¿Es el ejercicio regular una estrategia eficaz para mantener la pérdida de peso? Parte I. Razones en contra

Publicado 9 de febrero de 2018, 13:10

¿Es el ejercicio regular una estrategia eficaz para mantener la pérdida de peso? Parte I. Razones en contra

Recientemente nos llegó a nuestras manos este interesante artículo que queremos compartir con todos vosotros. Un debate sobre lo que se conoce hasta ahora de los beneficios del ejercicio sobre las estrategias del mantenimiento del peso perdido. Una revisión que presenta los argumentos en ambos lados de este debate, siendo el propósito aportar claridad a la literatura publicada, presentar una perspectiva más unificada e identificar las brechas en nuestro conocimiento que necesitan ser abordadas en futuros estudios. A continuación os mostramos la primera parte, donde se exponen las razones en contra del ejercicio.


Ya sabemos que tan sólo una reducción del 5% en el peso corporal puede lograr mejoras clínicamente significativas en los marcadores metabólicos de salud, a la vez que disminuye los riesgos y las comorbilidades de la enfermedad. Sin embargo, parece que los tratamientos actuales para la obesidad son, en su mayor parte, transitoriamente efectivos; menos de una quinta parte de los individuos que logran una reducción del 10% en el peso corporal mantienen con éxito esa pérdida de peso después de un año. Estas altas tasas de reincidencia han llevado a las Instituciones Nacionales de Salud (NIH) a organizar un grupo de trabajo, compuesto por científicos, para abordar los temas relacionados con la recuperación del peso.

Este grupo de trabajo identificó dos razones principales para explicar las altas tasas de reincidencia.

1) En primer lugar, la pérdida de peso lograda a través de la dieta induce una serie de adaptaciones fisiológicas y conductuales que colectivamente resultan en una elevación del apetito y una supresión del gasto de energía. Este desajuste entre el apetito y las necesidades metabólicas, denominado brecha energética (véase la Fig. 1), establece una fuerte y persistente presión biológica para recuperar el peso perdido.

2) En segundo lugar, las estrategias conductuales y farmacéuticas utilizadas para inducir la pérdida de peso se emplean comúnmente de manera transitoria y la adherencia a estas estrategias generalmente disminuye a medida que se acerca la meseta de pérdida de peso. Estas observaciones han replanteado la perspectiva sobre la obesidad y sus estrategias de tratamiento demostrando que la obesidad es una condición crónica y compleja que requiere un enfoque integral y sostenido en la atención clínica. Para abordar el problema de la obesidad, los investigadores y los médicos deben aplicar esta perspectiva al desarrollo e implementación de tratamientos para obtener resultados clínicos más efectivos a largo plazo.

El ejercicio físico regular ha surgido como una estrategia con gran potencial para mejorar los resultados en el tratamiento de la obesidad [7,8]. Los beneficios del ejercicio para la salud general son claros e incuestionables El ejercicio regular reduce la mortalidad por todas las causas y puede prevenir el inicio de la obesidad, la diabetes tipo II, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares [9]. Sin embargo, la efectividad clínica de la actividad física como estrategia de mantenimiento de la pérdida de peso, en forma de ejercicio controlado o aumento de la actividad diaria, ha sido objeto de mucho debate [10].

En esta revisión, se presentan los argumentos en ambos lados de este debate.

2. Argumentos que cuestionan el ejercicio como estrategia de mantenimiento de la pérdida de peso

Han surgido cuatro argumentos principales que cuestionan el ejercicio como una estrategia exitosa de mantenimiento de la pérdida de peso (WLM, por sus siglas en inglés weight loss maintenance)

1) La falta de pruebas provenientes de ensayos controlados aleatorios (RCTs=randomized controlled trials)

2) La compensación conductual en respuesta al ejercicio.

3) La variabilidad interindividual en la respuesta al ejercicio.

4) "No importa, no lo harán".

2.1. Falta de pruebas de los ensayos aleatorios controlados

Los ensayos controlados aleatorios son el estándar de referencia para determinar la eficacia de cualquier estrategia en la terapia de la obesidad. El argumento más convincente de que los beneficios del ejercicio regular como estrategia efectiva de mantenimiento de la pérdida de peso es la falta de pruebas de dichos ensayos. La gran mayoría de los ensayos aleatorios controlados que examinan la recuperación o el mantenimiento de la pérdida de peso como medida de resultado primaria no logran mostrar un efecto beneficioso del ejercicio

A pesar de los numerosos beneficios para la salud que se pueden obtener a través de la actividad física, el fracaso de esta intervención para cumplir con el gold standard de las pruebas de los ensayos controlados aleatorios ha puesto en duda la utilidad del ejercicio para el control del peso a largo plazo.


