​Proteína animal vs. proteína vegetal en la respuesta anabólica muscular

Publicado 13 de agosto de 2015, 15:02

​Proteína animal vs. proteína vegetal en la respuesta anabólica muscular

Cuando la combinación de ciertos vegetales sirve…pero no alcanza

Jorge Roig (2015)

Que la ingesta de ciertas combinaciones de cereales y legumbres logra aportar todos los aminoácidos que el organismo necesita es una seguridad. Que lo que le escasea a los primeros le abunda a los segundos (y viceversa) y que la ingesta de ambos garantiza el aporte completo, es un conocido mensaje también lleno de certezas. Así las cosas, y dado que los aminoácidos son la materia prima en la construcción de proteínas, su ingesta suficiente aseguraría la síntesis de ellas en el interior de nuestro organismo.

Esto ha servido enormemente a la hora de elegir alimentos para aportar nutrientes fundamentales al organismo, y también a muchos para prescindir de la ingesta de carnes, huevos, lácteos y derivados. Los vegetarianos y veganos, en este punto, son la voz fuerte que asegura encontrar en esta razón una justa elección de alimentos con aporte completo y suficiente de los nutrientes fundamentales para nuestro organismo sin tener que recurrir a los anteriormente nombrados.

Sin embargo no todo es como aparenta cuando de deportistas se trata.

Parece ser que a los científicos en ciertas cuestiones la preocupación también les ha llegado y algunos se han dedicado a investigar si la respuesta anabólica a la ingesta de proteínas era la misma cuando ellas provenían de una fuente vegetal o de una animal. Qué hay al respecto?

Suman acuerdos en la comunidad científica en cuanto a que la masa muscular es regulada por un recambio proteico basado en la síntesis de proteínas musculares (SPM) y en el catabolismo de ellas (CPM). Y además que de los dos procesos, la SPM es la primera variable responsable del mantenimiento o ganancia del referido tejido (Wolfe RR. Regulation of muscle protein by amino acids. J Nutr 2002). En este aspecto, se sabe que dicha síntesis tiene una dependencia directa del consumo de proteínas.

Dada las diferentes fuentes de las cuales se pueden obtener proteínas, distintos trabajos valoraron la SPM luego de la ingestión de: a) aminoácidos (AA), b) carne, C) huevos y d) soja. Interesantemente, comparada la respuesta anabólica de la soja con idénticas cantidades de las proteínas de otras fuentes, tanto en condiciones de reposo como luego del esfuerzo, la respuesta no fue de la misma magnitud, siendo menor con la ingesta de proteínas de origen vegetal. (Yang Y, et al.. Myofibrillar protein synthesis following ingestion of soy protein isolate at rest and after resistance exercise in elderly men. Nutr Metab (Lond) 2012) ; (Wilkinson SB, et al. Consumption of fluid skim milk promotes greater muscle protein accretion after resistance exercise than does consumption of an isonitrogenous and isoenergetic soy-protein beverage. Am J Clin Nutr 2007) ; (Phillips SM. Nutrient-rich meat proteins in off setting age-related muscle loss. Meat Sci 2012)

Cuando de calidad de una proteína se habla, se considera la capacidad que la fuente de dicho nutriente tiene para elevar la síntesis proteica luego de haberse ingerido. Dicho de una manera simple y colocada en contexto, a mayor calidad proteica mayor su fuerza para potenciar la SPM. El índice que evalúa dicha calidad proteica se denomina Digestibilidad Proteica Corregida por el Escore de Aminoácidos (PDCAAS). Es muy importante considerar acá lo observado por Phillips, quien advirtió que si bien dicho índice era prácticamente el mismo entre la proteína de soja (0,91) y el de la carne (0,92), la respuesta a la síntesis proteica era superior luego de la ingestión de proteínas provenientes de este último alimento.

En la misma línea de investigación, van Vliet y colegas sostienen que las razones por las cuales la proteína de soja puede tener una respuesta anabólica menor cuando se la compara con whey protein, con huevo o con carne, puede ser debido a su menor concentración de leucina respecto de las proteínas de origen animal (van Vliet S et al. The Skeletal Muscle Anabolic Response to Plant- versus Animal-Based Protein Consumption, The Journal of Nutrition, july 2015). Al respecto, hay trabajos como el de van Loon, entre otros, que afirma justamente el efecto anabólico independiente que tiene este aminoácido al actuar directamente sobre la mTOR (van Loon LJC. Leucine as a pharmaconutrient in health and disease. Curr Opin Clin Nutr Metab Care 2012).

Para el caso de la proteínas aportadas por el trigo, Fouillet y colaboradores documentan también una SPM disminuida cuando estas son comparadas con la respuesta que generan a este proceso anabólico las proteínas de origen animal (Fouillet H, et al. Absorption kinetics are a key factor regulating postprandial protein metabolism in response to qualitative and quantitative variations in protein intake. Am J Physiol Regul Integr Comp Physiol 2009).

Ante estas disminuidas respuestas anabólicas de las proteínas vegetales respecto de las de origen animal, van Vliet sugiere que aquellos que tienen una alimentación carente de carnes, huevos, lácteos y derivados, debieran asociar a la alimentación habitual una carga de aminoácidos libres de manera de satisfacer la demanda orgánica, entre los que la leucina tiene su rol central.

Parece entonces que la cuestión no pasa por comer y mucho menos por creer que todo es substituible. Porque la reposición de nutrientes, como se vio, no satisface necesariamente las necesidades. Su procedencia y la cantidad de ellos bien pueden marcar las diferencias entre darle al organismo lo que realmente necesita o, simplemente, comer.

Para reflexionar…