La Ciencia y el Arte tienen su espacio en el entrenamiento para el Alto Rendimiento

Publicado 23 de octubre de 2013, 8:17

La Ciencia y el Arte tienen su espacio en el entrenamiento para el Alto Rendimiento

Por una parte hay estudiosos e investigadores que, apoyados en la ciencia y estudios bien estructurados, se posicionan en la tesitura de que, a través de la investigación y los estudios científicamente justificados se llega a la progresión de los resultados y del rendimiento.

Por otra parte, existen entrenadores que, aún desde la posición totalmente opuesta, el empirismo, siguen logrando resultados de muy alto nivel.

Ante esta realidad se puede plantear la pregunta sobre de las dos tendencias debería ser la más idónea o si ambas pueden coexistir, con vistas a mantener las progresiones y tendencias actuales.

El sentido común nos dice que la tendencia lógica es la de que la Ciencia está ganando terreno al “Arte” del entrenamiento. No obstante, aquí caben una serte de reflexiones que, bajo nuestro punto de vista, podrían ser tenidas en cuenta. Para ello, nos vamos a basar en la teoría de sistemas.

Siguiendo a Sánchez Bañuelos (gran metodólogo del entrenamiento) el entrenamiento se relaciona con la teoría de sistemas.

El sistema

Un sistema, de forma simplificada, se compone de tres partes (figura 1):

Imput. A través de la cual, se introduce la información en el sistema. Dicha información es conocida en su totalidad.

El sistema propiamente dicho. Donde es procesada la información entrante y cuyo proceso es totalmente conocido.

Output. Con la salida de resultados., igualmente conocidos e interpretables con exactitud.

Figura 1. Representación simplificada de un sistema informático.

Los sistemas de “caja negra”

Existen ciertos sistemas, un tanto más complejos, en los cuáles, el funcionamiento anterior no está tan claro (figura 2).

La información entrante (conocida), tras entrar en el sistema, se producen una serie de procesos que no son conocidos en una parte importante. Estos procesos pueden ser cambiantes en función de circunstancias que también pueden estar fuera de nuestro control. Por todo ello, los resultados que son conocidos, pueden no corresponder o, al menos, no indicarnos con la precisión suficiente, los procesos que se han producido dentro del sistema.

Figura 2. Representación simplificada de un sistema de “caja negra”.

El entrenamiento se puede relacionar con un sistema en “caja negra”.

El entrenamiento deportivo puede asemejarse a ese último ejemplo de sistema. Es sabida la diferencia entre la carga externa y la carga interna. Esto no es más que un sistema en caja negra (figura 3).

Veamos el proceso de forma simplificada:

1. El entrenador asigna una tarea, por ejemplo, la realización de 3 x 1.000 a 2:40 con 3 min. de pausa. Ésta es conocida y viene relacionada con la carga externa que se corresponde con la entrada al sistema (input).

2. El deportista ejecuta la tarea. Dicha ejecución incide en diferentes partes del organismo (sistemas y aparatos), produciendo efectos desconocidos en una gran parte (carga interna), así como una serie de transformaciones adaptativas que tampoco llegan a conocerse con exactitud.

3. Tras la ejecución, aparecen una unos resultados o indicadores del esfuerzo (output). Éstos pueden venir relacionados con la sintomatología, jadeo, sudor, síntomas de fatiga u otros más tangibles como pueden ser la frecuencia cardiaca, la lactatemia, el VO2. etc.

En la mayoría de las ocasiones, nos basamos en el día a día de este output para tomar decisiones y elaborar nuevas tareas. No obstante, podríamos estar cometiendo errores en la toma de decisiones, desde el momento en que aún se permanece relativamente lejos de la posibilidad descifrar todos los procesos que se han producido en el organismo y que dependen de un cúmulo de variables que quedan fuera de control. De aquí que, de momento, la observación directa y la experiencia de ciertos entrenadores, siga siendo un procedimiento de control que no se debería desechar.

Figura 3. Representación simplificada de un sistema de “caja negra”.