2.2. Los beneficios biológicos del ejercicio pueden enmascararse con comportamientos compensatorios

2.2. Los beneficios biológicos del ejercicio pueden enmascararse con comportamientos compensatorios

Hablando en términos prácticos, si todo lo demás permanece igual, el ejercicio debería facilitar el mantenimiento de la pérdida de peso al aumentar el gasto de energía. Sin embargo, aumentar el gasto de energía a través de un ejercicio discreto puede resultar en comportamientos compensatorios que niegan el balance de energía negativo inducido por el ejercicio.

Estos comportamientos se pueden llevar a cabo consciente o inconscientemente e incluyen disminuciones en la actividad física sin ejercicio y/o aumentos en la ingesta de energía. La magnitud de esta compensación variará entre individuos y puede sumar para minimizar el balance de energía negativa inducida por el ejercicio o, en algunos casos, incluso resultar en un balance energético positivo. Aún no está claro qué factores psicosociales predicen si un individuo compensará durante una intervención con ejercicios, aunque existen algunas pruebas de que la desinhibición, el hambre, el estado dietético y los atracones compulsivos pueden conferir un mayor riesgo. En individuos susceptibles a la compensación del comportamiento, el ejercicio no puede mejorar el mantenimiento de la pérdida de peso a menos que se pueda implementar de una manera que minimice o elimine estos comportamientos compensatorios

2.3. Variabilidad interindividual en la respuesta al ejercicio

Los estudios clínicos sobre ejercicio reportan una amplia gama de respuestas en la medición del apetito, el gasto de energía y el balance energético. Esta inconsistencia en la respuesta ha llevado a muchos investigadores a clasificar a los participantes de la investigación como "respondedores" o "no respondedores", con la intención de estudiar sus características distintivas. Aun así, la etiología de esta variabilidad interindividual en muchos casos está mal entendida. Es probable que sea muy complejo, con orígenes en la predisposición genética o epigenética, conductas compensatorias espontáneas u otros factores ambientales, socioeconómicos y psicológicos que afectan los comportamientos alimenticios y de actividad física. Además, el metabolismo de un individuo, que se ve influenciado por la edad, sexo, adiposidad, sensibilidad a la insulina, capacidad aeróbica intrínseca u oxidación máxima de la grasa durante el ejercicio, también puede moderar la forma en que la actividad física impacta las adaptaciones homeostáticas para recuperar el peso. La variabilidad individual en la respuesta no es exclusiva de las intervenciones con ejercicio, sino que se observa en todos los tipos de tratamientos de la obesidad. Las declaraciones generales que sugieren que el ejercicio mejorará el mantenimiento del peso perdido en todos los individuos deben hacerse con cautela porque la variabilidad en respuesta finalmente influirá en si el ejercicio es beneficioso para un individuo.

2.4. No importa; no lo harán.

Los efectos claramente beneficiosos del ejercicio sobre la salud general han llevado a muchas agencias en todo el mundo, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS), a desarrollar pautas para la actividad física. Las directrices recomiendan al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa por semana. Para los beneficios adicionales como el mantenimiento del peso corporal, la cantidad de actividad física recomendada se duplica. Sin embargo, las tasas crecientes de obesidad en todo el mundo sugieren que las pautas se establecen a un nivel insuficiente para el mantenimiento del peso corporal, los individuos no están recibiendo un beneficio debido a comportamientos compensatorios, o que las personas no están alcanzando los niveles prescritos de actividad física. Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) sugieren esto que comentamos anteriormente. El 65% de la población de NHANES informó que cumplía con las recomendaciones para la actividad física; sin embargo, mediciones objetivas de la actividad física usando dispositivos de medición del gasto energético demostraron que sólo el 5% alcanzaba los niveles recomendados de actividad. Estos resultados demuestran que el público en general no está alcanzando los niveles de actividad física recomendados para el mantenimiento del peso corporal. Además, aproximadamente el 50% de los adultos que inician un programa de ejercicios abandonan en los primeros 6 a 12 meses. A menos que se aborden las barreras para la adherencia, el ejercicio fracasará como una estrategia efectiva para mantener la pérdida de peso.

Referencia del artículo:

Foright, R. M., Presby, D. M., Sherk, V. D., Kahn, D., Checkley, L. A., Giles, E. D., ... & MacLean, P. S. (2018). Is regular exercise an effective strategy for weight loss maintenance?. Physiology & behavior.

Referencias mostradas en el resumen del artículo:

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