Respuestas neuromusculares y endócrinas agudas: sentadilla vs peso muerto

Publicado 15 de octubre de 2019, 18:46

Respuestas neuromusculares y endócrinas agudas: sentadilla vs peso muerto

Respuestas neuromusculares y endócrinas agudas a dos ejercicios compuestos diferentes: sentadilla vs peso muerto

Cuando es realizado con cargas y volúmenes apropiados, el ejercicio de fuerza ofrece un estímulo potente para el desarrollo de la fuerza muscular. Sin embargo, aunque la adaptación crónica puede ocurrir por más tiempo, la fatiga aguda tiene el potencial para deteriorar la homeostásis y dañar el rendimiento subsecuente en las horas y días siguientes del turno de ejercicio. Contribuyendo a la fatiga post-ejercicio, los cambios agudos en los procesos distales (fatiga periférica) y proximales (fatiga central) hasta la unión neuromuscular, pueden dar el estímulo para una adaptación crónica al ejercicio de fuerza. En un intento de entender mejor la respuesta neuromuscular al ejercicio de fuerza, se han hecho comparaciones entre cargas usadas para el desarrollo de la fuerza, la potencia, la hipertrofia, y efectos de varios tipos de contracción.

El tipo de ejercicio de fuerza usado en estudios previos varía desde el uso de movimientos de una sola articulación al uso de ejercicios que utilizan articulaciones múltiples, y por lo tanto, una cantidad grande de masa muscular, por ejemplo los ejercicios compuestos como el press de piernas y la sentadilla. La investigación previa indica que la fatiga neuromuscular, típicamente medida como el cambio en el desarrollo de fuerza isométrica y una señal de electromiografía de superficie alterada (EMG), es lo más prevaleciente cuando un volumen alto de ejercicio está compuesto con cargas pesadas (>80% de 1 máxima repetición [1MR]). Sin embargo, no está claro si diferentes ejercicios provocan diferentes niveles de fatiga y si esta fatiga es predominantemente periférica o central en el origen.

Hay una creencia popular anecdótica, entre atletas, entrenadores, y practicantes, de que el ejercicio de peso muerto provoca una fatiga central mayor que otros ejercicios, incluyendo la sentadilla. Esta percepción fue resaltada recientemente en una encuesta de powerlifters de élite de Nueva Zelanda que declararon que, comparado con otros ejercicios, ellos periodizaban y ponían en una puesta a punto el peso muerto en forma diferente, ya que toma más tiempo para recuperarse de este ejercicio (Pritchard H.J., 2016). Sin evidencia de este efecto fatigante mayor, los autores de ese estudio especularon que la carga absoluta superior y la cantidad más grande de masa muscular usada cuando realizaban el peso muerto, podrían ser responsables de las diferencias percibidas entre los ejercicios.

En adición al estímulo neural provisto por el ejercicio de fuerza, las alteraciones agudas en la secreción de hormonas son probables de contribuir a las adaptaciones neuromusculares crónicas observadas después de un período prolongado de entrenamiento. Se cree que las elevaciones en la testosterona y el cortisol, por ejemplo, juegan roles importantes en la recuperación del músculo de post-ejercicio, en el remodelamiento, y en la adaptación, y hay, por lo tanto, un interés significativo en cómo estas hormonas responden a varios parámetros del ejercicio. Como con la respuesta de fatiga al ejercicio de fuerza, la respuesta endócrina a distintas cargas, se han explorado volúmenes, períodos de descanso, y tipos de ejercicio. Aunque una comparación entre ejercicios con peso libre y ejercicios en máquinas han sido hecho, la respuesta endócrina a 2 ejercicios compuestos similares de tren inferior con peso libre no se ha investigado todavía. En suma, aunque la sentadilla se ha usado en varios estudios, poco es conocido sobre la respuesta endócrina al peso muerto. Fahey y cols. (1975) usaron el peso muerto para investigar las respuestas de la testosterona en atletas universitarios, sin embargo, este parece ser el único estudio que usó este ejercicio y, como tal, un mejor conocimiento de las respuestas endócrinas agudas al peso muerto está garantizado.