La dicotomía Ciencia o Arte en el entrenamiento deportivo

Ciencia avanza en progresión. Es claro que cada vez hay que basarse más en los estudios e investigaciones que nos puede aportar para mejorar los resultados deportivos. Por ello, si se pretende seguir mejorando, es obvio que el entrenador deberá basarse y apoyarse cada vez más en las investigaciones. No obstante, aquí planteamos algunas dudas razonables que sugieren que no se debe desechar totalmente el “Arte” en el entrenamiento deportivo:

Todavía existen pocos estudios contrastados que permitan descifrar una parte de nuestra “caja negra”. Hay numerosas investigaciones realizadas con colectivos que poco tienen que ver con el deportista de elite. Puede que no sean útiles algunos trabajos, por ejemplo realizados con 20 maratonianos de 2 h 20 min. para extrapolarlos a maratonianos con 2 h 4 min. La cuestión es que los últimos hacen esas marcas porque son distintos y “su caja negra” procesa de manera distinta.

Para el alto rendimiento no son extrapolables muchas conclusiones sobre estudios realizados con colectivos menos cualificados.

En la figura 4 se expone un esquema un tanto simplificada de alunas de las innumerables interconexiones entre sistemas. Éstos están regulados por el sistema nervioso e influenciados sobremanera por el sistema límbico. Este último debe ser muy tenido en cuenta ya que se trata de sistema de estructuras cerebrales reguladoras sobre respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales que interactúa con la memoria, la atención, los instintos sexuales, las emociones, la personalidad, la conducta, etc. (Wikipedia). Igualmente interacciona con el sistema endócrino y con el propio sistema nervioso autónomo.

En consecuencia, según se encuentre el deportista en cada momento, su “caja negra” puede procesar de forma que se nos escape de control.

Figura 4. Ejemplo muy simplificado de algunas interacciones que se producen en la “caja negra” del deportista durante el entrenamiento.

Como en todo, entendemos que, de momento, en el término medio está la virtud. Tras la experiencia de haber coincidido durante 24 años con entrenadores y atletas del más alto nivel e igualmente, con doctores y expertos investigadores, entendemos que para seguir mejorando en el alto rendimiento deportivo, los técnicos que se dediquen a estos niveles de rendimiento, deberían:

Apoyarse en aquello que aporta la Ciencia siempre que las contribuciones sean serias, contrastadas para deportistas de alto rendimiento y que resulten prácticas y aplicables.

Poner en dudas ciertos estudios realizados con poblaciones distintas a los deportistas de alto rendimiento (estudiantes de educación física, soldados, etc.) incluso aquellos cuyos estudios se hayan hecho aún con deportistas de nivel medio.

Potenciar lo máximo posible sus capacidades de observación y tomas de decisión puntuales ya que sigue siendo una herramienta importante en las mejoras del rendimiento de sus deportistas.

Conclusión

Que no se puede, de momento, desechar el componente de “Arte” en el entrenamiento para el alto rendimiento ya que con los mismos conocimientos, hay entrenadores que alcanzan éxitos reseñables, mientras otros se quedan a mitad de camino.

Web personal: http://www.garciaverdugo.com

Bibliografía.

García-Verdugo, M. (2007).: Resistencia y entrenamiento. Una metodología práctica. Barcelona. Paidotribo.

García-Verdugo, M. (2009).: Curso sobre planificación del entrenamiento de resistencia en Atletismo. El modelo DIPER. Varsovia. Federación Polaca de Atletismo. Ponencias sin editar.

García-Verdugo, M. (2013).: I Campus de entrenamiento para especialidades de medio fondo y fondo. Arequipa. Instituto Peruano del Deporte. Ponencias sin editar.

McArdle, D; Katch, F; Katch, V.(2000).: Fundamentos de fisiología del ejercicio. Madrid. McGraw Hill.

Sánchez Bañuelos, F. (2002).: Conceptos y sistemas de desarrollo del alto rendimiento deportivo. Master en ARD. Madrid. COES-UAM.

Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_l%C3%ADmbico.