ENTRENAMIENTO INTERMITENTE DE IR Y VOLVER EN JUGADORES DE RUGBY. PROPUESTA DE TRABAJO PARA DETERMINAR LA VELOCIDAD Y EL VOLUMEN.

Publicado 30 de marzo de 2013, 5:19

ENTRENAMIENTO INTERMITENTE DE IR Y VOLVER EN JUGADORES DE RUGBY. PROPUESTA DE TRABAJO PARA DETERMINAR LA VELOCIDAD Y EL VOLUMEN.

La prestación aeróbica es importante en la mayoría de los deportes. En los deportes como el rugby se busca entrenar el aspecto intermitente de la misma.

La International Rugby Board define a los sistemas energéticos como primario (ATP-PC), secundario (anaeróbico) y terciario (aeróbico); en este tipo de deportes, los tres sistemas de producción de energía interactúan. Esto es, tener una alta capacidad de realizar esfuerzos cortos y de máxima intensidad (tacklear, ruckear, empujar en un scrum o un maul, acelerar, desacelerar, cambiar de dirección) repetidas veces, en situaciones de juego que no sobrepasan los 10” pero que se dan continuamente y con pausas desiguales.

Para sostener esa capacidad de trabajo es importante que el sistema aeróbico pueda trabajar a alta intensidad (velocidades cercanas a la Velocidad Aeróbica Máxima) para que el organismo pueda recuperarse de los esfuerzos dentro de los tiempos de pausa que propone el juego.

Dicho esto, se sabe que existe una relación estrecha entre la capacidad aeróbica a alta intensidad (velocidades cercanas a la VAM), el volumen de juego que es capaz de desarrollar un equipo y el VO2 máximo, comparando distintos niveles de competencia (Tabla 1).

Tabla 1. Diferencias encontradas en el VO2max estimado en tres grupos de jugadores de diferente calibre. Gabbett 2000; O’Connor 1995.

Para asemejar cada vez más la preparación física y motora a las situaciones de carrera en el partido, se utilizan diseños de tipo intermitente y de muy corta duración (10” – 15” de trabajo con pausas también muy cortas (10” – 15” – 20”).

Conociendo de la incidencia de los cambios de dirección en los desplazamientos, son utilizadas carreras de ir y volver (shuttles), con el objetivo de producir aceleraciones y desaceleraciones dentro de esos tiempo de trabajo. Dichos cambios de velocidad, producen mayores gastos de energía porque siempre se arranca de velocidad cero y son más usadas las fibras rápidas comparadas con otros tipos de entrenamiento.

De acuerdo con lo que estamos viendo en los diferentes ejemplos presentados en la biblioteca virtual del área, es poco objetivo estimar las velocidades de trabajo en esos shuttles a través de la velocidad final en un test lineal. Por lo tanto, para indicar la intensidad a mis jugadores en entrenamientos intermitentes de ir y volver en 10” me he propuesto utilizar la velocidad máxima surgida del Test de Yoyo de Recuperación Intermitente Nivel I. El autor ha encontrado una correlación importante entre el resultado en este test y la distancia recorrida a alta intensidad en el fútbol. Bangsbo 2003.

De este test uso tres indicadores; el escalón al que llega el jugador, la velocidad final alcanzada y los metros totales recorridos.

Solamente a modo de recordatorio y sin querer entrar en el área de evaluación, repasamos las distancias acumuladas y las velocidades alcanzadas en cada escalón del Test (Tabla 2).

Tabla 2. Resumen de los valores por escalón; cantidad de pasadas, distancia acumulada en metros y velocidad en metros por segundo y kilómetros por hora.

Pasadas

Dist. Acum.

m/s

Km/h

1

40

2,8

9,9

1

80

3,3

12

2

160

3,6

13,1

3

280

3,7

13,4

4

440

3,8

13,7

8

760

3,9

14,0

8

1080

4,0

14,4

8

1400

4,1

14,8

8

1720

4,2

15,2

8

2040

4,3

15,6

8

2360

4,4

16

8

2680

4,6

16,5

8

3000

4,7

16,9

8

3320

4,8

17,5

8

3640

5,0

18

El test predictor fue tomado a los jugadores luego de tres semanas de entrenamiento concurrente de gimnasio y campo. El objetivo es “preparar al grupo” en esta clase de esfuerzos, de alta solicitación muscular y motora. Hemos observado que cuando un jugador no tiene una adaptación anatómica previa (International Rugby Board), los resultados son significativamente más bajos y el evaluado expresa dolores en la zona lumbar y pubiana. Esto ocurre con más frecuencia en los forwards.

Los resultados de la prueba se agrupan por puestos; A) Pilares; B) Hookers y 2das líneas; C) 3ras líneas y backs.

