Influencia de diferentes formatos de juego reducido sobre las demandas físicas y fisiológicas y el rendimiento físico en futbolistas jóvenes.
Publicado 3 de diciembre de 2021, 19:36
El uso de juegos reducidos (SSG) parece ser una estrategia efectiva para optimizar el proceso de entrenamiento del fútbol debido a su potencial para mejorar aspectos técnicos, tácticos y condicionales en un ambiente específico (Dellal 2012, Los Arcos 2015, Roman-Quintana 2013). De hecho, los entrenadores suelen utilizar este ejercicio específico de SSG debido a su similitud estructural con el juego real (11 jugadores por lado), con el objetivo de desarrollar el modelo de juego mientras se mejora la condición física aeróbica y la resistencia específica del fútbol (Delgado-Bordonau 2012, Dellal 2012, Impellizzeri 2006). En este sentido, estudios previos han demostrado que los SSG inducen mejoras sustanciales en la aptitud física relacionada con el fútbol (Dellal 2008, Harriss 2015, Johnston 2014); por lo tanto, la inclusión de SSG en la periodización del fútbol parece inducir efectos positivos debido a la naturaleza de múltiples componentes que tienen estos ejercicios de entrenamiento (Hammami 2018, Hill-Haas 2009).
La cuantificación de las demandas físicas y fisiológicas impuestas por los SSG es importante para comprender el proceso de entrenamiento y cómo puede optimizarse el rendimiento de los jugadores (Mujika 2013). En este sentido, estudios previos han destacado la necesidad de cuantificar la carga de entrenamiento impuesta a los jugadores durante el SSG. En consecuencia, se ha demostrado que la modificación de algunos parámetros como el tamaño de la cancha (Casamichana 2010), el número de jugadores (Casamichana 2013), la orientación del juego (Sanchez-Sanchez 2017), el estímulo (Rampinini 2007), el tipo de marcación (Ngo 2012), el número de toques (Casamichana 2014), la presencia de jugadores flotantes (Sanchez-Sanchez 2017), la duración (Fanchini 2011) y el orden de presentación dentro de la sesión (Sanchez-Sanchez 2018) pueden influir en las respuestas físicas y fisiológicas de los jugadores.
Concretamente, en cuanto al tamaño de la cancha, estudios previos han demostrado que un mayor espacio de interacción individual (IIS) ofrece a los jóvenes futbolistas la oportunidad de cubrir una mayor distancia total (TD) y una mayor distancia a velocidades medias-altas (13.00-21.00 kmh-1) en diferentes formatos de SSG reproducidos en 200 m2 por jugador en comparación con los SSG reproducidos en 100 m2 por jugador (Castellano 2015). Además, los jugadores alcanzan una frecuencia cardíaca (FC) más baja a medida que aumenta el tamaño del campo (pequeño vs grande) y el número de jugadores (3 vs 3 frente a 9 vs 9) (Owen 2011). Además, se observó un aumento significativo en la intensidad de la FC en los SSG disputados sobre una duración de 4 minutos en lugar de SSG de 6 minutos (Fanchini 2011). Por lo tanto, sería interesante saber cómo la diferente duración de los turnos (es decir, 4 y 6 minutos) afecta la fatiga relacionada con el SSG, manteniendo constante la duración total de una sesión (es decir, 24 minutos) y aplicando diferentes formatos de IIS. Este conocimiento podría ayudar a aplicar cargas de entrenamiento adecuadas durante las acciones de entrenamiento para optimizar la adaptación y evitar lesiones en futbolistas jóvenes.
