que él, sino que, además le van a observar y en algunas ocasiones podrían hasta reírse de él/ella. Aunque esto no tenga por qué ser así, la persona con obesidad lo piensa, y tiene todo el derecho del mundo porque lleva sufriéndolo toda una vida. A estas alturas no hace falta recalcar que la carga de la obesidad no reside únicamente en el peso, ¿no?
Pues bien, este hecho no nos tiene que frenar y como entrenadores debemos buscar alternativas que puedan ser igual de eficaces. Podemos entrenar al obeso en cualquier otro espacio, únicamente necesitamos valernos de un conjunto de gomas, un desnivel a modo de escalón y por ejemplo una Kettlebell. No son las únicas opciones, cada uno puede buscar sus propios recursos y sobre todo los que más agraden a la persona que vamos a entrenar. No tenemos que buscar que la persona con obesidad se adapte a un sistema de entrenamiento específico, sino que el sistema de entrenamiento debe adaptarse a la persona para conseguir las mejoras que necesitamos.
Esta entrada está sobre todo enfocada a la reflexión y el debate. Últimamente el entrenamiento de fuerza está ganando cada vez más protagonismo y del mismo modo, cada vez podemos ver más defensores de la importancia que este tiene y de las necesidades de su aplicación. Si bien esto es totalmente cierto, no podemos olvidar el aspecto humano y tener siempre en cuenta que la persona es lo primero, y que lo que debemos de buscar es la adherencia del sujeto y el gusto que la actividad física le pueda producir. Si sometemos a una persona de estas características a un programa que lo que le provoque es más estrés, por muy buenas intenciones que tengamos y por muy beneficiosas que sean las posibles mejoras, se van a quedar en eso, en intenciones, e inevitablemente acabaremos por perder al sujeto.
Para finalizar, nos gustaría que se abriese un debate en los comentarios sobre lo comentado anteriormente, y, además, animaros a que propongáis los temas que os gustaría que se abordasen acerca del entrenamiento de fuerza. Hay pensadas varias nuevas entradas para el blog, pero ya sabéis que vuestra opinión y vuestros intereses son muy importantes.
BIBLIOGRAFÍA
1. Bollinger LM. Potential contributions of skeletal muscle contractile dysfunction to altered biomechanics in obesity. Gait and Posture. 2017.
2. Parr EB, Coffey VG, Hawley JA. “Sarcobesity”: A metabolic conundrum. Maturitas. 2013.
Otros artículos utilizados para imáganes dentro de las presentaciones:
Bollinger, L. M. (2017). Potential contributions of skeletal muscle contractile dysfunction to altered biomechanics in obesity. Gait & posture, 56, 100-107.
Myer, G. D., Faigenbaum, A. D., Edwards, N. M., Clark, J. F., Best, T. M., & Sallis, R. E. (2015). Sixty minutes of what? A developing brain perspective for activating children with an integrative exercise approach. Br J Sports Med, 49(23), 1510-1516.
Otros enlaces interesantes para leer:
Entrenamiento de la fuerza para perder peso. Parte I.
El entrenamiento excéntrico mejora la composición corporal mediante adaptaciones mecánicas y metabólicas: un enfoque prometedor para las personas con sobrepeso y obesidad.