Entrevista Ciencia y Práctica: sus protagonistas. Dr. Borja Sañudo "La Fibromialgia como protagonista"

Publicado 1 de mayo de 2013, 7:39

Entrevista Ciencia y Práctica: sus protagonistas. Dr. Borja Sañudo "La Fibromialgia como protagonista"

El Doctor Borja Sañudo es actualmente profesor del departamento de Educación Física y Deporte de la Universidad de Sevilla (España), impartiendo las asignaturas de Educación Física y Salud, Diseño y Programación del ejercicio físico para la mejora de la calidad de vida, y Actividad física en Personas Mayores. Doctor (PhD) en Educación Física y Deporte, Máster en Alto Rendimiento Deportivo y Máster en Actividad Física y Salud es responsable de varios proyectos de investigación relacionados con distintos programas de ejercicio físico para estudiar los efectos y adaptaciones biológicas en mujeres con fibromialgia. Asimismo, es autor y co-autor de numerosos capítulos de libro y publicaciones en revistas científicas en español e inglés, en relación a esta y otras muchas temáticas.

Recientemente pudimos disfrutar de su presencia en GSe como conferencista. Ahora queremos hacerle algunas preguntas que pueden interesar a todos los técnicos sobre la prescripción del ejercicio físico a pacientes que sufren de una enfermedad tan desconocida como corriente: la Fibromialgia. Sabemos que esta enfermedad requiere de un tratamiento multidisciplinar, y la actividad física debe constituir una parte de ese tratamiento no farmacológico, pero:

1) ¿A qué nivel (neuroendocrino, inmunológico, muscular, etc.) puede afectar positivamente el ejercicio físico en el bienestar de estos sujetos?

Se ha asumido la condición multifactorial de la fibromialgia (FM), compuesta por varios desencadenantes donde no se podría definir alguno exclusivamente como su precursor. Se puede hablar, por tanto, de una cascada de acontecimientos que desembocan en ese cuadro característico. De este modo, diversos autores han intentado categorizar los eventos que podrían desencadenar esta patología, como podría ser una aberración de las funciones neurohumorales, particularmente una sensibilización central modificada por mecanismos periféricos, e incluso, se ha sugerido que podría haber una base genética en el proceso. La clave parece encontrarse en la interacción entre un mecanismo periférico (hormonal o inmunológico) y las influencias centrales que puedan haber iniciado o perpetuado el dolor en individuos predispuestos y donde perturbaciones emocionales o psicológicas, podrían agravar los síntomas.

El ejercicio físico ha demostrado ser una terapia efectiva al haberse dirigido a las vías del dolor alteradas en esta patología y a su asociación con condiciones concomitantes. Solo por poner algunos ejemplos, de estos estudios se pueden extraer evidencias sobre la eficacia de estos programas en el alivio del dolor (Jentoft et al. 2001, Van Santen et al. 2002, Valim et al. 2003, Da Costa et al. 2005, Gusi et al. 2006, Tomas-Carus et al. 2008, Sañudo et al. 2010), mejoras en la calidad del sueño (Schachter et al. 2003, Valkeinen et al. 2004). Otorga numerosos beneficios en el bienestar psicológico (Van Santen et al. 2002, Da Costa et al. 2005, Tomas-Carus et al. 2008, Sañudo et al. 2010), como puede ser la mejora del estado de ánimo, el bienestar (Ramsay et al. 2000) o la autoeficacia (Gowans et al. 2001, Redondo et al. 2004), importantes beneficios pueden esperarse, también, en la reducción de ansiedad (Gusi et al. 2006, Tomas-Carus et al. 2008, Gowans et al. 2001, Bircan et al. 2008) y la depresión (Valim et al. 2003, Gusi et al. 2006, Tomas-Carus et al. 2008, Bircan et al. 2008, Assiss et al. 2006). A estos beneficios hay que incluir las mejoras en la condición física, lo que sin lugar a dudas contribuye a la mejora de la calidad de vida de estos pacientes (Jentoft et al. 2001, Van Santen et al. 2002, Schachter et al. 2003, Gusi et al. 2006, Tomas-Carus et al. 2008, Bircan et al. 2008, Assiss et al. 2006, Sañudo et al. 2010).

2) ¿Qué tipo de ejercicio está más recomendado realizar para estos pacientes a la luz de los estudios científicos realizados: aeróbicos, neuromuscular o de ADM/flexibilidad? Háblenos de las sesiones multicomponentes y/o combinadas.