La evaluación de la fatiga relacionada con el SSG es un proceso complejo porque es necesario combinar el análisis de movimiento a lo largo de los turnos con pruebas de rendimiento físico realizadas antes y después de los juegos (Castillo 2017, Hodgson 2014, Iturricastillo 2017). Para evaluar este tipo de fatiga, se ha encontrado que el sprint recto lineal y el salto vertical (por ejemplo, salto con contramovimiento [CMJ]) se consideran las pruebas más confiables para determinar la fatiga acumulada a lo largo de los SSG (Clemente 2016, Katis 2009, Rebelo 2016). Aunque se han estudiado los efectos de la fatiga relacionada con el SSG inducida por diferentes formatos de SSG sobre la aceleración (es decir, sprints en 5 y 15 m) (Rebelo 2016) y el rendimiento del salto vertical (Clemente 2016, Johnston 2014, Moreira 2016), sería interesante analizar cambios en el rendimiento físico a lo largo de los SSG en distancias de sprint más largas (es decir, 30 m) y salto horizontal (HJ), consideradas capacidades físicas cruciales en el fútbol (Yanci 2014). Este conocimiento sería relevante para los entrenadores debido a que los jóvenes futbolistas alcanzan su velocidad máxima en una distancia de 30 m (Al Haddad 2015).
Por lo tanto, recientemente el Dr. Daniel Castillo, de la “G. d’Annunzio” University of Chieti-Pescara (Italia), llevó a cabo un estudio cuyo objetivo principal fue cuantificar el impacto agudo de la duración del turno del juego reducido y el IIS en las demandas físicas y fisiológicas seleccionadas y en las medidas de rendimiento físico en jugadores de fútbol sub-16 que participan en ejercicios de SSG. El autor y colaboradores, plantean la hipótesis de que aquellos SSG que se juegan en IIS más grandes con mayor duración del turno inducirán mayores distancias a mayores intensidades. Además, como se informó en estudios anteriores, se espera una disminución en el rendimiento del sprint en todos los SSG.
Participaron diez jóvenes futbolistas (edad: 14.8±0.6 años) de un mismo equipo de la División Nacional Sub-16. Se recopilaron parámetros físicos (distancia total [TD]; distancia recorrida a diferentes velocidades; y velocidad máxima [Velmáx]) y fisiológicos (frecuencia cardíaca máxima [FCmáx] y media [FCmedia]) para cada turno durante cada formato de juego reducido (SSG). Además, se evaluaron los efectos de los SSG en el rendimiento del salto horizontal (HJ) y del sprint de 30 m (SPR30). Los formatos SSG estaban compuestos por 6 jugadores por lado (incluidos los porteros) e incluían 4 repeticiones de 6 minutos en un espacio de 100 m2 (SSG1) o 200 m2 (SSG2) y 6 repeticiones de 4 minutos en 100 m2 (SSG3) o 200 m2 (SSG4). La TD, la distancia recorrida a diferentes velocidades y la Velmáx fueron mayores (p <0.01, tamaño del efecto [ES] = 1.25-5.95, grande) en SSG2 y SSG4 que en SSG1 y SSG3, respectivamente. Además, la FCmedia y la FCmáx fueron más bajas (p <0.05, ES 5 1.53–2.23, grande) durante SSG3 que en los otros SSG. Además, aunque se observó un aumento significativo (p <0.05, ES = 0.70–2.04, moderado a grande) en el tiempo del SPR30 en SSG1 y en SSG3, el rendimiento del HJ no se vio afectado (p >0.05, ES = 0.03-0.54, trivial a moderado) por cualquier formato de SSG.
Estos hallazgos sugieren que aumentar el tamaño del campo de juego induce mayores demandas físicas y utilizar un SSG con un tamaño de campo más pequeño, e independientemente de la duración del turno, induce fatiga neuromuscular.
Aplicaciones prácticas
Los principales hallazgos de este estudio sugieren algunas implicaciones prácticas para los entrenadores. Primero, sería conveniente aumentar el tamaño de la cancha si los entrenadores quieren diseñar tareas con mayores exigencias físicas. Por el contrario, deben prescribir tareas en un espacio reducido y con turnos de corta duración (4 vs. 6 minutos) si quieren involucrar a los jugadores en un menor esfuerzo fisiológico principalmente en sesiones de recuperación o activación. En segundo lugar, es posible que la fatiga neuromuscular pueda aparecer en aquellos SSG con un tamaño de cancha más pequeño e independientemente de la duración del turno. Finalmente, dependiendo del objetivo del SSG, los jugadores deben tener suficiente tiempo entre los turnos de SSG para recuperarse por completo o poco tiempo suficiente para inducir cierto grado de fatiga.