Matthew J. Barnes, de la Massey University (Nueva Zelandia), muy recientemente llevó a cabo un estudio cuyo objetivo fue comparar los efectos agudos de la sentadilla y el peso muerto sobre: (a) medidas de fatiga neuromuscular, y (b) concentración de testosterona y cortisol.

Dada la creencia popular de que el peso muerto tiene un efecto mayor sobre el sistema nervioso central (CNS), es decir, más fatigante, que otros ejercicios, los autores de ese estudio plantearon la hipótesis de que ambos ejercicios provocarían una fatiga neuromuscular casi significativa, aguda y que esto sería de una magnitud mayor después de la realización del peso muerto. Similarmente, como la respuesta endócrina al ejercicio de fuerza es dependiente, en parte, de la cantidad de masa muscular empleada, los autores supusieron además que una respuesta endócrina mayor ocurriría luego del peso muerto.

Diez varones entrenados en fuerza (SD± media: edad = 24.0±3.6 años, masa = 96.5±22.2 kg, sentadilla 1MR = 158.2±23.4 kg, peso muerto 1MR = 191.5±31.4 kg) completaron 8 series de 2 repeticiones al 95% de 1 máxima repetición. Para los dos protocolos de sentadilla y de peso muerto, los sujetos precalentaron con cargas submáximas como sigue: 8 repeticiones al 55%, 6 repeticiones al 65%, 4 repeticiones al 75%, y 2 repeticiones al 85% 1MR; Una pausa de 3 minutos fue determinada entre las series de precalentamiento. Los sujetos luego descansaron durante 5 minutos antes de completar 8 series de 2 repeticiones al 95% 1MR. Una pausa de 5 minutos fue determinada entre las series. Los sujetos completaron los ejercicios usando la misma técnica especificados durante el test de 1MR. La fuerza máxima de una contracción isométrica voluntaria (MVIC) del cuádriceps, junto con medidas de fatiga central (activación voluntaria [VA] y electromiografía de superficie) y periférica (estímulo de control eléctricamente provocado) fueron hechas antes y 5 y 30 minutos después del ejercicio. Además, la testosterona salival y el cortisol fueron medidos en esos mismos puntos de tiempo.

La MVIC estuvo reducida después de la realización de ambos ejercicios (p = 0.007); sin embargo, ninguna diferencia entre los ejercicios fue evidente. Similarmente, aunque la VA cambió en el tiempo (p = 0.0001), ninguna diferencia se observó entre los ejercicios. En tanto una medida de fatiga periférica, la fuerza a partir del estímulo de control cambió en el tiempo (p = 0.003) con una disminución mayor evidente después de la sentadilla (p=0.034). La electromiografía estuvo en el tiempo reducida (p = 0.048) pero ninguna diferencia se vio entre los ejercicios. Ningún cambio se vio en la testosterona y cortisol. Aunque una carga absoluta mayor y una carga de volumen más grande fueron completados para el peso muerto, ninguna diferencia en la fatiga central fue evidente entre los 2 ejercicios compuestos.

La fatiga periférica mayor observada después del ejercicio de la sentadilla puede ser debida al trabajo mayor completado por los cuádriceps con este ejercicio. Estos resultados indican que las consideraciones acerca de llevar a cabo una periodización, puesta a punto, y programación separadas, pueden ser innecesarias al usar la sentadilla y el peso muerto para desarrollar la fuerza muscular.

APLICACIONES PRÁCTICAS

La sentadilla y el peso muerto ofrecen estímulos potentes para el desarrollo de la fuerza muscular, sin embargo, aunque la respuesta neuromuscular a la sentadilla se conoce relativamente bien, el peso muerto no ha reunido un interés similar. Aunque el control central estuvo reducido después de la sentadilla y el peso muerto, la falta de diferencia entre los ejercicios hace surgir cuestiones sobre la larga y sostenida creencia popular de que el peso muerto es un ejercicio cansador más centralmente. Como tal, los resultados de este estudio no apoyan la necesidad para una diferente periodización y puesta a punto para estos ejercicios. La observación de que una fatiga periférica mayor ocurre en los cuádriceps después de la sentadilla, comparado con el peso muerto, puede ser usado para ayudar a atletas y entrenadores, a planear el ejercicio de fuerza para asegurarse que un rendimiento óptimo durante el ejercicio accesorio o suplementario subsecuente sea logrado.