Con el fin de establecer valores de tendencia central y de dispersión para conocer las franjas en las que se encuentra cada uno de los grupos, se utilizó la mediana y el recorrido intercuartílico (franja central que contiene al 50% de los casos).

Para analizar los resultados veamos las Tablas 3 y 4. La cantidad de jugadores evaluados fue de n = 116, lo que significa una importante cantidad para generar una tendencia.

Tabla 3. Plantel Superior. Velocidades finales alcanzadas en metros por segundo, agrupadas por puestos. C1 = Centil 1; C3= Centil 3.

Febrero de 2013


n = 116

MINIMO

C1

MEDIANA

C3

MAXIMO

PILARES

3,7

3,9

3,9

4,0

4,1

2das - HOOKERS

3,9

3,9

4,0

4,0

4,1

3ras – BACKS

3,8

4

4,1

4,1

4,3

Tabla 4. Plantel Superior. Metros totales agrupados por puestos. C1 = Centil 1; C3= Centil 3.

Febrero de 2013


n = 116

MINIMO

C1

MEDIANA

C3

MAXIMO

PILARES

400

800

1040

1120

1600

2das - HOOKERS

800

830

1100

1330

1560

3ras – BACKS

640

1260

1440

1720

2200

Lo primero que se observa claramente es que la mayor variabilidad en el grupo está dada por los metros recorridos; recordemos que los escalones a los que llegan los jugadores, tienen 8 pasadas (ver Tabla 2). Esto hace que a la misma velocidad alcanzada, un jugador pudiera haber recorrido 280 metros más que otro porque hizo 7 pasadas más que aquél (esto sería un 15 a 20% de diferencia). Estas diferencias se aprecian más entre grupos, demostrando la importancia de tratar los resultados de los mismos por separado.

Para pasar estos resultados al entrenamiento, utilizo la velocidad alcanzada en el test: por ejemplo, en 10” de trabajo de ir y volver utilizando la velocidad promedio de cada grupo (Tabla 3. 3,9 – 4.0 y 4,1 m/s), pondría marcas a 19,5 – 20 y 20,5 metros.

El volumen de la sesión será determinado de acuerdo con lo que yo quiera estimular; si quiero que aumenten la capacidad de trabajo aeróbico, utilizo los metros totales (Tabla 5) y establezco un volumen mayor que el alcanzado en la prueba y si quiero insistir sobre la velocidad, utilizo los niveles superiores (C3) para cada grupo.

También se pueden utilizar las velocidades y los volúmenes alcanzados durante un partido por jugadores de niveles de prestación parecido (motion analysis).

Tabla 5. Escalones alcanzados por grupo.

Febrero de 2013


n = 116

MINIMO

C1

MEDIANA

C3

MAXIMO

PILARES

12,3

14,7

14,1

15,1

16,5

2das - HOOKERS

14,1

15,1

14,2

15,7

16,5

3ras – BACKS

13,5

16,1

15,5

16,8

18,4

Por último, como valores de referencia cuando no tengo datos tomados previamente, puedo utilizar con cuidado algunos que figuren en la bibliografía. Vemos un ejemplo en la Tabla 6.

Tabla 6. Valores de referencia de diferentes autores. Nótese que todos han sido tomados en la Pretemporada, el mismo momento del año en que yo he evaluado. PF AA = nivel alcanzado por un Preparador Físico del plantel. El mismo coincide con el valor de la mediana del grupo de los backs.

15,6

1000m

PF AA

17,4

1560m

Semi Prof English Atkins

Pretemp

(16.2 a 18.6)

Sin diferencias entre puestos. 1ra semana de pretemporada

17.6

1656m

Prof English Atkins

Pretemp

(16.4 a 18.8)

18.8

2040m

NZ Seven

1player

pretemp

19.6

2280m

NZ Seven

1player

pretemp

Bibliografía.

- Atkins, S. Performance of the Yo-Yo Intermittent Recovery Test by elite proffesional and semiproffesional rugby league players. Journal of Strength Cond. Research. 2006, 20(1), 222 – 225.

- Bangsbo et col. The Yo-Yo Intermittent Recovery Test: physiological response, reliability, and validity. Medicine and Science in Sports and Exercise, vol 35, N°4, pp. 697 – 705. 2003.

- Gabbett, T. Physiological and anthropometrical characteristics of amateur rugby league players. Journal of Sports Medicine. 2000, 34: 303 – 307.

- International Rugby Board. Curso de Fuerza y Acondicionamiento Nivel I. Buenos Aires, 2013.

- O’Connor, D. Fitness profile of professional rugby league players. Journal of Sport Sciences. 13, 505. 1995.