¿Es posible desarrollar la fuerza explosiva a través de la pliometría?

Publicado 15 de abril de 2021, 12:17

Mg. Marcelo Bolognese

Mg. Marcelo Bolognese

Respondió 15 de abril de 2021, 13:15

La pliometría es un tipo de entrenamiento explosivo, es el entrenamiento de mayor calidad dentro de los gestos explosivos. Se puede definir a la pliometría como un método de entrenamiento de la fuerza explosiva que utiliza la acumulación de energía en los componentes elásticos del músculo y los reflejos durante la fase excéntrica de un movimiento, para su posterior utilización y potenciación durante la fase excéntrica.

La pliometría en si se basa en estimular los músculos a través de un estiramiento súbito que precede a cualquier esfuerzo voluntario [Verkhoshasnky and Siff, 2000]. Hay que emplear la energía cinética en vez de pesos grandes, porque la energía cinética se puede acumular en el cuerpo o en cargas que se dejan caer desde ciertas alturas. Los saltos horizontales y los rebotes con el balón medicinal son dos regímenes de ejercicios que se suelen emplear en la pliometría.

La pliometría o método de choques significa precisamente eso, un método de estimulación mecánica con choques con el fin de forzar a los músculos a producir tanta tensión como les sea posible. Este método se caracteriza por acciones impulsivas de duración mínima entre el final de la fase de desaceleración excéntrica y la iniciación de la fase concéntrica. Es esencial tratar que entendemos por el término pliometría, puesto que hay que distinguir con claridad entre acciones pliométricas, que se producen como parte de muchos movimientos deportivos, tales como, correr, saltar o golpear objetos; y el entrenamiento pliométrico, que aplica acciones pliométricas como una modalidad de entrenamiento diferente y de acuerdo a una metodología precisa. Como se mencionó anteriormente, la pliometría se vale de la capacidad elástica y de los reflejos de los músculos para promover incrementos en la potencia muscular. Esta adaptación no siempre tiene lugar, ya que las personas no entrenadas o los deportistas de mediano rendimiento producen una inhibición frente a este tipo de entrenamiento.

Experimentalmente se ha encontrado que la fuerza que puede ejercer un músculo es máxima cuando la longitud inicial del mismo es un 20 % mayor que la longitud de equilibrio (longitud del músculo desinsertado) [Astrand y Rodahl, 1992]. Teniendo en cuenta que el músculo anclado a los huesos guarda una longitud entre un 10 y un 30% por encima de la longitud de equilibrio [Aguado, 1993], cabe decir que, atendiendo exclusivamente al componente contráctil, la longitud óptima para producir una fuerza máxima supone un estiramiento muy ligero de éste con respecto a su longitud de reposo (recordemos que hablamos de longitud de reposo en un músculo insertado, y de longitud de equilibrio en un músculo aislado, desinsertado).

El componente elástico responde de distinta manera a los cambios de longitud. Recordemos que este componente, que transfiere al músculo propiedades mecánicas, elásticas y de protección, actúa tanto en serie (elasticidad de tendones y cuellos de las cabezas de miosina) como en paralelo (cubiertas conjuntivas y estructuras membranosas de la célula). Cuando el músculo es estirado, se genera un nivel de tensión en dicho componente que crece exponencialmente al grado de estiramiento, dadas sus especiales características elásticas (el comportamiento elástico de un tejido vivo no es igual al de un muelle, puesto que no sigue la ley de Hooke). Pero esta capacidad elástica tiene unos límites, de tal forma que, cuando se supera cierto grado de estiramiento se pierde dicha capacidad, pudiendo incluso llegar a romperse el músculo.

Si se busca la respuesta global del músculo al estiramiento, se comprueba que se produce una “suma” de los comportamientos de ambos componentes. Pero esta suma sólo se produce dentro de un pequeño rango de estiramiento. Según Barbany [1992], un estiramiento que supone un 110-120% de la longitud de reposo es el idóneo para asegurar una respuesta elástica aceptable sumada a una respuesta contráctil óptima. Por encima de esa longitud de elongación mejora la respuesta elástica (hasta cierto límite) pero disminuye la respuesta contráctil. De ahí la importancia de ajustar perfectamente la altura de caída en un drop jump (DJ), para que el estiramiento que buscamos sea el idóneo.

Hoy en día también se considera la posibilidad de que el aparato contráctil, por sí solo, es capaz de generar más fuerza cuando ha sido estirado previamente de forma rápida y el tiempo entre la fase excéntrica y la concéntrica es mínimo. Esto es lo que se ha venido a denominar “efecto de potenciación”.

En definitiva, son muchos los factores neuromusculares implicados el ciclo de estiramiento- acortamiento, no existiendo aún un modelo que explique claramente la importancia de cada uno de ellos. Actualmente existe una corriente de autores que se inclinan por dar mucha más importancia al mencionado efecto de potenciación que a la utilización de la energía elástica acumulada, a la hora de explicar la ganancia en rendimiento que se produce tras un contramovimiento [Bobbert, 1996; Ingen-Schenau, 1997]; aún así y como ya hemos apuntado, serán necesarios nuevos trabajos que nos ayuden a comprender definitivamente el funcionamiento del complejo CEA.