La mayoría de la investigación en esta línea se ha centrado en programas de ejercicio aeróbico. El entrenamiento de fuerza se ha incluido como parte de los programas de ejercicio en la FM en los últimos años, y hasta el momento, son pocos los estudios que han examinado los efectos de este entrenamiento por sí solo. Por su parte, los efectos de la flexibilidad como estrategia individual no se han evaluado y, por lo general, tan sólo se ha considerado como una terapia control. Sin embargo, y a pesar de las evidencias sobre la eficacia de los programas que incluyan el ejercicio aeróbico, el entrenamiento de fuerza o la flexibilidad de forma aislada, en los últimos años ha quedado patente que los principales beneficios se obtienen con la combinación de estas terapias. A modo de ejemplo, uno de los programas que suele recomendarse en la actualidad incluye una duración entre 30-45 min con una frecuencia inicial de 2 veces por semana que podremos aumentar a 3 a medida que nos vayamos adaptando, y en el que se desarrollaría la capacidad cardiorrespiratoria a través de movimientos continuos durante unos 10 min en los que aumentemos progresivamente la frecuencia cardiaca máxima (FCmax) hasta el 60-65%. Posteriormente realizaremos ejercicios interválicos de corta duración (entre 45 s y 2 min) con periodos análogos de descanso, con objeto de retardar la aparición de la fatiga. En cuanto al componente de fuerza realizaremos 15 min de ejercicios (8-10) para los principales grupos musculares de los que podremos realizar una serie de 8-10 repeticiones; si bien, podría ser interesante una adaptación de fuerza resistencia. Finalmente, en cuanto a la flexibilidad, deberemos incluir unos 10 min para el trabajo de los principales grupos musculares empleados en la sesión; 8-9 ejercicios de los que realizaremos 3 repeticiones aguantando la posición entre 15-20 s suele tolerarse correctamente.

3) La intensidad del esfuerzo realizado puede ser la variable determinante y más sensible en la prescripción del ejercicio tanto para las adaptaciones provocadas como para favorecer la continuidad y adherencia; por tanto, ¿qué parámetro para su control recomienda utilizar con esos pacientes durante las sesiones de entrenamiento para el componente neuromuscular y cardiovascular?

La severidad sintomática varía en estos pacientes incluso a lo largo de un mismo día; por tanto, es necesario controlar de forma más precisa la intensidad del ejercicio para no incurrir en incrementos del dolor. Para este fin, es aconsejable emplear la frecuencia cardiaca (FC) unida a las escalas de valoración subjetiva del esfuerzo (RPE). La combinación de estos dos parámetros permitirá ir progresando en intensidad a medida que esta sea tolerada por el paciente o, por otro lado, disminuirla en aquellos momentos en los que el paciente no se encuentre bien, aunque la FC parezca indicarnos lo contrario.

4) Algunas de sus investigaciones en este campo han tratado el entrenamiento mediante vibraciones mecánicas para la mejora de la calidad de vida en estos pacientes. ¿Cuáles han sido los resultados más destacados al respecto?

A pesar de los numerosos beneficios de este tipo de tratamientos en la población general, son escasos los resultados en esta patología. Varios estudios que han combinado el ejercicio físico con el entrenamiento vibratorio (WBV) han obtenido mejoras en el dolor y la fatiga, y sustanciales mejoras en la calidad de vida de los pacientes (Alentorn-Geli et al. 2008, Danko et al. 2006, Sañudo et al. 2010). Además de estos beneficios, en nuestro estudio mejoró la capacidad funcional tras un programa 3 veces semanales realizando 3 series de 45 s (20 Hz - 2 mm). Esta capacidad funcional estaba asociada a mejoras en la fuerza, ampliamente evidenciados tras WBV.

Los principales beneficios tras este tipo de entrenamiento en FM los hemos obtenido sobre el equilibrio. Se ha demostrado que estos pacientes tienen alteraciones en el control motor y a nivel vestibular. Con un programa similar al anterior pero combinando ejercicios con ojos abiertos y cerrados y la superficie de contacto (ej. Ejercicios monopodales) conseguimos mejorar la estabilidad medio-lateral de estos pacientes (Sañudo et al. 2012, Sañudo et al. 2013).

5) Por último, y aprovechando que es un tópico de actualidad, ¿piensa que el entrenamiento que viene conociéndose como Interválico de alta Intensidad (HIIT) pudiera tener algún beneficio para pacientes con Fibromialgia?

Recientes estudios han demostrado que los pacientes con FM tienen una alteración mitocondrial que conlleva un mayor estrés oxidativo y deficiencias entre otros, de coencima Q. El entrenamiento intervalico de alta intensidad (HIIT) ha demostrado ser efectivo para la expresión de genes esenciales en procesos metabólicos. El ejercicio activa la AMPK y PGC1-α relacionados con procesos inflamatorios y neurohormonales (ej. Relacionados con IL-6 o IGF-1) que están alterados en FM por ese motivo consideramos que este tipo de entrenamiento podría ser efectivo en este grupo de población, sin embargo, en lugar del tradicional protocolo Wingate (6-8 series de 30 s “all-out” con 4 min de descanso entre series), que podría ser demasiado exigente, tenemos intención de emplear un protocolo más liviano (6-8 series de 60 s al 90% de la FCmax con 2 min de descanso entre series).

Muchas gracias profesor Sañudo, ha sido un placer tenerle en este foro y haber arrojado tanto conocimiento a una temática escasamente conocida por los prescriptores de ejercicio físico. Esperamos poder contar con usted en futuras ocasiones.